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Muhammad.: Luz y Paz para la humanidad. Un nuevo enfoque
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Libro electrónico352 páginas3 horas

Muhammad.: Luz y Paz para la humanidad. Un nuevo enfoque

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Información de este libro electrónico

El Profeta Muhammad ocupa un lugar esencial y fundador para la comprensión de la religión musulmana. Descrito como «el Corán que habla», el Profeta es el ejemplo a seguir para cualquier musulmán que desee comprender su religión y vivir serenamente su fe.
Nos parece entonces esencial, volver hoy a los acontecimientos que marcaron el curso de la vida
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 sept 2021
ISBN9786079894580
Muhammad.: Luz y Paz para la humanidad. Un nuevo enfoque
Autor

Hussein Ghubash

Graduado con un doctorado en ciencias políticas por la Universidad de Nanterre (París X), Hussein Ghubash también fue embajador de los Emiratos Árabes Unidos ante la UNESCO. Además, es autor de varios libros, todos destinados a una mejor comprensión del Islam.

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    Vista previa del libro

    Muhammad. - Hussein Ghubash

    Portada.png

    1a. edición 2020

    Título original:

    © Hussein Ghubash

    © NEWTON, Edición y Tecnología Educativa

    Antillas 1010 int. 302 col Portales, C.P. 03300, Benito Juárez, CDMX,

    tel. (55) 65831189, vickycasavaz@gmail.com

    www.newtonedicionytecnologia.com.mx

    Reservados todos los derechos.

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Los argumentos, ideas y opiniones presentados en cada uno de los capítulos que integran esta obra, son responsabilidad de cada uno de los autores.

    ISBN: 978-607-98887-4-9

    Diseño gráfico: Abdurrahim Domingo

    Motivo en inicio de capítulos: ilustración de freepik

    Hecho en México

    Made in Mexico

    Índice

    Introducción

    Agradecimiento

    y reconocimiento

    Prefacio

    Contexto histórico

    Situación sociocultural

    La Meca

    Los Banu Hachim

    Los anuncios del advenimiento del Profeta Muhammad 

    La Meca, cuna del mensaje

    del Islam

    La cueva de Hira, origen del mensaje del Islam

    El albor de Muhammad 

    Escuela de purificación y sabiduría

    La lucha entre el bien

    y el mal

    La perplejidad de Quraich

    «¡Por Allah! Aunque pusieran el sol en mi diestra…»

    La fe de los pobres: «No voy a renegar de quien me iluminó

    el corazón»

    Punto de inflexión y

    difusión del Islam

    Invitación de los Ansar: Medina adopta el Islam gracias

    al Corán

    «Eres, como te ha descrito Allah, manso y misericordioso»

    Fase de aurora y proyección

    La emigración a Allah

    La Medina del Profeta 

    Yazrib: breve reseña histórica

    Quba: la paz y la fraternidad

    La virtuosa Medina

    Una universidad profética abierta

    El hermanamiento

    Estructura del Estado en el Islam

    El Islam y los judíos de Medina

    «Propagad la paz y el amor»

    Hostilidad declarada

    El papel de los hipócritas

    Guerras contra los musulmanes

    La batalla de Badr

    «Condúcenos con la bendición de Allah»

    Los prisioneros: enseñanza a cambio de libertad

    El intento de asesinato del Profeta 

    Los Banu Qainuqa y los musulmanes

    La batalla de Uhud

    La épica defensa del Mensajero de Allah

    El martirio de Hamza

    Lecciones de la batalla de Uhud

    El frente interior

    El suceso del pozo de Maúna. El intento de asesinato

    del Profeta  y el desalojo de los Banu Nadir

    La revuelta de los Banu al-Mustaliq y papel

    de los hipócritas

    La batalla del Foso y el cambio

    del curso de la historia

    La traición habitual

    El factor político

    La imploración del Profeta 

    Un milagro del cielo

    La tribu de Banu Quraida: la traición y su castigo

    La quietud tras la tormenta

    El viaje de la peregrinación menor

    y del juramento de fidelidad

    Las cartas del Profeta 

    Las dudas de Heraclio

    Jaibar: sumisión de los judíos de la Península Arábiga

    y recuperación de la peregrinación menor

    Muta, ejemplo de valentía y fe

    La Meca: «Te hemos concedido

    una victoria manifiesta»

