Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Nostradamus: Profecía sobre la separación de Cataluña de España y su conversión en la Primera
Nostradamus: Profecía sobre la separación de Cataluña de España y su conversión en la Primera
Nostradamus: Profecía sobre la separación de Cataluña de España y su conversión en la Primera
Libro electrónico828 páginas10 horas

Nostradamus: Profecía sobre la separación de Cataluña de España y su conversión en la Primera

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

NOSTRADAMUS: Cataluña se separará de España y se convertirá en una República Islámica.

La primera parte del libro es una novela basada en una profecía de Nostradamus, interpretada mediante la numerología. Cataluña se separa de España y el capital abandona Cataluña. Los nuevos dirigentes catalanes reciben con los brazos abiertos el nuevo capital que entra de los países del Golfo Pérsico. Con el paso de los años la población islámica se convierte en mayoritaria y toma el poder democráticamente. La ley islámica se impone en Cataluña y comienzan las guerras civiles y finalmente una guerra contra España. En el año 2040 se va a producir la reunificación con España, pero un comando islámico, formado por cinco mujeres, quiere matar al rey de España en su viaje a Barcelona para concluir la reunificación.

En la siguiente parte del libro, Nostradamus nos desvela la profecía maya del 2012 y nos indica la fecha exacta.

En la tercera parte del libro hay numerología para todos los días del año y revela cómo nos afecta en nuestras vidas.

La cuarta parte del libro es un libro canalizado y que ha estado perdido por más de mil quinientos años.

La última parte es el mensaje de despedida de Nostradamus.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento9 may 2018
ISBN9788417335359
Nostradamus: Profecía sobre la separación de Cataluña de España y su conversión en la Primera
Autor

Manuel Martínez

Manuel Martínez ha escrito y publicado tres libros y tres novelas gráficas. En el ámbito teatral Manuel ha escrito seis obras de teatro, estrenadas respectivamente en Madrid, Buenos Aires y Miami. La actividad diaria de Manuel radica en el ámbito financiero desde hace más de treinta años, empezando en Nueva York y acabando en Miami, donde reside.

Relacionado con Nostradamus

Libros electrónicos relacionados

Ciencias sociales para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Nostradamus

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Nostradamus - Manuel Martínez

    Nostradamus

    Mi nombre es Miguel de Nostradamus y me estoy dirigiendo a todos ustedes desde la otra vida. Quiero decirles que ahora mismo es el tiempo correcto para poder cumplir uno de mis anhelos más íntimos. Yo, Miguel de Nostradamus, he esperado por más de seis siglos para poder encontrar este momento. Estoy orgulloso de todos y cada uno de mis logros, pero lo que siempre anhelé fue la posibilidad de tomar unas cuantas hojas de papel en blanco y utilizando el poder de la palabra, ser capaz de entretejer una historia tan fantástica como real y unirlas en un libro de carácter teatral. Ahora, todos ustedes podrán apreciar mi primera novela. Esta será quizás mi más gloriosa realización, más satisfactoria que ninguna otra cosa que haya desarrollado antes.

    Durante mi vida como Nostradamus, realicé bastantes cosas de las que me enorgullezco. Mis profecías fueron y aún son notorias por su precisión. Todavía hoy, mis predicciones son escuchadas y tienen gran importancia para muchos. No puede negarse que solo evocar mi nombre provoca interés y curiosidad. No me gustaría parecer arrogante o presuntuoso, pero me atrevo a recordarles que la mayor parte de mis profecías se han cumplido, y aquellas que todavía no lo han hecho, probablemente lo harán. Con más de doscientos años de anticipación, predije la Revolución Francesa, así como la llegada al poder de Napoleón y su posterior caída. Profeticé la Primera Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique. Con éxito, predije la guerra civil española y el advenimiento de Franco, la toma de control de Hitler, y como consecuencia de ello, la Segunda Guerra Mundial. Previne sobre el horror de Hiroshima y Nagasaki. Otras de mis profecías han comenzado a cumplirse recientemente en el Oriente Medio. Todos los eventos que he anunciado serán el comienzo de lo que ya se ha dado en llamar la Tercera Guerra Mundial, que inevitablemente conducirá al Armagedón, o al fin del mundo tal y como hoy en día lo conocemos.

    Pero ¿por qué ocurren todas estas cosas? ¿Por qué, uno a uno, todos mis augurios se han ido cumpliendo? Deben existir ciertas leyes físicas y metafísicas para que una profecía se convierta en realidad. La necesidad de reparación es un principio de justicia rigurosa que puede ser considerada como la verdadera ley de rehabilitación moral, tanto para las personas como para los países. Esta ley nunca ha sido proclamada por ninguna religión, pero si se enraizara profundamente en las creencias de las masas, podría volverse lo suficientemente poderosa como para interferir, e incluso, impedir el cumplimiento del resto de mis profecías. Tal vez, estas puedan ser oscuras o difíciles de entender, pero de ninguna manera deben considerarse sin sentido. El principal problema radica en el hecho de que la mayoría de las personas insisten en ignorar la verdadera dirección en la que se encamina tanto el mundo como la civilización actual que le dio vida. Les gusta creer que el mundo en que viven ha progresado en los últimos seis siglos, cuando en realidad no ha ido más que en retroceso. Desearía que finalmente entendieran que el tiempo que aparece en mis profecías nunca vuelve a la nada. El futuro, aunque sea difícil de explicar, no ha hecho más que confirmar que mis profecías siempre han sido un hecho. El supuesto progreso de la civilización solo ha ocasionado hambre, miedo, tortura, muerte y la destrucción masiva de los seres humanos.

    A través de este libro quiero ayudarles a entender mejor el espíritu humano. Muy pocas personas han sabido esto, pero mis augurios están basados en la numerología. Solo aquellos que puedan descifrar el significado de los números ocultos de los siglos pasados y sean al mismo tiempo capaces de aplicarlos a mis profecías, podrán descifrarlas y entender lo que realmente quieren decir. El número 666 del Apocalipsis y el número 144.000 del mismo Apocalipsis, vibran con el número nueve, y al mismo tiempo pueden acercarles a entender el significado real del número 11. Toda esta información es solo una referencia, para que puedan comprender que un mundo de ciencia sin conciencia, solo conduce a la destrucción del espíritu, y finalmente llevará a la civilización actual a una destrucción automática y sistemática de la raza humana.

    La humanidad vive en el tiempo y a la vez vive en la eternidad. La eternidad es perpendicular al tiempo. El pasado, el presente y el futuro no existen. El tiempo tiene un significado real solo si está basado en nuestra experiencia interna. El tiempo que los seres humanos malgastan tratando de comprender lo que les rodea es tan solo una medida de comparación de las experiencias que encuentran en su propio mundo. Aquí es donde todos ustedes deben encontrar la explicación real a todas mis profecías.

