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Colaboracionismo.La Mejor Opción
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Libro electrónico285 páginas3 horas

Colaboracionismo.La Mejor Opción

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Muchas obras se han escrito para denunciar los efectos perniciosos del sistema capitalista en las sociedades y muchas otras para elogiarlo y defenderlo. El debate sigue abierto. Para quienes buscan ir ms all de este debate y quieren considerar opciones diferentes o nuevos caminos que mejoren de manera integral lo conocido, se ha escrito este libro.

Esta obra ha sido pensada y escrita para ofrecer una posibilidad de cambio y transformacin del sistema econmico, poltico, social y cultural conocido como capitalismo corporativista, de forma tal que toda persona que quiera involucrarse en este movimiento lo pueda hacer sin comprometer su seguridad o su tranquilidad, ni tampoco la de sus seres queridos. Si as fuese, no sera una mejor opcin.

La propuesta de cambio integral que contiene esta obra se concentra en una escala intermedia: la escala organizacional o empresarial, para lograr posteriormente la transformacin individual y social. Propone modificar la estructura de las organizaciones productivas logrando la conformacin de espacios donde predominen entidades autnticamente justas las cuales se adhieran a los valores, la tica y la filosofa denominada colaboracionista. Conocer la propuesta del colaboracionismo es esencial para todos los hombres y mujeres que estn interesados en mejorar nuestra realidad y construir un mundo renovado, equilibrado, sano y justo.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento16 sept 2014
ISBN9781463390877
Colaboracionismo.La Mejor Opción
Autor

Hernán Gared

Estudió la Licenciatura en Economía en la Universidad Nacional de México, la Maestría en International Affairs (Asuntos Internacionales) en Columbia University, Nueva York, y el doctorado en Management (Dirección de empresas) en University of Texas (UT) en Austin. Trabajó como consultor internacional veinte años para diversas agencias como la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ha sido profesor universitario desde 1995 hasta la fecha, impartiendo materias relacionadas con el ámbito económico y empresarial. Sus principales intereses intelectuales son el futuro y la mejora tanto colectiva como personal.

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    Colaboracionismo.La Mejor Opción - Hernán Gared

    COLABORACIONISMO.LA MEJOR OPCIÓN.

    Hernán Gared

    Copyright © 2014 por Hernán Gared.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:            2014914627

    ISBN:                     Tapa Dura                                 978-1-4633-9089-1

                             Tapa Blanda                               978-1-4633-9088-4

                             Libro Electrónico                       978-1-4633-9087-7

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Si desea contactar con el autor puede hacerlo a este e-mail:

    hernangared@gmail.com

    Fecha de revisión: 09/09/2014

    Palibrio LLC

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    664148

    CONTENTS

    Prólogo

    1 DONDE ESTAMOS Y HACIA DONDE VAMOS

    2 LO CULTURAL

    3 LA AFECTACIÓN AL ENTORNO NATURAL DE NUESTRO PLANETA

    4 SOCIALISMO. UNA OPCIÓN FALLIDA

    5 LOS DESESPERADOS

    6 ESTALLARÁ LA TERCERA GRAN GUERRA MUNDIAL?

    7 COLABORACIONISMO. UNA OPCIÓN EN CONSTRUCCIÓN

    Palabras Finales

    A Madelaine con Amor.

    PRÓLOGO

    L A PERFECCIÓN DE los medios y la confusión de los fines parece ser, en mi opinión, lo que caracteriza a nuestra Era, expreso Albert Einstein. Esta frase resume en buena medida lo que nos sucede a los humanos, como especie, desde hace por lo menos trescientos años. Los avances tecnológicos en prácticamente todos los campos de la ciencia, tales como la física, la química, la biología, la medicina, la ingeniería y la electrónica, entre otros, aplicados a las diversas industrias de la agricultura, la manufactura y los servicios, han permitido que la humanidad mejore drásticamente su calidad de vida, al menos en promedio, en especial en los dos últimos siglos.

    Sin embargo, en otros ámbitos como el social, el ecológico y el educacional e intelectual en su más amplio sentido, estamos estancados o en proceso de retroceso, como lo demuestran muchos indicadores. Entre otras poderosas razones, ello se debe al predominio del individualismo, el utilitarismo, el materialismo y el consumismo, tanto entre los dirigentes de los grandes conglomerados sociales como entre la gran mayoría de sus integrantes, relegando o desacreditando los intereses comunitarios y los naturalistas.

