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¡Sonríe!: La magia del pensamiento positivo
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Libro electrónico256 páginas1 hora

¡Sonríe!: La magia del pensamiento positivo

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¿Sabías que puedes mantener una actitud mental positiva incluso en las peores situaciones? ¿Y que muchas veces los problemas esconden grandes oportunidades? 

¿Te atreverías a descubrirlas? Si tu respuesta es sí, encontrarás en esta obra una poderosa herramienta para afrontar cualquier situación desfavorable y mejorar tu realidad: La Magia del Pensamiento Positivo. Descubrirás que no podemos elegir las circunstancias que rodean nuestra vida, pero sí la actitud que tenemos ante éstas. ¿Has observado que hay personas a quienes parece que todo les sale mal y en cambio a otras, a pesar de las crisis y los obstáculos, siempre les va bien? En estas páginas se te mostrará cómo funciona nuestra mente, cómo mantenerla a salvo de influencias pesimistas y reprogramarla a tu favor. La felicidad es una elección, “ser positivo” también y puede transformarse en tu estilo de vida. 

Este libro te enseñará, a través de sencillas explicaciones y ejercicios prácticos, cómo dominar los miles de pensamientos negativos que tenemos al cabo del día y cómo sustituirlos por positivos que nos conduzcan hacia la felicidad que tanto deseamos.

SOBRE LA AUTORA

Esther Bargach nació en Buenos Aires, Argentina, donde ganó varios concursos literarios y publicó, al igual que en Italia, algunas de sus obras. En 2012 publicó “El arte de dar vida”, un título que le otorgó el reconocimiento y el aplauso de los lectores. Además es diplomada en Educación Infantil y Primaria, y titulada en Biblioteconomía.

SOBRE LA COLECCIÓN SUPÉRATE Y TRIUNFA

Vivimos en una época de estrés y de depresión profunda a causa de la crisis mundial que nos azota. Hemos perdido, en cierta manera, el norte como sociedad y vamos dando bandazos, caminando por la vida sin ilusiones, con una tendencia negativa que se refleja en nuestro rostro, en las relaciones con los demás y nuestros trabajos. Este planeta se ha convertido en un mundo gris, triste y desamparado. Cada día escuchamos decenas de historias que nos encogen el corazón y muy pocas que nos hagan emitir una sonrisa. Es una realidad.

Por eso, desde Mestas Ediciones buscamos cada día una manera de revertir esta situación, aportando nuestro pequeñito grano de arena. De ahí nace esta colección, Supérate y Triunfa, que contiene una serie de libros con los cuales queremos añadir optimismo y todas las demás herramientas necesarias para conseguir una vida plenamente feliz, en todos los aspectos posibles. De ahí el carácter heterogéneo de la colección, que tocará temas tan importantes como el económico, el amor, la salud, entre otros muchos. Y lo haremos de la mano de autores de primer orden, formados con gurús y conferencistas motivacionales mundialmente reconocidos, coaches tan importantes como Anthony Robbins, T. Harv Eker o John Demartini. Esperamos que os guste y que os sirva para disfrutar de la vida con la máxima pasión diaria y sonreír cuantas más veces, mejor.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 abr 2016
ISBN9788416669455
¡Sonríe!: La magia del pensamiento positivo

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    ¡Sonríe! - Esther Bargach

    CAPÍTULO 1

    CONOZCAMOS NUESTRA MENTE. ¿CÓMO FUNCIONA?

    Las partes de nuestra mente

    Citaremos a Sigmund Freud (1856-1939), médico neurólogo austríaco, quien a lo largo de su vida utilizó diversos modelos topográficos para diferenciar las distintas partes de la psiquis humana. Tópica proviene de la palabra griega que significa lugar y dicho término, en psicoanálisis, al comienzo se refiere a los lugares y luego a cada una de las partes del aparato psíquico capaces de actuar y de sus procesos.

