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Dirección empresarial: ¿Cómo navegar en tiempos de crisis?
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Dirección empresarial: ¿Cómo navegar en tiempos de crisis?
Libro electrónico337 páginas7 horas

Dirección empresarial: ¿Cómo navegar en tiempos de crisis?

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Este libro refleja cómo navegar en tiempos de crisis es un reto directivo que requiere adaptación, creatividad moral y una visión amplia y optimista para sortearla acertadamente. Nunca un marino podrá cambiar el viento y las olas, pero puede adaptar sus velas, orientar a toda su tripulación y recalcular la ruta para poner su proa hacia el destino. […] esta obra evidencia cómo en tiempos de crisis el liderazgo y la alineación con una comunicación oportuna y clara son determinantes.

Es durante la crisis cuando el empresario, el directivo y el emprendedor sacan la casta empresarial. En la crisis es necesario contar con todos los elementos para tomar decisiones en aguas turbias y este libro reúne de la mejor manera todos los elementos clave de la empresa para sortearla y para crear oportunidades.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 sept 2020
ISBN9789581205608
Dirección empresarial: ¿Cómo navegar en tiempos de crisis?

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    Dirección empresarial - Alejandro Moreno

    Naranjo.

    I. BASES DE LA NAVEGACIÓN

    1. LIDERAZGO POSITIVO Y PROPÓSITO EMPRESARIAL: CINCO FACTORES CLAVE

    Alejandro Moreno-Salamanca -ORCID: 0000-0001-8228-0330

    Cindy Paola Pinzón Ríos -ORCID: 0000-0002-8523-7255

    doi: 10.5294/978-958-12-0559-2.2020.1

    Tener problemas y estar en el negocio es lo mismo.

    Los días en que estás fuera de los problemas son los días en que estás fuera del negocio.

    Frank Schwinn

    Introducción

    Con esta frase introductoria de Frank Schwinn, se evidencia que lo propio de los negocios son las situaciones que piden la gestión desde la milla extra. La vida directiva es una vocación que llama e invita a resolver problemas para el bien de los clientes. Todo empresario y emprendedor tiene un muy alto apetito irascible que es aquella fuerza interior que lo lleva a asumir riesgos y a encarar las dificultades, con fortaleza, tenacidad e innovación.

    Durante la crisis el empresario trabaja principalmente resolviendo problemas, repitiendo semanalmente comités, duplicando los esfuerzos, teniendo muchas más horas de trabajo. Es el contexto de crisis, la superación de las dificultades y poder superarlas lo que llenan de felicidad y satisfacción a las personas, porque como realidad paradójica el esfuerzo es importante y necesario para la felicidad: lo que cuesta te hace feliz. Y son esas historias las que harán parte de los logros de la vida que se contarán. El cómo se afronte y se viva la crisis se vuelve crucial en la forma en la que se navega el velero. Es la crisis parte del camino del perfeccionamiento humano que cobra una visión positiva al enmarcar un camino de esperanza y fortaleza.

    La crisis hace parte del proceso natural de la vida tanto de la empresa como de la persona, por tanto, se debe entender que tiene un inicio y un final. Así es como, a partir de esa premisa, la visión a largo plazo de la empresa cobra un sentido esencial, porque es sobre esta en la que están centrados todos los planes estratégicos, con el fin de conseguir el propósito que se tiene como empresa. De esta manera, para conseguir liderar positivamente y tener impacto, se debe partir de la visión humanista de la empresa y alinear el propósito de la compañía y de las personas, y así conseguir un liderazgo positivo, y una vez en un norte empresarial claro, se pueda liderar acertadamente tanto en tiempos de crisis como en las condiciones cotidianas.

