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El Testimonio De Un Guerrero
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Libro electrónico177 páginas2 horas

El Testimonio De Un Guerrero

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La historia que leerán en este libro es la recreación intelectual de un pasado específicamente humano, mediante una pesquisa de res gestae realizada sobre la base de varios testimonios y la exposición congruente de sus resultados. En razón de que se trata de una reactualización intelectual de eventos humanos pasados, expondré una variedad de perspectivas y aproximaciones históricas de hechos reales acontecidos durante toda mi vida, desde mi nacimiento terrenal hasta mi nacimiento espiritual. En este libro, relataré hechos contundentes, acontecidos en mi diario vivir.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento10 oct 2021
ISBN9781506538136
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    El Testimonio De Un Guerrero - Pastor Nelson Basilio

    El

    TESTIMONIO

    DE UN GUERRERO

    PASTOR NELSON BASILIO

    Copyright © 2021 por Pastor Nelson Basilio.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:1920745

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

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    El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser utilizada solamente bajo licencia.

    Fecha de revisión: 14/10/2021

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    832146

    ÍNDICE

    Prefacio

    Mi testimonio

    Cómo se conocieron mis padres

    Malas compañías

    Una sociedad sin padres

    Etapas en el desarrollo del niño

    Cómo se afecta a las niñas

    Cómo se afectan los varones

    Dios lo liberó del homosexualismo

    Un padre ausente es una vida trágica

    La ausencia del padre y la adicción

    Cuando buscamos ayuda en el lugar equivocado

    Un sacerdote consagrado a Satanás

    ¿Qué diferencia existe entre la inmortalidad y la vida eterna?

    Los espíritus malos que había en mí

    Religión

    Cómo es la adoración a Dios en espíritu y en verdad

    Un Evangelio oculto a los incrédulos

    Evaluando a los falsos profetas

    El comienzo de mi proceso del llamado

    Fortalezas

    ¿Cómo se forman las fortalezas?

    Entonces, ¿cómo se forman las fortalezas interiores?

    Cómo viajamos a la Florida

    Cuando comí las tres hojas de la Biblia

    Vivimos el año agradable

    Cumplimiento del tiempo

    El Evangelio del Reino de Dios

    La herencia

    Dónde está esa promesa

    Herencia

    El cumplimiento del tiempo

    PREFACIO

    La historia que leerán en este libro es la recreación intelectual de un pasado específicamente humano, mediante una pesquisa de res gestae realizada sobre la base de varios testimonios y la exposición congruente de sus resultados. En razón de que se trata de una reactualización intelectual de eventos humanos pasados, expondré una variedad de perspectivas y aproximaciones históricas de hechos reales acontecidos durante toda mi vida, desde mi nacimiento terrenal hasta mi nacimiento espiritual. En este libro, relataré hechos contundentes, acontecidos en mi diario vivir.

    Todos los que estamos en Cristo Jesús tenemos un testimonio para contar, porque no estamos en crisis. Él nos sacó de la crisis, y ahora estamos en Cristo Jesús y podemos hablar de esos momentos tan difíciles cuando estuvimos sin Cristo.

    Todos los que estamos en Cristo somos nuevas criaturas; las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17). Somos nueva creación. Podemos contar todo lo que vivimos desde la perspectiva en la que nos encontramos ahora. Porque fueron hechos reales vividos y están en nuestra mente con algún propósito o fin.

    Entonces, podemos hablar de aquellos lugares de donde nos sacó el Señor Jesús, podemos dar testimonio del poder transformador que actúa en nosotros por la muerte, la sepultura, la resurrección y la ascensión al cielo de Cristo Jesús, a quien resucitó el Padre y por quien fuimos liberados de la muerte y del presente siglo malo (Gálatas 1:4).

    También él nos libró de la potestad de las tinieblas para que vivamos en el reino de Cristo Jesús (Colosenses 1:13). Vivimos en el ámbito espiritual del hijo de Dios, en quien tenemos redención por su sangre y el perdón del pecado. Somos hijos perdonados, justificados y librados del dominio de las tinieblas y hemos sido trasladados al reino de su amado hijo, quien se dio por nosotros para el perdón de nuestro pecado.

    El apóstol Pablo nos recuerda que, en otros tiempos, andábamos muertos en delitos y pecados, estábamos espiritualmente muertos: Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efesios 2:1-10).

    Hay una obra preparada, la preparó Dios Padre por medio de su hijo Jesucristo. Es buena para la humanidad, para que los hombres transiten en ellas. Pero ¿cómo van a transitar en ellas si no lo saben? La respuesta nos la da el apóstol Pablo en Romanos 10:14-17.

