Historia de Rusia: Una guía fascinante de la historia de Rusia, con eventos como la invasión mongola, la invasión napoleónica, las reformas de Pedro el Grande, la caída de la Unión Soviética y más

Por Captivating History

Descubra la fascinante historia de Rusia

Rusia, o la Federación de Rusia, como se la conoce oficialmente, es el país más grande del mundo y cubre casi una sexta parte de la masa continental mundial. A menudo, se asocia al país con climas duros y un gobierno autocrático. La sombra del comunismo y la Guerra Fría siguen influyendo en las actitudes globales hacia Rusia.

Este nuevo y fascinante libro de historia sirve como una descripción general de la historia rusa a lo largo de más de un milenio, desde la fundación del estado ruso por el príncipe vikingo Rúrik en 862 d. C. hasta el colapso de la Unión Soviética a finales de 1991.

En Historia de Rusia: Una guía fascinante de la historia de Rusia, con eventos como la invasión mongola, la invasión napoleónica, las reformas de Pedro el Grande, la caída de la Unión Soviética y más, descubrirá temas como:

• La Fundación de Rus
• La cristianización de Rus
• La fragmentación y sometimiento de Rus
• El ascenso de Moscovia
• El derrocamiento del yugo tártaro
• Unión de las tierras rusas
• El nacimiento de una dinastía
• El camino de la reforma
• Majestad imperial
• Despotismo ilustrado
• Reforma y reacción
• Guerra y revolución
• Terror y revuelta
• La Gran Guerra Patria
• La Guerra Fría
• Reforma y colapso
• Y mucho, mucho más!

Compre este libro ahora y aprenda más sobre la historia de Rusia!

• Idioma: Español
• Editorial: Captivating History
• Fecha de lanzamiento: 22 feb 2021
• ISBN: 9781393424857

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Introducción

Rusia, o la Federación de Rusia como se la conoce oficialmente, es el país más grande del mundo y cubre casi una sexta parte de la masa continental mundial. A menudo, se asocia al país con climas duros y un gobierno autocrático. La sombra del comunismo y la Guerra Fría siguen influyendo en las actitudes globales hacia Rusia. El estado ruso, con respecto a su territorio, solo tomó forma a principios de la era moderna, a principios del siglo XVIII. Se afirma que desciende de una entidad política conocida como la Rus de Kiev, centrada en la capital de la Ucrania moderna, aunque la conexión es, en el mejor de los casos, indirecta. Las cuestiones de la legitimidad histórica han atraído un mayor interés en el contexto del reciente conflicto político y militar entre Rusia y Ucrania. El proceso de formación del Estado ruso se desarrolló durante varios siglos y en varios momentos la historia pudo haber tomado un rumbo diferente. Este libro sirve como una descripción general de la historia rusa a lo largo de más de un milenio, desde la fundación del estado ruso por el príncipe vikingo Rúrik en 862 d. C. hasta el colapso de la Unión Soviética a fines de 1991.

Para una mayor simplicidad, el libro adopta un enfoque cronológico. La Parte 1 (Capítulos 1-6) abarca el estado ruso, al que los contemporáneos se refieren como Rus, desde su fundación por Rúrik hasta la extinción de la dinastía Ruríkida a finales del siglo XVI. Esta sección cubre algunos de los procesos más importantes que dieron forma a la historia de Rusia, incluida la cristianización de Rusia por el príncipe Vladimir el Grande, la conquista de los mongoles, el ascenso de Moscú y los esfuerzos por lograr la independencia de los señores mongoles y tártaros. La Parte 2 (Capítulos 7-13) traza la suerte de Rusia bajo el gobierno de la dinastía Romanov. Durante los 300 años del gobierno de Romanov, Rusia se estableció como una gran potencia europea, estableciendo el control del Báltico bajo Pedro el Grande, expandiéndose hacia el suroeste bajo Catalina la Grande y derrotando a Napoleón bajo Alejandro I. Esta era terminó en 1917 en medio de guerra y revolución. La parte 3 (capítulos 14-18) cubre el período de gobierno comunista en Rusia. En menos de un siglo, la Unión Soviética se propuso construir una utopía socialista radical, estableció una dictadura siniestra, contribuyó a la victoria en la Segunda Guerra Mundial y luchó con Estados Unidos por la hegemonía global antes de su desaparición en la década de 1980.