    Hubo dos tópicas freudianas: la primera (1915) en que se establece una distinción fundamental entre:

    Consciente

    Preconsciente o Subconsciente

    Inconsciente

    Ésta fue sustituida por la segunda tópica (1923) que distingue tres instancias: Ello, Yo y Superyó.

    Daremos un breve vistazo a la primera de ellas, para señalar sus características generales.

    1. Consciente

    Es la parte del aparato psíquico más próxima al mundo exterior. Su función específica es el dominio y control del pensamiento, del razonamiento, la lógica y, en gran medida, la toma de decisiones.

    Se ocupa además, de mandar y regular el estado moral. El Consciente es juez que evalúa la información que llega desde afuera aceptándola o rechazándola. Todo lo consciente es aceptado y reconocido como propio por el sujeto en el momento presente, dirige la atención y modula el comportamiento. Es quien impone orden. Constituye entre el 5% y el 10% del total de nuestra mente. Programa nuestro Subconsciente cuando fijamos metas, cuando aceptamos e interiorizamos cualquier idea como si fuera una verdad incuestionable o cuando establecemos ciertas creencias acerca del mundo, de otras personas o de nosotros mismos.

    2. Inconsciente

    Es la parte más arcaica y originaria del psiquismo. Tiende al placer. El Inconsciente es el sistema de impulsos innatos del ser humano, sus elementos son inaccesibles a la conciencia. Allí no existen más que elementos reprimidos, cuyo acceso al sistema Preconsciente y Consciente les ha sido negado por una barrera que actúa de manera implacable, llamada o que evita dañar la personalidad del ser humano.

    Los contenidos del Inconsciente se forman a lo largo de la vida del individuo, pero sobre todo en su infancia. Estos contenidos mentales Inconscientes suelen ser impulsos o deseos que resultan, en cierto modo, inaceptables, amenazadores o repugnantes para el sujeto desde el punto de vista ético o intelectual; pese a la censura, estos contenidos intentan hacerse conscientes, siendo permanentemente reprimidos. Las representaciones Inconscientes, a pesar de ser firmemente rechazadas, están presentes en la elaboración de sueños y en actos fallidos.

    3. Preconsciente o Subconsciente

    La mente Preconsciente o Subconsciente es el mediador entre el Inconsciente y la Conciencia. Es el centro de la memoria. Percibe los pensamientos y vivencias que en un momento dado no son conscientes, pero que pueden convertirse en tales fácilmente, si se realiza un esfuerzo para concentrar la atención. No puede programarse a sí misma, por lo tanto se encarga de grabar, guardar y recordar información que le viene de la parte Consciente. No puede rechazar nada puesto que no distingue entre lo bueno y lo malo, no conoce el humor, no sabe si la experiencia que está guardando es verdadera o imaginaria; por eso acepta toda la información que recibe con el mismo valor (sin pasar juicio sobre ella) y la archiva en la memoria igual que lo hace un ordenador. Por eso a veces es llamada pues almacena el enorme caudal de información recibida. La mente Subconsciente también es el centro emocional del organismo, regula los niveles hormonales del cuerpo y controla los instintos de luchar o de huir en situaciones que tengan que ver con la supervivencia del individuo: este tipo de comportamientos no tenemos necesidad de aprenderlos, pues están en nuestra naturaleza humana sellados en el Subconsciente.

    ¿Pesimista se nace o se hace?

    En cambio existen otros comportamientos que sí son aprendidos; aunque con el tiempo se convierten en acciones automáticas. Las personas pesimistas, reaccionan ante cualquier situación sin reflexionar y de forma maquinal, es decir, sin deliberación. La visión que tienen del mundo es funesta y sus expectativas y esperanzas son casi siempre pobres. En la mayoría de los casos, las personas pesimistas tienden más a la pasividad y a la resignación; contrariamente a la actitud de aquellos que buscan cambiar su vida a la medida de sus sueños y ponen todo su esfuerzo en acercarse a ellos. Al nacer somos manifestación de vida y esperanza al cien por cien: aún en condiciones de alto riesgo los bebés pugnan por sobrevivir. ¿Hay algo más positivo que eso? ¡Cuando llegamos al mundo somos optimistas por naturaleza! ¿Qué pasa luego? Según lo que nos den de comer resultará nuestro organismo, nuestro sistema inmunológico, etc. Según lo que depositen en nuestra cabecita, serán las creencias a las que nos aferraremos y gran parte de lo que llegaremos a ser después.