    Desde aquí, desde este lugar donde estoy ahora, desde esta sublime eternidad sin límites, puedo decirles que los cambios no existen ni pueden producirse. Lo que la Humanidad ha definido como pasado, presente y futuro, no existe. Todos los sucesos que ocurren en la eternidad son preconcebidos. El tiempo dentro de los seres humanos puede variar, pero en la eternidad es invariable. El tiempo no existe en la eternidad, es simplemente un intervalo de la conciencia y ese intervalo, largo o corto, es lo que en el mundo físico se llama percepción. A veces, cuando están en el mundo físico pueden darse cuenta de esto, y es entonces cuando comienzan a percibir ciertas cosas, pero cuando llegan a esta percepción puede ser demasiado tarde. Sin embargo, cuando alcanzan la eternidad pueden entender que una vida no puede determinarse por la cantidad de años que han vivido, sino por lo que han aprendido durante esos años. Entonces, ¿se puede decir que todo está predestinado y nada de lo que te ocurre puede cambiarse? Debo responder con un sí, pero también con un no.

    En este, mi libro, donde está mi historia, voy a contarles una de mis profecías que tendrá lugar en el año 2040. Más de la mitad de las personas que hoy están leyendo este libro todavía seguirán vivas para entonces, y podrán comprobar tanto la certeza como la validez de la misma. Una profecía no es más que la predicción de un evento futuro. Cuando se hacen las predicciones, tanto el tiempo como el espacio pueden cambiar; sin embargo, el acontecimiento, de una forma u otra acaba sucediendo. En algunas de las cuartetas que componen mis centurias nueve y diez lo explico, aunque no todos podrán entender lo que están leyendo.

    Las cuartetas numerológicamente alineadas dicen lo siguiente:

    «De la parte más profunda de España se disociará y al mismo tiempo abandonará

    lo que hasta ahora habían sido los confines de Europa. Entre enemigos será cautiva y se separará de Bruselas. Una potente flota armada se alineará frente a la ciudad. La religión de Alá triunfará y Barcelona será abandonada.

    Once años después, en lo que por muchos siglos fuera parte de España, un Rey muy poderoso derrotará a la media luna y hará que la gente del Viernes baje sus alas».

    Sí, me refiero a mi profecía sobre Al-Catalunya.

    En el año 2018, el caos se apoderará de toda Europa debido a una enorme crisis energética, derivada de las revoluciones islámicas que comenzaron en 2011. Poco a poco Túnez, Egipto, Libia, Argelia y otros países se «liberaron» de sus tiranos e impusieron otros tiranos. Las Revoluciones se extendieron por todo el mundo árabe y llegaron hasta varias partes de África. Pasó algún tiempo y el suministro de energía al mundo occidental quedó totalmente desbalanceado. La enorme deuda que acumulaban los países occidentales provocó una inflación brutal que desequilibró a Europa y América. Tampoco Asia pudo librarse de este maremagno y la crisis asoló al mundo entero. Así como se habían producido separaciones en otros países, como en los casos de la Unión Soviética y Yugoslavia, Catalunya se separó de España y durante los años siguientes el Estado Catalán se vio inmerso en constantes guerras civiles. Esta situación de debilidad sería aprovechada por un Imperio Islámico re-emergente, el cual, fiel a su deseo de reconquistar Al-Ándalus, recobraría el poder en Catalunya en un día 11 de septiembre del año 2027.

    Sin embargo, unos años después, un poderoso rey español derrotará a los de la media luna y es aquí cuando empieza nuestra historia.

    Capítulo uno

    Antes de empezar con la historia quiero contarles algo más sobre mí. Para todos aquellos de ustedes que no lo sepan o que no lo crean, yo, Miguel de Nostradamus, me he reencarnado muchas veces, he vivido muchas vidas, aunque ninguna de ellas fue tan notoria ni polémica como el tiempo que pasé en la Tierra como Nostradamus. Aunque se ha escrito mucho sobre mí, existen ciertas áreas de mi vida que permanecen sin revelar. Me han señalado como un adivino, un vidente, un sanador profesional, un doctor, un astrólogo, un sabio, un escritor y un espiritualista. Soy el profeta más conocido y más ampliamente leído en todo el mundo. Me han atribuido la predicción de desastres, plagas, terremotos, invasiones, sequías, asesinatos y batallas. También se me ha reconocido por mis numerosas advertencias, que me fueron reveladas por las estrellas y también por los números. Entre mis profecías se incluyen el Gran Incendio de Londres y también los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center de Nueva York.

    Fui, en primer lugar, un hombre con un insaciable apetito por adquirir todo el conocimiento posible. Mi destino era alcanzar mi máximo potencial como ser humano y compartir mis conocimientos y dones con toda la humanidad. Lo que les voy a revelar les será útil para entender un poco mejor mi esencia durante mi vida como Nostradamus.

    Nací el 14 de diciembre de 1502 en Saint-Remy-de-Provence, en el sur de Francia. Mi nombre fue Michel de Nostradame y fui uno de nueve hijos. Mis padres eran Reynere de St. Remy y Jaume de Nostradame, que era comerciante y también notario. Mi abuelo paterno, Guy Gassonet era originariamente judío, pero se convirtió al catolicismo en 1455 y tomó el nombre cristiano de Pierre y el apellido Nostradame, en honor al santoral del día en que se llevó a cabo su conversión. Mis hermanos eran Delphine, Jehan, Pierre, Héctor, Louis, Bertrand, Jean y Antoine. Aunque éramos una familia numerosa, nos llevábamos muy bien y yo disfrutaba enormemente la camaradería y generosidad que todos los hermanos compartíamos, a pesar de nuestros diferentes intereses y cualidades. Fui bendecido con unos padres amorosos y una familia encantadora.

    Fui educado por mi bisabuelo materno Jean de St. Remy, que siempre apoyó mis esfuerzos, y cuando cumplí los quince años ingresé en la Universidad de Avignon para mi bachillerato. A poco más de un año, me vi obligado a dejar la Universidad debido a un brote de peste. Pasé varios años trabajando como boticario, absorbiendo toda la información que pude y en 1529 ingresé en la Universidad de Montpellier para estudiar un doctorado en Medicina. Después, cuando se hizo público que había sido un boticario fui expulsado, ya que este oficio estaba explícitamente prohibido por los estatutos de la Universidad. Algunos de los documentos que escribí fueron considerados interesantes y permanecieron en la biblioteca de la Universidad cuando fui expulsado. Después, volví a trabajar como boticario, yo más bien diría como alquimista y obtuve un gran reconocimiento por la creación de una píldora que ofrecía una cierta protección contra la peste. Fui muy respetado y también fui conocido como el Doctor Sanador. La verdad es que yo siempre me tomé muy en serio mi educación y es por eso que la mayor parte de mi atención y energía estaban siempre concentradas en el aprendizaje.

