La última primavera: Y otros cuentos breves
Por Rafael Barrett y Marcelo Cafiso
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Nos encontramos frente a la certeza de un narrador extraordinario. Pero la literatura no es imparcial, cuando es sincera. En toda su vida Rafael Barrett puso en práctica aquello de "Puedo prometer ser sincero, pero no ser imparcial" de J. W. Göethe.
Del prólogo La más bella pluma de nuestra América, por Marcelo Cafiso
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La última primavera - Rafael Barrett
Rafael Barrett
LA ÚLTIMA PRIMAVERA
y otros cuentos breves
Barrett, Rafael / Cuentos breves (Del natural)
Rafael Barrett - 1a ed. - Populibros, 2020.
Libro digital, EPUB - (Del tiempo; 1) Archivo digital: descarga
1.Narrativa contemporánea
Del tiempo, Populibros.
Todos los derechos reservados
Publicado bajo el sello Populibros
www.populibros.com.ar - @populibros
ÍNDICE
La más bella pluma de nuestra América, por Marcelo Cafiso
Gallinas
De cuerpo presente
El bohemio
La puerta
Los domingos de noche
El perro
La visita
Soñando
El maestro
A bordo
Mi zoo
SMART
La gran cuestión
Baccarat
Sobre el césped
Del natural
El hijo
El leproso
La enamorada
La oración del huerto
El pozo
¿Recuerdas?
La muñeca
La tempestad
Casus Bellis
El niño y el rey
Un fallecimiento
La rosa
Conversaciones
Regalo de año nuevo
El amante
La cartera
La madre
Margarita
La última primavera
Diálogos contemporáneos
La risa
Ajenjo
La más bella y crítica pluma de nuestra América
por Marcelo Cafiso
La permanente necesidad del ser humano de tener al alcance de la mano a modelos, ejemplos en quien confiar, creer, seguir, admirar, glorificar, o hacer propios para alimento espiritual y/o intelectual, han llevado, en el caso de la persona de Rafael Barrett, —y de muchas otros, por ejemplo Henry David Thoreau— a convertirlo en arcilla que en manos de alfareros oportunistas lo transformaron en objeto de devoción en sus altares.
Se han tejido inverosímiles anécdotas y perfiles ideológicos sobre ese joven escritor que antes de los 35 años moriría enfermo y lejos de sus amores, allá por el año 1910.
Exaltado o denostado como aristócrata, anarquista, cristiano, revolucionario o periodista moralista con pensamiento crítico.
¿Cómo negar el pensamiento en su totalidad, con todas sus aristas, con todas sus manifestaciones transparentes a través de su obra escrita y sus acciones?
¿Por qué ocultar ciertos escritos que no encuadran en la parcialización que se ha intentado realizar del inusual pensador?
El problema del mundo es un problema moral. Por eso, a pesar de nuestro dominio creciente sobre la materia y de las dimensiones monstruosas de la civilización, la silueta de Jesús está siempre en la cumbre inaccesible, Jesús era una energía estrictamente moral. Después de él nada ha sucedido a la Humanidad
. R.B.
¿Quién fue en verdad Rafael Barrett?
Nacido en España el 7 de enero de 1876, hijo de padre británico y madre de la nobleza española, gozó de los beneficios de pertenencia a la clase alta de su época asistiendo a las tertulias más selectas de los escritores (Ramón Del Valle Inclán, Ramiro de Maeztu, etc.) de su país de nacimiento donde estudiará y se formará hasta dominar tres lenguas y una vastísima cultura literaria, musical, científica –matemática e ingeniería– y sobre pintura durante su juventud, viviendo en Madrid, París (en 1899 conoció al escritor inglés Oscar Wilde), Londres y viajando por otros países de Europa.
Rafael Ángel Jorge Julián Barrett y Álvarez de Toledo, hijo de doña Carmen Álvarez de Toledo, pariente directa del duque de Alba, y de don George Barrett Clarke, escocés, Caballero de la Corona de Inglaterra, nació en un peñón del mar Cantábrico bajo el protectorado de Santander (España), lo bautizaron bajo la bandera inglesa rigiendo la ley de la herencia para la nacionalidad. (Francisca López Maiz de Barrett)
En 1902 Rafael Barrett quiere ingresar al círculo más exclusivo de Madrid, pero un rumor sobre una supuesta condición de invertido
(término troglodita utilizado en la sociedad española de época) esparcido en el aire de la alta sociedad por un abogado de ese mismo ambiente, provoca el rechazo a su participación. Ofendido por la acusación de homosexualidad, solicita el reto a duelo con el agresor verbal. Un tribunal de honor, con el Duque de Arión a la cabeza, lo rechaza y no permite limpiar su nombre
. El joven Barrett presenta pruebas médicas de que no es homosexual y vuelve a pedir el reto a duelo. Lo rechazan. Entonces sin poder conciliar la situación va al encuentro de quien preside el tribunal de honor, el Duque de Arión, y rebenque en mano en un acto público en el Teatro del Circo Parish, en la Plaza del Rey, en Madrid, le cruza la cara a fustazos.
