El burlador de Sevilla
Por Tirso de Molina
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con El burlador de Sevilla
Libros electrónicos relacionados
El burlador de Sevilla Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl burlador de Sevilla, I Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Tan largo me lo fiais...? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl alcalde de Zalamea Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl alcalde de Zalamea Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl labrador venturoso (Anotado) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Acarnienses Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos siete durmientes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmar por razón de Estado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas grandezas de Alejandro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBlanca de Borbón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¡Por una hija! Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Vergonzoso en Palacio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Tempestad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmor, honor y poder Calificación: 2 de 5 estrellas2/5El mejor alcalde, el Rey Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCada cual con su razón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas nubes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl gran duque de Moscovia y emperador perseguido (Anotado) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa discordia en los casados Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesReinar después de morir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesÁyax - Espanol Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las avispas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGuardadme las espaldas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas bizarrías de Belisa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAyax Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeatro breve Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmor y obligación Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa devoción del rosario Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmor, ingenio y mujer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Artes escénicas para usted
Guía Práctica de Ejercicios de Técnica para Guitarra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Teoría de la Música: Niveles 1 - 3 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Biblioteca Studio Ghibli: El viaje de Chihiro Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Storytelling: Cómo contar tu historia para que el mundo quiera escucharla Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fausto: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El miedo escénico: Orígenes, causas y recursos para afrontarlo con éxito Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Mandrágora Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Gran Cuaderno de Podcasting: Cómo crear, difundir y monetizar tu podcast Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La muerte de Ivan Ilich Calificación: 4 de 5 estrellas4/5¿Quieres escribir un cuento? Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Oratoria Métodos y ejercicios para aprender el arte de la oratoria Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las 50 leyes del poder en El Padrino Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los 1001 mejores chistes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos 100 clasicos de la moda: Una guia de articulos que toda mujer con estilo debe poseer Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Kit del escritor: 50 herramientas imprescindibles Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El diálogo: El arte de hablar en la página, la escena y la pantalla Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El guión. Story Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Metamorfosis y cartas al padre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Batman, el héroe: La trilogía de Christopher Nolan Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo escribir un microrrelato Calificación: 5 de 5 estrellas5/550 Clásicos que debes leer antes de morir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl guión y sus formatos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las confesiones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl secreto del mejor cine: El subtexto en el guion y en la novela Calificación: 5 de 5 estrellas5/5De la oscuridad a la luz Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El Aprendizaje de Idiomas es Fácil Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La historia de la Gaviota y el Gato que le enseñó a volar Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El crisol del Guerrero. Búsqueda de la perfección en las artes marciales Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Otelo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Iniciación a la Locución Calificación: 3 de 5 estrellas3/5
Categorías relacionadas
Comentarios para El burlador de Sevilla
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
El burlador de Sevilla - Tirso de Molina
Molina
Tirso de Molina
El burlador de Sevilla
Colección Dramaturgia
Diagramación: Libros Móviles
www.librosmoviles.com
Todos los derechos reservados para esta edición electrónica
©Libros Móviles 2015
Personajes
Hablan en la comedia las personas siguientes:
Don Diego Tenorio, viejo
Don Juan Tenorio, su hijo
Catalinón, lacayo
El Rey de Nápoles
El Duque Octavio
Don Pedro Tenorio, tío
El Marqués de la Mota
Don Gonzalo de Ulloa
El Rey de Castilla, Alfonso XI
Fabio, criado
Isabela, Duquesa
Tisbea, pescadora
Belisa, villana
Anfriso, pescador
Coridón, pescador
Gaseno, labrador
Batricio, labrador
Ripio, cirado
Doña Ana de Ulloa
Aminta, labradora
Acompañamiento
Cantores
Guardas
Criados
Enlutados
Músicos
Pastores
Pescadores
ACTO PRIMERO
Salen don JUAN Tenorio e ISABELA, duquesa
ISABELA: Duque Octavio, por aquí
podrás salir más seguro.
JUAN: Duquesa, de nuevo os juro
de cumplir el dulce sí.
ISABELA: Mis glorias serán verdades
promesas y ofrecimientos,
regalos y cumplimientos,
voluntades y amistades.
JUAN: Sí, mi bien.
ISABELA: Quiero sacar
una luz.
JUAN: ¿Pues, para qué?
ISABELA: Para que el alma dé fe
del bien que llego a gozar.
JUAN: Mataréte la luz yo.
ISABELA: ¡Ah, cielo! ¿Quién eres, hombre?
JUAN: ¿Quién soy? Un hombre sin nombre.
ISABELA: ¿Que no eres el duque?
JUAN: No.
ISABELA: ¡Ah de palacio!
JUAN: Detente.
Dame, duquesa, la mano.
ISABELA: No me detengas, villano.