    La profecía de Moisés, la paz sea con él

    La prosternación de la victoria

    Bilal: la primera llamada a la oración en La Meca

    La vuelta a Medina

    La peregrinación de despedida: «¡Oh Allah te hago testigo!»

    Bibliografía

    En nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso

     ¡Oh Profeta! Es verdad que te hemos enviado como testigo, anunciador de buenas nuevas y advertidor, para llamar a Allah con Su permiso y como una lámpara luminosa. 

    Sura al-Ahzab, 33:45-46

    motivoCapitulo

    Introducción

    Reflexionar acerca de la vida del Noble Profeta  ¹ significa reflexionar acerca del Islam de Muhammad , el Islam de los modales, la sabiduría y la purificación, que él mismo encarnó con sus actos y dichos. Su Biografía fue la luz resplandeciente del Corán. Sus modales se basaron en el Corán. Allah, el Altísimo, afirma: En el Mensajero de Allah tenéis, ciertamente, un bello ejemplo para quien cuenta con Allah y con el último Día y que recuerda mucho a Allah (Corán 33:21). La vuelta al puro manantial del Islam, a la fase de su fundación y edificación, en la que se forjaron los valores, el conocimiento y el saber que deben guiar la vida del musulmán, puede nutrir las raíces de la consciencia devocional necesaria para conocer el Islam genuino de Muhammad , el Islam de la purificación y la sabiduría. Sin duda alguna, el seguimiento consciente de la Sira, la Biografía Profética, es una condición cognitiva y devocional de obligado cumplimiento para todo musulmán. Así, el musulmán no puede llegar a ser realmente creyente, sabio y a impregnarse de luces y gracias, si no conoce muy bien la vida del Mensajero de la paz y la misericordia .

    No tendrá éxito quien ignora la Sira de quien vino a guiarle hacia el gran éxito, hacia el cielo. Así pues, el musulmán no podrá ser consciente y capaz de transmitir su mensaje civilizacional divino a la humanidad, como antaño, si no se ilumina con las lecciones de la Sira, integrándolas en su estado espiritual y emocional. El musulmán no prosperará en esta vida ni en la otra si no toma al Noble Profeta  como ejemplo. De ahí la importancia de la reescritura de la noble Sira, con el fin de ofrecer una imagen real de la vida del Noble Profeta , interrogándola de nuevo para reiterar la profunda vertiente espiritual del Islam. Esa vertiente oculta detrás de lo aparente, ritual y estético, pero desprovisto de purificación, sabiduría y fe. Esta obra pretende purificar la Sira de las ideas paganas y de los disparates de los oscurantistas, haciendo una relectura de la misma conforme a las bendecidas luces de Muhammad , siendo él la antorcha luminosa y la misericordia regalada.


    ¹ Los musulmanes, al referirnos a los profetas lo hacemos con especial respeto y pedimos que Allah les bendiga y les de paz, diciendo en árabe sallā Allāhu ‘alaihi ua-salām () en el caso de Muhammad, y ‘alaihi s-salām () para los otros profetas (N. del E.).

    motivoCapitulo

    Agradecimiento

    y reconocimiento

    Quisiera, antes de nada, expresar mi gratitud y reconocimiento al añorado cheij Ahmad Kaftaru, quien me introdujo en los pormenores del Islam del Profeta Muhammad  ; un Islam del que no había oído hablar en el discurso religioso moderno: el Islam de la purificación, la sabiduría, el amor y la tolerancia. Con ello, ahondó la fe en mi corazón y el amor hacia el Noble Profeta  a la vez que me inspiró, con sus brillantes ideas, para redactar el presente libro biográfico con un lenguaje actual y simple, como así lo deseó antes de su fallecimiento. Pido, pues, a Allah que le recompense por ello de la mejor forma.