Este libro presenta principalmente la historia política de Rusia. Aunque es posible delinear una historia de Rusia utilizando una perspectiva social, económica o cultural, la historia suele ser más simple de seguir cuando se asocia con gobernantes e individuos. Elegimos este enfoque por el hecho de que la historia rusa está llena de personalidades fascinantes, tanto hombres como mujeres, desde Santa Olga de Kiev y Catalina la Grande hasta Iván el Terrible y Josef Stalin. A través de estas personas, este libro busca dar vida a la historia rusa para los lectores. Aunque algunos de los episodios mencionados en este libro pueden parecer fantásticos o increíbles, o parecer historias del pasado con poca relevancia para la sociedad moderna, estos eventos han dado forma al desarrollo del estado ruso hasta su forma actual. Todos los estados-nación del mundo buscan en las páginas de la historia para informar la identidad nacional, y Rusia no es diferente. Este libro se esfuerza por identificar algunos de los temas clave de la historia de Rusia y destacar su importancia tanto en la Rusia contemporánea como en todo el mundo.

Parte 1: La Rus medieval

Capítulo 1: Fundación de la Rus

En los siglos posteriores al colapso del Imperio romano, varias tribus y pueblos ocuparon lo que hoy es Europa del Este. El principal grupo étnico eran los eslavos, término derivado de slovo, que significa palabra, refiriéndose a personas que hablaban el mismo idioma. En los siglos VI y VII, ya había tres ramas principales de tribus eslavas. Los eslavos orientales ocuparon gran parte del corazón de Rusia y Ucrania y algunas partes de la actual Bielorrusia. Los eslavos del sur ocuparon gran parte de la península balcánica, mientras que los eslavos occidentales tenían su base en lo que hoy es Polonia. Algunos eslavos vivían bajo el dominio de pueblos turcos como los ávaros, búlgaros y jázaros. Las tribus bálticas como los Prus, Livs, Curs, Chuds, vivían junto al mar Báltico, mientras que gran parte del norte y el este estaba ocupado por pueblos ugrofineses. Aunque el conflicto y la conquista posteriores dieron como resultado la migración y el desplazamiento de algunos de estos pueblos, existe mucha evidencia genealógica de matrimonios mixtos y relaciones familiares. En consecuencia, la composición étnica de los rusos de hoy, aunque predominantemente eslava, también incluye elementos finlandeses, escandinavos, turcos y bálticos.

La mayoría de estos pueblos eran paganos que adoraban a deidades basadas en fenómenos naturales, incluso si sus dioses tenían nombres diferentes. El dios más importante del paganismo eslavo oriental era Perún, el dios del trueno, que puede compararse más estrechamente con Thor en la mitología nórdica o con Zeus en el panteón griego. La contraparte y oponente de Perún fue Veles, más frecuentemente asociado con la tierra y las aguas. Los paganos eslavos también veían espíritus que habitaban lagos, ríos y bosques. La invocación de fenómenos naturales y espíritus era una parte clave de los rituales paganos y generalmente se asociaba con el calendario agrícola. Algunas de las danzas populares campesinas que se originaron en rituales paganos e invocaban la tierra abundante continúan sobreviviendo hasta el día de hoy en las comunidades rurales.

En el siglo IV, las tierras eslavas comenzaron a ser objeto de incursiones desde el norte por parte de los varegos, vikingos orientales que buscaban establecer una ruta hacia Constantinopla, la gran capital del Imperio bizantino. Los varegos parecen haber logrado exigir tributos a algunas tribus, aunque las tribus pronto se rebelaron y comenzaron a negarse. Estas tribus comenzaron a luchar entre sí y cualquier forma de ley y orden que había existido anteriormente se desintegró. Según la Crónica de Néstor, compilada a principios del siglo XII, las tribus beligerantes no pudieron establecer un acuerdo pacífico por sí mismas y decidieron invitar a un príncipe extranjero para que arbitrara sobre ellas y restableciera el orden. Hicieron una petición a un grupo de varegos conocidos como los Rus (según una teoría, el apodo se debía a su cabello rojo) de la siguiente manera: Nuestra tierra es grande y rica, pero no hay orden en ella. Vengan a reinar y gobernarnos.

