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Y ahora... ¿quién podrá defendernos?: Los profesionales y líderes que la sociedad necesita en esta nueva década
Y ahora... ¿quién podrá defendernos?: Los profesionales y líderes que la sociedad necesita en esta nueva década
Y ahora... ¿quién podrá defendernos?: Los profesionales y líderes que la sociedad necesita en esta nueva década
Libro electrónico305 páginas4 horas

Y ahora... ¿quién podrá defendernos?: Los profesionales y líderes que la sociedad necesita en esta nueva década

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Información de este libro electrónico

En esta nueva década, viviremos la Cuarta Revolución Industrial, un entorno sin precedentes, acelerado por la pandemia del COVID-19. Según el Foro Económico Mundial, esta transformación hará desaparecer, aproximadamente, el 50 % de los puestos de trabajo actuales; esto obliga a los profesionales a desarrollar nuevas habilidades y características si quieren sobrevivir en este entorno altamente cambiante. En este libro, lleno de historias, anécdotas y consejos, descubriremos juntos algunas de las competencias profesionales más importantes a desarrollar en la industria 4.0.
Y ahora… ¿Quién podrá defendernos?
Es el grito de una sociedad que, ante la incertidumbre de estos cambios, clama por nuevos héroes, por esos líderes y profesionales que cuenten con un perfil diferente, esos que asuman roles en las organizaciones, en las empresas, en la política, en sus hogares, en las jefaturas, en el liderazgo.
"Un libro narrado de manera inspiradora, que abre el escenario para dialogar sobre nuestro futuro, brindándonos herramientas para prepararnos ante los cambios que estamos viviendo".
– María Victoria Piñeres –
Líder de la industria de reuniones
"No hay un mejor momento como este para encontrarse con un libro tan excepcional. Con gran conocimiento y experiencia, Álvaro logra presentarnos herramientas concretas para sobrevivir en el mundo cambiante que estamos viviendo. Este es un escrito de lectura obligatoria para quienes creemos que liderar a través de la incertidumbre será la constante".
- Gabriel Vallejo López -
Speaker Internacional de Servicio al Cliente
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 jul 2020
ISBN9788468547947
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    Y ahora... ¿quién podrá defendernos? - Álvaro Rojas

    Y ahora... ¿quién podrá defendernos?

    Los profesionales y líderes que la sociedad necesita en esta nueva década

    Álvaro Rojas

    © Álvaro Rojas

    © Y ahora... ¿quién podrá defendernos?

    ISBN ePub: 978-84-685-4794-7

    Registro: 2006044316761

    Editado por Bubok Publishing S.L.

    equipo@bubok.com

    Tel: 912904490

    C/Vizcaya, 6

    28045 Madrid

    Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

    Índice

    Prólogo

    Introducción Despertando mi propia conciencia

    Capítulo 1 Los cambios que estamos viendo hoy

    Capítulo 2 Un cambio a la conciencia

    Capítulo 3 El cambio y el tiempo como principios de vida

    Capítulo 4 Revolución 4.0

    Capítulo 5 Habilidades de pensamiento

    Capítulo 6 Habilidades de inteligencia

    Capítulo 7 Habilidades hacia los equipos

    Capítulo 8 Características de elección

    Capítulo 9 Características de carácter

    Capítulo 10 Características de interacción

    Conclusión

    Agradecimientos

    Acerca del autor

    Bibliografía

    Prólogo

    Nora Beltrán, Ph. D. in Human Behavior

    Por mucho que quieras mantener el control, hay acontecimientos que tienen lugar en forma abrupta e inesperada y que te obligan necesariamente a replantear una nueva manera de vivir.

    Para el momento que escribo el prólogo de este excepcional libro, el mundo está viviendo una de las pandemias más publicitadas para esta humanidad: el covid-19. Como todas las crisis anteriores, los expertos nos indican que esto también pasará; sin embargo, es un hecho que el mundo jamás volverá a ser igual que antes.