    Quisiera, asimismo, expresar mi gratitud a mi querido amigo cheij Nadim Abd al-Malik, quien, al ser experto en la biografía del Profeta  y poseer una vasta cultura coránica, enriqueció mi conocimiento acerca de la vida del Noble Profeta , lo cual me permitió ser más preciso en algunos de sus hechos y presentarla de la mejor forma posible. Además, quisiera agradecer a mi querido amigo cheij Ali Auad sus valiosas observaciones y su incesante apoyo moral.

    Quisiera, asimismo, mencionar a cuantos han invocado a Allah por mí y me han brindado su apoyo moral, empezando por la virtuosa y devota señora Chaqra bint Salih («Um Fahd»), pasando por la doctora Mariam Sultan, la doctora Muza Ghubash y la doctora Rafia Ghubash, sin olvidar los esfuerzos de la amiga Laila Said, quien se hizo cargo de la corrección, las referencias bibliográficas y la preparación de la obra para su publicación.

    Finalmente, he de expresar mi gratitud a mi querida esposa, la doctora Muna al-Rukhaimi, por su apoyo e incesante invocación, permitiéndome superar las dificultades que afronté, así como sacar a luz la presente obra.

    Que Allah les recompense a todos por su ayuda.

    motivoCapitulo

    Prefacio

    Existen numerosas obras, y en todos los idiomas del mundo, que tratan la biografía del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean sobre él. Algunas de ellas se acercan a la verdad, mientras que otras colindan con la misma. Lo primero que le ocurre a alguien que desea escribir una nueva obra sobre la biografía del Profeta  es la siguiente pregunta: ¿Por qué una nueva obra? Y ¿qué puede aportar? A estas preguntas intentaremos contestar en el presente libro.

    Entre las obras históricas sobre la biografía Profética cabe destacar, en primer lugar, la Sira de Ibn Ishaq, considerada antaño como la más importante desde la perspectiva histórica. Su autor la compuso un siglo después de la muerte del Profeta  aproximadamente. Ibn Ishaq murió en el año 151 de la Hégira. Ahora bien, pese a su importancia en tanto que obra antigua, debe leerse con cautela, puesto que contiene datos imprecisos, así como aciertos y desaciertos. A continuación, se compuso la Sira de Ibn Hicham, fallecido en el año 218 de la Hégira, que es una versión corregida de la Sira de Ibn Ishaq. Con el paso del tiempo, reemplazó a esta última, convirtiéndose en la principal referencia para las demás obras. La Sira de Ibn Hicham se caracteriza, sin duda, por una mejor organización de los hechos y una mayor precisión, aunque no deja de ser una biografía histórica y antológica que incluye numerosos detalles de interés únicamente para los especialistas.

    Por su naturaleza, las obras biográficas que relatan hechos no ofrecen una lectura profunda de los mismos y, por ende, no pueden desvelar las lecciones espirituales y devocionales profundas, en especial las lecciones de purificación y sabiduría profética, que constituyen la esencia de la Sira o Biografía Profética, de modo que acaban menoscabándola. Aunque ambas obras son importantes de algún modo, en la actualidad resultan útiles únicamente para los estudiosos y los expertos; y, desde luego, no lo resultan para el lector moderno. En la presente obra, nos basaremos en la Sira de Ibn Hicham como fuente principal, sin olvidar otras fuentes secundarias como Al-Sira al-Halabiya, de Nur al-Din al-Halabi; Suar min Haiat Al-Rasul, de Amin Duidar; Zad al-Maad, de Ibn al-Qayim al-Yauziya; y Al-Maghazi, de Al-Uaqidi.