Es discutible si los Rus fueron invitados por todas las tribus en guerra para gobernarlos, o si hicieron alianzas con varias facciones que les permitieron consolidar gradualmente su control sobre lo que ahora es el noroeste de Rusia. En cualquier caso, se dice que la fundación del estado ruso tuvo lugar en 862 con la llegada del príncipe varego Rúrik (862-879) y sus dos hermanos menores. Tras tomar control de Ladoga, Rúrik se estableció en un asentamiento llamado Holmgard, situado en la orilla oriental del río Volkhov, que desemboca en el lago Ilmen, varias millas al sur de la ciudad Nóvgorod. Sus hermanos Sineus y Truvor tenían su base en Beloozero e Izborsk respectivamente. En un par de años, los hermanos menores murieron y Rúrik se convirtió en el único gobernante de la tierra ahora conocida como Rus. Desde su base en Nóvgorod, Rúrik envió grupos de hombres para asentarse y conquistar nuevos territorios, expandiendo su autoridad hacia el sur y el este.

Entre los seguidores de Rúrik había dos personas prominentes llamadas Askold y Dir. Rúrik los envió a Constantinopla, la capital del gran Imperio bizantino, que los eslavos llamaban Tsargrad (ciudad de César). En su camino por el río Dniepr, se encontraron con la ciudad de Kiev, que en ese momento estaba poblada en gran parte por una tribu eslava llamada Polianians, pero bajo el dominio de los jázaros, una tribu turca cuyos gobernantes se habían convertido al judaísmo. Askold y Dir atacaron a los jázaros y lograron conquistar Kiev, estableciendo su propia base de poder mientras Rúrik continuaba gobernando en Nóvgorod. Con el tiempo, un mayor número de varegos se establecieron en Kiev y su interior, mezclándose e integrándose con la población eslava local.

Cuando Rúrik murió en 879 d. C., su hijo Igor aún era un niño pequeño e incapaz de tomar las riendas del poder. Por lo tanto, dejó su reino a su pariente Oleg (879-912), que se cree que era un cuñado. En el transcurso de los siguientes tres años, Oleg dirigió un ejército de sus súbditos eslavos y bálticos para establecer su autoridad en territorios que se habían rebelado contra la Rus tras la muerte de Rúrik. Cuando llegó a Kiev en 882 d. C., vio que Askold y Dir gobernaban una ciudad magnífica y próspera y disfrutaban de lujos más grandes que los suyos, a pesar de que él era su señor soberano. Sobre esta base, creía que Askold y Dir eran posibles desafiantes a su autoridad y diseñó un plan para eliminarlos. Escondió a sus hombres en sus botes y tendió una emboscada a los gobernantes de Kiev. Disfrazándose de mensajero, los llamó a la orilla del río, tras lo cual los soldados salieron de sus botes. No sois príncipes ni siquiera de linaje principesco, pero yo soy de origen principesco, dijo Oleg a los desprevenidos Askold y Dir. Luego les presentó a Igor, informándoles que el niño pequeño era el hijo de Rúrik. En este punto, los soldados se apresuraron y mataron tanto a Askold como a Dir.

De esta forma, Oleg obtuvo el control de Kiev. Proclamó que Kiev sería su capital y la madre de todas las ciudades rusas, relegando a Nóvgorod a un papel subordinado de pago de tributos. Durante los dos siglos siguientes, Kiev siguió siendo la capital de las ciudades rusas y su gobernante tomó el título de Velikiy Knyaz: Gran Príncipe. El estado ahora se conoce en la historia como la Rus de Kiev, pero este término no se acuñó hasta el siglo XIX. Sin embargo, la decisión de Oleg de trasladar su capital hacia el sur tuvo avances significativos para el estado ruso. El centro de gravedad de Rusia se trasladó del norte del Báltico a las estepas del sur. No solo la tierra era más fértil, sino que la ciudad de Kiev estaba ubicada estratégicamente en el río Dniepr, que desemboca en el mar Negro. Oleg también acercó su centro de poder a Constantinopla y al Imperio bizantino.

El Imperio bizantino era la mitad oriental de habla griega del Imperio romano y siguió siendo una potencia imperial después de la caída de Roma en el oeste. Aunque en el siglo IX d. C. ya no era tan extenso como durante su apogeo bajo el emperador Justiniano en el siglo VI d. C., el imperio cristiano siguió siendo uno de los estados más poderosos y ricos de Europa. La relación con el Imperio bizantino se convirtió en un factor clave en la política exterior de la Rus de Kiev. Los dos estados estuvieron en conflicto en varias ocasiones. La Crónica de Néstor relata un asalto a Constantinopla en el 866 d. C. dirigido por Askold y Dir, que encabezaban una armada de doscientos barcos. El emperador bizantino Miguel III estaba aislado y parecía que la ciudad caería en manos de los invasores. Con pocos hombres capaces de proteger la ciudad, los habitantes recurrieron a la intercesión divina. El emperador y el patriarca de Constantinopla rezaron toda la noche, cantaron