    Y mientras la humanidad se enfrenta a los cambios climáticos, al avance exponencial de la computación, inteligencia artificial, a los avances científicos en áreas de la medicina, la biología, física, matemática, robótica, genética y todas las consecuencias que de ellos se derivan; surgen varios interrogantes: ¿Estará el ser humano lo suficientemente preparado para aprender las habilidades de liderazgo necesarias? ¿Podrá aprender a la velocidad que se requiere? ¿Podrá generar su proceso de autoconsciencia de liderazgo que le permita enarbolarse y sobrevivir? ¿Podrá el ser humano dejar atrás el pensamiento orientado solo al logro de beneficios y recompensas individuales y direccionarse también hacia un liderazgo consciente orientado en principios y valores colectivos, que permitan retomar la esencia del servicio, del dar, del amar, del vivir?

    En un lugar del mundo en Costa Rica, uno de los lugares más hermosos e interesantes de Centroamérica, encontramos a Álvaro Rojas, autor de este libro, líder innato, lector voraz, hacedor, ser humano extraordinario, lleno de cuestionamientos, de inquietudes, curioso, creador de posibilidades, del sí se puede, comprometido con su Industria y con la vida misma.

    Al recorrer con alegría este revelador y oportuno libro, Y ahora… ¿quién podrá defendernos?, el cual ha sido escrito con gran dedicación, rigurosidad investigativa, profundidad, sencillez, sinceridad y encanto; pletórico de ejemplos fascinantes, casos reales, historias, datos y la exposición de la vasta y prolífica experiencia y aprendizaje in situ, tanto en el mundo empresarial de la industria de las reuniones en su país como en varios países de Latinoamérica encuentro a un autor que nos invita a salirnos de la zona de confort (territorio donde la incertidumbre, la escasez y la vulnerabilidad son mínimos) para adentrarnos en la decisión de prepararnos conscientemente en las poderosas competencias necesarias para el siglo XXI tales como las habilidades de pensamiento, de inteligencia, de estrategia, de creatividad, de interacciones de liderazgo entre otras.

    Álvaro nos precisa como el cambio se genera desde la propia conciencia y el compromiso personal, lo cual nos permitirá encontrar los verdaderos y nuevos héroes de esta nueva década, los profesionales y líderes 4.o, líderes eficaces abocados a prepararnos para estos tiempos de incertidumbre y de cambio constante. Líderes honestos, visionarios, inspiradores, competentes, justos, sostenedores, con mentalidad amplia y dispuestos a avanzar hacia un nuevo Liderazgo fundamentado desde el SER y no desde la posición o la jerarquía.

    Como muy bien lo dice el escritor Nassim Taleb La vida es una permanente exposición a lo inesperado, donde muchos ven un problema paralizante, otros encuentran una oportunidad para evolucionar.

    Te recuerdo que la respuesta a cada interrogante planteada al principio de este prólogo, se encuentra en cada uno de nosotros y en la decisión de implementar y liderar el aprendizaje de competencias y habilidades para convertir estos cambios en grandes oportunidades y eso sí con la certeza de que las decisiones que tomemos como líderes 4.0 con propósitos definidos ahora, se verán reflejadas en el futuro, no solo individualmente sino para el bienestar de la humanidad completa.

    Y ahora…¿quién podrá defendernos?

    Te invito a tomar acción de manera inmediata, a aprovechar esta oportunidad y a utilizar los recursos y herramientas que surgen de la observación, de la investigación y de la vivencia que se le nota en la piel al autor y que muy oportunamente nos comparte en este libro.

    Con el profundo aprecio y respeto que como lector te mereces.

    Introducción

    Despertando mi propia conciencia

    Corría el año 2008 y como todas las mañanas llegué a mi trabajo; un hotel capitalino, donde se realizaban algunos de los eventos más relevantes y donde algunas de las figuras más mediáticas que visitaban el país decidían hospedarse. Recién estrenaba un ascenso a mi primer puesto gerencial a la corta edad de 24 años.