    En nuestra época, las relaciones entre los humanos se deterioran día tras día o se vuelven cada vez menos afectivas. Al mismo tiempo, nuestro impacto cotidiano en el medio ambiente - del cual depende nuestra supervivencia y la abundancia de los benefactores que tanto valoramos - es ya evidentemente destructivo.

    Muchas voces de alarma se alzan en todos los países del mundo en relación a este proceso relativamente lento de destrucción, creado e incentivado por la presión utilitarista de la cultura predominante y por nuestros hábitos materialistas de consumo. Lamentablemente el egoísmo ha podido más que todas las advertencias emitidas tanto por ciudadanos sin fama como por ciudadanos reconocidos en los medios masivos de comunicación y en las asociaciones de científicos e intelectuales.

    La obra que aquí se presenta pretende atreverse en el campo propositivo a fin de superar los ámbitos de la denuncia, el análisis, el diagnóstico, la acusación o las expresiones declarativas.

    El objetivo de este libro, es proponer una solución práctica, viable y aceptable que supere el atraso cultural en que vive actualmente la humanidad, porque nuestra forma de pensar y actuar, o sea nuestra cultura, nos está llevando a destruir el medio ambiente natural y urbano, está desgarrando los tejidos sociales y está promoviendo la supremacía de un desastroso utilitarismo.

    La intención básica y esencial de esta obra es que las personas de buena voluntad y las organizaciones sociales con fines realmente humanistas, altruistas y superiores, revisen las propuestas que aquí se presentan y consideren la posibilidad de sumarse a un movimiento mundial que intente corregir el rumbo hacia el que consciente o inconscientemente se ha orientado la humanidad y el cual - todo indica - ya está provocando grandes catástrofes que se irán intensificando, además de envenenar y destruir el conjunto social.

    Por cierto, una de las expresiones claras y comprobables de la destrucción - también lenta y gradual -, del contexto social es la delincuencia en todas sus formas. Ya no existe un país que no la padezca y algunos de los más avanzados económicamente la sufren en forma alarmante en sus principales núcleos urbanos.

    Cambiar la orientación de la humanidad hacia un destino donde predominen sus grandes valores tales como la Justicia, la Equidad, la Fraternidad, el Equilibrio y la Superación Integral no ha sido ni será fácil. Lo peor es que estos valores en la práctica han perdido el prestigio que alguna vez tuvieron en la Historia del Hombre debido a la cultura individualista y a la frustración social provocada por no conseguirlos a pesar de la cantidad de sangre y dolor dedicados a ellos en muchas revoluciones, movimientos sociales y esfuerzos de todo tipo, llevados a cabo desde distintas orientaciones, tales como las de índole religiosa, política e ideológica.

    No obstante, aún en estos tiempos en que reina y predomina un profundo escepticismo, siempre hay alguien buscando salidas que conduzcan a la "Tierra Prometida" donde aquellos grandes valores identificados por humanos sensibles e idealistas logren ser una realidad tan práctica y cotidiana como el sol que nos acompaña cada día y la noche que nos invita a meditar, soñar y descansar.

    Todos sabemos o intuimos lo complejo y frustrante que es intentar convencer a alguien para que cambie sus ideas y el rumbo hacia el cual ellas le conducen o la manera como se comporta todos los días. Es aún más difícil si este cambio implica sacrificar una fracción de sus intereses de corto plazo o su satisfacción inmediata. A pesar de aceptar esta desafortunada realidad, parece moralmente valido el esfuerzo de presentar propuestas que busquen un auténtico progreso para la humanidad y para su entorno, tanto biológico como físico e intelectual.

    Evidentemente hay una gran dosis de idealismo en este intento pero no creo que ello sea despreciable, deleznable o negativo. Incluso asumamos que puede ser loable si tratamos de aplicar una visión menos fría y cínica de nuestra realidad y nos permitimos mirar por arriba de ella. El realismo y el pragmatismo han adquirido en nuestra época connotaciones positivistas que denotan nuestra pobreza intelectual y espiritual, si nos comparamos con otros tiempos en nuestro devenir.

