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Las Distancias
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Libro electrónico85 páginas32 minutos

Las Distancias

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Después de haber sido leídos miles de veces en Twitter y Facebook, los relatos de Eugenio Prados son recopilados en un único volumen. Entre sus páginas, descubrirás 30 historias sobre distintos personajes en los que se cuenta cómo han vivido el confinamiento. Un retrato sobre cómo somos y cómo nos comportamos en situaciones límite, que te divertirá, te hará pensar y emocionará a partes iguales. 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 may 2020
ISBN9781393786566
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    Las Distancias - Eugenio Prados

    CITA

    Yo no sé lo que me espera, lo que vendrá después de todo esto.

    Por el momento hay unos enfermos a los que hay que curar.

    Albert Camus, La Peste.

    1

    MARÍA

    María salió al balcón porque no podía respirar. Sentía una presión en el pecho y al colocarse una mano en el corazón sintió que latía desbocado. Intentó tragar saliva, pero no pudo. Se ahogaba.

    ¿Es el virus?, pensó alarmada. ¿Me he infectado? Pero si esta mañana me encontraba bien.

    Recordó entonces la llamada que hace tres días recibió de José Manuel, su jefe, donde le comunicó de una manera bastante fría el expediente de regulación temporal de empleo que iba a hacerle.

    ¿Un ERTE?, dijo María indignada. ¿Con lo que he luchado por la empresa?

    Ella estaba hecha para trabajar, no para quedarse encerrada entre cuatro paredes. Pensó en las doce horas diarias que transcurrían desde que salía de casa hasta que regresaba al anochecer. Las horas extras de las que nunca se quejaba. Los fines de semana donde adelantaba trabajo. Las vacaciones que retrasaba en favor de lo que José Manuel llamaba «el bien común». Olvidarse de quedar con amigos, ver a familiares o pensar en la idea de una pareja a cambio de la estabilidad económica. Todo eso había desaparecido en un segundo.

    María notó un mareo y se dejó caer en una banqueta que tenía en el balcón. A su alrededor vio los geranios, las petunias, los pensamientos y la hiedra que crecían ajenos a sus problemas. Acarició con tristeza sus hojas y comprobó que estaban secas. Necesitaban agua. Quizá también había que echarle un vistazo a la tierra.

    María poco a poco volvió a respirar con normalidad. Tenía trabajo que hacer.

    El sol iluminó su cara, y mientras se levantaba para ponerse a la faena, sonrió por primera vez desde que comenzó el confinamiento, y dijo:

    Que te jodan, José Manuel.

    2

    LA CITA

    Javier está acojonado porque no quiere que lo pille la policía. Es un chico joven, no ha cumplido ni los veinte, y aunque la mayor parte del tiempo es alguien responsable, hay algo en su interior que le hace saltarse el estado de alarma al menos una vez a la semana: está enamorado hasta las trancas.

    Arrastrando un carro de la compra vacío, avanza el poco más de un kilómetro que hay hasta el lugar donde verá a Sandra. Mientras camina, maldice su mala suerte por haber conocido a la chica de sus sueños justo dos meses antes de que el mundo se fuera al carajo. Pero no se detiene. A él no le sirven los Whatsapps, ni las videoconferencias, ni los te echo de menos desde

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