    Ese día esperaba lo habitual, nada fuera de lo ordinario: un par de reuniones, la firma en algunos papeles y supervisar a mi equipo de trabajo.

    Tenía a mi cargo a más de 150 personas y era imprescindible demostrar que mi talento estaba a la altura de la responsabilidad que me había sido encomendada.

    Las cosas estaban en orden y según yo tenía todo bajo control, así que aquel día no esperaba un evento que pudiera sacarme de mi zona de confort.

    Repasaba en mi libreta las actividades del día cuando, repentinamente, el teléfono sonó y un sutil velo de intranquilidad irrumpió en el ambiente.

    Fruncí el ceño. ¡Ese número! ¡Conozco ese número! Un presagio asedió mi instinto y contesté casi de inmediato. Al otro lado del auricular una voz familiar pronunciaba mi nombre de forma seca y tajante.

    — ¡Álvaro!

    —Buenos días.

    —Por favor, espera un momento. Te comunico con el Director General.

    Un sobresalto volcó mi estómago 180°. No es común que te llame el Director General a esas horas de la mañana, a menos de que algo suceda.

    —Álvaro, después de la conferencia de prensa, gran parte de tu equipo de trabajo ingresó al salón donde se encuentra uno de nuestros huéspedes VIP. Le piden autógrafos y se toman fotos con él —. Me decía con tono desesperado.

    —No puede ser, señor. Debe ser un malentendido.

    —Necesito que arregles esta situación inmediatamente— colgó.

    A este punto debo contarles que en la bella industria de la hospitalidad hay una regla de oro a nivel mundial y es que todo colaborador de un hotel debe actuar profesionalmente frente a figuras públicas, sin emocionarse, ni tomarse fotos y mucho menos solicitar autógrafos.

    Podría entender que un colaborador se arriesgue a quebrantar la regla, pero, ¿más de 50 personas? Además ¿qué personaje causaría tanto furor?, no parecía tener sentido.

    Como pude dejé el teléfono en su lugar y bajé de mi oficina, rumbo al salón. Apresuraba el paso mientras los pensamientos me embriagaban a montones. «No puede ser cierto. Debe ser un error. Debe estar equivocado». «El protocolo del hotel es muy estricto y los colaboradores lo saben».

    El camino se me hacía interminable, mientras me convencía de que todo estaría bien. «Definitivamente, es un malentendido», me decía. En los cortos 5 años que llevaba a ese momento trabajando en esta industria jamás había visto algo así, no tendría por qué estar pasando esto.

    Cuando tuve frente a mí la puerta del salón en el que se llevaba a cabo la conferencia de prensa, mis ojos me dieron un topetazo de incredulidad. Era una locura.

    Ni siquiera podía ingresar al salón, porque había compañeros que estaban afuera haciendo fila.

    Como pude sorteé la gente y el mundo entero se me vino encima. La cruda y triste realidad golpeó mi rostro.

    Efectivamente, tal y como me lo habían advertido, mis más grandes temores eran ciertos: más de 50 personas se volcaban sobre nuestro invitado, eran la gente a mi cargo.

    El ruido era ensordecedor y los celulares no dejaban de sonar al compás del click de cada fotografía. No hallaba a dónde mirar, sudé frío y mi cuerpo se paralizó ante semejante situación.

    Mis pensamientos ennegrecieron: «cómo voy a explicar esto».

    En mis años trabajando en la industria turística había visto desfilar a muchas figuras públicas como grandes jugadores de futbol, artistas de cine, cantantes y a otras personas de renombre, pero a nadie que emocionara tanto y tocara tantos corazones al unísono, como lo estaba haciendo nuestro huésped.

    Era el primer invitado con el que la gente enloqueció hasta el punto de romper los estrictos protocolos y reglas establecidas: no tomarse fotos, pedir autógrafos y sobre todo agobiar al artista.