    En 1531, cuando tenía veintiocho años, fui invitado a ir a Agen por un erudito y líder del Renacimiento, llamado Jules-Cesar Sealiger. Fue allí donde conocí y me enamoré de Henriette d´Esncausse. La verdad es que yo hasta entonces no había intimado con muchas mujeres, pero me sentí fuertemente atraído por Henriette tanto por su dulzura como por su belleza. Sus encantadores modales cautivaron mi corazón. Nos casamos poco tiempo después de habernos conocido, y vivimos juntos totalmente dedicados el uno al otro. La felicidad llegó a su punto más alto cuando Henriette dio a luz a dos niños maravillosos, y tuve otra vez una familia. Más tarde, en 1534 llegó la catástrofe y perdí a mis seres queridos. Mi querida esposa y mis hijos murieron. La peste me los arrebató de una forma trágica. Me volví depresivo y tenía dificultades para cumplir mis actividades. Cuando el tiempo fue pasando, entendí que mi vida se había salvado de los estragos de la peste porque yo tenía una misión. Reuní fuerzas y comencé nuevamente a viajar, atravesando Francia e Italia.

    Cuando volví a Marsella en 1545 me convertí en el asistente del Dr. Louis Serre, un médico prominente. Juntos luchamos contra La Gran Peste que se había desatado en ese mismo año. La peste se extendió hasta Salon-de-Provence y a la capital de la región, Aix-en-Provence. Aunque ya habían pasado bastantes años, todavía echaba de menos a mi esposa e hijos y pasé por largos períodos de melancolía, pero yo sabía que tenía delante de mí un importante trabajo por realizar, y concentré todas mis fuerzas en ayudar a los demás. En 1547 me instalé en Salon-de-Provence y conocí a Anne Ponsarde, una viuda bonita e inteligente y además dotada de un gran ingenio, astucia, y por si fuera poco, también tenía una gran herencia. No me gustaba mi vida solitaria y deseaba ser nuevamente parte de una familia, por lo que Anne y yo nos casamos. Tuvimos seis hijos, tres niñas y tres niños. Me acomodé felizmente a mi nueva situación y me convertí en un marido contento y un padre afectuoso. En 1556 mi esposa y yo adquirimos una pequeña participación en un enorme proyecto para irrigar un canal en la parte más desértica de Salon y el lindante Desert de la Crau desde el Río Durance.

    Poco después inicié un viaje espiritual a Italia. Comencé a alejarme de la medicina y a dedicarle más tiempo al estudio de lo sobrenatural. Aunque yo siempre había tratado con hechos reales y con números durante mis años de estudio, existía una parte de mí que se sentía atraída hacia los misterios de lo desconocido, y me encontré fascinado por los misterios del universo. Me dediqué a la astrología y escribí mi primer calendario en 1550. Mi reputación se expandió, y pronto los integrantes de la nobleza y otras personas prominentes de tierras lejanas requirieron mis horóscopos. La gente me consultaba sobre sus problemas, buscando mis consejos para poder solucionarlos.

    Como es el caso con muchas figuras prominentes, hubo algunas personas que criticaron mi popularidad, me llamaron un falso profeta y me consideraron un loco. Pero en su conjunto, tanto la élite como los intelectuales me admiraban. Catalina de Médicis, la reina consorte del rey Enrique II de Francia, aceptaba mis palabras como inspiradoras y luego de leer mi calendario de 1555, que ofrecía indicios sobre amenazas desconocidas para la familia real, me llamaron para ir a París y les explicara en qué consistían. Después de escucharme, me pidió que hiciera los horóscopos de sus hijos. Yo temía que algún día, por cualquier tipo de incidente relacionado con mis actividades, pudiera ser decapitado, pero eso nunca llegó a suceder. En el momento de mi muerte en 1566, Catalina ya me había designado como consejero y médico oficial del Rey.

    Debo admitir, que, por breve período de tiempo, me preocupó la posibilidad de ser perseguido por la Inquisición, pero la astrología, la profecía y la numerología no clasificaban a uno como hereje y tan solo hubiera estado en peligro si hubiera practicado o hubiera sido acusado de practicar la magia. Mis estudios, así como mi relación con la Iglesia como profeta y sanador fue excelente. No obstante, fui encarcelado por un corto periodo de tiempo en 1561, ya que había publicado mi calendario de 1562 sin el permiso previo del Obispo. Fue una desagradable experiencia que me convenció aún más de lo valiosa que es la libertad. Poco a poco escribí un libro que contenía mil profecías, y es este libro el que me ha valido el título de místico y profeta que puede vislumbrar el futuro.

    Padecí la dolorosa enfermedad de la gota, que por muchos años dificultó mis movimientos y finalmente se convirtió en hidropesía. A fines de junio de 1566, cuando ya veía que mis días en la Tierra estaban contados, mi abogado redactó un extenso testamento con todas las provisiones necesarias para cuidar de mi esposa e hijos.

    Finalmente, en la noche del 1° de julio de 1566 cité a mi secretario Jean de Chavigny y le entregué mi última profecía: le comuniqué que no me encontraría vivo al amanecer. Encontraron mi cuerpo a la mañana siguiente, tirado en el piso cerca de mi cama. Fui enterrado en la capilla franciscana local. Sin embargo, dos siglos después, ya en tiempos de la Revolución Francesa, mis restos se trasladaron al Collegiate St. Laurent y es ahí en donde mi tumba permanece hasta el día de hoy.

    Y de esa forma terminó mi vida como Nostradamus, aunque yo físicamente ya me haya ido, mis palabras se quedaron con todos ustedes. Como les he dicho, mis profecías tienen una gran parte de numerología, y ya que esta historia se desarrolla en España, quiero recordarles algunos datos que no todos ustedes recuerdan acerca de la Guerra Civil Española y de la llegada de Franco al poder. La Guerra Civil Española empezó el 18 de julio de 1936 y acabó el 1° de abril de 1939. Vean algo curioso de mi numerología:

    18-7-36

    1-4-39

    19-11-75

    Cuando suman el día del inicio de la Guerra Civil Española, 18 de julio del 36, con el día del final de la misma, 1° de abril del 39, les da el día 19 de noviembre de 1975. Es decir, el día exacto de la muerte de Franco, aunque su muerte se anunció unas horas después, es decir, el día 20 de noviembre del año 1975. ¿Qué les ha parecido? Bueno, después de este breve inciso, volvamos a nuestra historia.