    En efecto, cada época tiene su lenguaje, terminología y lectores. Por eso, la lengua clásica, histórica y antológica, ya no goza de mucha aceptación al ser incapaz de transmitir las lecciones proféticas y sus luces subyacentes a nuestro mundo actual. Todo ello nos llevó a componer la presente obra con un lenguaje sencillo y un estilo moderno, sin caer en una simplificación que atente contra el contenido, a fin de hacerla accesible al lector moderno y deseando que sus lecciones devocionales y sus luces proféticas sean de provecho. Por estos y otros motivos, resulta importante la reescritura de la biografía del noble Profeta . Es una reescritura que pretende ofrecer una imagen verdadera de la biografía de nuestro honorable Profeta , arrojando luz sobre sus hechos para interrogarlos nuevamente. La presente obra biográfica persigue la síntesis siempre que sea posible, respetando siempre, eso sí, su esencia y contenido devocional profético. Tal vez podamos, así, sacarla de entre los libros históricos para presentarla desde un enfoque moderno, tanto en su lectura como en su lenguaje.

    Componer una obra sobre la Sira, la Biografía Profética, no es como escribir otras, pues constituye todo un acto devocional. La reflexión acerca de la vida del noble Profeta  es una reflexión acerca del Islam espiritual y profético, personificado por el propio Profeta  con sus dichos y actos, pues su vida y dichos se convirtieron en luces resplandecientes del Corán escrito. Y es que vivir la Biografía Profética con todos sus pormenores, volviendo a las puras fuentes del Islam, puede purificar y hacer fructificar la fe del musulmán y la musulmana. Asimismo, la vuelta a la fase de fundamentación y edificación de los valores, conocimientos y saberes que rigen la vida del musulmán, puede nutrir las raíces de la consciencia devocional necesaria para impregnarse del intachable Islam profético, para, así, alcanzar la bendición e imbuirse de algunas de sus cualidades. Todo ello fue encarnado por el noble Profeta  en su biografía. Por eso, su lectura y seguimiento se ha convertido en un requisito devocional y cognitivo imprescindible. En este sentido, afirma Allah, el Altísimo: En el Enviado de Allah tenéis, ciertamente, un bello modelo para quien cuenta con Allah y con el último Día, y que recuerda mucho a Allah (Corán 33:21). Por lo tanto, el musulmán no puede llegar a ser creyente, sabio y a colmarse de honra y favores sin conocer la vida del Mensajero de las luces.

    Es más, ¿podemos realmente pretender seguir al Profeta , considerándolo un ejemplo para nosotros, sin haber leído y aprendido lecciones de su noble biografía? ¿Podemos acaso considerarnos auténticos musulmanes, aunque desconociéramos la biografía de quien fue establecido como nuestro ejemplo por Allah; es decir, de nuestro sublime ejemplo y símbolo, quien nos honró con el Islam y vino para guiarnos hacia nuestro Creador? No cabe duda, pues, de que ignorar su biografía implica ignorar el verdadero Islam.

    Tampoco cabe duda de que la ignorancia acusada de los musulmanes acerca de la biografía de su ejemplo y guía supremo ha vaciado el Islam de sus sublimes valores y sabiduría, así como de sus dimensiones educativas, morales y espirituales, convirtiéndolo en un Islam desprovisto de purificación y sabiduría; en definitiva, en un cuerpo sin un alma que ascienda a su Creador. De este modo, para muchos, el Islam se ha convertido en ritos y actos de adoración que carecen de espiritualidad, fe y sabiduría. Ello ha provocado la aparición de todo tipo de escisiones, discordias y decadencias en el mundo arabo-musulmán. Pero sabemos que el auténtico Islam es el Islam espiritual del Profeta , porque es el único que nos conduce a la fe o, mejor dicho, él es la fe misma.