    A pesar de haber atendido muchos artistas, este tenía algo realmente diferente, que producía ese efecto de cercanía en las personas, la humildad de ese maravilloso hombre, su carisma y don para llegar a muchos, generaron una reacción nunca antes vista.

    Nuestro invitado, este ser inigualable, ante él cual mis compañeros no pudieron resistirse era Roberto Gómez Bolaños, Chespirito.

    Chespirito es un personaje que conozco desde niño. Generaciones y generaciones de personas han disfrutado de su trayectoria y yo formo parte de ellas.

    Cuando era pequeño me sentaba cada tarde frente a la televisión para disfrutar sus programas. Reía y me divertía mucho. Cómo no hacerlo con aquella persona que era capaz de llegar a muchos a través de una imagen en esa caja negra.

    Qué diversión inagotable con sus múltiples personajes: El Chavo, el programa número uno de la televisión de habla hispana, El Chapulín Colorado, Doctor Chapatín, Los Caquitos y muchos más. No había forma de aburrirse, la versatilidad de los personajes hacía imposible dejar de verlo y era una parada obligatoria para todo niño en mi país. Un grato recuerdo que conservo hasta hoy.

    Nunca imaginé que 20 años después tendría la oportunidad de tenerlo frente a mí y mucho menos imaginaba que gracias a él y su efecto en las personas podría recibir un regaño monumental o incluso perder mi empleo, pero menos imaginarme que además, ese día, mi vida cambiaría por completo.

    Todo era una pesadilla. El bullicio era intolerable y no había forma aparente de controlar a las personas y las que además venían en camino, pero no me iba a rendir, era mi responsabilidad y como tal debía resolver la situación.

    Respiré profundo, miré alrededor y logré escabullirme entre la gente hasta la mesa principal. Allí se encontraban la esposa de Chespirito, Florinda Meza, y su manager, con quien había tenido un encuentro previamente para coordinar todos los detalles y que precisamente esto no sucediera.

    Al verme llegar, su manager me miro con cara de pocos amigos y me dijo en tono molesto y con justa razón:

    — ¿Qué es toda esta gente del hotel? ¿Qué hacemos?

    —Tenemos que dispersar a la gente. Dame un momento para pensar cómo le vamos a hacer— respondí.

    Con cierta dificultad traté de concentrarme, la presión era mucha, «qué desastre, se va a quejar el artista, seguro está molesto» «cuando se queje, definitivamente estaré frito». La escena en la que estaba inmerso parecía dantesca: un hombre sumido en el infierno con la certeza de no tener salvación.

    Giré mi cabeza y, entre el mar de gente, quedé estupefacto ante lo que estaba viendo y la lección que estaba a punto de aprender: él sonreía y atendía a la gente con total cordialidad. Nos miró a mí y a su productor, sabía que algo pasaba, pero no lo demostró. Con humildad y cordialidad firmaba autógrafos y se tomaba fotos. Se entregó a su público. No le molestaba la situación y en un momento que se vislumbraba de pura tensión, se volteó, nos miró y el tiempo se detuvo, era un punto de quiebre, sus palabras iban a develar qué tan molesto podría estar e inmediatamente me daría cuenta del tamaño del problema.

    En ese momento, unas palabras escuchadas por mí y por muchos otros, salieron de su boca y en medio de una sonrisa que jamás olvidaré, nos dijo:

    —Y ahora, ¿quién podrá defendernos?

    Esa tan famosa frase, inmortalizada en la historia, me devolvió a mí mismo. Fue como si en un instante todos mis sentidos se reactivaran. Mi perspectiva cambió para siempre.

    Fue entonces que entendí por qué la gente se identificaba con Chespirito. Me di cuenta del liderazgo que tenía en cada parte de sí. No había manera de impedir esa avalancha de amor hacia él y, en una forma totalmente calmada y encantadora, fue atendiendo a cada persona.