    Es más, algunos nos sentimos francamente alagados bajo los calificativos de idealistas y utópicos. Estas etiquetas nos resultan estimulantes porque nos ayudan a liberarnos de los paradigmas y marcos establecidos buscando honesta y libremente la posibilidad de construir nuevos caminos para que la humanidad pueda transitar por ellos hacia una era superior.

    En este contexto, la posibilidad de ser profundamente objetivo surge de entender que una utopía razonada, en el sentido amplio del término, no es necesariamente algo imposible, sino aquello que simplemente no ha sido, hasta ahora, logrado a gran escala.

    Por otra parte, es pertinente tomar una clara posición desde este momento sobre los avances de la Tecnología en todos sus campos. En nuestra opinión, el desarrollo tecnológico es y ha sido muy positivo para la humanidad y por lo tanto lo aplaudimos y fomentamos con todo entusiasmo. Esta no es necesariamente la posición de muchos ecologistas, naturalistas, antropólogos, etnólogos e ideólogos, a los que les gusta asumirse como naturalistas y anti capitalistas, pero que siguen viendo con recelo a la tecnología.

    El avance de la tecnología debe ser apoyado con todos los recursos que sean necesarios, siempre que esté al servicio de la sociedad, tanto en su concepción como en su aprovechamiento económico. La tecnología debe ser un medio al servicio de los grandes valores sociales y no un fin en sí mismo o un instrumento que facilite la concentración económica a favor de grupos y empresas privilegiadas.

    Es necesario evitar que la tecnología se convierta, como en muchos casos lo ha sido, en un puente que conduzca a la conformación de sociedades cada vez más injustas e inequitativas, o que facilite la opresión, la represión y la codicia.

    La tecnología ha servido, sirve y seguirá sirviendo al ser humano y puede ayudar a proteger y mejorar su entorno. Para ello las prioridades que emanan de los patrones culturales tienen que estar éticamente identificadas, evaluadas y jerarquizadas. De lo contrario, esa misma tecnología puede ser usada para satisfacer las peores inclinaciones de los seres humanos relacionadas siempre con el egoísmo y la satisfacción de ambiciones elitistas.

    Para orientar correctamente el desarrollo tecnológico y su aplicación, es fundamental definir los objetivos sociales de las grandes mayorías, respetando las preferencias individuales. Ello requiere la construcción de un nuevo modelo económico, político, social y cultural en el que se dé prioridad a la interacción directa de la personas en ambientes que la faciliten, así como a la colaboración, la integración, el reconocimiento del mérito, el equilibrio ecológico, el desarrollo intelectual y la auténtica calidad de vida, contrarrestando el prestigio que se le asigna actualmente a la propiedad de los medios materiales, al poder y a la fama.

    Precisamente, la riqueza material, el poder y la fama han sido, desde siempre, las tres grandes drogas no solo permitidas sino prestigiadas socialmente, a pesar de que sus efectos son claramente destructivos para quienes las usan y para quienes están cerca de ellos. Estas drogas han sido codiciadas desde hace mucho tiempo por los miembros de las élites políticas, militares y empresariales sin importar que potencializan la maldad del ser humano y envenenan todos los grandes esfuerzos de superación colectiva y social, incluyendo los que pasaron bajo las banderas del socialismo y los que impulsan la democracia representativa que defienden en nuestra época los políticos profesionales que gustan de autodenominarse demócratas.

    Para construir un nuevo modelo social y cultural debemos tomar en cuenta la evolución reciente y la situación actual de la humanidad, tanto en su contexto cualitativo como cuantitativo. Nunca vivimos tantos seres humanos en la superficie de nuestro planeta ni tuvimos tanto impacto en el entorno como ahora. Todo indica que ambos fenómenos, esto es, el número de habitantes y su grado de impacto o huella ecológica seguirán aumentando. Por ello, la responsabilidad histórica de esta generación y las venideras será especialmente crítica.

    Estamos obligados a encontrar formas de alcanzar y mantener el equilibrio entre nuestro beneficio material y el medio que nos rodea, a fin de conservar y mejorar este último.

    Al haber alcanzado en buena parte el dominio de la naturaleza, los humanos estamos ahora obligados a nutrirla y a enriquecerla para regresarle lo que nos ha dado. Incluso, tenemos la capacidad técnica y cognoscitiva para ampliar su belleza y diversidad.