    El Islam se basa en dos fuentes: el Corán y la Tradición Profética (Sunna). Si la religión es parte de la vida o, mejor dicho, es la vida misma, entonces, la Biografía Profética ha de ser el alma de dicha vida. No alcanzaremos una auténtica vida espiritual si no nos iluminamos y guiamos por la biografía de nuestro noble Profeta Muhammad . La biografía comprende toda la vida del Profeta , con sus actos, dichos, adoraciones, espiritualidades, modales, noblezas, etc. En este sentido, Allah, el Altísimo, lo describe como sigue: Eres, ciertamente, de eminente carácter (Corán 68:4).

    La eminencia de carácter es todo un sistema de valores sublimes, como la tolerancia, la bondad, el perdón, la indulgencia, la sobriedad del corazón y de las posesiones, la generosidad y el altruismo y, todos ellos, coronados por la sabiduría. Es el sistema de fuerza moral en el ser humano y una de las manifestaciones de la pureza espiritual. Se trata, pues, de un sistema moral y devocional puesto a nuestro alcance por el Profeta  para que aprendamos del mismo y lo sigamos en la medida de lo posible. Y es que el propio Profeta  afirma: «Ciertamente, he sido enviado para perfeccionar las nobles cualidades morales». Estas nobles cualidades morales son prácticas y enseñanzas proféticas imprescindibles para el alcance de la auténtica fe. Pero, ¿de cuántas cualidades morales proféticas nos hemos impregnado en realidad?

    Por todo ello, si realmente anhelamos el amor y la complacencia de Allah, hemos de entender esa gran biografía, con todas sus lecciones y sabidurías, y no considerarla como una mera fuente secundaria del Islam, sino una fuente que nos enseña la esencia de nuestra religión, así como nuestros valores y principios morales. Hemos de guiarnos por su contenido y, a la vez, por su espíritu para complacer a Allah. Por otra parte, hemos de ser conscientes de que la figura del Profeta  no es como cualquier otra figura histórica que cae en el olvido al término de su misión en la tierra: Os ha venido de Allah una Luz, una Escritura clara (Corán 5:15); por lo tanto, su figura consiste en luces que todavía siguen resplandeciendo y su biografía seguirá siendo vigente hasta el fin de los tiempos. En efecto, si no concebimos la vida del Profeta  como un luminar para la humanidad, seremos incapaces de entender su esencia.

    Allah, el Altísimo, hizo que cada Profeta fuera distinguido por una determinada cualidad, lo cual constituye un sublime honor. Así, el Profeta Abraham  (Ibrahim) era conocido como jalil Allah («el amigo de Allah»); Moisés  (Musa), como kalim Allah «Aquél a quien Allah dirigió la Palabra»; y Jesús  (Isa), como ruh Allah «el espíritu de Allah». Pero el Profeta Muhammad , además de ser conocido por todos estos sobrenombres, fue distinguido por el sobrenombre de habib Allah «el amado de Allah». Aquí, Allah liga Su Profeta  al amor, y el amor es la esencia de la existencia y uno de los sentimientos más sublimes. De hecho, el Profeta  afirma: «Nadie de vosotros creerá hasta que yo le sea más amado que sus padres, hijos y toda la gente». De este modo, se vincula el amor a Allah con la obediencia y el amor al Profeta . El Profeta  establece un vínculo entre la fe y el amor, por lo que no tiene fe quien no ama; este amor no será verdadero si no hay sinceridad en el seguimiento del Profeta , pero tampoco será verdadero el amor sin seguimiento.

    Queda patente, pues, que el amor es la esencia de la fe y forma parte de la fe amar a Allah, a Su Profeta  y, por extensión, a toda la humanidad. Y es que el seguimiento del Profeta  no es solo una guía teórica, sino también vida y purificación. Allah, el Altísimo, afirma: Quien obedece al Enviado, obedece a Allah (Corán 4:80); por lo tanto, la obediencia del Profeta  conlleva una obediencia a Allah, y la obediencia del Profeta  es una muestra de amor de Allah hacia la persona. La petición de bendiciones para el Profeta  constituye, asimismo, una muestra devocional del estrecho vínculo entre el musulmán y Allah.