    El manager y yo, ya con la calma que nos había transmitido, comenzamos a organizar a la gente en una fila, para que uno a uno, tuvieran la oportunidad de acercarse a él.

    Impregnados y llenos de un poco de aquel hombre, la gente se fue retirando poco a poco. Luego lo trasladamos a otro salón para que pudiera disfrutar de un almuerzo con privacidad.

    Pese a que las aguas regresaron a su cauce y la tranquilidad retornó al ambiente, aparecía mi destino que ya estaba marcado. A sabiendas de lo que iba a ocurrir, me dirigí a la oficina del Director General, como cual ganado al matadero y por supuesto sin ningún argumento que pudiera librarme de esa situación, no hubo quién pudiera defenderme y ni yo mismo lo logré. Para mi sorpresa, el Director General estaba sorprendido del rápido manejo que le dimos a la situación, cómo la resolvimos y logramos reubicar al artista sin que este se quejará. El incidente no pasó a más, pero todo se debió a una expresión, a un momento de lucidez de quien era la máxima autoridad en ese instante, de quien dependía todo y quien, sin abusar de su posición, sonrió y nos dio la tranquilidad de poder tomar acciones correctivas, incluso sin saber que mi vida ya había tomado su propio rumbo y que irremediablemente, mi verdadero camino había tocado a mi puerta.

    Para ese momento de mi corta edad profesional, lo que el entorno laboral, social y político me había enseñado, era aquel liderazgo de profesionales que entre más arriba de la organización están, son quienes viven en el olimpo de los dioses y que aprovechan el más mínimo descuido para hacer valer su autoridad por medio del temor y la intimidación; quienes son dueños de la verdad y sus decisiones son tomadas en oficinas herméticas, llenas de misterio, donde la comunicación fluye para los pocos cercanos al gran trono y los demás quedan a expensas de lo que el correo de brujas les quiera hacer saber; aquellos quienes nunca se equivocan, no muestran debilidades, y quienes si las cosas salen bien, es gracias a ellos y si salen mal, es culpa de quienes no supieron aplicar sus recomendaciones. Seguramente en este punto habrás identificado a más de uno. ¿Cierto?

    Pero a raíz de la experiencia con este personaje, mis esquemas de pensamiento fueron transformados por completo, pude percatarme que existen dos tipos de personas: los que lideran desde su posición y los que lideran desde el ser. Ese día me di cuenta que había un liderazgo diferente, inspirador, apasionado; líderes que al mostrarse vulnerables se hacen grandes y eso fue lo que marcó el recorrido de lo que sería la siguiente década para mí, década que estamos finalizando.

    Dicho lo anterior, así como ese hecho cambió mi desarrollo profesional y personal para mis años venideros, decidí intentar devolverle a la vida algo de lo recibido, por medio de una recopilación de lo que puede ser el perfil de los profesionales que triunfarán ante los cambios que ya estamos viviendo y que se maximizarán para la década del 2021 al 2030, ese es el espíritu de este libro, personas que respondan al clamor de quienes se cansaron de los abusos del liderazgo tradicional diciendo:

    ...Y ahora, ¿quién podrá defendernos?

    Es el grito de una sociedad que clama por un perfil de profesionales diferentes que asuman roles en la política, en las empresas, en las ONG, en las jefaturas, en el liderazgo.

    Una sociedad en donde coexistan profesionales dotados de grandes habilidades, líderes natos y formados, que carguen consigo el peso de la decepción a nivel político, empresarial y por supuesto, personal. Líderes y profesionales distintos a los que los antecedieron, que se aprovecharon de su posición para servirse, para cobrar y pagar favores, para burlar la ética y la moral.