    El empresario debe tener olfato y saber leer las circunstancias, para cambiar y refinar lo que no funciona y lo que sale bien. Hay empresarios que nacen con una idea, y son exitosos, no por su idea per se, sino porque debe reinventarse y refinar lo que sale bien y cambiar lo que no. Tal y como pasó con Incubadora Santander,¹ en que Diego Muñoz, después de haber tenido su propio molino de arroz y haber fundado la primera fábrica de hielo en Bucaramanga, empezó a perseguir sus sueños: ser agricultor. Así es como nació la idea de exportar piñas a Alemania, pero las gallinas que producían el abono se multiplicaban, lo cual llevó a que Muñoz se enfocará en el negocio avícola.

    En los sesenta, Enrique, el hijo del fundador, trazó como objetivo vender pollitos en todo el país, sin embargo, hacia finales de los ochenta el negocio no era tan próspero. Por tanto, se dio un giro a la empresa, para lo cual se trajeron al país 20 000 gallinas reproductoras, representadas en cuatro lotes de 5000, que tuvo un éxito por cinco años. Después Enrique encontró una nueva oportunidad: vender huevos. Fue en 1994 cuando salió el primer huevo del centro de producción y se convirtió en poco tiempo en el mayor productor del país.

    ¿Qué elementos conforman este velero?

    Coase (1937) desde la teoría clásica de la economía plantea que una empresa existe y perdura en la medida en que reduzca los costos de transacción y la burocracia. Pero ¿será que la empresa es la suma de sus activos?, que es el sinónimo de esclavitud moderna, en la que las personas trabajan como máquinas con un objetivo netamente monetario.

    Sin embargo, las utilidades se sobreentienden que son uno de los elementos que permiten la sostenibilidad de las empresas. Las utilidades son para la empresa lo mismo que el alimento para las personas, algo básico, pero no son su fin, debido a que son condición necesaria, más no suficiente para que una empresa exista.

    En este sentido, autores como Charles Handy plantean que una empresa es una comunidad de personas, que son un grupo de gente que trabaja con un propósito en común, y así cobra el trabajo un sentido diferente en el que la empresa es un instrumento de realización y de perfección humana. Así es como las organizaciones no son solo un mecanismo para generar utilidades, sino que son una de las instituciones intermedias que tiene la sociedad, como la familia, la junta de acción comunal, entre otras.

    Lo anterior hace que el trabajo cobre un sentido especial, al ser agente transformador y dignificador de la persona, debido al valor que se agrega como empresa en los distintos contextos: económico, profesional, personal y social. Al ser el trabajo una entrega de valor entre personas, implica que la persona se está dando a sí misma en medio de su labor dedicándose al servicio de los otros. En este sentido, se busca servir de la mejor manera, por lo que el trabajo perfecciona, por ser un instrumento por medio del cual la persona ofrece lo mejor de sí a los demás.

    La empresa es vista como una comunidad de personas que se organizan para servir a otras: los clientes, y generan un proceso de intercambio de valor a largo plazo entre los clientes y la empresa. De esta manera, el propósito de esta nace del deseo de servir a otras personas, lo que tiene como consecuencia, y no como fin, obtener un valor de mercado de la empresa lo más alto posible (Canals, 2010).

    Empresas con propósito: el norte

    Si una empresa es una comunidad de personas que están unidas por un propósito, ¿cuál es el significado del trabajo? ¿Es acaso el trabajo lo que es para el negrito del batey, el enemigo y un castigo de Dios? ¿Es el trabajo un medio de subsistencia en el que se trabaja para vivir y se vive para trabajar? El trabajo es más bien un medio de perfeccionamiento humano que le da un sentido y propósito a las personas.

    El propósito es el porqué se hacen las cosas, el motor que mueve a la persona hacia la acción y revela su identidad, en otras palabras, muestra la esencia de quién se es. Autores como Rey, Bastons & Sotok (2019) plantean el propósito en planos sinérgicos en los que primero está un propósito personal a redescubrir entre la cotidianidad, el cual está alineado desde una visión de llevarse a cabo mediante el trabajo. De esta manera, la forma de cumplir el propósito personal se da en un plano laboral, de modo que es importante tener un propósito como empresa para generar esta sinergia.

