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ECOniños: Defensores de la naturaleza
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Libro electrónico391 páginas2 horas

ECOniños: Defensores de la naturaleza

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Actividades interdisciplinarias ludicopedagógicas para la formación ambiental

El aprendizaje experiencial significativo es un proceso interdisciplinar orientado con juegos, arte, literatura y exploración que permite al individuo construir su propio conocimiento, desarrollar habilidades y reforzar valores.

Este libro abre otra luz de esperanza en las acciones que debemos emprender como educadores, padres y líderes de nuestras comunidades, y nos invita a transformar la cátedra habitual con la ayuda de actividades lúdico-pedagógicas para mejorar el interés por el aprendizaje, y a su vez fomentar hábitos de lectura, escritura y buenas prácticas de conversación, lo cual puede trascender del entorno pedagógico a la práctica y multiplicación en los hogares.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 jul 2020
ISBN9788835865360
ECOniños: Defensores de la naturaleza

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    ECOniños - Imelda Garcia

    ECOniños, defensores de la naturaleza

    Actividades interdisciplinarias ludicopedagógicas para la formación ambiental

    Imelda García Suárez

    El aprendizaje experiencial significativo es un proceso interdisciplinar orientado con juegos, arte, literatura y exploración que permite al individuo construir su propio conocimiento, desarrollar habilidades y reforzar valores.

    ECOniños, defensores de la naturaleza

    Actividades interdisciplinarias ludicopedagógicas para la formación ambiental

    Imelda García Suárez

    Título del libro:

    ECOniños, defensores de la naturaleza

    Escritora:

    Imelda García Suárez

    Apoyo:

    Flor Orquídea Rincón Herrera

    Dora Villalobos

    Antonio José García Suarez

    Editor:

    Édver Augusto Delgado Verano

    Diagramación:

    Flor Orquídea Rincón Herrera

    Luis Eduardo León - Caricaturista

    Videos Youtube:

    Andrés Felipe Reyes García

    Freider Reinaldo Pulgarín

    ISBN:

    EDITORIAL Libros para Pensar

    Cel: +57 315 837 05 84

    liderlibros@gmail.com - www.librosparapensar.com

    Bogotá - Colombia 2019

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia u otro método, sin el permiso previo y por escrito del autor.

    A mis padres: Manuel Arcadio y Magdalena.

     A mis hijos: Edwin Darío, Leydy Bibiana y Andrés Felipe, quienes me ayudan a crecer con su crítica constructiva y me apoyaron en este proyecto.

    A mis nietos: David Esteban y Nicole, quienes me impulsan cada día para seguir trabajando por la conciencia ambiental.

    A mis hermanos: Antonio   José, Pedro Nel, María Mercedes, Luis Ignacio y Manuel Jacinto.

    A mi compositora y cantante: Flor Orquídea Rincón Herrera.

    Al rector del Colegio Paulo VI, José Demetrio Espinosa, y a mis compañeras de trabajo que creyeron en mí y me apoyaron incondicionalmente.

    A mis estudiantes de educación básica primaria del Colegio Paulo VI, que con su disposición, buenas acciones, espontaneidad, inspiración y creatividad permanentes han hecho posible llevar a la realidad las actividades proambientales que aquí se describen y que van encaminadas a la construcción de una toma de conciencia para la conservación del planeta.

    A la doctora María Mercedes Callejas Restrepo, directora de la maestría Educación Ambiental: U.D.C.A, por su motivación e impulso para escribir este libro.

    A mi caricaturista Luis Eduardo León.

    A la señora Dora Villalobos, defensora incondicional del humedal la Vaca.

    Un verdadero conservacionista es una persona que sabe que el mundo no es una donación de sus padres, sino un préstamo de sus hijos

    —John James Audubon (1785-1851)

    Si la ayuda y la salvación han de llegar, sólo podría ser a través de los niños. Porque los niños son los creadores de la humanidad

    —María Montessori

    PRÓLOGO

    Recordemos que el ser humano tiene distintas costumbres, algunas buenas y otras que no favorecen la preservación y el cuidado del medio ambiente. En cuanto una persona avanza en edad es más difícil lograr corregir los hábitos y costumbres que generan el deterioro del planeta.