    Toda acción en la existencia refleja la voluntad de Allah. Una de las cosas fascinantes de la reflexión acerca de la Biografía Profética y sus sucesos, es el aprecio de la presencia directa del Creador en todo su transcurso. Es aquí, pues, cuando el creyente toma consciencia de las siguientes palabras de Allah: Él es Dios en los cielos y en la tierra. Sabe lo que ocultáis y lo que manifestáis. Sabe lo que merecéis (Corán 6:3). Ciertamente, la mayoría de los actos del Profeta  eran inspirados y predeterminados por Allah. En este sentido, apreciaremos más adelante en nuestro estudio cómo se iban revelando las aleyas y los suras (o las azoras) antes, durante o inmediatamente después de cada suceso. Si leemos la Biografía Profética con profunda consciencia devocional y nos percatamos de que consiste en decretos resultantes de la sabiduría y el auspicio exquisitos de Allah, entonces la veremos como un cuadro de creatividad única cuyo autor es Allah.

    El Profeta  de la misericordia es descrito como la lluvia abundante que vino para vivificar la tierra, cuyas plantas crecieron y dieron como frutos la fe y la misericordia. De este modo, el Profeta  establece de nuevo este vínculo entre la tierra verde y fructífera y el cielo, resucitando, asimismo, su comunidad de sus tumbas. La noble Biografía Profética es como el alma que da vida al cuerpo, pues da vida a quien la vivifica e ilumina el camino de quien se deja guiar por ella. En este sentido, Allah, el Altísimo, asevera: ¡Creyentes! ¡Escuchad a Allah y al Enviado cuando éste os llama a algo que os da la vida! (Corán 8:24). Nuestro noble Profeta , con las luces de su vida, es el vivificador de los corazones muertos hasta el fin de los tiempos: El que estaba muerto y que luego hemos resucitado dándole una luz con la cual anda entre la gente, ¿es igual que el que está entre tinieblas sin poder salir? (Corán 6:122).

    Hemos resucitado significa «hemos vivificado» el corazón de la persona para que la clarividencia de su alma aprecie las luces divinas y para que Allah y Su Profeta  estén presentes en su corazón. La ausencia de ambas cosas supone la muerte del corazón antes de la del cuerpo. Existen, asimismo, personas vivas físicamente, pero muertas de corazón, es decir, personas vivas pero como si estuvieran muertas, puesto que No dispone de luz ninguna aquel a quien Allah se la niega (Corán 24:40); y quien no dispone de luz, su corazón está inmerso en las tinieblas y la ignorancia, lo cual no puede calificarse sino como «muerte». No son sino como rebaños. No, más extraviados aún del Camino (Corán 25:44).

    Por otra parte, el noble Profeta  establece un vínculo entre la mente y la religión, el cual es eterno y nunca se rompe, cuando afirma lo siguiente: «Quien no tiene mente, no tiene religión, y quien no tiene religión no tiene mente, pues la mente es imprescindible para la religión». Ello es porque la presencia de la razón es la que obliga o exime de los preceptos religiosos, siendo su vínculo esencial con el Islam. Por eso, la mente constituye la esencia de la fe y del credo musulmán. En el conocido hadiz divino, Allah, el Altísimo, se dirige a la mente afirmando: «No he creado a ninguna criatura mejor que tú, pues por ti doy, despojo y castigo».

    Lo que distingue al ser humano como tal es la mente. Cuando posee una mente íntegra y sabiduría, significa que ha sido honrado por Allah. El musulmán no se alcanzará a la perfección con sus cualidades, es decir, no se conocerá a sí mismo ni a su Creador sin la plenitud de sus facultades mentales y devocionales. De este modo, el vínculo establecido entre la mente y el Islam es de dependencia. Por eso, Allah, «el Ser Racional», insta a meditar en el universo y en el Corán a fin de conocer racionalmente las verdades del Creador. La gracia más sublime de la mente es el conocimiento de Allah. Cuando afirma el noble hadiz: «La meditación de unos momentos equivale a la adoración de un año o de setenta años», ¿acaso no destaca ello la suma importancia que el Corán concede a las facultades de la meditación y la reflexión?