    Capítulo Dos

    Es realmente increíble que yo, Miguel de Nostradamus, que tan solo soy un espíritu, ya desaparecido de la faz de la Tierra, todavía siga siendo considerado como un gran profeta por personas que nunca me conocieron. Ni yo mismo nunca llegué a ser tan necio como para creérmelo. Investigué sobre astrología y numerología y utilicé esos elementos para obtener información en forma de advertencias para que la gente pudiera saber cuáles eran las amenazas anunciadas en las estrellas y que yo descifré a través de mi numerología secreta. Ahora quiero recordarles que hace ya un tiempo existió un gran profeta, Mahoma, cuya misión fue construir y consolidar la fe islámica, y a través de sus enseñanzas ha influido directamente por más de catorce siglos sobre instituciones sociales y religiosas. Hoy más que nunca, sus lecciones siguen generando un tremendo impacto en todo el mundo. Pocas figuras históricas han dejado una huella tan lúcida en los asuntos humanos. Cuando Mahoma tenía cuarenta años comenzó a sentir una fuerza poderosa en su vida. Una serie de experiencias místicas lo llevaron a entender que estaba siendo llamado para proclamar y exponer la palabra de Alá, el único y supremo Dios. Los practicantes del islam son llamados musulmanes, «los que se someten a la voluntad de Dios». Las principales creencias de los musulmanes guardan una cierta armonía con los principios religiosos de judíos y cristianos, ya que el islam fue influenciado por esas dos creencias. Los musulmanes creen en un Dios único que exige de los seres humanos una conducta moral intachable y una devoción sin límite. Dentro de la doctrina musulmana existen cinco principios fundamentales de fe: la creencia en un Dios único, en los ángeles, en los libros revelados, en los profetas y la creencia en el Día del Juicio. El Día del Juicio consistirá en un ajuste de cuentas de toda la humanidad, tanto de los vivos como de los muertos, tal y como fue prometido en el Libro de la Revelación. Será en ese día cuando la injusticia será definitivamente desterrada y la justicia alumbrará a todos los hombres justos en el mundo de los seres humanos. Sin embargo, hay que entender que tanto la justicia como la injusticia dependen de diferentes puntos de vista.

    Estaba pensando en todo eso mientras que me encontraba de pie, sin ser visto, en la parte de atrás del aula de una pequeña clase. Observé como las luces del techo se deslizaban hacia abajo, arrojando rayos brillantes sobre un gran mapa desplegado sobre la pared derecha, cerca de la puerta. El mapa estaba dividido en dos partes. En un lado se leía Al-Ándalus/España. En el otro lado se leía Al-Catalunya o lo que en esa época fue conocido como la República Islámica de Al- Catalunya. Luego observé a tres mujeres jóvenes que entraban en la clase. Iban vestidas al estilo musulmán, con burkas estilo afgano. Caminaron hacia sus pupitres y se sentaron. Eran las nueve de la mañana y estaba comenzando la clase. Un hombre de porte grande y resuelto, vestido con ropas musulmanas entró rápidamente al salón: era el Profesor Abdoul. Cuando caminó hacia su escritorio y colocó su portafolio sobre él, las estudiantes se pusieron de pie respetuosamente para saludarlo. Él les agradeció el gesto inclinando la cabeza y comenzó a hablar nerviosamente mientras caminaba por el aula.

    —Nuestro Dios siempre todo poderoso y misericordioso ha prometido a todos aquellos que crean en Él y que realicen buenas acciones, que serán perdonados y eventualmente recibirán una grandiosa recompensa. Dicho por Mahoma, el Profeta de Alá.

    Las estudiantes respondieron al unísono:

    —Que la paz sea con Él.

    —Nuestra historia es una historia profetizada y llevada siempre a cabo a través de la voluntad de Alá. Según lo establecido por Mahoma, el Profeta de Dios —continuó el Profesor.

    Las estudiantes se levantaron y exclamaron:

    —Que la paz sea con Él.

    El Profesor se detuvo frente al mapa y usó un lapicero para marcar diferentes sectores.

    —El profeta nos dejó un mandato irrevocable para la expansión del islam. Los infieles siempre se han resistido y continuarán resistiéndose a escuchar la palabra de Alá tal y como está expresada en el Sagrado Corán. Esos infieles se resisten porque en sus corazones solo tienen lugar para el odio y el resentimiento. Sus corazones están tan contaminados de codicia y ambición que son incapaces de abrirse, aunque sea tan solo un poco, al mensaje que Mahoma, el Profeta, nos dejó.

    Las estudiantes respondieron una vez más: Que la paz sea con Él.

    El Profesor continuó:

    —En el año 711 de la «era cristiana», o lo que es su equivalente más preciso, en el año 90 de nuestra «era musulmana», el islam, que enriquece a todos aquellos que siguen el camino de Alá, llegó a la tierra que posteriormente llegaría a ser nuestro glorioso Al-Ándalus. Los infieles no eran creyentes y para ellos no importaba si se les advertía o no, simplemente nunca habían creído. Tenían a Dios fuera de sus corazones y habían cerrado tanto sus ojos como sus corazones a la verdad, pero finalmente nunca podrán escapar y acabarán convirtiéndose en víctimas de su propia falta de creencia.

    Las estudiantes contestaron al unísono:

    —Nosotras sí creemos.

    Mientras observaba esta escena que se desarrollaba delante de mí, quise entender que todos los acontecimientos que tienen lugar en la eternidad son preconocidos. Como seres humanos, el tiempo varía para nosotros, pero en la eternidad el tiempo no sufre ninguna variación. El tiempo no existe en la eternidad, no es más que la duración de la consciencia. Pudiera ser un intervalo corto o largo, lo que en el mundo físico se denomina como percepción. Algunas veces, cuando no encontramos en el mundo físico, nuestro ser advierte y percibe cosas, pero muchas veces las percibe cuando ya es demasiado tarde. Sin embargo, cuando el mismo ser llega a la eternidad, puede comprender que una vida no puede determinarse por el número de años que hemos vivido, sino que está determinada por el número de cosas que hemos aprendido y experimentado en el transcurso de todos esos años.

    Dejé a un lado mis pensamientos y volví al momento que estaba observando, y escuché atentamente lo que explicaba el Profesor.

    —En el año 2022, en medio del caos en que se encontraba Europa como consecuencia tanto de la crisis energética como económica, que por esos años había azotado al mundo entero, Catalunya se separó de lo que hasta ese momento había sido una España unida. La Constitución que nos había sido otorgada trece años antes nos ayudó a dar un paso gigantesco como país. Algunas personas de la época consideraron esta ley como un pacto entre los estados de Catalunya y España, lo cual transformó al Estado Español en algo meramente residual. Al mismo tiempo, esa misma ley permitió que Catalunya, algo reconocido por algunos de sus líderes, pudiera hacer lo que realmente quisiera. Lo que Catalunya quería era separarse del Reino de España, tal y como era conocido en ese tiempo. Algunos años más tarde, Catalunya, nuestra nación y el país más bello del mundo, fue destruido por las guerras civiles. Sin embargo, gracias a la llegada masiva de fieles seguidores del islam, y para mayor gloria del mismo islam, se proclamó la República Islámica de Catalunya en el año 2029. Sí, eso fue un día 11 de septiembre, la fecha en que había comenzado la Guerra Santa veintiocho años antes, y que además es la fecha de la celebración de la Independencia de la República Islámica de Al-Catalunya.