    En un mundo en el que nos dicen que no hay esperanza, porque es difícil cambiar la forma de pensar, sentir y actuar de las personas, es muy importante enseñar a los niños y enfatizar con ellos el cuidado del planeta.

    Ante la falta de conocimiento ambiental, nuestros actos se han convertido muchas veces en errores reflejados en la pérdida de valores, creación de conflictos, deterioro de la calidad de vida y destrucción del planeta; estas faltas hacen que se incrementen las necesidades humanas que demandan una mejor educación para prevenirlos y revertirlos.

    Este libro abre otra luz de esperanza en las acciones que debemos emprender como educadores, padres y líderes de nuestras comunidades, y nos invita a transformar la cátedra habitual con la ayuda de actividades lúdico-pedagógicas para mejorar el interés por el aprendizaje, y a su vez fomentar hábitos de lectura, escritura y buenas prácticas de conversación, lo cual puede trascender del entorno pedagógico a la práctica y multiplicación en los hogares.

    Si a la resignificación del proceso de enseñanza, reflexión y aprendizaje le aportamos el generar conciencia ambiental a través del reconocimiento y valoración del entorno, esto nos permitirá gestar una nueva generación de ciudadanos comprometidos con la sostenibilidad y el cuidado de la naturaleza.

    INTRODUCCIÓN

    Algunas prácticas humanas son contaminantes para el ambiente como la tala indiscriminada de árboles, la generación de incendios forestales; el uso de combustibles fósiles en los vehículos y la industria; la explotación de hidrocarburos; el cultivo de arroz anegado; la cría intensiva de ganado; el uso de refrigerantes, el aire acondicionado y los aerosoles que atrapan la radiación infrarroja terrestre, agilizando el calentamiento global. Esta situación empeora el ambiente con otras prácticas contaminantes como arrojar desechos a las calles, a los ríos y al mar.

    Ante esto, se hace necesario educar ambientalmente a las nuevas generaciones desde temprana edad, porque es la etapa de la vida en la cual si se le enseña con amor y con el ejemplo el ser humano recuerda con mayor facilidad lo aprendido y lo pone en práctica.

    Los niños pueden aprender a cuidar su entorno, a utilizar racionalmente el agua y la energía, a seleccionar los residuos y a proteger los ecosistemas, y pueden entender de una forma sencilla cómo el planeta se va destruyendo día a día por las acciones erróneas de las personas, que ocasionan los cambios climáticos, inundaciones, degradación de la biodiversidad, destrucción de la capa de ozono y escasez de agua.

    En Colombia, ciudades como Bogotá, Cali, Medellín y otras poblaciones intermedias han visto disminuidos sus grandes humedales y ecosistemas a través del tiempo, los cuales han sido secados y sacrificados para construir accesos viales que faciliten el flujo vehicular y peatonal, o para la construcción de grandes edificaciones y urbanizaciones.

    Aunque estas acciones son rechazadas diariamente en las redes sociales y de vez en cuando en la prensa escrita, en la radio y demás medios de comunicación masiva, muy pocos actúan realmente en pro de una educación ambiental y por el cuidado de los ecosistemas y la disminución de los gases de efecto invernadero.

    Como docente, ambientalista y con mi experiencia en la enseñanza ambiental durante 30 años, comparto estas lecturas, cantos, cuentos y reflexiones a la comunidad educativa, como apoyo para la ejecución de las actividades ambientales interdisciplinarias con niños de 5 a 12 años, de niveles preescolar y primaria. Estas actividades son complementarias a las experiencias directas que se llevan a cabo en los territorios ambientales.

    Se sugieren experiencias directas y actividades sencillas para que los estudiantes vivencien e interactúen con los ecosistemas, en la medida de lo posible. Además, para que consulten, lean, coloreen, moldeen, recorten, armen, canten y escriban, tomando como referencia los diferentes recursos naturales y su adecuado uso.

    Las áreas básicas están enfocadas hacia el conocimiento, cuidado y preservación de la naturaleza. De este modo se crea una conexión entre el colegio, los territorios ambientales, el hogar y la comunidad en general. Estas actividades se sugieren para desarrollarse en forma interdisciplinar en todas las áreas obligatorias y fundamentales, según la ley 115 de 1994.

    Ley 115 de febrero 8 de 1994.