    Un sistema social saludable permite y facilita el que todos sus integrantes puedan desarrollar y explotar su potencial físico e intelectual en beneficio propio pero a través del prójimo, de la colectividad y del medio que la rodea. Este sistema debe ofrecer las vías para que todos sus integrantes disfruten de estándares satisfactorios en salud, educación, seguridad, vivienda, alimentación, recreación, descanso, deporte, diversión, diversificación, conocimiento, placer y sobre todo para construir la plataforma que les permita realizarse en el trabajo físico e intelectual de su preferencia, así como participar en las decisiones que afectan su cotidianidad y el entorno que la determina, incluyendo los medios para expresarse mediante actividades políticas y artísticas, entre otras.

    En otras palabras, necesitamos un sistema integral que nos conduzca a la superación y al esplendor de la Vida, tanto humana como animal y vegetal. Su construcción significará para los humanos la auténtica felicidad, porque somos nosotros los únicos llamados a diseñarlo, ejecutarlo y mantenerlo.

    Alcanzar un sistema de este calibre y mejorarlo constantemente no es responsabilidad o tarea del famoso Estado ni debemos seguir pensando cómodamente en asignarle estas funciones al gobierno en turno con la vana ilusión que crean las votaciones en las democracias representativas. Ilusionarnos al entregar esta gran responsabilidad a los políticos profesionales es absurdo y tiene además un costo muy alto en todos los sentidos. La historia mundial así lo demuestra.

    Construir un nuevo sistema social es obligación de todos nosotros y podemos hacerlo si tenemos clara la ruta a seguir y nos comprometemos para aportar lo que podamos a esta finalidad. Suponer que los políticos profesionales (poprof’s) a través del Estado o el gobierno en turno lo harán por nosotros es buscar un camino fácil pero falso. Ese camino nunca será una realidad y esperar que lo construyan a base de discursos y palabras huecas solo nos conducirá a una permanente frustración. Digamos que esta sí es, no solo una ilusión sin sustento, sino la más engañosa de todas las utopías irracionales entre las distintas opciones de mejora disponibles para la sociedad.

    Para que cada uno de nosotros, miembros de la sociedad mundial, o al menos la gran mayoría, podamos alcanzar el nivel de educación y consciencia que requiere participar en la creación y consolidación de un sistema social nuevo, diferente y superior, construido a base de ideas, programas, proyectos y organizaciones de beneficio colectivo y ecológico, será necesario que, por un lado, tengamos el camino abierto para satisfacer nuestras necesidades básicas, y por el otro, nos liberemos mentalmente de esta carrera desenfrenada en favor del consumo, impuesta por la ideología dominante a través de una frenética publicidad en los medios masivos de comunicación.

    De hecho, tenemos que hacer el esfuerzo de ponderar con objetividad el efecto de los medios de comunicación masiva en nuestros valores y marcos mentales de referencia, tanto en el nivel consciente como en el subconsciente. Por medio de sus mensajes publicitarios cotidianos, así como los de información y análisis, estos medios nos presionan subliminal y abiertamente para que dediquemos la vida a la adquisición de nuevos bienes y servicios, o para incrementar su cantidad, preferir los de mayor precio y sofisticación, e intentar permanentemente subir de categoría.

    Construir y ser parte de un sistema social revolucionario implica simplemente tomar desde hoy una decisión personal determinante. No necesitamos que un personaje carismático y visionario nos conduzca por la nueva ruta, que un grupo rebelde nos imponga su modelo o que un dictador nos sumerja por la fuerza de las armas en el sistema social que considere más conveniente. Lo que necesitamos es al menos una pequeña comunidad solidaria integrada por individuos cuya ideología sea relativamente similar, para apoyarnos y retroalimentarnos entre todos, haciendo en conjunto el tremendo esfuerzo que conlleva liberarse de una cultura que divide a los humanos en dos grandes grupos: los ganadores y los perdedores, en función de sus posesiones o su estándar económico, su poder y su fama.

    Esta obra pretende presentar un conjunto de propuestas en los ámbitos de la economía, la política, la integración social y sobre todo en aquellos que conciernen a la ideología y la cultura, a fin de colaborar en la evolución integral de la especie humana.

