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La Quinta Columna Nazi en el Uruguay
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Libro electrónico250 páginas2 horas

La Quinta Columna Nazi en el Uruguay

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La célula del partido Nazi, NSDAP en Uruguay, comenzó oficialmente en 1933, cuando Adolfo Hitler fue nombrado Canciller en Alemania; pero ya existían fuertes sentimientos Nacional Socialistas entre inmigrantes alemanes. Adolfo Hitler restauró la moral del pueblo alemán, culpando arbitrariamente a los jud&i

IdiomaEspañol
EditorialMarice Caro
Fecha de lanzamiento27 abr 2019
ISBN9780578504803
La Quinta Columna Nazi en el Uruguay

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    La Quinta Columna Nazi en el Uruguay - Marice Ettlin Caro

    Foto aérea del acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee, detonado en la costa de Montevideo por orden de su comandante Hans Langsdorff el 17 de diciembre de 1939

    Antigua bandera del NSDAP, partido Nacional Socialista de Obreros Alemanes

    (cortesía Eduardo Espósito, Argentina)

    1940. Palacio Legislativo del Uruguay (Parlamento). Fotografía de Hart Preston. Revista LIFE

    TABLA DE CONTENIDOS

    Introducción

    Resumen y Conclusiones

    Referencias

    Acerca del autor

    Introducción

    "Las ambiciones Nazis de ninguna manera se limitan al continente europeo, se manifestaron de manera aguda en las Repúblicas Sudamericanas, y sobre todo en Uruguay. Durante algún tiempo, los gobiernos uruguayo y argentino han considerado necesario cooperar en la represión de las actividades Nazis, y han tomado la precaución de aumentar sus guardias fronterizas y establecer patrullas militares en las carreteras y en las estaciones de ferrocarril. La Cámara de Diputados uruguaya se reunió en sesión secreta el lunes pasado para escuchar un informe oficial sobre un grave complot Nazi para apoderarse del país por medio de tropas de asalto organizadas en catorce distritos dentro de la República. Se afirma que toda la maquinaria de la trama estaba lista para entrar en funcionamiento en cualquier momento al recibir órdenes de Berlín. Se han otorgado poderes excepcionales al gobierno para prohibir sociedades antidemocráticas y controlar organizaciones claves, y ya se han realizado muchas detenciones. Que tales actividades, con las cuales los países neutrales europeos han estado familiarizados desde hace mucho tiempo, deben llevarse a cabo con el mismo celo y energía en América del Sur. Existe evidencia de que no hay límites a las ambiciones Nazis. Desmienten la afirmación de Hitler de que está contento con que Europa sea para los europeos y América para los estadounidenses. Hitler no piensa en términos de un solo continente, sino de todo el mundo. El peligro de América está comenzando mientras que el de Europa está en la cima de su crisis". Resumen publicado en el diario The Spectator el 21 de junio de 1940.

    El nazismo no es otra cosa que la política del MIEDO, la misma política que aplicaron a sus pueblos Francisco Franco en España, Benito Mussolini en Italia, Stalin en la Unión Soviética, y otros fascistas sobre su gente. Sin excepción, la palabra miedo domina la conversación cuando se entrevista a personas que vivieron bajos estos regímenes, no necesariamente perseguidos, presos o torturados. El miedo es la forma más eficaz de dominar las masas, nadie reacciona, todos se paralizan y los pocos valientes que protestan terminan siendo eliminados. Un país atrapado en estas circunstancias puede llevar años en recuperarse, porque el régimen termina controlando hasta las más básicas necesidades humanas como alimentación, vivienda, atención médica y libertad de expresión. Adolf Hitler decía, El hombre de la calle no respeta más que la fuerza y la bestialidad, El terror es el arma política más poderosa y NO me privaré de ello.