    El propósito no es un destino sino un camino, que encuentra sentido, pero no reemplaza el esfuerzo personal de encontrar el significado en medio de los asuntos cotidianos. El propósito de la empresa es el ser, es un balance entre lo que se quiere ser (sueño corporativo), lo que se tiene que ser (la sociedad y las partes interesadas) y lo que se puede ser (capacidades y fortaleza objetiva de la empresa) (Rey et al., 2019). Este está enmarcado en la misión corporativa, que le muestra a toda la comunidad de personas que confirman cómo su contribución afecta la misión de la empresa.

    El propósito de la persona es respondido tangiblemente desde la organización, lo cual es una fuente poderosa de significado personal y de alineación genuina con la empresa, y así le da un sentido trascendental y especial a su labor, sintiendo que le pone el alma a su trabajo, desde un compromiso e interés genuino, al tener una visión compartida entre la empresa y el empleado. Lo anterior en busca de tener un impacto positivo en la sociedad desde una visión de capitalismo consciente, para conseguir un triple impacto: económico, social y ambiental.

    Pero ¿qué es lo que hace que una empresa tenga propósito? ¿Cómo lograr que la empresa cuide el medio ambiente, tenga un impacto social positivo y genere riqueza? Son estas preguntas el eje para el largo plazo de la empresa y la recuperación empresarial después de la crisis, debido a que tendrán licencia de la sociedad civil para operar aquellas empresas que tengan propósito y produzcan un impacto positivo en la sociedad. Ofrecemos cinco aspectos clave que se encuentran en la carta de navegación de una empresa con propósito, independiente de los bienes y servicios que ofrezca.

    Satisfacción de necesidades reales con bienes y servicios útiles

    Todo empresario debe pensar si está satisfaciendo necesidades reales o si se está dedicando a atender necesidades irreales e, incluso, inútiles para sus usuarios. Una empresa debe estar en línea con el tipo de valor que se ofrece al cliente y a la sociedad. Para esto, es clave preguntarse si mediante el producto/servicio se está satisfaciendo una necesidad real del cliente, si se enriquece como persona a este y si es útil el producto o servicio ofrecido.

    También se debe cuestionar si la forma de producción es útil, pues no todas las maneras de producción son sostenibles, y se debe revisar si se mitigan los distintos impactos ambientales. Es importante tener presente que no todo lo que se produce le hace bien al planeta. Es difícil cohesionar y comprometer a los empleados en una empresa con propósito cuando los elementos que se fabrican no aportan al ecosistema de una manera global y positiva.

    Así es como es importante identificar si desde la empresa se ayuda al cliente con necesidades reales y si lo que se ofrece como empresa va más allá de que me compren lo que desean. Es durante los tiempos de crisis cuando se reflexiona sobre la verdadera importancia de los productos frente a la necesidad del cliente, lo que permite identificar con mayor claridad cuáles son los productos/servicios que aportan y son vistos como indispensables para el cliente, y cuáles ocupan una segunda línea de relevancia y pasan a ser fácilmente reemplazados. Vale la pena preguntarse sobre la utilidad de los productos/servicios que se ofrecen y para quién son útiles: ¿para el cliente?, ¿solo para las utilidades de la empresa?

    Respeto y promoción de la dignidad de la persona humana

    Una empresa con propósito promueve y respeta el concepto universal de la dignidad de la persona humana. Es este el que lleva a promover el cuidado de la persona, así es como, por ejemplo, con la covid-19, más de 120 países tomaron la decisión del confinamiento social, a pesar del riesgo económico, porque hay una gran consciencia sobre lo que es la dignidad de la persona humana.

