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Luba, loba negra: Tajú: Luba, loba negra, #2
Luba, loba negra: Tajú: Luba, loba negra, #2
Luba, loba negra: Tajú: Luba, loba negra, #2
Libro electrónico58 páginas1 hora

Luba, loba negra: Tajú: Luba, loba negra, #2

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Libro infantil para niños de 6 a12 años
Segunda parte de Luba, loba negra
Tajú, el hermano mellizo de Luba, ha llegado a la ciudad para hacerla regresar a casa, pero a Anita se le ocurre una idea: que los dos hermanos se queden unos días con ella para conocer la vida de los humanos.
Las peleas entre los hermanos son constantes, pero eso no desanima a Anita, feliz con sus dos nuevos amigos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 sept 2020
ISBN9781386724506
Luba, loba negra: Tajú: Luba, loba negra, #2

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    Luba, loba negra - Laura Pérez Caballero

    Índice

    1 Un nuevo plan

    2 Una ayuda inesperada

    3 Tajú y mamá

    4 Tarde de circo

    5 Sin rencores

    6 El parque acuático

    7 El cumpleaños de Sandra

    8 El premio

    9 Nuevo equipo

    10 El concurso

    11 El tío Narices

    12 Crack

    Un nuevo plan

    Luba iba caminando hacia la ventana de la habitación de Anita en la que Tajú la esperaba para volver juntos a su hogar. Sentía un nudo que parecía apretarla con fuerza el corazón, cuando, de repente, Tajú saltó de nuevo hacia la habitación mientras gritaba:

    —¿Qué es esto?

    Las dos niñas quedaron sorprendidas ante la inesperada actitud de Tajú. El niño se había acercado a la cama y sujetaba la lupa entre sus manos, comenzando a olisquearla.

    —Es una lupa —dijo Anita con cierta indiferencia. Y entonces, un nuevo plan acudió a su cabeza— ¡Luba, he tenido una idea!

    Tajú seguía inspeccionando la lupa, ajeno a la emoción de Anita.

    —¿Y para qué sirve?

    Anita le quitó la lupa de las manos.

    —Tajú, sé que estás deseando volver a casa, pero ¿no te gustaría conocer un poco cómo es el mundo de los humanos?

    Tajú resopló.

    —Tenemos prohibido el contacto con los humanos.

    Luba entendió de inmediato cuál era la idea de Anita.

    —Pero no se dan cuenta de que somos lobos. Yo he estado viviendo aquí con Anita y sus padres.

    —¿Sus padres te han visto?

    Ella se puso frente a él como si fuese tonto.

    —¿Por qué crees que voy vestida así? Para que no se den cuenta de que soy una niña loba.

    Entonces Anita cayó en la cuenta de que Tajú también tendría que conseguir ropa humana para pasar desapercibido. Y ella no tenía ropa de chico. Además la de su padre le quedaría demasiado grande.

    Tajú no parecía muy convencido con el plan.

    —Solo tres días, hasta que empiecen las clases —rogó Anita.

    En ese momento la madre de Anita golpeó con los nudillos en la puerta de la habitación. Luba cogió a su hermano por el cogote y le hizo arrodillarse para empujarle bajo la cama.

    La madre de Anita abrió la puerta y arrugó la nariz de inmediato. Luego vio la ventana abierta de par en par. Llevaba a Mantequilla en brazos y se lo pasó a su hija. Anita notó cómo el animal también olisqueaba el aire a lo loco. Luego notó el gruñido hondo que salía bajo la cama y tosió para disimularlo.

    —¡Qué peste! —la madre se acercó a la ventana y la cerró—. Ese olor tiene que venir de fuera, no me explico otra cosa.

    Se volvió hacia las niñas que permanecían de pie, muy erguidas de espalda a la cama. La madre las miró con extrañeza.

    —¿Sucede algo?

    —No, no, qué va. Ya nos íbamos a dormir —contestó Anita.

    La madre movió la mano frente a su nariz tratando de librarse de aquel olor pestilente.

    —Solo venía a deciros que ya que papá y yo mañana tenemos ambos turno libre por la tarde habíamos pensado llevaros a ver la función del circo de trapecistas que han instalado en las afueras ¿qué os parece?

    Luba miró hacia Anita esperando una respuesta.

    —Sí, sí, sería genial. Además Luba nunca ha ido al circo.

    —Ah ¿no? —`preguntó la madre, sorprendida.

    —Bueno, no es fácil

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