Hay momentos en la vida en que todo toma un viraje inesperado, ya sea por lo hermoso o terrible de los sucesos, las más de las veces por lo terrible. Ese fue el caso de este señorito ilustrado que fue a dar a la prisión primero y al exilio forzado después. Agredir a la realeza se podía pagar con la cabeza. La cárcel y el adiós a España fue una atención piadosa del poder a su condición social.
En pocas palabras, Barrett se tuvo que ir de España, no por la lucha de clases ni el asalto a la realeza sino porque indignado y ofendido al no poder limpiar su nombre
y lograr una reparación social
le partió la cara al representante de la nobleza. Toda otra interpretación de este hecho es pura fábula de la manipulación histórica.
¿Y a dónde se fue, obligado por las circunstancias, ese joven español-británico de 27 años?
En el año de 1903, llega en barco a Buenos Aires acompañado del Dr. Bermejo. Allí pondrá todos sus conocimientos y destreza de pluma al servicio del periodismo, en un proceso de transformación que se da tras surcar las aguas de Europa hasta nuestra América.
Extraña y fulminante conversión del dandy europeo
. (Augusto Roa Bastos)
Sus palabras comienzan a ser sonoras en este lugar del sur de América que conoce a un nuevo Rafael Barrett, tan distante y disonante del madrileño del cual solo conserva el bagaje de su amplia y profunda formación cultural e intelectual.
Los dos primeros artículos que firma y publica en Argentina son Aguafuertes
y La última primavera
(de donde tomamos el título de esta completísima selección de cuentos que tienen en sus manos) y que apareció en enero de 1904, solamente dos meses después de su descenso del barco en el puerto de Buenos Aires. La última primavera
es un texto maravilloso desde lo emocional, desde la sinceridad, la honestidad personal, tal vez desde una exposición de su interior, un autorretrato de la desnudez de su corazón que anhela hallar a esa mujer que pueda compartir su última primavera. Será ese mismo año cuando conocerá más tarde y en otras tierras a su amada para todas las primaveras restantes, porque aunque sean pocas serán eternas.
Su permanencia en la ciudad de Buenos Aires será de un año, de noviembre a noviembre, y le bastará para conocerla a fondo, así como a sus habitantes, a su cultura y a su basura, mientras trabaja para el diario El Tiempo. Es en ese anteúltimo mes del año 1904 que el director del diario le deja en bandeja un trabajo en el exterior y entonces será Paraguay el nuevo destino y otra nueva vida, ya que acude como voluntario en su función de periodista en la corresponsalía del diario El Tiempo en la capital de ese país, Asunción. Pero debe hacer trabajo de campo y por lo tanto su destino será Villeta, ciudad emblemática del Estado Mayor Conjunto de la Revolución Paraguaya de 1904 del general Ferreira, financiado y apoyado militarmente por Argentina, contra el coronel Juan Escurra. Allí en ese punto de encuentro revolucionario conocerá a lo más brillante de la intelectualidad paraguaya.
Es así que se suma a la Revolución en el Paraguay.
Se presentó en el campo revolucionario al jefe —General Benigno Ferreira—, quien lo recibió muy bien, haciendo amistad con los intelectuales rebeldes: Gondra, Guggiari y otros. En Villeta se plegó a la lucha armada como jefe de ingenieros. Triunfante el movimiento, Rafael quedó en Asunción, donde pronto se hizo estimar por la sociedad paraguaya, que lo eligió secretario general del Centro Español, el de más significación de los
altos círculos. En ese club lo conocí
. (Francisca López Maiz de Barrett)
Conoce a Francisca López Maiz y se casan el 20 de abril de 1906, casi al año y medio de su incursión como periodista en el corazón de la Revolución Paraguaya. Se van a vivir a orillas del lago Ypacaraí, en San Bernardino. Trabaja como agrimensor recorriendo el Paraguay y conociendo la realidad de los trabajadores de los yerbales. Su pluma no se detiene, lo acompaña en cada viaje, escribe y publica en muchos periódicos, firma como R.B., o como Teobaldo. Sus artículos son leídos con sumo interés. Sus reflexiones llegan a