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El demonio anda suelto.: El poder de la Cruz de Pericón
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Libro electrónico277 páginas2 horas

El demonio anda suelto.: El poder de la Cruz de Pericón

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Los campesinos del centro de México y en especial de Morelos defienden su patrimonio familiar; mediante un ritual el 28 de septiembre. Ellos tienen la creencia y la confianza de que Dios envía a san Miguel el día 29, para luchar contra el “Maligno”, defender todo lo que esté “enflorado” con la Cruz de Pericón y bendecir la primera cosecha de la t
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 ago 2021
ISBN9786075393872
El demonio anda suelto.: El poder de la Cruz de Pericón

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    El demonio anda suelto. - Dora Sierra Carrillo

    INTRODUCCIÓN

    La mayor parte del contenido de este libro proviene de mi tesis doctoral El yauhtli o pericón, planta curativa y protectora. Su importancia mágico-religiosa en el presente y en el pasado, título nada atractivo y bastante cansado para el lector. Como me sugirió mi querido maestro Alfredo López Austin: Si recomiendan tu tesis para publicarla, por favor cámbiale el título. Y, por supuesto, fue tarea prioritaria elegir un nombre que reflejara lo esencial del estudio: el enfrentamiento, la lucha de dos poderes opuestos: el bien contra el mal. El primero personificado por san Miguel y su siempre aliada la Cruz de Pericón, y el mal representado por el demonio en sus diversas manifestaciones.

    Sin embargo, cuando decidí el título de esta obra descubrí que, curiosamente, en el estudio que llevé a cabo el demonio no tuvo el mismo tratamiento que la tríada sagrada formada por Tláloc, el yauhtli o pericón y san Miguel arcángel, a la que conferí entonces mayor relevancia. Sólo cuando analicé la importancia, la categoría de los participantes en el hecho histórico objeto de mi investigación, ubiqué las dos fuerzas en pugna en la jerarquía apropiada.

    Es precisamente el diablo quien al soltarse del poder y control de Dios y atacar al hombre y sus cultivos, pone a prueba el poder del santo y de la flor. Cada año Él provoca la gran batalla contra los campesinos del centro de México; pero ellos, protegidos por la sagrada espada del arcángel y la Cruz de Pericón, lo desafían y logran vencerlo.

    Una vez expresado lo anterior, empezaré por explicar que una cruz amarilla fue el origen de este libro. Una cruz hecha con una planta de flores amarillas —el yauhtli o pericón— que los agricultores morelenses y de otras entidades vecinas colocan en las cuatros esquinas de sus campos de cultivo, en el cruce de los caminos, en las puertas y ventanas de sus casas, en los comercios y hasta en los vehículos de transporte el 28 de septiembre, día anterior a la llegada de san Miguel para protegerse de los malos aires y de todas las fuerzas del mal que el demonio desata cuando anda suelto, las cuales pueden dañar sus siembras y el precario patrimonio de los campesinos y sus familias.

    A esta ceremonia la llaman la enflorada o la periconeada; los agricultores consideran la flor de pericón una aliada del arcángel para resguardar sus cultivos de los vientos y plagas destructoras y poder levantar una buena cosecha, tener alimentos suficientes y no pasar más hambres; porque si el diablo, que también representa la hambruna, es derrotado por el santo y la cruz, el maligno ya no los dañará más.

    En el trabajo de campo que realicé en varias comunidades del estado de Morelos, observé este ritual, profundamente arraigado en la vida y las creencias de los habitantes de la región, lo cual despertó mi interés por conocer su significado y su importancia a través del tiempo.

    Éste fue el inicio de una investigación histórico-etnográfica que me llevó a conocer los usos ceremoniales y terapéuticos de esta planta. A medida que avanzaba la búsqueda, pude darme cuenta de que su anisado aroma y su amarillo color encerraban un simbolismo mágico-religioso cuyas raíces se extendían a un pasado muy remoto. De manera que la pequeña flor silvestre creció tanto que se transformó en todo un universo de estudio.