    Ley General de Educación   ARTICULO 23.  Áreas obligatorias y fundamentales. Para el logro de los objetivos de la educación básica se establecen áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la formación que necesariamente se tendrán que ofrecer de acuerdo con el currículo y el Proyecto Educativo Institucional.

    Los grupos de áreas obligatorias y fundamentales que comprenderán un mínimo del 80% del plan de estudios son los siguientes:

    Ciencias naturales y educación ambiental.

    Ciencias sociales, historia, geografía, constitución política y democracia.

    Educación artística.

    Educación ética y en valores humanos.

    Educación física, recreación y deportes.

    Educación religiosa.

    Humanidades, lengua castellana e idiomas extranjeros.

    Matemáticas.

    Tecnología e informática.

    Para el conocimiento directo de los territorios ambientales se toma como centro piloto un ecosistema (humedal, bosque, páramo, reserva natural, etc.), en donde se realizarán diferentes actividades encaminadas al reconocimiento, cuidado y conservación del mismo por parte de la comunidad educativa.

    Los trabajos propuestos en este libro están inmersos en un conjunto de actividades lúdico-pedagógicas, cuyo enfoque será la identificación y preservación de las especies de fauna y flora en los ecosistemas, cuencas hidrográficas, ríos, páramos, lagunas y humedales; también se enfocarán en el uso racional del agua, selección de residuos, agricultura urbana, huerta escolar, creación del compostaje, siembra y adopción de árboles, y uso de energías alternativas.

    Dichos trabajos estarán apoyados con salidas pedagógicas, talleres, videos, juegos y películas, enfocados en los Derechos Básicos de Aprendizaje [1] .

    Así mismo, es de suma importancia contar con la presencia de los adultos (padres, tutores y profesores) en las diferentes actividades de salida de campo, para que conjuntamente participen en el cuidado del entorno y de los ecosistemas, es decir, realicen prácticas encaminadas al cuidado del planeta, que es responsabilidad de todos.

    Esta publicación que tiene como fin la gestación de hombres y mujeres que vivencien la ética del cuidado y hagan suya la misión de cuidar la fauna, la flora y todos los recursos que nos prodiga nuestro planeta, desarrolla los siguientes apartes que brindan información útil y precisa sobre la temática:

    Ecorealidad

    Ecocuentos

    Ecocanciones.

    Ecotextos. Lecturas.

    Ecojuegos. Divertidos juegos que forman e informan sobre el cuidado de la naturaleza.

    Para ampliar el uso como herramienta didáctica ofrece la planeación de actividades educativas interdisciplinares y un glosario de conceptos que son fundamentales para concienciación ecológica.

    Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz, por medio de ejemplos

    —Séneca

    Los seres humanos podemos vivir en la medida en que podamos cuidarnos mutuamente. El cuidado comporta activar las tres ecologías: el cuidado a uno mismo y a sus energías síquicas (ecología mental), el cuidado a los demás (ecología social) y el cuidado a los demás seres (ecología medioambiental). La dimensión humana del cuidar resulta tanto o más importante que ser racional o productor. Como propone Leonardo Boff: la ética del cuidado es seguramente la más imperativa en los días actuales, dada la condición de descuido y dejadez que planea como una amenaza sobre la biosfera y el destino humano"

    —Leonardo Boff, 2001

    La noción de bien común incorpora también a las generaciones futuras. Las crisis económicas internacionales han mostrado con crudeza los efectos dañinos que trae aparejado el desconocimiento de un destino común, del cual no pueden ser excluidos quienes vienen detrás de nosotros. Ya no puede hablarse de desarrollo sostenible sin una solidaridad intergeneracional. Cuando pensamos en la situación en que se deja el planeta a las generaciones futuras, entramos en otra lógica, la del don gratuito que recibimos y comunicamos. Si la tierra nos es donada, ya no podemos pensar sólo desde un criterio utilitarista de eficiencia y productividad para el beneficio individual. No estamos hablando de una actitud opcional, sino de una cuestión básica de justicia, ya que la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán

    —Francisco. 2015, (159). p. 144-145.

    TRES DÉCADAS DE TRABAJO AMBIENTAL

    En los años de experiencia como docente, puedo asegurar que trabajar con los niños fuera de las aulas y del colegio para que tengan contacto con la realidad, es mucho más valioso que la cantidad de videos, talleres y otras actividades que se realizan en el salón de clases.