    El ambiente social y el familiar ejercieron una enorme influencia sobre nuestro modo de considerar el mundo y a nosotros mismos.

    Pero ya de adultos, somos responsables de lo que pensamos, expresamos, programamos y decidimos hacer. Y elegimos ser de un modo y no de otro. El pesimista no nace, se hace a cada minuto y en cada pensamiento.

    Inmenso poder

    La mente tiene un poder muy grande, tan grande que es ilimitado; pero los seres humanos lo desconocemos y, por ignorancia, seguimos buscando respuestas y soluciones fuera de nosotros. Desde siempre, nos han hecho creer que no tenemos el control de nuestra vida y la mayoría de las veces nos sentimos como hojas de árboles desprendidas a merced del viento que nos lleva donde quiere, sin que podamos decidir.

    Todos tenemos que cambiar en algunos aspectos, en ciertos hábitos o costumbres para mejorar nuestra vida, para alcanzar nuestros deseos, para ser más positivos, para crecer como personas… Pero el problema fundamental es que desconocemos algo de vital importancia: para que esos cambios perduren tienen que efectuarse en nuestra mente Subconsciente porque si no es así, muy pronto volverán a aflorar los antiguos esquemas que nos perjudicaban.

    ¿Por qué sólo ‘la buena intención’ de ser positivos funciona por poco tiempo?

    únicamente cuando dichos pensamientos están en armonía con la programación Subconsciente>.

    Muchas veces la gente quiere cambiar cosas en su vida con pensamientos optimistas o afirmaciones como por ejemplo: -Quiero estar sano o –Quiero una buena relación de pareja, pero para la mayoría de la gente esto no funciona y a la vez esto los frustra porque piensan: -Si los pensamientos positivos funcionan en otras personas ¿Por qué no me funcionan a mí?

    Mirando los números, comprenderemos…

    El problema es que los pensamientos positivos vienen de la mente Consciente y esta actúa el 5% del día. Pero la mente Subconsciente está actuando el 95% del día; entonces tenemos una vida en donde el 5% del tiempo tenemos pensamientos positivos y si nuestro Subconsciente está programado con ideas contrarias a lo que queremos manifestar conscientemente, la contradicción entre lo que queremos y lo que tenemos grabado en el Subconsciente es abismal.

    A esto hay que agregarle que la mente Consciente puede percibir 40 estímulos por segundo mientras que la mente Subconsciente percibe 40.000.000 por segundo o sea que es un millón de veces más poderosa y ¡actúa el 95 % del tiempo! Ante semejante diferencia es imposible creer que si la mente Consciente y la Subconsciente no están alineadas, los pensamientos conscientes positivos puedan generar un cambio satisfactorio en nuestra realidad. Pero si tenemos una mente Subconsciente que está de acuerdo con nuestros pensamientos positivos conscientes, entonces ambas mentes están en armonía y el cambio se manifiesta.

    ¿Cuándo actúa el Subconsciente?

    La mente Subconsciente toma el mando de nuestra vida cotidiana cuando nuestra mente Consciente pone algo así como el piloto automático y se pone a pensar en momentos pasados, o en cómo resolver algún problema real o imaginario o se ocupa de cuestiones del futuro. En otras palabras: cuando nuestra mente se sumerge en asuntos que no tratan del momento presente (aquí y ahora) estamos bajo la influencia del Subconsciente.

    Teniendo a nuestro alcance este conocimiento, estando atentos la mayor cantidad de tiempo del día, poniendo todos los sentidos en cada cosa que hagamos con la certeza de estar presentes en ello, será una manera de comenzar a darnos cuenta de que el control está en nosotros.