    El pericón es una hierba silvestre erecta de 30 cm a un metro de altura, ramificada; las hojas son de bordes dentados y de color verde oscuro, de olor y de sabor de anís. Sus flores amarillas están agrupadas en las partes terminales de la planta. Es originaria de México, Guatemala y Honduras. Crece en climas semicálidos y templados. Pertenece al género Tagetes lucida o Tagetes florida, de la familia de las compuestas o Asteracea.

    Se le conoce con diversos nombres: yauhtli en náhuatl; mikua en otomí: yita perico en mixteco; tzitzak en tzeltal; curucumín en purépecha; guía lagazaa en zapoteco; tumusáli entre los huicholes; los mayas yucatecos la llaman xpuhuc y los quichés yiá. En México se le han dado diferentes nombres en español, según la región: anisillo, hierbanís, hierba de nubes, hierba de San Juan, periquillo, hierba de Santa María, hierba santa, pericón y tatalecho, entre otros.

    La esencia y el poder divinos de esta planta la han vinculado en el remoto pasado a Tláloc y en la actualidad a san Miguel arcángel. En ambos casos está estrechamente unida a las concepciones relacionadas con la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, los fenómenos atmosféricos, los ciclos estacionales y el cultivo de la tierra.

    Es importante señalar que las plantas, además de ser entes biológicos, implican una carga ideológica; sus facultades o atributos son productos culturales otorgados por las sociedades humanas que hacen uso de ellas, por lo que se constituyen en elementos referenciales de un pueblo. Al explicar las propiedades reales del vegetal y las que le han otorgado las culturas, trataré de mostrar la red de relaciones en los distintos sectores del cosmos que se han atribuido al yauhtli.

    Eliade relaciona el valor mágico y curativo de ciertos vegetales con un prototipo celeste de la planta, o con el hecho de que ésta haya sido tocada por un dios; considera que ninguna planta es preciosa por sí misma, sino solamente por su participación en un arquetipo, o por la repetición de ciertos ademanes y palabras que, aislando la planta de la especie profana, la consagra.¹

    El objetivo central de mi trabajo fue descubrir el sistema de ideas y creencias que se ha generado en torno al yauhtli o pericón, como entidad biocultural fuertemente ligada a las creencias religiosas sobre el ciclo agrícola y los conceptos de salud y enfermedad de las sociedades prehispánica, colonial y contemporánea del centro de México.

    Bloch expresa que un fenómeno histórico nunca puede ser explicado en su totalidad fuera del estudio de su momento, en todas las etapas de su evolución. Hay que tener en cuenta tanto la etapa en que se vive como todas las demás.² Reza un viejo proverbio árabe: Los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres. A partir de estos conceptos, el desarrollo del trabajo se orientó no sólo a rastrear el origen de las prácticas y las creencias relativas a la planta, sino también al análisis del sistema de pensamiento y a las condicionantes sociales y religiosas que las han mantenido a través del tiempo.

    Fue necesario hacer un largo recorrido en el tiempo para observar los hechos que se han entretejido a lo largo de milenios en el uso ritual y medicinal de este vegetal, registrar las supervivencias y los cambios y descubrir las causas que los han ocasionado. Para ello tuve que incursionar en las dimensiones remotas, lejanas, recientes y actuales y seguir la huella de los distintos acontecimientos y circunstancias que han rodeado al pericón en los dos campos mencionados. De manera simultánea, hice el análisis de su asociación con deidades del panteón prehispánico y con algunos santos cristianos, en especial con san Miguel.

    El estudio, como mencioné antes, lo centré en un principio en la tríada sagrada formada por Tláloc, san Miguel arcángel y el pericón, es decir: en la búsqueda de elementos significativos que me permitieran comprender la asociación de estos númenes con la planta y descubrir las características de esta relación y la importancia que adquiere en las antiguas y actuales sociedades del México central. Sin embargo, ahora intento profundizar más en el papel desempeñado por el diablo en la religiosidad popular para explicar el pensamiento simbólico que subyace en las creencias y manifestaciones mágico-religiosas de los agricultores contemporáneos.

    Fue necesario conocer el proceso para explicar los hechos, pues todo fenómeno cultural es el resultado de procesos históricos que al mismo tiempo que se transforman de manera continua, mantienen ciertas regularidades que permiten estudiarlos científicamente. Para llevar a cabo esta investigación consideré un periodo suficientemente largo que me permitiera registrar y estimar los cambios y las permanencias del uso ritual y medicinal del pericón.