    Estos nuevos profesionales se enfrentan a un novato mundo que no les permite crecer, donde siempre se debe ser fuerte, nunca fallar, donde decir no puedo o no sé cómo, los hace verse temerosos y hasta torpes. Un mundo que los obliga a vivir una doble vida signada por los estereotipos impuestos por una sociedad inclemente, incapaz de comprenderlos y permitirles convertirse en lo que realmente son, LÍDERES. Un esquema lejano al liderazgo tradicional, de una posición cimentada sobre la rigidez y el autoritarismo.

    Son líderes con nuevas características de profesional, sensibles, vulnerables, menos perfectos y más humanos, que no temen mostrar sus fragilidades ni temores. Son personas capaces de producir transformaciones en otros, sin utilizar la rigurosidad de los métodos convencionales.

    Allí está el verdadero líder. No un ser de roca, sino un ser de sentimientos y emociones, capaz de mover y conmover al mundo con la sutileza de la palabra, y por medio de la inspiración.

    A lo largo de muchos años he ido descubriendo este tipo de personajes y después de leer muchas definiciones de liderazgo, encontré la que considero es la que mejor los describe, y es la del Dr. Myles Munroe: «...El liderazgo es la capacidad de influenciar a otros a través de la inspiración, motivada por una pasión, generada por una visión, producida por una convicción, encendida por un propósito». Ahora tengo la comprensión y he abierto mi visión hacia este tipo de liderazgo, a esta nueva forma de hacer las cosas, destacando habilidades y características tangibles, objetivas y aplicables para luego transmitirlo a otras personas.

    Todo ello se basa en un cambio de conciencia y para escribir sobre este tema, yo mismo debo haber experimentado esa transformación, la cual es un camino constante por donde he tratado de caminar y aprender día a día.

    Hoy, soy una persona con otra perspectiva de lo que la vida me depara. Lidero proyectos y enseño cómo hacerlo fuera de los esquemas tradicionales, comprendiendo la humanidad que hay en otros y trabajando bajo estructuras más flexibles y humanas, sin perder de vista el horizonte del objetivo que se desea alcanzar.

    En los últimos años, he estado involucrado en la industria de la hospitalidad y de reuniones, lo que me ha permitido estar frente a grandes expositores de diferentes temas, promoviendo pláticas en mi país, muchas bajo la idea del cambio social en todos los sentidos. No se trata de hacer eventos o simples charlas, lo que se busca, es generar ecosistemas óptimos para la transferencia de información, la cual se convierta en conocimiento para las personas y que, cuando ese conocimiento sea aplicado en los diferentes campos, genere riqueza, crecimiento social, innovación, atracción de talento, y mejoras en los sistemas entre otros, en fin, que deje un legado. Por eso, el libro que tienes en tus manos es tan importante, porque tiene que ver con la trasmisión de ideas y conocimiento que se complementaran con tus experiencias de vida, generándote crecimiento en vos como lector.

    En este último año, junto al gran equipo de trabajo que me acompaña, hemos visitado a más de 50 grupos de estudiantes universitarios que, en sesiones de dos horas, están cambiando su pasado al comprender lo que significa la industria de las reuniones.

    Cada vez más personas quieren aprender de manera diferente y esa es una verdad ineludible. No todo mundo aprende viendo y escribiendo. Hay quienes son visuales, auditivos o kinestésicos, por ello, la manera de enseñar no puede ser única y la industria de las reuniones tiene que irse adaptando para poder enseñarles a todos, integralmente y de manera simultánea. Allí está el secreto.

    Es más allá de simplemente hacer eventos. Se trata de una forma en que la industria de reuniones está cambiando su función para poder elevar lo existente a un nivel mucho más sublime, si se quiere llamar de alguna forma, un nivel mucho más estratégico en beneficio de la sociedad y, por supuesto, del país, basado en cómo la información que se genera en los eventos es transformada en conocimiento por profesionales que participan en ellos, así es como esta industria potencia esta posibilidad para nuestras comunidades.

    La convencionalidad de hacer eventos ya quedó en el pasado, décadas atrás

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