    Las estudiantes exclamaron:

    —¡Nosotras creemos, nosotras creemos!

    Al mismo tiempo en que el Profesor daba su charla, pude ver que, en otro lugar, varios años después, una gran multitud se había congregado esperando para escuchar al general Jordi Margal I Rovira que iba a hablar a la Nación a través de la televisión. El área estaba desbordada de periodistas, cámaras y corresponsales de los medios de comunicación de todo el mundo. El general apareció vestido enteramente de negro, trayéndome imágenes de los uniformes de los soldados nazis alemanes de las S.S. El general hizo una señal al camarógrafo para que se aproximara. Cuando lo hizo, el general susurró:

    —Enfoque mi lado derecho, se ve mejor.

    El camarógrafo murmuró:

    —Sí, mi general.

    El general se ajustó rápidamente su uniforme y se enfocó la cámara de perfil, de forma tal que una cicatriz en su mejilla izquierda no fuera visible para quienes lo observaban a través de la televisión. Luego de un breve saludo comenzó a hablar.

    —En el día de hoy, 11 de septiembre del año 2039, aquí en Barcelona, la guerra ha terminado. Toda Catalunya está bajo nuestro control. El Ejército de la República Islámica de Catalunya se ha rendido y las tropas de nuestro glorioso Ejército Nacional han alcanzado sus últimos objetivos militares. Este es el día y el año de nuestra victoria.

    La multitud comenzó a gritar jubilosamente: «¡Viva España!… ¡Viva el Ejército!... ¡Viva el Rey!»

    El general saludó a la multitud, utilizando la misma gesticulación que hubiera empleado un soldado pretoriano.

    Observé a la muchedumbre mientras esta se dispersaba, discutiendo acaloradamente acerca de todos los detalles, sintiendo un gran dolor me retiré de la escena.

    Capítulo Tres

    Se dice que un día una persona fue a ver a Mahoma y le preguntó: «Si un hombre lucha por obtener riquezas, otra lucha por la fama y un tercero lucha por su propio valor, ¿quién es el que estaría luchando por la causa de Alá?» Mahoma contestó: Aquel que lucha para que la Palabra de Dios se convierta en suprema es el que lucha por Alá.

    El islam posee una fortísima tradición de activismo social y los musulmanes están obligados a oponerse a la miseria mediante la asistencia para el bienestar de sus correligionarios. Esa lucha es también llamada la Jihad. La Jihad no significa guerra santa, se aplica a cualquier esfuerzo que pueda realizarse para ayudar a la causa de Alá. Mahoma prohibió específicamente matar o herir a mujeres, niños, ancianos, obreros, civiles, prisioneros y campesinos. Solo permitía que los soldados musulmanes lucharan contra soldados enemigos. El terrorismo está prohibido en el islam y las acciones terroristas de las personas involucradas en él y que emplean como justificación no están ni permitidas ni aprobadas por las enseñanzas islámicas. El islam no justifica los actos de terrorismo cometidos por personas que están guiadas más por la pasión que por los ideales espirituales. Aun así, existen muchos musulmanes que están motivados por diversas razones para realizar ese tipo de acciones, contrarias a las creencias básicas del islam.

    Ahora, mientras les relato esta historia vuelvo a encontrarme otra vez invisible en el apartamento que compartían las terroristas. El apartamento se encontraba escasamente amueblado y estaba desprovisto de cualquier rasgo personal. Aysa, pequeña y delgada con cabello corto y oscuro, estaba sentada en un sofá gris, gastado. Fátima estaba sentada a su lado. De pronto, alguien golpeó insistentemente la puerta. Las jóvenes se miraron, pero no se movieron de su lugar. Luego escucharon dos golpes más, que significaban una contraseña predeterminada.

    Aysa se puso de pie y susurró expectante a Fátima:

    —Es ella. Ya está aquí.

    Fátima, no muy alta y con algún kilo de más, puso el dedo índice contra sus labios, indicándole que guardara silencio. Se oyeron dos nuevos golpes en la puerta y Fátima salió del salón y fue al recibidor, mientras Aysa esperaba, muy nerviosa. Luego Fátima volvió, abrazando a Asmati.

    —Sí, es ella. Ha vuelto —dijo Fátima.

    —¡Asmati! —gritó Aysa alegremente.

    Fátima murmuró:

    —Está de nuevo con nosotras.

    Aysa estaba encantada.

    —Bienvenida a casa, Asmati.

    —Hola, Aysa —replicó Asmati.

    —No puedo creer que estés de vuelta. Es maravilloso verte otra vez y estar aquí contigo, y saber que por fin estás de nuevo con nosotras. Te esperaba con impaciencia. En mi interior sabía que podías volver en cualquier momento, pero, aun sabiéndolo, mi corazón no dejaba de latir con ansiedad. Tenía tanto miedo por ti. Estábamos todas tan asustadas de pensar en que algo malo te hubiera podido suceder. Ni siquiera nos atrevíamos a mirarnos las caras. Por favor, cuéntanos, ¿cómo fue todo? ¿cómo es allí, en el campo de concentración?

    —Puedes escapar de un campo de concentración, aunque siempre recordaré el Sura 33, verso 16 del Corán, «No servirá de nada el escapar para huir de la muerte, ya bien sea de muerte natural o muerte en combate. Si escapas por esa razón, quizás disfrutarás de la vida, pero solo por un corto período». Yo escapé para luchar y si es necesario, para morir por el islam —se sinceró Asmati. Se veía cansada, llevaba sus hombros encorvados hacia delante y tenía unas ojeras muy oscuras.

    Fátima dijo emocionada:

    —Todos agradecimos a Alá cuando supimos que finalmente te habías escapado a Francia.

    —Francia no es más que otra prisión, Fátima.

    —Al menos allí la gente, me refiero a nuestra gente, es libre —le replicó Fátima suavemente.

    —Mientras tanto, aquí, nuestra gente está sufriendo en las manos de ese tirano que ha tenido los güevos para volver y quedarse —Asmati estaba tensa—. Nunca seremos libres. No existirá libertad para nosotras, ni en Francia ni en ningún otro lugar. Siempre seremos prisioneras y no existirá ninguna distinción. No puedo dejar de pensar en que una vez más somos esclavas de la Cruz.

    Fátima contestó:

    —Estoy muy contenta de que la Organización te haya enviado aquí para ayudarnos.

    —No tenían otra alternativa. Yo ya no podía soportar la inactividad por más tiempo. Necesitaba luchar, y esta vez, luchar hasta el final. Vamos a matar a ese cobarde, a ese tirano sádico y cruel. ¿Estáis todas conmigo? —preguntó Asmati.

    Fátima, con sus oscuros ojos relampagueando, asintió:

    —Sí, estamos contigo, no hay duda de eso.