    El trabajo lo desarrollé dentro de un proceso histórico de muy larga duración. Este tipo de estudios, bajo todas sus formas, le abre a la historia las puertas de todo lo actual, que se encuentra en todos los lugares del banquete.³ El modelo que lo vertebró se apoyó en los conceptos que dominan los problemas de la larga duración: los mecanismos que vinculan la sucesión de los acontecimientos a la dinámica de las estructuras sociales, considerando la estructura como una realidad que el tiempo tarda en desgastar y transportar. Braudel señala que la estructura es permanencia, un grueso personaje que atraviesa inmensos espacios de tiempo sin alterarse.⁴

    En este caso, el modelo que elaboré se basó en la lógica interna que regula la vida de las sociedades agrarias: su fuerte dependencia de las fuerzas naturales y sobrenaturales; las deidades vinculadas a la lluvia y con el ciclo agrícola; el profundo contenido simbólico de la flora en la tradición religiosa del pasado y del presente; el concepto de dualidad que todavía sigue vigente; la esencia divina, la naturaleza, el poder y la fuerza que se le han atribuido a determinadas plantas, entre ellas al yauhtli.

    Todo esto conformó el núcleo duro de la cosmovisión mesoamericana que aún está presente en muchas poblaciones de nuestro país, sobre todo en el área rural, donde se observan entretejidas creencias prehispánicas y cristianas en la religiosidad popular de sus habitantes. En el análisis identifiqué los componentes que han constituido este núcleo duro y que han sido muy resistentes al cambio histórico.

    En primera instancia realicé el estudio de la herbolaria desde dos perspectivas: la farmacológica y la cultural, es decir, la relación hombre-planta, a fin de destacar el lugar que ocupan las plantas en el universo interpretativo de las sociedades, lo que obtienen y esperan de ellas, y lo que han simbolizado en las tres etapas históricas señaladas anteriormente.

    Al investigar el uso ritual y medicinal del yauhtli en el contexto religioso mesoamericano, traté de determinar la naturaleza ideológica del ritual en el que se inscribe esta flor y su trascendencia para producir una de las muchas cadenas que unen el presente con el remoto pasado prehispánico. Pensé que si lograba identificar el principio regulador del proceso histórico de este ritual y determinar las causas principales que contribuyeron a la sustitución de Tláloc por el arcángel san Miguel, sería posible explicar cómo y por qué un vegetal sagrado mesoamericano trasciende en el tiempo y se integra al símbolo por excelencia de la religión cristiana: la Cruz de Pericón.

    La práctica de ordenar los hechos cronológicamente me llevó a dividir el texto en dos partes. La primera contiene la estructura conformada por las dos tradiciones religiosas que convergen en el tema en estudio: la mesoamericana y la cristiana. La segunda hace referencia a los dos personajes protagónicos: san Miguel arcángel y el demonio, y al profundo significado ceremonial de la Cruz de Pericón entre las sociedades campesinas del centro de México.

    Fue necesario hacer una análisis retrospectivo para seguir las huellas y encontrar, en el trasfondo histórico, la génesis de las creencias relativas a los poderes de las plantas, así como observar los cambios y permanencias en los usos del yauhtli, que me permitieran conocer la imagen simbólica del mundo que prevaleció en cada una de las etapas que se cubrieron en este libro.

    En el primer capítulo hablo de los aspectos teóricos que me sirvieron de apoyo para desarrollar la investigación. Las propuestas que surgieron en la escuela francesa de los Anales —encabezada por Marc Bloch, Fernando Braudel y Pierre Vilar—, principalmente, sobre los trabajos históricos de larga duración, fueron el eje rector del estudio.

    En el segundo, planteo las características fundamentales de la cosmovisión y la taxonomía mesoamericanas, y, en ese contexto, destaco la figura de Tláloc y su estrecho vínculo con el yauhtli en los ritos de diversas festividades.

    Los conceptos de salud y enfermedad, y el papel que desempeñaron las plantas entre los pueblos prehispánicos, son el tema del tercer capítulo. Aquí he incluido los primeros registros que se hicieron en las obras de fray Bernardino de Sahagún y Martín de la Cruz sobre las características y usos del yauhtli, y presento una descripción botánica de la planta.