    El término La Quinta Columna es genérico y se usa hoy día para designar a personas bélicas agazapadas en la sociedad. Fue originado en España al comenzar la Guerra Civil española. Se refiere al enemigo infiltrado en la propia población. Proviene de cuando un periodista le preguntó a Francisco Franco Bahamonde "¿Cuantas columnas piensa mandar para tomar a Madrid?" La respuesta de Franco fue, Cuatro, más una quinta, compuesta por quienes ya están infiltrados en la población civil". Es de ese modo que ocurre la infiltración Nazi en varios países del mundo en los 1930. Existieron dos mecanismos usados por los alemanes para infiltrarse en Latinoamérica, uno fue la creación del NSDAP (Partido Nazi) internacional y la otra fue La FALANGE EXTRANGERA, controlada también por Alemania a través del General Wilhelm Faupel. Por casi una década, en los 1930, antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial estas organizaciones nacionalistas funcionaban sin ser detectadas. El dirigente supremo de Uruguay fue Julius Dalldorf, empleado de prensa de la Embajada Alemana en Montevideo. A través de esta embajada, material de propaganda Nazis entraba al país, protegido por inmunidad diplomática. En 1940 el Poder Legislativo creó la Comisión Investigadora de Actividades Antinacionales, la que expuso la red Nazi vinculada directamente al NSDAP. Varios individuos, entre ellos agentes de la Gestapo fueron condenados con años de prisión por haber atentado en contra de la soberanía del país. Si bien se eliminó el NSDAP en Uruguay, se continuó distribuyendo propaganda Nazi clandestinamente. Varias ciudades del interior del país se convirtieron en nidos de protección a Nazis. Algunos de ellos tuvieron acceso a cuentas en el Banco Alemán Transatlántico y otros del Banco de la República Oriental del Uruguay para su subsistencia.

    A pesar de que el Partido Nazi uruguayo no tenían tantos miembros como los de Brasil y Argentina, el Uruguay fue crucial para el nazismo. Se descubrió en Salto un manuscrito de 30 páginas el que revelaba al Plan Fürhmann para invadir al país y convertirlo en una colonia agrícola alemana. Incluía el asesinato inmediato de periodistas, líderes políticos, masones, judíos, católicos y otros. Con ello pensaban controlar la cuenca del Río de la Plata y continuar la invasión al resto de Sudamérica llegando cerda de Estados Unidos y de allí lanzar misiles a ciudades en ese país. El plan estaba diseñado para ser ejecutado durante la primavera de 1939 del hemisferio sur, pero fracasó por varios factores, uno de ellos fue las investigaciones del parlamento uruguayo.

    Durante los primeros años del siglo XX, la mayoría de los uruguayos tuvieron una inclinación política socialdemócrata con presidentes como José Batlle y Ordoñez. En 1929 Uruguay fue afectado económicamente por la quiebra de la bolsa de valores en Estados Unidos, cambiando así el ambiente político del país. Durante la presidencia de Gabriel Terra Uruguay pasó por un período conservador derechistas, continuando con la presidencia de Alfredo Baldomir hasta que este reestableció la democracia en las elecciones de 1942. Ese movimiento conservador se encontraba influenciado por tres países fascistas, los falangistas de Francisco Franco desde 1934 en España, los fascistas de Benito Mussolini desde 1922 en Italia y el nazismo de Adolfo Hitler desde 1933. Pero el grupo mayoritario de inmigrantes que había llegado al Uruguay, de echo habían sido víctimas de esos regímenes totalitarios europeos. Estos inmigrantes reaccionaron en contra del falangismo, fascismo y nazismo al darse cuenta de que los horrores por los cuales abandonaron sus patrias europeas podrían repetirse ahora en Uruguay. Un país conocido internacionalmente como la Suiza de América, con leyes avanzadas como el derecho de los trabajadores, el derecho de voto de la mujer, la protección del trabajo infantil, la seguridad social, educación gratuita, atención médica gratis y otras de igual importancia.

    La Segunda Guerra Mundial comenzó el primero de setiembre de 1939 cuando Hitler invadió Polonia, aunque el año anterior ya había ocupado a otros países como Austria sin derramar sangre. Ocho meses después de comenzar la guerra, en mayo de 1940, el profesor Hugo Fernández Artucio denunció a las autoridades uruguayas la presencia de células Nazis activas en Uruguay, poniendo su vida en peligro. Debido a la denuncia de Artucio, el Diputado José Pedro Cardozo insistió en una pre-investigación, la que llevó a la formación del Consejo Investigador de Actividades Antinacionales (Decreto de Ley 10.214) en mayo de 1940. En setiembre de 1940 los doctores Luis A. Bauza y Ernesto Mautone, fiscales judiciales, presentaron sus reportes sobre las actividades Nazis en Uruguay y sus participantes. Los detalles de las vistas fiscales se encuentran en el libro Los Nazis y la Justicia Uruguaya escrito de 1941.

    1940. Hugo Fernández Artucio, autor del libro Nazis en el Uruguay. Hart Peterson. Revista LIFE, 1940

    Recién empezada la guerra en Europa y antes de la denuncia contra el NSDAP en Uruguay, ocurrió la Batalla del Río de la Plata, la primera batalla por mar entre Alemania y los aliados. Dos grandes comandantes de la Primera Guerra Mundial, Hans Langsdorff, capitán del acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee por Alemania y Henry Harwood, comandante de la Fuerza-G de los aliados, se enfrentaron en lucha de fuego en aguas territoriales uruguayas frente a Punta del Este el 13 de diciembre de 1939. El episodio final del conflicto culminó con la detonación del Graf Spee el 17 de diciembre de 1939 a 5 millas sur de Montevideo por ordenes del comandante alemán.