    Sin duda alguna, existe una interacción entre el conocimiento racional y el emocional, ya que el primero se refiere a una consciencia general, mientras que el segundo se refiere a una consciencia particular, devocional y personal, cuyo sabor radica, como afirman los ascetas, en lo espiritual infinito. Cuando el conocimiento racional se traslada al corazón, se transforma en un conocimiento emocional, es decir, espiritual. Dicho conocimiento deja de ser, entonces, un mero pensamiento general y se convierte en conocimientos emocionales vivos y activos que traspasan el conocimiento racional. Por ello, puede afirmarse que, si la mente constituye un foco de consciencia exterior, el corazón constituye, por su parte, un foco de consciencia interior y emocional, siendo el más profundo y el más espiritual. Este es precisamente el sentido que destaca Allah al afirmar: ¿Es que no meditan en el Corán o es que sus corazones están cerrados con candado? (Corán 47:24)

    Así pues, gracias a esa interacción e intercambio, la mente se nutre con los conocimientos emocionales y se transforma en «mente iluminada», esto es, en mente que refleja los conocimientos devocionales y emocionales; en definitiva, en una mente sabia y consciente de Allah. Como es sabido, la sabiduría goza de un estatus especial en el Islam, pues Allah: Concede la sabiduría a quien Él quiere. Y quien recibe la sabiduría recibe mucho bien (Corán 2:269). La sabiduría es el rango más alto de la razón, y el conocimiento de Allah es su esencia. Así, el vínculo de la fe del corazón con la razón y la sabiduría es interactivo, puesto que ambos se nutren recíprocamente y son interdependientes. Por eso, no ostenta razón aquel cuya mente y fe están viciadas, pues la religión depende de la plenitud de las facultades mentales.

    Desde que el sura Recita o Lee (96) abrió la puerta al nacimiento del conocimiento y la ciencia, anunciando el albor del Profeta Muham­mad , el Islam comenzó a emplear la razón en la religión como en la vida. Lee es una orden para los dotados de intelecto, es decir, aquellos que razonan. A continuación, se suceden numerosas aleyas que instan a la meditación y la reflexión en el Islam, algunas de las cuales son planteadas por el Corán en forma de interrogantes o estímulos a la reflexión, como: ¿Son iguales el ciego y el vidente? ¿Es que no reflexionáis? (Corán 6:50); ¿Es que no razonáis? (Corán 10:16); ¿Es que no meditan en el Corán? (Corán 47:24); Hemos hecho de ella un Corán árabe. Quizás, así, razonéis (Corán 43:3); ¿Son iguales los que saben y los que no saben? (Corán 39:8); Pero ¿qué tienen éstos que apenas comprenden lo que se les dice? (Corán 4:78).

    Es más, la sentencia de Allah: No cabe coacción en religión. La buena dirección se distingue claramente del descarrío (Corán 2:256), una aleya explícita, ¿no constituye una honra y una activación de la razón en el Islam? Además, ¿no constituye el rechazo por parte del Islam de cualquier forma de coacción en la vida, un fundamento divino fijo para la libertad en el Islam? Allah estableció al ser humano como regente Suyo en la tierra, y a quien se le ha encomendado esta gran misión Allah no puede despojarle de su libertad. El ser humano puede elegir en el Islam y, por lo tanto, es libre. No puede elegir quien no es libre. En este contexto, la coacción tiene un sentido general y global. Por eso, la prohibición de la coacción en la religión implica también su prohibición en los actos de adoración, las costumbres y las conductas. La coacción es, en verdad, aborrecida por Allah, de ahí que esté en contra del espíritu

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