    A través de los años se han adoptado, en Colombia diversidad de métodos pedagógicos que conllevan a una educación de calidad reflejada en los resultados obtenidos por los educandos. Se han propuesto variedad de metodologías para aplicar en el aula, siendo fundamentales las basadas en las experiencias directas, puesto que en ellas se parte de la realidad misma para percibir su entorno e interactuar con él.

    Lo que se aprende por contacto directo no se olvida, y menos en la infancia, pues los pequeños tienen una visión holística de su entorno, demuestran atracción hacia la naturaleza, comparten con ella, y experimentan un reencuentro con ellos mismos.

    De ahí que el aprendizaje experiencial significativo es un proceso interdisciplinar orientado con juegos, arte, literatura y exploración, que permite al individuo construir su propio conocimiento, desarrollar habilidades y reforzar valores.

    Integrar la naturaleza con la educación, especialmente a edad temprana, es fundamental para aprender a amar todo lo que nos rodea, a proteger los seres vivos vulnerables ante seres humanos –depredadores- no por naturaleza, sino por una equivocada formación en la que, por ejemplo, los artrópodos, mal llamados bichos, son pisoteados sin piedad, desconociendo la importancia que tienen dentro de los ecosistemas, pues cada uno cumple una misión especial en ellos.

    Al dialogar con adultos, haciendo reflexión sobre errores cometidos con el ambiente, reconocieron ser contaminadores, destructores de la naturaleza, porque ni en los hogares ni en las instituciones educativas se les impartió una educación ambiental como se hace actualmente. Los adultos tenemos una serie de paradigmas que son difíciles de romper y reeducarnos, requiere de mucho tiempo, esfuerzo y deseo de hacerlo.

    Una niña o un niño que tenga constante interacción con la naturaleza y que se eduque ambientalmente, cuando sea adolescente y mayor de edad, actuará en su cotidianidad en favor del medio ambiente, cuidando ecosistemas, seleccionando residuos o incorporándose a grupos ecológicos y otras actividades encaminadas al cuidado ambiental. Por esta razón es fundamental formar infantes ambientalmente sensibles, cuidadosos, defensores y preservadores de la naturaleza, niños educados con valores ambientales. Para poder hacerlo, necesariamente deben tener contacto directo con la variedad de componentes de los ecosistemas e interactuar con ellos.

    Cuando los niños participan en procesos ambientales, se convierten en emisores que transmiten lo aprendido a sus parientes y conocidos, y esto permite un reconocimiento de los valores ambientales porque los estudiantes aplican sus conocimientos en la cotidianidad, en su relación con el entorno y consigo mismos.

    Es así como José Domingo Villarroel (2013), investigador de la escuela de Magisterio de Bilbao ,  ha estudiado la capacidad de los niños pequeños de diferenciar los seres vivos de los no vivos y su relación con la sensibilidad medioambiental. Villarroel ha llegado a la conclusión de que los niños desarrollan en edades tempranas la conciencia que los lleva a proteger el medio ambiente.

    A los 118 niños de los colegios públicos de Plentzia, Urduliz y Sopelana, con los que se ha realizado la investigación, se les presentó mediante imágenes dos comportamientos desfavorables, de los cuales ellos debían elegir el que consideraran más perjudicial. En una de las imágenes se planteaba romper las normas sociales o influir de manera negativa en el bienestar de otros, y en la otra, romper las normas sociales o hacer daño a las plantas. Como resultado los niños creen que perjudicar a otro niño o a las plantas es más reprobable que romper las normas sociales. No saben con certeza si la flor es un ser vivo; pero les parece mucho peor pisar una flor que meterse los dedos a la nariz (Villarroel, 2013).

    La sensibilidad para con los demás se desarrolla en edades tempranas y el desarrollo del pensamiento moral está desarrollado con el mundo afectivo, es decir con aquello que reciben de padres y educadores, y no tanto con la lógica y lo racional (Villarroel, 2013).

    Heike Freire (2012), gracias a su experiencia trabajando con niños en espacios abiertos y al aire libre afirma que los niños necesitan de la naturaleza. Se sienten espontáneamente atraídos hacia ella, y en su contacto se desarrollan de forma más saludable

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