¡Ah del rey! ¡Soldados, gente!
Sale el REY de Nápoles, con una vela en un candelero
REY: ¿Qué es esto?
ISABELA: ¡El rey! ¡Ay, triste!
REY: ¿Quién eres?
JUAN: ¿Quién ha de ser?
Un hombre y una mujer.
REY: (Esto en prudencia consiste.)
¡Ah de mi guarda! Prendé
a este hombre.
ISABELA: ¡Ay, perdido honor!
Vase ISABELA. Sale don PEDRO Tenorio, embajador de España, y GUARDA
PEDRO: ¿En tu cuarto, gran señor
voces? ¿Quién la causa fue?
REY: Don Pedro Tenorio, a vos
esta prisión os encargo,
siendo corto, andad vos largo.
Mirad quién son estos dos.
Y con secreto ha de ser,
que algún mal suceso creo;
porque si yo aquí los veo,
no me queda más que ver.
Vase el REY
PEDRO: Prendedle.
JUAN: ¿Quién ha de osar?
Bien puedo perder la vida;
mas ha de ir tan bien vendida
que a alguno le ha de pesar.
PEDRO: Matadle.
JUAN: ¿Quién os engaña?
Resuelto en morir estoy,
porque caballero soy,
del embajador de España.
Llegue; que, solo, ha de ser
él quien me rinda.
PEDRO: Apartad;
a ese cuarto os retirad
todos con esa mujer.
Vanse los otros
Ya estamos solos los dos;
muestra aquí tu esfuerzo y brío.
JUAN: Aunque tengo esfuerzo, tío,
no le tengo para vos.
PEDRO: Di quién eres.
JUAN: Ya lo digo.
Tu sobrino.
PEDRO: ¡Ay, corazón,
que temo alguna traición!
¿Qué es lo que has hecho, enemigo?
¿Cómo estás de aquesta suerte?
Dime presto lo que ha sido.
¡Desobediente, atrevido!
Estoy por darte la muerte.
Acaba.
JUAN: Tío y señor,
mozo soy y mozo fuiste;
y pues que de amor supiste,
tenga disculpa mi amor.
Y pues a decir me obligas
la verdad, oye y diréla.
Yo engañé y gocé a Isabela
la duquesa.
PEDRO: No prosigas.
Tente. ¿Cómo la engañaste?
Habla quedo, y cierra el labio.
JUAN: Fingí ser el duque Octavio.
PEDRO: No digas más. ¡Calla! ¡Baste!
(Perdido soy si el rey sabe Aparte
este caso. ¿Qué he de hacer?
Industria me ha de valer
en un negocio tan grave.)
Di, vil, ¿no bastó emprender
con ira y fiereza extraña
tan gran traición en España
con otra noble mujer,
sino en Nápoles también,
y en el palacio real
con mujer tan principal?
¡Castíguete el cielo, amén!
Tu padre desde Castilla
a Nápoles te envió,
y en sus márgenes te dio
tierra la espumosa orilla
del mar de Italia, atendiendo
que el haberte recibido
pagaras agradecido,
y estás su honor ofendiendo.
¡Y en tan principal mujer!
Pero en aquesta ocasión
nos daña la dilación.
Mira qué quieres hacer.
JUAN: No quiero daros disculpa,
que la habré de dar siniestra.
Mi sangre es, señor, la vuestra;
sacadla, y pague la culpa.
A esos pies estoy rendido,
y ésta es mi espada, señor.
PEDRO: Alzate, y muestra valor,
que esa humildad me ha vencido.
¿Atreveráste a bajar
por ese balcón?
JUAN: Sí atrevo,
que alas en tu favor llevo.
PEDRO: Pues yo te quiero ayudar.
Vete a Sicilia o Milán,
donde vivas encubierto.
JUAN: Luego me iré.
PEDRO: ¿Cierto?
JUAN: Cierto.
PEDRO: Mis cartas te avisarán
en qué para este suceso
triste, que causado has.
JUAN: Para mí alegre dirás.
Que tuve culpa confieso.
PEDRO: Esa mocedad te engaña.
Baja, pues, ese balcón.
JUAN: (Con tan justa pretensión, Aparte
gozoso me parto a España).
Vase don JUAN y entra el REY
PEDRO: Ejecutando, señor,
tu justicia justa y recta,
el hombre...
REY: ¿Murió?
PEDRO: ...escapóse
de las cuchillas soberbias.
REY: ¿De qué forma?
PEDRO: De esta forma:
aun no lo mandaste apenas,
cuando, sin dar más disculpa,
la espada en la mano aprieta,
revuelve la capa al brazo,
y con gallarda presteza,
ofendiendo a