    El Señor nos ha asignado esta tarea de dar testimonio de su muerte, de su sepultura, de su resurrección y su ascensión a la diestra del Padre. Es la buena nueva de la Salvación, es una noticia nueva para los que andan muertos en delitos y pecados, para los perdidos. Él no quiere que nadie se pierda, sino que todos vengan arrepentidos. Él no quiere que los seres humanos sean condenados por sus delitos y sus pecados. Por esta razón nos ha comisionado para hablar a los perdidos de esta noticia: el Evangelio de salvación. Somos testigos del poder que cambia y transforma las vidas. El Espíritu Santo es el poder que hemos recibido para dar testimonio (Hechos 1:8), para hacer que su palabra escale la montaña más alta donde hay una familia, con el propósito de que conozcan la verdad y esta los haga libres (Juan 8:31).

    El Espíritu Santo conoce cada lugar donde vive cada familia en el globo terráqueo. Él está listo, dispuesto a dirigirse a cada rincón de la tierra con el propósito de traer cambios en la vida de cada familia, de regenerarla y darle un nuevo ser.

    El Señor le dijo al apóstol Pablo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma (Hechos 23:11).

    Fuimos llamados a dar testimonio de lo que el Señor ha hecho en nuestra vida.

    Ruego al Señor Jesús y al Espíritu Santo que me ayuden a desarrollar su voluntad para poder plantar su semilla incorruptible en este libro y que los lectores puedan ser nutridos por la rica savia que es Jesús, el Cristo resucitado. Te ruego Señor que me uses como instrumento de edificación para que cada lector al leer tu mensaje sea edificado en ti. Señor, que cada uno de ellos reciba la abundante riqueza de tu gracia y halle gracia para el oportuno socorro. Gracias, Espíritu Santo, habla por mí, toma mi lugar y habla al corazón de ellos, edifícalos en tu verdad, en tu palabra. Bendice sus vidas, multiplica sus bienes, edifica sus familias y renueva su entendimiento en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén, Señor Jesús.

    Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo (Hechos 1:6-11).

    El propósito del Padre es restaurar lo que se había perdido; el propósito del hijo es recuperarlo. Es por esta razón que los que se habían reunido le preguntan a Jesús: Señor ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? (Hechos 1:6). ¿Cuál fue la respuesta de Jesús? No les toca a ustedes saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad. No les toca a ustedes; es un plan del Padre y él es el único que determinará cuándo lo hará. Además, es un tiempo que está en él, porque el horario de Jehová no depende de los sucesos mundiales ni de los planes de los hombres, sino de su voluntad.

    El hombre natural no puede entender las cosas espirituales porque se les han de discernir espiritualmente, porque para él es locura (1 Corintios 2:14).

    La respuesta contundente de Jesús a este interrogante de los discípulos está en Hechos 1:8: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

    Para poder saber el plan o propósito de Dios es por el Espíritu Santo. Para poder conocer los tiempos o las sazones, es por el Espíritu Santo. La sazón es un tiempo fijo que el Padre determina para que se lleve a cabo su propósito eterno. Dios nos revela su propósito por el Espíritu, porque el que escudriña lo profundo de Dios es el Espíritu (1 Corintios 2:10-13).

    El espíritu del hombre conoce lo que está en el hombre. Pero nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido (1 Corintios 2:12). Dios nos ha concedido poder por medio del Espíritu Santo. El propósito es restaurar lo que el hijo recuperó. El Espíritu Santo en nosotros es el agente que restaura a aquellos que reciben la palabra. [A] quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo (Hechos 3:21). Él vino a restaurar no solo a Israel, sino al mundo, a todos los que crean en él y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz (Colosenses 1:20).

    El apóstol Pablo nos muestra el propósito de la reconciliación para la restauración de todas las cosas, la que están en la tierra tanto como las que están en los cielos, por medio de la Cruz.

    ¿Por qué reconciliar la tierra y los cielos?

    Cuando Dios formó al primer hombre Adán lo puso en la tierra que él había creado: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas (Génesis 1:1-2).

    El Espíritu trajo orden en la tierra con el propósito de que aquel hombre que él formó del polvo viviera en la tierra en armonía, gobernando y administrando, por eso los creó a su imagen y los creó varón y hembra.

    Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Génesis 1:28).

    Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre (Génesis 2:19).

    El hombre tenía comunicación con Dios cara a cara, los cielos y la tierra estaban unidos en un orden por el Espíritu de Dios y había vida eterna. En todo lo creado no había desorden, no había tinieblas y no había

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