    Entre todos estos campos, son los de la ideología y la cultura los más importantes, ya que son precisamente las ideas consideradas como válidas y las estructuras culturales que les refuerzan, las que determinan el comportamiento, los valores y el destino de las comunidades humanas.

    En este sentido, suscribo el concepto antropológico de cultura que identifica con este término al complejo de pensamientos, interpretaciones, supuestos, valores, acciones, reacciones y medios utilitarios que generan una forma de ser, pensar, actuar y vivir en un grupo social específico y que guían a cada uno de sus integrantes y en especial a sus mayorías, a lo largo de su vida, definiendo tanto la manera en que responden a sus necesidades, como a su misma creación y por supuesto a sus deseos y aspiraciones.

    Me queda claro que aventurarme a elaborar una propuesta de esta magnitud es más que atrevido y por ello mismo existe el terrible riesgo de ser severamente criticado, satirizado, difamado, ridiculizado, o peor aún, ignorado, ya que esta última vía es el arma de mayor poderío y contundencia empleada por las elites cuando perciben la posibilidad de estar amenazadas en su parte más sustancial y estratégica, esto es, en su ideología y escala de valores.

    También los grandes grupos de asimilados a la cultura predominante del individualismo materialista tienden a reaccionar negativamente o a ignorar las ideas y propuestas que no coinciden con sus mediocres objetivos, ya que su mente no es libre pero tampoco desea la Libertad. Simplemente se pasan la vida aspirando a tener lo que las elites les muestran como indicadores y objetos equivalentes al triunfo y a la realización.

    De cualquier manera y a pesar del viento y la corriente en contra, es necesario ser obstinado cuando se está convencido, como lo estoy, de la conveniencia y necesidad de mantener un diálogo abierto sobre estos temas y en particular sobre el rumbo que le han impuesto a la humanidad las elites privilegiadas, que por su condición, se han convertido en un obstáculo al progreso integral de la humanidad.

    El abrir el análisis y la discusión al amplísimo campo de la humanidad no es consecuencia de una aspiración megalómana o algo similar. Lo que sucede es que -como muchas personas saben en la actualidad- la llamada globalización o integración social y cultural a escala planetaria, ha provocado entre otros fenómenos que los conjuntos sociales, antes relativamente separados en comunidades locales, regionales o nacionales, se encuentren ahora estrechamente interrelacionados, al grado de constituir ya, una sólida sociedad mundial, cada vez más identificada con los mismos valores, problemas, aspiraciones, y por ello mismo, con la urgencia de soluciones similares, aplicables a todos.

    En este sentido, invito a los pensadores, políticos, analistas, investigadores y ciudadanos del mundo a debatir en la arena de las redes sociales y el internet - o en cualquier foro - las ideas y propuestas que en este trabajo se presentan. Por fortuna la tecnología ha venido a revolucionar la comunicación entre los integrantes de la sociedad planetaria y no tenemos que esperar para que las elites políticas o empresariales nos inviten a sus eventos intelectuales de gran nivel, aplicando sus peculiares criterios de selección.

    Sabemos, -porque se ha repetido en muchas ocasiones y debemos seguir haciéndolo -, que las ideas y la cultura predominante en la sociedad mundial conforman la mezcla ideológica que permite mantener la estructura económica y política actual, a la que le podríamos llamar elitocracia.

    La elitocracia renueva constantemente una justificación engañosa sobre la existencia, importancia y predominio de las elites y los pequeños grupos privilegiados en todos los países, incluyendo en ellos a los representantes políticos, a los líderes de los grandes corporativos empresariales y a las familias acaudaladas.

    Es precisamente en los medios masivos de comunicación donde debe darse constantemente la batalla para poder triunfar sobre la cultura predominante y por lo tanto sobre el régimen económico y político que defienden, nutren y retroalimentan a las actuales elites cuyos privilegios son injustificables.

    En su mayoría los medios de comunicación están estrechamente controlados por esas elites, tanto la de los políticos profesionales como la de los propietarios y directivos de los grandes corporativos empresariales, que reaccionan de manera muy similar cuando de ideología y cultura se trata. Sin embargo, es posible que por un período aún amplio, la internet siga siendo relativamente libre y hay que aprovecharla para presentar un frente ideológico global, claro, intenso y determinante.

    Es la Internet

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