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Cappy, la gaviota del Ártico
Cappy, la gaviota del Ártico
Cappy, la gaviota del Ártico
Libro electrónico83 páginas1 hora

Cappy, la gaviota del Ártico

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"Todo estaba negro como el carbón, y el viento aullaba por el océano enfurecido que creaba olas enormes. Cappy estaba cansado y perdido, y mientras la espuma congelada se engrosaba silenciosamente sobre sus alas, comenzó a descender lentamente hacia la furia del mar. Con un enérgico impulso desesperado, batió sus alas en un intento de mantenerse arriba, pero fue en vano. Planeó cada vez más cerca de las olas... y de una muerte segura". Sigue las aventuras de Cappy, la gaviota del Ártico, mientras lucha en medio de vientos feroces para encontrar su hogar de verano, busca una nueva compañera, pelea contra los egoistas skúas, se hace amigo de dos niños esquimales, Ory y Em, y forma su propia familia.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 jun 2020
ISBN9789877981971
Cappy, la gaviota del Ártico

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    me encanto la historia, con muchas vueltas en la trama y un final no muy tipico, le doy 5 estrellas

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Cappy, la gaviota del Ártico - Kenneth C. Crawford

editor.

Dedicatoria

Después de haber vivido en el congelado Ártico con los esquimales, quiero dedicar este libro a los amables y atentos niños esquimales, y a mi esposa, quien ama a estos niños tanto como yo.

Capítulo 1

La tormenta

En un destello gris y blanco, Cappy fue volteado por unos vientos feroces. La pequeña gaviota del Ártico rápidamente se enderezó y se balanceó hacia arriba. Trepó cada vez más alto, con la esperanza de salir de las nubes y encontrar a sus compañeros de viaje.

Cappy había estado volando en medio de nubes esponjosas cuando se dio cuenta, de un momento para el otro, de que el resto de la bandada había desaparecido y estaba solo, llevado por los agitados vientos de una tormenta repentina. Estaba comenzando a cansarse, así que, descendió nuevamente cada vez más cerca de las olas enfurecidas. Pero ahora la espuma de las gélidas y gigantes olas lo alcanzaron, y se convirtió en pequeños gránulos de hielo sobre sus plumas. El viento feroz lo arrojó, como si estuviera jugando con él. El joven gaviotín ártico se balanceó de un lado al otro, incapaz de orientarse y perdido en el vasto océano, entre las garras de una tormenta despiadada. El instinto le decía que buscara tierra firme, pero la costa estaba a más de 160 kilómetros de distancia hacia el este. Impulsado por el viento, Cappy era empujado cada vez más lejos, hacia el imponente golfo de Alaska.

Esa misma mañana, temprano, mientras la oscuridad había dado paso a los débiles rayos del amanecer, Cappy y varios miles de sus amigos se habían elevado por el aire y dejado la costa al sur de Yakutat, Alaska, en dirección al norte. La bandada siguió la hermosa y sinuosa línea costera de Alaska. Pasaron Cordova por varios centenares de kilómetros y luego giraron hacia el oeste a lo largo del golfo de Alaska. Con el tiempo, su vuelo los llevaría hacia la península de Alaska y hacia el mar de Bering. Cappy y sus amigos habían estado volando por casi tres meses en dirección a su casa de verano, por la costa norte de Norton Sound, en el Ártico. La bandada estaba impaciente por irse. Había pasado varios días descansando en playas arenosas y había quedado retenida ahí por causa de un viento norte muy fuerte. Así que, cuando el viento desapareció, inocentemente emprendieron su viaje, sin darse cuenta de que una enorme tormenta ártica venía detrás de ese viento del norte.

Esta era la cuarta migración de Cappy, así que, ya tenía unos 130 mil kilómetros acumulados en el aire. A fines de septiembre del año anterior, él y miles de otras gaviotas del ártico habían dejado el mismo lugar de anidación del Ártico norte por el viaje a la Antártida y a su casa de invierno. ¿Puedes imaginártelos? Las gaviotas árticas tienen la mitad del tamaño de una gaviota común y, aun así, a veces vuelan más de 22 mil quinientos kilómetros en cada viaje, dos veces al año.

Cappy y sus amigos habían pasado el largo invierno en el lado este de la isla Elefante en la Antártida, pero como está en el lado opuesto de la Tierra, era verano ahí. Cappy había estado calentito y bien alimentado durante todo el gélido invierno del Ártico, y después, en marzo, abandonó repentinamente la Antártida junto con bandadas de miles de otros gaviotines árticos. Un día, sin previo aviso ni fecha marcada en el calendario, simplemente se escurrieron el hielo antártico y se dirigieron hacia el norte.

Cappy y sus amigos habían volado en una sinuosa trayectoria: primero, desde la isla Elefante en la punta de Sudamérica; luego, a lo largo de la costa del Pacífico, en el intento de alcanzar los cálidos vientos alisios que los ayudarían a volar hacia el norte. Volaron por la costa sudamericana del Pacífico hasta pasar la isla Galápagos sin detenerse. No había mucha comida allí, así que, continuaron hasta pasar las costas arenosas e inhóspitas de América Central. Finalmente, a las afueras de la costa sur de California, pararon para descansar y alimentase en las ricas aguas. Había muchos percebes, cangrejos, peces y piojos de mar,

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