    Y sabiendo que la mente Subconsciente se basa en nuestros hábitos y costumbres; sólo se trata de corregir esos malos hábitos, frenando nuestra vieja tentación de pensar de manera pesimista que nos inunda de mensajes negativos por doquier.

    ¡Hay algo más efectivo que ‘luchar y ponernos en contra’!

    Olvidémonos de la idea de luchar contra lo que rechazamos de nuestra vida. Combatir, supone mucha energía y esa energía al final será destinada justamente a lo que no queremos o no nos interesa.

    Es más simple que lo que sea.

    Solamente hay que remplazar lo que ya no nos interesa de nuestra vida, con un pensamiento o una idea positiva. Esto, comienza a ser consciente y si se hace muchas veces, se transformará en un nuevo hábito o costumbre.

    Luego el pensamiento se va a dar a conocer en expresiones verbales al conversar con otras personas, mostrando la actitud o postura. Y todo el trabajo mental poco a poco se va a transformar en una manera determinada de actuar, en una acción o actividad.

    Y es mucho más relevante de lo que nos podamos imaginar. Es el primer paso para el cambio.

    ¿Por qué? Lo diré con las palabras de un sabio:

    "Tus creencias se convierten en tus pensamientos.

    Tus pensamientos se convierten en tus palabras.

    Tus palabras se convierten en tus actos.

    Tus actos se convierten en tus hábitos.

    Tus hábitos se convierten en tus valores. Y tus valores se convierten en tu destino."

    Mahatma Gandhi (1869-1948)

    Abogado, líder espiritual y político indio.

    Podemos ser nuestro peor enemigo

    ¿Sabías que cada día estamos dando forma y órdenes a nuestra mente? Cada uno de nosotros la programa para ser feliz o desdichado; para progresar o para retroceder. Si dejamos que la mente se identifique y habitúe con ideas dañosas y alejadas de un plan de superación, se convertirá en nuestro mayor adversario y el más difícil de vencer.

    Si queremos mejorar ¿Por qué no lo conseguimos?

    Si todos (o la gran mayoría de las personas) deseamos el progreso y el bienestar y soñamos con alcanzar resultados satisfactorios en lo que sea que hagamos, ¿cuál es la razón por la cual bastantes individuos empiezan con el cambio, pero solamente algunos logran incorporar hábitos que los llevan a obtener el éxito?… Y cuando hablo de ‘éxito’ no me refiero a éxito económico solamente, sino a éxito en cualquier faceta de la vida. ¿Qué es lo que falla para que sean tan pocos los que consiguen realizarse? Analicemos los siguientes puntos.

    Los cambios llevan cierto tiempo y acostumbrarse a un nuevo patrón de conducta o pensamiento, requiere persistencia. Comenzar es fácil porque al inicio hay fuerza de voluntad y entusiasmo, pero en éste como en casi todos los aprendizajes es normal que progresemos algo y luego nos detengamos, que avancemos otro poco y volvamos a detenernos; por ello si no somos constantes y disciplinados en el nuevo hábito, muy pronto nos encontraremos igual que cuando empezamos.

    De la impaciencia nacen el fracaso y la frustración. Vivimos en una era de cosas rápidas: zapping en la televisión, hornos microondas, alimentos precocinados, mensajes instantáneos llegan a destino y obtenemos respuestas inmediatamente, información de todo tipo al momento, comunicación en tiempo real sin fronteras a través de las redes sociales, servicios que serían inimaginables para nuestros abuelos… Estas cosas, bien utilizadas, son progresos fantásticos ¡pero hacen que nos desacostumbremos a la paciencia que requieren ciertos procesos!… ¡Cuántos hay que piensan que con la misma velocidad lograrán los cambios que necesitan, pero al no conseguirlo en poco tiempo, abandonan todo!

    Muchos buscan fuera de ellos a los culpables de cuanto les sucede, creyendo que los otros o el destino son o han sido la causa de sus peripecias.

    Ante cualquier inconveniente en el camino al cambio, no pocos inician una verdadera

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