    Con el propósito de identificar el yauhtli en otros contextos y constatar los datos que me proporcionaron las fuentes documentales, el trabajo interdisciplinario me llevó a incursionar en la arqueología, la biología y la iconografía. Los resultados de esta interesante búsqueda integran el capítulo cuarto.

    Conocer el sistema de ideas y creencias en torno a las plantas en la España del siglo xvi, fue una valiosa y reveladora experiencia que me permitió atar algunos cabos y comprender el largo viaje que hicieron algunos símbolos a las tierras recién conquistadas en América. El capítulo quinto contiene estos antecedentes.

    Siguiendo el orden cronológico, en el capítulo sexto abordo la ideología religiosa prevaleciente en la Nueva España y el uso de hierbas en ese contexto. Los documentos consultados en el Archivo General de la Nación, las obras de médicos españoles y novohispanos y los testimonios registrados por Hernando Ruiz de Alarcón y Jacinto de la Serna, me brindaron una interesante información para el desarrollo de este tema.

    En la segunda parte destaco una nueva trilogía: san Miguel, el demonio y la Cruz de Pericón. En ese orden elaboré la secuencia de los capítulos: los dos primeros describen el origen y la trayectoria europea del culto a este arcángel y su arribo a tierras mexicanas, así como sus primeras representaciones.

    El siguiente está dedicado a la imagen y a los poderes que la cosmovisión campesina le ha atribuido a san Miguel, principalmente en el centro de México, y a diversos testimonios etnográficos que aluden a ellos.

    Retomando la idea que expresé inicialmente, el demonio viene a ocupar su lugar protagónico en el cuarto capítulo de esta segunda parte, cuyos temas fundamentales son: el concepto cristiano del diablo y la respuesta indígena; la resignificación que la religiosidad popular actual ha otorgado al Chamuco, y la estrecha relación de éste con los poderes destructores de la naturaleza.

    Aun cuando el uso ritual y medicinal del pericón está extendido en varias entidades de nuestro país, he centrado mi atención en Morelos y en algunas poblaciones cercanas a dicho estado. Para lograr una mejor comprensión del arraigo ceremonial de esta planta en el estado, sobre todo en la parte noreste, en el quinto capítulo describo algunos antecedentes históricos de la entidad, así como las características geográficas que determinan su ciclo pluvial y agrícola y, por ende, la supervivencia de los rituales de petición de lluvias y los relacionados con la siembra y la cosecha.

    El sexto está dedicado lo mismo al uso mágico que los morelenses le han otorgado al yauhtli, que al profundo conocimiento de los médicos tradicionales, las parteras y los herbolarios sobre las plantas medicinales, herencia mesoamericana que ha llegado hasta nuestros días.

    En el séptimo capítulo presento la nueva tríada sagrada formada por el demonio, san Miguel arcángel y la Cruz de Pericón; el objetivo principal aquí es atar cabos. Después de analizar los conceptos de dualidad que existen en el pensamiento de los agricultores, explico las posibles causas que originaron la sagrada alianza entre la espada de san Miguel y la Cruz de Pericón para combatir y someter los fenómenos atmosféricos y todas las fuerzas del mal representados por el diablo, que amenaza con destruir sus cultivos, sus hogares y todo su patrimonio familiar.

    Finalmente, describo el uso del pericón en otras áreas de México para establecer las semejanzas y las diferencias que existen en el papel que desempeña esta flor en los rituales y en la medicina de diversas regiones.

    Con el objeto de cubrir otros aspectos, en los anexos se incluyen los estudios recientes sobre los principios activos de la planta y su aplicación en la cura de determinadas enfermedades, en algunos campos de la industria y en la alimentación.


    ¹ Eliade, 1999, p. 36.

    ² Bloch, 1995, p. 27.

    ³ Braudel, 1995, p. 116.

    Ibidem, p. 70.

    ⁵ Alfredo López Austin propone y aplica el concepto de núcleo duro a aquellos elementos del complejo cosmológico mesoamericano que son casi inalterables, en contraste con otros más vulnerables al cambio, hasta llegar a los de naturaleza efímera. Véase como ejemplo una de las obras en

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