    La dignidad humana invita a pensar sobre si la empresa promueve condiciones sociales que realmente respeten y desarrollen a la persona, para lo cual un elemento fundamental en la construcción de empresas con propósito es lo que plantea el experto en justicia Rawls (1971) con el velo de la ignorancia. A partir de esto sugiere que la mejor manera de legislar y diseñar puestos de trabajo es como si fuese uno mismo el legislador, el que tuviese que aceptar la norma que promulga y estuviese dispuesto a ocupar ese puesto. Así es como se puede ver qué cosas se pueden mejorar y cuál es la verdadera condición de vida de los empleados.

    Procurar el bien común

    La dignidad humana invita a procurar el bien común. El bien común no es lo mismo que el bien general, porque este último es el acuerdo de las mayorías que pueden acordar medidas que vayan en contra de la dignidad humana. Por tanto, el hecho de que haya un consenso social no quiere decir que lo que se vaya a hacer esté bien. Es aquí donde radica la reflexión sobre el bien común, que cuida y promueve la dignidad de las personas y nos invita a pensar y desear el bien del otro, y nos lleva a replantear las formas tradicionales en que se han entendido muchas cosas dentro de las empresas, como las jornadas laborales y las condiciones de trabajo, de modo que es una invitación a cuestionarse sobre la forma en la que han funcionado las cosas, a la luz de nuevas maneras que se han descubierto desde la crisis.

    Desarrollar a los demás mediante la subsidiariedad

    La subsidiariedad es la actitud de respeto y ayuda hacia el otro, de modo que está de la mano con la dignidad humana. La subsidiariedad se basa en el entendimiento de que la persona tiene un derecho a ser respetado y que cada persona tiene dones para entregar a la organización (Naughton, Buckeye, Goodpaster & Maines, 2015). Mediante la subsidiariedad se empodera a las personas como agentes clave del cambio, lo que da lugar a la autonomía y el apoyo cuando es necesario, frente a la toma de decisiones que están orientadas hacia el norte de la compañía (Hollensbe, Wookey, Hickey, George & Nichols, 2014).

    De esta manera, permite el desarrollo de las personas desde su trabajo, y dar a conocer capacidades y habilidades de los empleados. En este proceso, puede ser sorprendente ver cómo darles oportunidades a los empleados dentro de las organizaciones hace que florezcan y den esa milla extra.

    El desarrollo mediante la subsidiariedad se da cuando el jefe, por ejemplo, consciente de que el empleado ya ha construido su habilidad de comunicación asertiva, fomenta su mejora constante. Mientras que, si es el caso de que el empleado no supiese comunicarse, el jefe le enseña y se eleva su dignidad al permitirle desarrollar esa habilidad.

    Con la subsidiariedad, se crean lazos de confianza y de empoderamiento desde el liderazgo, que permiten sacar a flote las capacidades y esos dones de cada persona para impactar positivamente a los otros, de modo que es un medio que ayuda a potencializar las capacidades de las personas.

    Liderar con prudencia y creatividad moral

    Las empresas en gran medida son un reflejo de su fundador o director, de modo que es importante la prudencia dentro del liderazgo, en especial cuando se buscan soluciones no utilitarias. Muchas veces se entiende la prudencia como cautela o inacción, sin embargo, la prudencia, como virtud propia del gobernante, es saber ver las cosas como son y actuar por la razón adecuada.

    A veces lo prudente no es manejar despacio, sino acelerar a toda velocidad para salvar la vida de un huracán. La prudencia es entender que lo que sucede no necesariamente es lo que se percibe, porque la realidad objetiva está fuera de cada uno, para lo cual se debe ser capaz de escuchar y entender diversas miradas.

    Asimismo, se requiere una imaginación moral que mueve a inventar y ver nuevas formas de hacer las cosas. Para reaccionar ante la crisis, se debe intentar hacer las cosas diferentes, romper paradigmas y abrir la puerta a la imaginación moral, de modo que es recomendable abordar los problemas con una mentalidad distinta de la que se hacen tradicionalmente, y así poder encontrar nuevas formas y acelerar los cambios.

