Uno de los principales componentes del juego es la actividad física. El efecto positivo de moverse está muy contrastado en infinitos estudios. En 2008, FrançoisTrudeau, de la Universidad de Quebec, comparó los resultados de una docena de estudios, llegando a la conclusión de que practicar a diario deporte durante una hora no solo reforzaba físicamente a los niños, sino que también los beneficiaba cognitivamente. Incluso se dio la paradoja de que, pese a dedicar menos tiempo a las asignaturas, los niños más activos sacaban
mejores notas que los más sedentarios. Igualmente, los niños que participaban en actividades deportivas se mostraban más inteligentes y sobre todo creativos. Por último, obtenían un mayor rendimiento en las funciones ejecutivas, es decir, en habilidades que implican resolver problemas y manejar las propias acciones y emociones.
Sin embargo, puestos a elegir para el desarrollo cognitivo de un