    Asmati se inclinó hacia Fátima y le confió:

    —Estoy aquí para ayudaros. No dudéis en pedirme cualquier cosa. Ya sabéis que el peligro me excita y tan solo pensar en el asesinato del Rey me hace sentirme en el paraíso.

    —Todos nos sentimos en el paraíso cuando hacemos justicia. Todos sabemos que cada uno de nosotros lucha por la libertad y que Alá es nuestro testigo y nuestro guía —dijo Fátima en total acuerdo.

    —Sí, sí, yo entiendo todo eso, pero no os olvidéis que la disciplina es esencial. Lo aprendí de la forma más dura, cuando me encontraba en su maldito campo de concentración. Solo a través de la disciplina seremos capaces de acabar con el maldito Rey, y así terminar con toda esta tiranía—replicó Asmati con enojo—. Además, recordad siempre que la Organización nunca podría sobrevivir sin disciplina.

    Aysa escuchó cuidadosamente estas palabras y se limitó a decir con calma:

    —Siéntate y descansa, Asmati, después de tan largo y peligroso viaje debes estar muy agotada.

    Asmati sacudió la cabeza y su cabello largo y negro cayó sobre su cara demacrada, pero ella ni siquiera se lo arregló.

    —No, nunca estoy cansada. Estoy aquí con vosotras porque ese es el deseo de Alá. Como dice el Corán, «Nunca acabes con la vida sagrada que Dios te ha dado, a menos que tengas que sacrificarte en honor de la justicia». ¿Tenemos todo listo?

    Capítulo Cuatro

    Me pregunté qué había querido decir exactamente Asmati cuando preguntó si todo estaba listo. ¿Habrá entendido que los universos paralelos existen? Está escrito que el Profeta Mahoma dijo: «Aquel que vaya al paraíso nunca querrá volver a este mundo y no habrá nada ni nadie capaz de hacerlo regresar. Solo los mártires, aquellos que hayan muerto en martirio en el nombre de Alá, querrán retornar a este mundo. El mártir querrá volver a este mundo para ser hecho mártir nuevamente y se sacrificaría hasta diez veces más si ello fuera necesario. Pero la magnanimidad y generosidad que Alá le ha demostrado en el paraíso lo hace demasiado humilde como para pedir que esa maravillosa experiencia vuelva a repetirse». Desde aquí, desde donde yo estoy, puedo decirles que las religiones comenzaron como una forma de preservar ciertos valores básicos tanto para las personas como para las sociedades. También desde aquí, me atrevo a preguntarles, ¿puede existir alguna vez la paz en el mundo cuando los seres humanos están siempre en conflicto permanente? Como seres humanos, ¿existe alguna forma para reconciliar o corregir las diferencias? Nuestras ideas deben estar siempre en armonía con el Ser Supremo, con ese Ser Supremo conectado con toda la bondad en nuestra sociedad. No existe el vacío en el universo. En un determinado momento, una cosa se fusiona con otra y lo que sea que terminemos haciendo con nuestras vidas constituye el propósito final de nuestra estancia en la Tierra. El universo se refleja dentro de la conciencia de la humanidad y ese reflejo la ha ayudado a desarrollarse a través de numerosos universos paralelos. La humanidad aún no se da cuenta de esto, ya que escapa a su entendimiento. Llegará el día en que la humanidad será capaz de comprender que el éxito en cualquier tipo de situación no depende de la intercesión divina, que Dios no actúa de una determinada forma para favorecer a un sector más que a otro, ni favorece a un determinado grupo de personas más que a otro. Para cualquier religión, no existe nada peor que las especulaciones que sobre ella hacen los seres humanos. Si las personas pudieran mantener sus creencias religiosas y sus experiencias en forma individual, de la misma manera en que las obtuvieron, entonces la interpretación de las mismas se convertiría en una filosofía sin imposiciones. Entonces, y solo entonces, los conflictos religiosos desaparecerían de la faz de la Tierra. Si esto algún día llegara a suceder, mis profecías nunca tendrían lugar.

    Volví mi atención hacia las mujeres en el salón.

    De repente Asmati preguntó:

    —¿Dónde están las órdenes que debo seguir? ¿Qué es exactamente lo que debo hacer?

    —Por ahora, ayudar a Aysa reemplazando a Rosalba, que trabajaba con ella —respondió Fátima.

    Asmati quedó desconcertada.

    —¿Rosalba murió?

    —Sí —contestó Fátima suavemente.

    —Tuvo un accidente mientras estaba fabricando una bomba —explicó Aysa.

    Asmati permaneció silenciosa por un segundo y luego declaró:

    —Ella nos protegerá desde donde está ahora, en el paraíso. ¿Qué pasará después?

    —Lo sabremos muy pronto, pero recuerda, tendrás que estar siempre preparada para tomar mi lugar, o el lugar de cualquiera de nosotras. En este preciso momento, eres prácticamente nuestro único contacto con la Organización —advirtió Fátima.

    —¿Quién más está con nosotras? —quiso saber Asmati.

    —Zeina, creo que la conociste en Marsella.

    —Sí, la conocí allí —confirmó Asmati.

    —Ella vino de otra célula de la Organización, pero a pesar de eso, no tenemos dudas de su capacidad como combatiente. También está Inés con nosotras. No creo que la conozcas. Su nombre completo es Inés Khadija, pero nosotras la llamamos «La Poeta» —dijo Aysa.

    —¿La Poeta? Qué nombre más ridículo. Suena estúpido, especialmente para una terrorista

    —se burló Asmati.

    —Inés no estaría de acuerdo contigo. Ella es una intelectual y cree que toda la poesía es revolucionaria —dijo Fátima en tono divertido—. No solo es poeta, sino que también tiene un doctorado en Historia y Filosofía Islámica, de la prestigiosa Universidad Islámica de Alazar, en El Cairo. Antes de entrar en la Organización trabajaba como profesora de religión en la Universidad Islámica de Barcelona.

    —Inés recita poemas de Rumi. También nos lee el Corán con una gran pasión. Lo lee de una forma maravillosa, una forma en la que nunca antes nos lo habían leído —interrumpió Aysa.

    —«¿Quién creó el cielo y la tierra? ¿Quién sostiene al sol y a la luna? Los infieles, muy seguros de sí mismos, dirían «Nuestro Dios». ¿Por qué los infieles están tan lejos de la verdad?» ¿Qué piensas sobre este poema, Asmati? ¿No opinas que es revolucionario? —preguntó Aysa.

    —Solo las bombas son revolucionarias y conducen a la libertad. Decidme, ¿la bomba en la que estáis trabajando podría volar este edificio? —preguntó Asmati a Fátima.

    —No, pero destruiría un par de pisos.

    Asmati se preguntó:

    —«¿Cuántas bombas como esta necesitaríamos para matar a todos los charnegos¹?»

