Breve historia de Esquerra

Por Manel Lucas

Seguramente, la principal pregunta que hay que responder cuándo hablamos de ERC es cómo un partido casi centenario pero minoritario hace tan solo una década está hoy en condiciones, según las encuestas, de alcanzar la Presidencia de la Generalitat. Pero hay otros interrogantes. ¿Cuáles son las almas, las tradiciones de ERC y cómo han convivido con debates internos y escisiones durante tantas décadas? ¿Qué tienen en común personajes históricos de la formación como Lluís Companys o Heribert Barrera con Gabriel Rufián o Pere Aragonés? ¿Cómo puede ERC cogobernar un país tan complejo como Cataluña con su principal rival electoral? Más allá aún, ¿se pueden hacer políticas de izquierdas gobernando con la principal fuerza histórica de la derecha catalana? ¿Cómo sale adelante una formación política con su presidente en la cárcel y su secretaria general en el exilio? ¿Cómo pasa un partido en pocos años de abanderar la DUI a defender el diálogo con el Gobierno español? En esta Breve historia de Esquerra (Les ànimes dEsquerra, en su versión en catalán), Manel Lucas hace un esfuerzo encomiable para que entendamos cómo el más antiguo de los barcos independentistas, pasado de moda durante años, ha llegado a convertirse en una amenaza real para su rival hegemónico, la antigua Convergencia i Unió y sus herederos.

• Idioma: Español
• Editorial: Los Libros de la Catarata
• Fecha de lanzamiento: 22 sept 2020
• ISBN: 9788413520629

Manel Lucas

Manel Lucas és llicenciat en periodisme i en Història Contemporània. Ha treballat de periodista tant a televisió com a ràdio i a premsa, i actualment com a guionista i col.laborant també en mitjans audiovisuals i escrits. És cronista parlamentari de l’edició de Barcelona d’El País. Ha escrit diversos llibres, entre els quals ERC: La llarga marxa (1977-2004). Ha estat guionista de les sèries documentals Espanya dividida: la Guerra Civil en color i España después de la guerra: el franquismo en color, a més de la pel.lícula Generalísimo. Pels seus treballs en ràdio i televisió ha obtingut diversos premis: dos premis Ondas, el Ciutat de Barcelona, el Nacional de Comunicació de la Generalitat i el premi de l’Academia de la Televisión, entre altres.

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PRÓLOGO

Creo que no les cuento ninguna novedad si les digo que la última década en Cataluña ha estado marcada por "el procés". La política catalana se ha transformado por completo desde la sentencia del Estatut en 2010. La historia es conocida por todos ustedes. Movilizaciones en las calles, consultas por la independencia y sonoras broncas en el Parlament y el Congreso han sido el pan nuestro de cada día desde entonces, cuando inspirado por el poema de Kavafis tantas veces versionado por Lluís Llach, Artur Mas decidiera poner rumbo a Ítaca. Siguiendo las metáforas marineras del president, algunos dirán que aquello fue un viaje a ninguna parte, que pronto quedó el barco a la deriva y que del naufragio no nos quedaron ni los cascos. Otros dirán, en cambio, que valió la pena emprender la travesía y que si no llegamos al puerto deseado fue por el violento asalto del enemigo, que obligó a arriar velas y dar media vuelta. Sea como fuere, la política catalana se halla hoy varada en aguas revueltas, y seguramente conviene echar la vista atrás para entender cómo hemos llegado hasta aquí, hacer inventario e imaginar —o no— rumbos nuevos.

El libro que usted empieza a leer tiene un gran aliciente: entender cómo Esquerra Republicana de Catalunya, el más antiguo de los barcos independentistas, pasado de moda durante muchos años, ha llegado a convertirse en una amenaza real a la hegemonía histórica de Convergencia i Unió, el partido de Artur Mas. Para ello, contamos con la visión privilegiada de Ma­­nel Lucas y su cuaderno de bitácora.

Manel Lucas es un periodista muy interesante, porque además de periodista es historiador. Le interesa contar historias, y sobre todo le interesa mucho la Historia. De su puño y letra son algunos de los guiones más relevantes para entender la guerra civil española y los 40 años de franquismo que le siguieron. España dividida: la Guerra Civil en color y España después de la guerra: el franquismo en color son series para Discovery Max que han sido vistas por medio mundo y que han ayudado a entender qué pasó en España en aquellos duros años. Ambos documentos son fruto de su investigación histórica, siempre hecha con rigor y meticulosidad, porque a Ma­­nel si algo le caracteriza es que es tozudamente meticulo­­so. Manel disfruta viajando por el túnel del tiempo que solo co­­nocen los buenos historiadores. En aquellos mundos en blanco y negro, mira en documentos extraviados, busca en bibliotecas llenas de polvo y escucha a testigos de hechos a punto de ser olvidados. En su viaje de vuelta, junta a su pasión por la historia su pasión por contar historias, y nos ofrece relatos como el que tienen entre manos, que nos acercan un poquito más la verdad a los que vivimos tranquilos en la comodidad del presente.

Manel Lucas, aparte de historiador y periodista, es muy buena gente, me lo confirman sus amigos. Una persona con sentido del humor, que nunca sabes si te está tomando el pelo o te está hablando en serio. El día que me pidió que le prologara el libro era un martes lluvioso y confinado en Barcelona. Le pregunté por qué me lo pedía a mí, y con su tono siempre socarrón me dijo: Hombre, podría pedírselo a Junqueras o a Arrimadas, pero no sé si sería buena idea. Ya más en serio, me contó que buscaba una persona que no se hubiera posicionado ni en un lado ni en otro del procés, y eso ya le dejaba un abani­­co pequeño de candidatos. Tal como cuenta en este libro, la política catalana se ha hecho en los últimos años rígida, frentista e intolerante. Hay que tomar necesariamente partido a favor o en contra de la independencia. Las dos trincheras están muy delimitadas y, al final, ya solo cuenta la posición de cada uno en esta brecha.

