Autobiografía: Mi Voz - Ramón López Velarde

Por Ramón Félix de la Torre

La Autobiografía - Mi Voz - de Ramón López Velarde, pretende mostrar en su propia voz el ambiente regional de Jerez, en el libro La Sangre Devota su amor por Fuensanta, en Zozobra hacer poesía manifestando su dominio de ella, y los conflictos internos de su dualidad funesta. El Son del Corazón es un reencuentro con Fuensanta y la región de Jerez. También describe sitios y lugares importantes de Jerez y la ciudad de Zacatecas.

• Idioma: Español
• Editorial: Ramón Félix de la Torre
• Fecha de lanzamiento: 8 jul 2021

Vista previa del libro

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100 AÑOS

RAMÓN LÓPEZ

VELARDE

RAMÓN FÉLIX DE LA TORRE

RAMÓN LÓPEZ

MI VOZ VELARDE

AUTOBIOGRAFÍA

Prólogo

Este imaginario especular de Ramón visto por otro Ramón que se mira a sí mismo y no es su imagen, pero que la especula y reconoce en los paisajes de su natal ciudad (de ambos), juego de espejos que lanza una mirada con la doble intención de hacer presente y sustituir una presencia posible pero ausente. Como dijera Gastón Bachelard, Creemos a veces que nos conocemos en el tiempo, cuando en realidad solo se conocen una serie de fijaciones en espacios de la estabilidad del ser [...] que quiere suspender el vuelo del tiempo. En sus mil alvéolos, el espacio conserva tiempo comprimido. Así, el espacio común puede admitir que confluya el tiempo. Por eso puede mirarse desde un punto común. Porque la casa natal, más que un cuerpo de vivienda, es un cuerpo de sueño. Y la poesía, que dice la verdad por medio de la ficción, más que probar intenta multiplicar las formas para que las propiedades se acomoden y puedan aproximarse unas a otras. Como llorar en el vientre materno para vislumbrar algo del futuro —dijo Ramón LV—, o como adivinar la hondura del mar y ser miel y veneno a la vez (o tósigo y cauterio). Porque la poesía, como dice Paul Ricoeur, no pretende probar nada, su finalidad es mimética; su característica peculiar es decir la verdad por medio de la ficción. No es elocuencia.

Este cuerpo de sangre devota que corre por venas voraces como las hormigas que le negarán su abrazo y oye los maullidos del demonio sarcástico que lo devuelve al lodo, en el edén subvertido que se calla, reúne los días como en uno solo, pinta una estampa impregnada de una íntima melancolía, enfermedad de lo absoluto, que busca consuelo en dos tipos de amor que parecen excluyentes: las mujeres de luto con rostro de ebriedad y la imagen tenebrosa de la vocación abandonada: Diste muerte a mi cándida/ niñez, toda olorosa a sacristía, y también/ diste muerte al liviano chacal de mi cartuja...

Leemos los recuerdos compartidos en ese Jerez con los ecos del presagio titulado Treinta y tres: La edad del Cristo azul se me acongoja/ porque Mahoma me sigue tiñendo/ verde el espíritu y la carne roja,/ y los talla, al beduino y a la hurí,/ como una esmeralda en un rubí.// Yo querría gustar del caldo de habas,/ mas en la infinidad de mi deseo/ se suspenden las sílfides que veo,/ como en la conservera las guayabas...

Hugo Gutiérrez Vega coincidía en que el juego de espejos permitió al poeta jerezano el descubrimiento de sus múltiples rostros, esto es, que en el arte hay más que líneas rectas y superficies pulidas: la forma ya asida comienza a disolverse y desfigurarse. Flaubert dijo alguna vez que tenemos demasiadas cosas y no suficientes formas. Abrazo a mi amigo Ramón Félix, devoto paisano y paisano devoto.

Gustavo Peñalosa Castro

El mil con sus tres ochos. 15 de junio. El mes más luminoso del año, bajo el signo zodiacal de Géminis, colindante con los de Leo y Virgo —la pasión y la virtud— me trajo a esta dimensión planetaria: a Jerez, Zacatecas. No un pueblo de los que hay muchos, sino uno de los muchos que hay y que reúne las características para ser pueblo mágico. A la una de la mañana arribé a este planeta y partí a la misma hora, en la Ciudad de México, un cuarto de hora después. Nací y partí en la madrugada del mismo mes, amo las madrugadas. En este 2021 cumplo 133 años de vida y 100 de que dejé este estadio terrenal.

Nací poeta y escritor, con sensibilidad, imaginación y dominio del lenguaje que cultivé y perfeccioné durante mi existencia. Entre otros textos escribí tres libros La sangre devota, mi amor y ofrenda a Jerez y a Fuensanta, a quien identifiqué con la virgen; Zozobra, que trata sobre mis conflictos internos por el amor de las mujeres, sobre todo de Margarita Quijano, la dama de la capital; y El son del corazón, libro póstumo que contiene el reencuentro con Fuensanta. Asimismo, escribí poesía, abundante crítica literaria y política, cartas, cuentos y demás géneros literarios. En algún tiempo fui sencillo y