    La Rochefoucauld escribió: «Nuestras pasiones sin duda están tan gobernadas por la injusticia y el interés propio que son guías peligrosas; sospechen especialmente de ellas cuando parezcan más lógicas».

    Súbitamente se escucharon algunos golpes en la puerta principal. Las mujeres permanecieron silenciosas mientras escuchaban. Hubo una pausa y luego se escucharon dos golpes más. Fátima respondió al llamado y fue al recibidor. Estaba tranquila, era la contraseña acordada. Abrió la puerta para que Zeina entrara y juntas pasaron al salón.

    Zeina saludó a las demás:

    —Que la paz sea con vosotros.

    —Y también contigo, mi queridísima hermana Zeina —dijo Asmati cálidamente, mientras la abrazaba. Luego Zeina abrazó silenciosamente a Aysa.

    —¿Cómo estuvo? ¿Salió todo bien? —preguntó ansiosa Fátima.

    —Sí. Sé de memoria todos los detalles de la ruta que seguirá el Rey. Irá desde el Palacio Real de Monjuit hasta el Congreso —anunció Zeina.

    Fátima pidió más detalles:

    —Veamos, explícanos todo.

    Zeina abrió un cuaderno y comenzó a dibujar trazos mientras hablaba.

    —Mirad. Aquí están los vallados, las calles con paso prohibido, las tribunas para que los charnegos puedan aclamar a su Rey y finalmente la entrada al Congreso y al Senado. Nosotras estaremos aquí, a poco más de ochocientos metros la entrada. El Rey y la comitiva real llegarán en un coche descubierto y pasarán frente a nuestra ventana. Podremos verlos desde la ventana, ya que todos los tejados estarán llenos de francotiradores que estarán atentos a cualquier cosa que se mueva.

    —No podremos ni asomar la cabeza. ¿Qué son esas marcas en tu dibujo? —interrumpió Fátima.

    Zeina explicó pacientemente:

    —La primera marca es la Plaza España. La comitiva real la rodeará por completo. Luego, la segunda marca, es la oficina de Representación de la División de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, estarán llegando frente a ella alrededor de unos diez minutos después.

    Fátima tenía dudas:

    —¿Qué te hace pensar que no se apartarán de la ruta directa para ir al Congreso?

    —Porque quieren demostrar a sus compinches europeos que el Rey y su gobierno son grandes auspiciantes y defensores de los derechos humanos —respondió Zeina.

    Asmati contestó enojada:

    —Que le digan eso a nuestros hermanos y hermanas, que se pudren en celdas mugrientas. Que el Rey vaya a esas cárceles y que les cuente a sus compinches cómo las mujeres musulmanas son violadas y torturadas por sus carceleros. —Su enojo fue aumentando mientras pensaba en la injusticia—. Que les cuente también a sus amigotes cómo nuestros niños son adoctrinados en una fe religiosa que no les pertenece. Que...

    Fátima la cortó.

    —¡Basta ya, Asmati! Sabemos todo eso. Es por eso que estamos aquí ahora, para matar al Rey. Muerto el perro se acabó la rabia. ¿Cuál es esa otra marca, Zeina? —preguntó mirando detenidamente el cuaderno.

    —Esto es justo enfrente de lo que solía ser nuestra Gran Mezquita, pero ahora es la Catedral de La Sagrada Familia. Aquí es donde el Rey se detendrá por unos minutos para rezar devotamente, para que todos los charnegos puedan verlo por televisión —dijo Zeina.

    Asmati estaba furiosa.

    —¿Entonces aquí es donde lo mataremos, mientras está rezando a su Dios? Hermanas, el Corán dice: «Quienquiera que sea un enemigo de Alá, un enemigo de sus ángeles, un enemigo de sus mensajeros Gabriel y Miguel, Alá será su enemigo más poderoso, porque Alá siempre es un enemigo de los infieles».

    Fátima aclaró las instrucciones:

    —No, la ejecución no se hará allí. Nunca estaríamos lo suficientemente cerca del tirano y además sería demasiado obvio para todo el mundo. Ese a todas luces parecería el lugar ideal para matarlo. No, la ejecución tendrá lugar apenas un poco después. Exactamente cuando el coche se esté moviendo, entre la Catedral y el Congreso, a poco menos de doscientos metros de este apartamento. Ahí es cuando arrojaremos la granada de mano.

    —¿La granada de mano? ¿La ejecución no será por inmolación? —Asmati estaba conmocionada.

    Fátima continuó:

    —Nadie estaría en condiciones de llegar tan cerca del coche para poder inmolarse junto con el Rey. Tenemos que llegar lo más cerca posible y entonces tirar la bomba.

    Asmati estaba intrigada:

    —¿Quién de nosotras arrojará la granada? Me gustaría hacerlo yo.

    Fátima le respondió con sinceridad.

    —Todavía no está decidido. Lo sabremos a su debido tiempo.


    1 N. del T.: Charnego: En Catalunya, inmigrante de una región española de habla no catalana.

    Capítulo Cinco

    «¿Y cuál es el tiempo debido?», me pregunté. Existen tantas personas y tantas ideas diferentes. Los mortales pueden estar en desacuerdo sobre el momento correcto más de lo que pueden coincidir sobre la existencia de Dios, o sobre cuál es la verdad absoluta. ¿Cómo podemos decir que Dios es una verdad absoluta cuando todavía no hay un acuerdo entre los seres humanos sobre la realidad de Dios? Todo lo que podemos decir es que hay una existencia, o diferentes formas posibles de existencia que se nos manifiestan de una manera o de otra. La Naturaleza Cósmica existe y está profundamente arraigada en la naturaleza humana, es un componente fundamental de ella. La Naturaleza Cósmica no es más que un potencial de verdades y esas verdades no son más que la verdad dentro de las mentes de la humanidad. Nos ayudan a encontrar la estabilidad y se la atribuimos al Supremo, pero como seres humanos somos totalmente incapaces de comprender todo lo que sucede en este mundo porque todo lo que vemos y todo lo que nos rodea no es más que una fantasía. Y esa fantasía no nos permite entender que con las armas que existen sobre este planeta, la guerra continuamente cambia su apariencia. En el comienzo, tuvimos guerras para conseguir algo determinado o para conquistar algo. Conquistamos, tomamos posesión y disfrutamos lo que hubiera sido que conquistáramos. Actualmente, los hombres tratan de justificar las contiendas y las llaman Guerras Nacionales, Guerras de Liberación e incluso se atreven a llamarlas Guerras Santas. Las guerras comienzan sin ninguna razón de peso y no necesariamente para lograr una determinada victoria, y por eso todas estas guerras se han convertido en Guerras Mesiánicas, en muchos casos conflictos entre países que en sí nunca existieron. Estas guerras insisten en llevar culturas o religiones a lugares donde no quieren estar. Y las personas, al no tener el poder para escapar, quedan atrapadas dentro de este juego.

