SUCEDIÓ UN LUNES por la noche. Agustín Ciprián vio a su esposa saliendo de una milpa en el pueblo de Calixtlahuaca, jurisdicción de la actual Toluca. Aparentemente, ella se encontraba en estado de ebriedad, después de haber ido a vender pulque, también “se echó unos tragos con una amiga”. Al llegar a casa, cuando le pregunto qué estaba haciendo ahí, la mujer “no habló palabra”.
En un ataque de cólera, el hombre la abatió “con golpes contusos en la parte noble de la cara” hasta dejarla inconsciente; con los cordones de su huipil, la ahorcó y le quitó vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, comenzó a llorar y salió a gritar a los vecinos y a sus voces acudió Martín Diego y su cuñado, quienes lo aprehendieron y lo llevaron al alcalde.
Así relata la causa penal iniciada el 6 de septiembre de 1774, con la denuncia presentada ante el capitán Don Antonio de la Banda y Garcés, corregidor de la ciudad de Toluca, por Manuel