    Durante la mayor parte de la guerra Uruguay no participó activamente en el conflicto, excepto por la venta de productos alimenticios, tanto a los aliados (Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, etc.) como a los del eje (Alemania, Italia, Japón, etc.) Para poder financiar la represa del Rincón del Bonete, Uruguay se vio obligado a enviar materia prima a Alemania, lo que forzaba a Uruguay comprar mercadería de ese país. Uruguay se declaró neutral en la reunión de cancilleres de Panamá en septiembre de 1939, lo que fue una de las razones por la cual el Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Alberto Guani insistió que el Graf Spee se retirara de la bahía de Montevideo en 72 horas. Uruguay rompió relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón en 1942, terminando así con la neutralidad. En 1944 Uruguay le declaró la guerra a Alemania, y 12 años después, en 1956, reestableció sus relaciones diplomáticas.

    El gobierno uruguayo había hecho todo lo necesario por erradicar la Quinta Columna Nazi y Falangista, disolviendo toda actividad Nazi y fascista en el país. Pero la ayuda a alemanes escapados de la guerra continuó en Uruguay por mucho tiempo. Los submarinos alemanes frecuentemente se escondían en aguas territoriales uruguayas debido a que era un país relativamente chico, con una armada limitada y una fuerza naval casi inexistente. Se cree que la edificación llamada La Quimera, el águila que se encuentra en la costa uruguaya a dos kilómetros de Atlántida, era un marcador terrestre para orientar a los submarinos o naves que transportaran alemanes Nazis, evitando de esta manera comunicaciones por radio que los británicos pudiesen interceptar.

    Alemania lo tenía todo organizado a través del NSDAP y la Falange Extranjera (dirigida por Hitler y no por Franco) desde el principio de la década de los 1930. Mientras el primero se preocupaba de las tropas de asalto, la juventud hitleriana, propaganda, educación alemana en las escuelas y de un plan de invasión, la Falange Extranjera se preocupó en organizar la primera y segunda generación de alemanes en el exterior. Pero su función fundamental fue la infiltración en la industria. I.G. Farben, el conglomerado de industrias mas grande de Alemania llegó a tener 380 industrias en su país y 500 mas en el exterior. Fue a través de estas últimas que I.G. Farben, y por consiguiente Hitler, pudieron dominar el mundo comercial en mas de 20 países. Muchas veces abiertamente y otras en secreto usando su servicio especial de espionaje. Alemania había elegido al Banco Alemán Trasatlántico como el Banco Central Nazi para todo Sudamérica y había asignado a Uruguay como el centro sudamericano de todas las organizaciones económicas Nazis.

    Hitler tenía tres razones importantes para invadir Uruguay, aunque quizás hubo otras menos conocidas: 1. Geográficamente Uruguay estaba estratégicamente ubicado para controlar la boca del Río de la Plata y con ello todo el comercio de Uruguay, Paraguay, Bolivia, partes de Brasil y el norte de Argentina. Quien controlara el transporte del Río de la Plata, controlaría el resto del transporte fluvial de los ríos que desembocan en él. La importancia de la región del Río de la Plata no fue concebida por Hitler, sino mucho antes, por el canciller alemán Paul von Hindenburg de la primera guerra. 2. Una vez invadido Uruguay, los Nazis podrían moverse hacia el norte de América del Sur, cruzar América Central y luego desde Méjico tenían planeado enviar misiles a ciudades clave en los Estados Unidos. 3. El interés de Hitler por construir en Uruguay la represa del Rincón del Bonete pudo haber sido mucho más profundo que vender los equipos y la tecnología alemana para construirla. La existencia de planos y vestigios de un reactor en dicha represa puede explicar la intención de Alemania en producir agua pesada o tritio que se usa para estabilizar reacciones de fusión de la bomba atómica; o también helio para los zeppelines alemanes.

    A diferencia de Argentina, Paraguay, Brasil y Chile, Uruguay tuvo poca actividad Nazi después de la guerra. Aún así, algunos oficiales Nazis pasaron, vivieron o fallecieron en Uruguay. Entre ellos Josef Mengele, apodado Ángel de la Muerte por sus crímenes en Auschwitz en Polonia; Herberts Cukurs, apodado el Verdugo de Riga por el genocidio de judíos en Letonia; Dr. Aribert Heim, apodado

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