    En este proceso, es importante salirse por un momento del rol directivo, del de miembro de junta, y pensar en la solución del problema con el sombrero verde viendo todas las opciones posibles valiéndose de la creatividad. La clave está en retar la manera tradicional de ver los procesos. También identificando las oportunidades que deja la crisis para moverse hacia la acción y re-imaginar el mundo. Entendiendo muy bien el porqué de cada acción, su impacto y consecuencias con todos los stakeholders.

    Liderazgo positivo

    Una empresa con propósito requiere un líder positivo, que es la persona que se maneja con prudencia y entiende que no se es dueño de la verdad, porque respeta el conocimiento que le dan los demás, independiente del cargo que ocupen dentro de la organización. Para eso, también son importantes los conocimientos técnicos y reconocer las aptitudes y los conocimientos frente a un cargo, así como observar que estos son fundamentales dentro de un rol de liderazgo, pero no son suficientes, porque los empleados también ven las intenciones del líder. Por tanto, cobra una gran importancia la recta intención que es el querer genuino del otro, porque se le ve con preocupación y con amor.

    Este liderazgo está alineado con el propósito al responder al porqué se hace, y no al qué se hace, de modo que está en línea con el propósito personal, porque brota de la propia identidad. El descubrimiento de un propósito hace que la vida del líder sea significativa y permite que se lidere desde ese propósito, de modo que es un liderazgo genuino y positivo. De esta manera, se influye en todo el entorno de la empresa y se conectan el significado y los propósitos de cada miembro de la comunidad con el de la empresa. El liderazgo positivo requiere la humildad del líder, de su compromiso y de la apertura al cambio, con lo cual se fomenta el sentido de comunidad.

    En la lógica del liderazgo positivo, no se trata de comunicar desde la dirección hacia todos los miembros sobre el propósito, sino que se debe descubrir y redescubrir el propósito compartido ya existente en la compañía, para lo cual se debe hacer partícipe a todos los miembros de la comunidad de personas que la integran, al igual que mediante el ejemplo de todos los miembros de la dirección. Es desde la observación y el ejemplo genuino como se adoptan los comportamientos positivos dentro de la organización, viviendo desde el ejemplo.

    De esta manera, el líder es el que decide, no solo pensando en la eficiencia de la organización, sino en el desarrollo de las personas a las cuales dirige. Construye organizaciones que recurran activamente a los dones, es decir, a los diferentes talentos, habilidades y aptitudes de los empleados, para potencializar y desarrollar a cada uno (Naughton et al., 2015).

    Finalmente, la base de las relaciones exitosas dentro de la comunidad de personas está dada por la confianza, de modo que son estos lazos los que hacen que estas actúen desinteresadamente y hacia un bien común. Cuando dentro de una organización se crean vínculos de confianza, estas aprenden más rápido y tienen un compromiso mayor (Canals, 2010), lo cual, a su vez, crea una cultura organizacional movida por el servicio y la visión del otro por su valor como persona.

    ¡La crisis, la tempestad, nos permite ver!

    Cada uno de los cinco aspectos presentados previamente son muy importantes y deben mantenerse presentes en un diálogo constante con la empresa, porque, al final, la crisis, la coyuntura de la covid-19, nos tiene que servir para reflexionar y ver cosas que antes no veíamos o entendíamos como normales.

    ¿Qué es lo que permite ver la crisis? Deja al descubierto la necesidad del otro y el entendimiento a fondo de la realidad, porque nos ayuda a tener mayor prudencia y sentido de propósito de nuestras actividades y de la propia vida. De esta manera, por ejemplo, muestra el fenómeno carcelario y el dolor frente a la muerte por confinamiento. También muestra la altísima tasa de informalidad en el empleo, del que vive del día a día para al menos conseguir algo de comer. Pone en evidencia los fenómenos migratorios, la crisis permite ver cosas que antes nos dolían

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