En este contexto, Manel se sumerge en otra de sus pasiones, la política, y nos lleva a conocer en este libro una de sus especialidades, la historia de ERC. Manel es un esquerrólogo. Este es su segundo libro sobre la formación. En el primero, ERC. La llarga marxa: 1977-2004. De la il·legalitat al Govern (Columna, 2004), ya se adentró en un camino lleno de baches y obstáculos que ha seguido escrutando como periodista parlamentario en las crónicas que ha publicado El País y que les recomiendo que lean.

Seguramente, la principal pregunta que hay que responder cuándo hablamos de ERC es cómo un partido con cerca de 90 años de historia, que hace tan solo una década era un partido minoritario, está hoy en condiciones, según las encuestas, de alcanzar la Presidencia de la Generalitat. Pero hay otros interrogantes. ¿Cuáles son las almas, las tradiciones de ERC y cómo han convivido con debates internos y escisiones durante tantas décadas? ¿Qué tienen en común personajes históricos de la formación como Lluís Companys o Heribert Barrera con Gabriel Rufián o Pere Aragonés? ¿Cómo puede ERC cogobernar un país tan complejo como Cataluña con el que a la vez es su principal rival electoral? Más allá aún, ¿se pueden hacer políticas de izquierdas para las mayorías sociales en el Palau de la Generalitat gobernando con la principal fuerza histórica de la derecha catalana? ¿Puede un grupo parlamentario acoger en su seno a antiguos gerifaltes del PSC y Unió a la vez? ¿Cómo sale adelante una formación política con su presidente en la cárcel de Lledoners y su secretaria general en el exilio suizo? ¿Cómo pretende ERC pescar votos en los grandes caladeros del cinturón metropolitano para lograr el tan ansiado objetivo de ampliar la base del independentismo? ¿Cómo puede un partido en pocos años pasar de abanderar la DUI a abanderar el diálogo con el Gobierno español?

El deber de los periodistas es siempre hacernos las preguntas adecuadas. En el libro que tienen entre manos, Manel Lucas hace un esfuerzo encomiable para acercarnos un poco más a uno de los principales partidos catalanes en la actualidad y darnos las claves para buscar entre todos las respuestas veraces a las mismas. Para que podamos abrir nuevos interrogantes sin abrir nuevas brechas, y ser así una sociedad un poco más abierta y más tolerante; lo necesitamos.

Gemma Nierga

Barcelona, 19 de julio de 2020

INTRODUCCIÓN

El 25 de mayo de 2014, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ganaba las elecciones europeas en Cataluña. Quedaba a unos 45.000 votos de la segunda candidatura, Convergència i Unió (CiU). La celebración en la sede la noche electoral estaba doblemente justificada. Por la victoria en sí, y porque era la primera vez desde la restauración de la democracia que los republicanos quedaban por delante en unas elecciones.

La victoria de ERC, un partido expresamente independentista, provocaba muchos recelos. Pero donde se respiraba más preocupación esa noche no era en las oficinas de ninguno de los grandes partidos españoles, ni en el Partido Popular (PP) ni en el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE). La inquietud se cebaba en su rival más próximo, la otra formación nacionalista, CiU. El partido que fundó Jordi Pujol —en realidad una coalición permanente entre Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y los democristianos de Unió Democràtica de Catalunya (UDC)— había dominado el espacio central de la política catalana desde 1980, y solo había cedido el Gobierno de la Generalitat durante siete años, del 2003 al 2010, cuando los socialistas Pasqual Maragall y José Montilla habían presidido un ejecutivo de coalición de izquierdas (con la participación de ERC). Pero, incluso en esos años, siempre los convergentes habían sido el grupo con mayor número de escaños. Y en el campo nacionalista nunca hasta ese momento ERC había supuesto una amenaza real a la hegemonía de CiU.

Ahora todo había cambiado. Desde ese renacimiento de ERC —renacimiento porque en los años treinta, cuando fue fundada, Esquerra sí había ocupado el espacio central—, la rivalidad con CiU se convertiría en el motor de la política catalana. Era una lucha dialéctica entre dos ideologías políticas, aunque también, de algún modo, se podían detectar ciertas diferencias sociológicas entre ambas. Mientras Convergència i Unió, centroderecha, tenía más apoyo en clases altas y medias-altas, ERC, centroizquierda, decía representar a las clases medias trabajadoras, aunque el espacio electoral común era muy grande, en especial fuera del cinturón metropolitano de Barcelona, en las zonas donde el voto nacionalista siempre ha sido mayoritario. Y en 2014 ambos compartían además un proyecto político: superar la autonomía con una consulta por la independencia de Cataluña. Era un proyecto en el que los republicanos estaban involucrados desde hacía tiempo, y al que CiU se había sumado recientemente, empujada por un movimiento de base de una parte de la sociedad que había incorporado la idea de la independencia como única solución al conflicto entre Cataluña y el Estado.

Los acuerdos y desacuerdos entre ERC y CiU, las rencillas y los enfrentamientos soterrados o públicos, el combate por la hegemonía marcarían el paso de ese fenómeno que se llamó el procés independentista, y que monopolizó la vida pública de Cataluña desde 2014 hasta 2017, como