    Volví a centrar mi atención a la escena que estaba teniendo lugar y pude seguir observándola desde mi lugar privilegiado.

    Asmati quería más información:

    —¿Tienes alguna indicación veraz acerca de si se movilizarán todas las fuerzas de seguridad?

    Zeina terció, mientras su voz temblaba:

    —Desgraciadamente, sí. Todas las fuerzas represivas estarán en el desfile de honor.

    —Hermana, ¿por qué eso te preocupa tanto? ¿Acaso estás asustada? —preguntó Asmati.

    Aysa cortó la conversación, y defendió a Zeina con firmeza:

    —Ayer Inés nos dijo que el miedo es nuestro mejor aliado, porque el mismo hecho de estar atemorizadas nos ayudará a protegernos mejor. Nos obligará a usar nuestro instinto de conservación.

    —El Corán nos enseña a superar el miedo: «El mayor temor no te atormentará, y los ángeles te recibirán en el paraíso diciendo: Este es el día más feliz que te ha sido prometido» —recordó Asmati al resto.

    —No tiene por qué ser el miedo lo que me hace reaccionar así, Hermana. Simplemente no me siento cómoda entre ellos —interrumpió Zeina.

    —Bueno, nadie se siente cómodo entre esa gentuza, pero tienes que olvidarte de eso ahora

    —aconsejó Fátima.

    —Las patrullas de seguridad nos detienen continuamente. Nos piden las identificaciones y nos hacen todo tipo de preguntas. No me es nada fácil mentir —se justificó Zeina.

    —Todos mienten. Lo que tienes que hacer es que esa mentira parezca natural —dijo Asmati.

    Zeina insistió:

    —Es muy difícil. Cuando estaba en la Universidad, me resultaba casi imposible ocultar mis sentimientos. Siempre dije lo que pensaba. Esa fue la razón por la que me echaron.

    —¿Qué quieres decir? —quiso saber Asmati.

    —Fue durante la última Guerra Civil. El Profesor defendía el diálogo con los charnegos para terminar la guerra. Yo le dije que la única forma de establecer la paz y la verdad era hacerlo a través del Corán. Le dije que leyera el Sura 2, versículo 100: «Sería una buena idea para algunos de ellos que rechazaran los pactos cada vez que llegaran a un acuerdo» —explicó Zeina.

    —¿Y solo por eso te echaron? —preguntó Asmati, incrédula.

    —Bueno, el Profesor insistió en que lo había acusado públicamente de no ser creyente, y entonces me mandaron al carajo.

    De pronto hubo dos golpes, una ligera pausa y luego otro golpe. Las mujeres se miraron y Fátima avisó:

    —Es Inés, abre la puerta, Aysa.

    Aysa fue a abrir la puerta. Asmati estaba perpleja:

    —Pero esa no es la misma contraseña.

    Fátima respondió:

    —Es un pequeño ejemplo de la excentricidad de La Poeta, la encanta usar su propia contraseña.

    Asmati permaneció sentada, mientras encogía los hombros con desagrado y fruncía el ceño. Aysa volvió al salón de la mano de Inés.

    Inés reía mientras saludaba a Zeina:

    —¡Hola!

    Aysa hizo las presentaciones:

    —Inés, ella es nuestra Hermana Asmati. Fue enviada por la Organización en reemplazo de Rosalba.

    Inés observó atentamente a Asmati mientras la saludaba:

    —Bienvenida, Hermana.

    A continuación, Aysa e Inés se sentaron en dos sillas, una cerca de la otra, mientras miraban a las otras mujeres.

    Fátima preguntó ansiosamente:

    —¿Tienes alguna noticia? ¿Estás segura de que el Rey usará el coche descubierto?

    Inés contestó:

    —Sí, estoy segura de que no han cambiado ningún plan. Le han hecho demasiada publicidad al coche descubierto, por lo que no creo que decidan cambiarlo repentinamente.

    —¿Y las fuerzas de seguridad? —preguntó Zeina.

    —Estarán por todas partes, pero no debemos preocuparnos. Tengo una muy buena relación con todos ellos. De hecho, creen que soy una más de ellos y nunca dudarían de mi lealtad. Por eso seré capaz de moverme libremente entre ellos.

    —Cuéntanos todo —insistió Fátima.

    —Bueno, el Rey irá al Congreso mañana, tal como está planeado y todo el acto será televisado en directo. También se podrá ver por Internet. Todavía falta confirmar la hora exacta, pero debería ser alrededor del mediodía. No creemos que la comitiva real salga después de las 12.30 porque tienen programada una gran fiesta de bienvenida para las autoridades políticas y militares a las cinco de la tarde —les informó Inés.

    —Mañana se cumplirá un año desde el término oficial de la guerra y también hará un año desde que acabó todo lo que quedaba de nuestra libertad. Nuestros destinos ligados al 11 de septiembre van y vienen. Algunas veces son victorias y otras son absolutas derrotas. ¿No es así, Poeta? —preguntó Asmati a Inés.

    Inés se volvió a Asmati y le respondió con otra pregunta:

    —¿Me estás hablando a mí, Hermana?

    —Bueno, ¿acaso no eres tú la Poeta, la historiadora? —replicó Asmati irónicamente.

    Inés contestó:

    —Es curioso, Hermana, pero a veces el destino es caprichoso. Como tú bien sabes, los catalanes somos unos ciudadanos castigados por la desgracia y las injusticias históricas. El destino y la desgracia nos ha llevado a tener que ser españoles y sufrir las consecuencias. En 1640, con Felipe IV, tuvimos lo que llamamos nuestro Corpus de Sangre o la Rebelión de los Segadores. En ese momento cambiamos la tiranía de Felipe IV de España por la tiranía de Luis XIII. Fue tres cuartos de siglo después, en un 11 de septiembre del año 1714, cuando Barcelona se rindió a las tropas francesas. Felipe V de Borbón llegó al poder y la memoria de ese día nos trae consigo un régimen despótico y absolutista. No fue hasta 1980 durante los tiempos del rey Juan Carlos I en que se declaró oficialmente el 11 de septiembre como la fiesta nacional de Catalunya. El gran día de gloria nos llegó veintiún años después con lo que se ha denominado como el comienzo de la Gran Batalla del islam o la Guerra Santa contra los infieles que comenzó exactamente el 11 de septiembre del 2001, con el ataque a la Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York. El 11 de septiembre del 2027, siguiendo el camino marcado por Alá, se proclamó nuestra querida y bien amada República Islámica de Al-Catalunya y en ese mismo trágico día, pero del año 2039 fuimos nuevamente derrotados. Los infieles desean que mañana, 11 de septiembre del 2040, otro rey heredero de Felipe V de Borbón llegue al trono, para poder continuar la tiranía que comenzó el primero. El ciclo comenzó con Felipe V y terminará mañana con la ejecución de otro rey Borbón, en otro histórico único y memorable 11 de

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1