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Pobreza y protección social: La voz de las mujeres beneficiarias del Ingreso Ético Familiar
Pobreza y protección social: La voz de las mujeres beneficiarias del Ingreso Ético Familiar
Pobreza y protección social: La voz de las mujeres beneficiarias del Ingreso Ético Familiar
Libro electrónico136 páginas2 horas

Pobreza y protección social: La voz de las mujeres beneficiarias del Ingreso Ético Familiar

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Esta publicación es resultado de una serie de entrevistas, en el marco de una investigación sobre el Ingreso Ético Familiar, que busca comprender de qué manera el lugar donde viven las personas puede ser un factor relevante para explicar las posibilidades de salir de manera definitiva de la pobreza.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 jun 2015
ISBN9789563243581
Pobreza y protección social: La voz de las mujeres beneficiarias del Ingreso Ético Familiar

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    Pobreza y protección social - María Ignacia Fernandez Gatica

    2014

    Agradecimientos

    Queremos expresar nuestro especial agradecimiento a todas las mujeres que con mucho cariño nos abrieron sus puertas por más de dos años, compartieron sus historias y nos permitieron plasmarlas en este libro.  

    Agradecemos además, a Daniela Miranda, Silvana Calderón, María Fernanda Leiva, Pilar Ilarramendi y Fernanda Azócar por su trabajo y dedicación durante el trabajo de campo de la investigación.

    Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en el Seminario Superación de la Pobreza y Diferencias Socio-Territoriales: el caso del Ingreso Ético Familiar, organizado en conjunto por Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural y el Magíster en Gestión de Políticas Públicas del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile. Las autoras agradecen a los organizadores y expositores del seminario, muy especialmente a Pablo González, director académico del Centro de Sistemas Públicos de la Universidad de Chile; Leonardo Moreno, director ejecutivo de la Fundación para la Superación de la Pobreza; Slaven Razmilic, investigador del Centro de Estudios Públicos; y Paula Quintana, concejala por Valparaíso y ex ministra de Planificación, por sus constructivas sugerencias y comentarios a dicha versión preliminar. Agradecemos asimismo a Heidi Berner, subsecretaria de Evaluación Social del Ministerio de Desarrollo Social, por su desinteresada participación y colaboración en el éxito del seminario.

    Prólogo

    Este libro surge desde la motivación por comprender las múltiples estrategias que utilizan las familias chilenas que viven en situación de pobreza. El estudio liderado por María Ignacia Fernández, Desigualdad Territorial y Transferencias Condicionadas de Ingreso: el caso del Ingreso Ético Familiar (Proyecto FONDECYT 110296), permite dar cuenta de algunas falencias que tienen las políticas para la superación de la pobreza en la actualidad, y es un aporte al considerar las desigualdades territoriales en esta materia. 

    Las políticas públicas han realizado una enorme contribución a la disminución de la pobreza en Chile, avanzando hacia la consolidación de un Sistema de Protección Social, que tiene entre sus ejes de acción principal los subsistemas Chile Solidario y Seguridades y Oportunidades, conocido como Ingreso Ético Familiar (IEF). 

    El presente trabajo recoge el relato de vida de ocho mujeres jefas de hogar que viven en condición de pobreza en diversas zonas de Chile. Durante más de dos años, estas mujeres contaron al equipo de investigadores a cargo de este proyecto sus historias y sus estrategias para sobrellevar la situación de vulnerabilidad en la que viven. Este seguimiento ha permitido dar cuenta de una realidad muchas veces invisible para las políticas públicas, la percepción subjetiva de las beneficiarias de los programas y los mecanismos que utilizan para sacar adelante a sus familias. 

    Este libro cierra la etapa de investigación de un estudio en particular, pero abre nuevas preguntas y líneas de acción para comprender y abordar la desafiante tarea de superar la pobreza en Chile. Con este proyecto, Rimisp–Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural abre una nueva línea de investigación sobre inclusión y desarrollo social, enfocada a analizar las dificultades que enfrentan los principales instrumentos vigentes en América Latina para abordar la vulnerabilidad y exclusión social que, lamentablemente, todavía aqueja a parte importante de la población de nuestro continente. 

    Jaime Gatica B.

    Director Ejecutivo Rimisp

    ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA DE MUJERES BENEFICIARIAS DEL INGRESO ÉTICO FAMILIAR

    Entre los años 1990 y 2009 Chile registró un desempeño notable en materia de disminución de la pobreza. Una reducción en 27 puntos porcentuales situó al país como uno de los con menor incidencia de pobreza en América Latina (Robles, 2011). Sin embargo, es sabido que esas positivas cifras esconden la realidad de un grupo acotado —pero persistente— de aproximadamente 170 mil familias que se mantienen en situación de pobreza extrema (Ministerio de Desarrollo Social, 2012). A este problema se suma la creciente vulnerabilidad de un número mucho mayor de hogares que, sin encontrarse en la marginalidad, enfrentan serios riesgos de caer en extrema pobreza si cambian las condiciones socioeconómicas del país.

    La situación de estos hogares es un tema central de preocupación pública. Chile cuenta con un Sistema de Protección Social que tiene entre sus prioridades mejorar la calidad de vida de quienes viven en condición de pobreza. Primero el Programa Chile Solidario y más recientemente el Ingreso Ético Familiar (IEF), constituyen las respuestas emblema de esta estrategia de apoyo a la sobrevivencia que, al menos en teoría, busca también contribuir a generar las condiciones en las familias y hogares pobres para que estos puedan iniciar un proceso sostenido de mejoramiento de su situación económica, tanto por la capacidad de generar nuevos ingresos, como incrementando su capital humano y sus recursos no materiales. Cada uno en su momento, ambos programas han sido propuestos como la respuesta y solución definitiva a la pobreza extrema en Chile, generando expectativas en el conjunto de la población, pero muy especialmente entre quienes viven en pobreza, que ven en estas políticas una oportunidad real de modificar sus circunstancias, pero que al poco andar ven frustradas estas expectativas. 

    Las historias que se presentan en este trabajo son relatos de mujeres que viven el día a día en condiciones de extrema precariedad y que reciben aportes del Estado a través de los programas recién mencionados. Historias construidas tras una serie de entrevistas con las mujeres, en el marco de una investigación¹ sobre el IEF que busca comprender de qué manera el lugar donde viven las personas puede ser un factor relevante para explicar las posibilidades de salir de manera definitiva de la situación de pobreza. El supuesto inicial es que el contexto próximo en que viven, estudian y trabajan los miembros de un hogar es relevante para aprovechar de mejor o peor forma los recursos que entrega el Programa. Esto porque mientras algunos contextos ofrecen múltiples oportunidades de empleo, participación, estudio o esparcimiento, en otros, estas son escasas o prácticamente inexistentes. 

    De modo tal de observar el aporte que representan los recursos monetarios y no monetarios que el IEF entrega a las familias, las entrevistas se propusieron profundizar en las motivaciones de dichas familias para tomar sus decisiones de consumo, ahorro o inversión con los escasos recursos disponibles, bajo el supuesto ya señalado de que el territorio incide sobre dichas motivaciones. 

    Para seleccionar a las participantes se siguieron dos criterios: 1) familias de cuatro miembros como mínimo, de los cuales al menos dos sean menores de 18 años y se encuentren estudiando, de modo tal de asegurar que reciban las transferencias que ofrece el programa, que están condicionadas a la participación de los niños en la escuela y los controles de salud; 2) familias que vivan en distintos tipos de territorio, distinguiendo entre comunas que crecen y reducen pobreza —en adelante, dinámicas— y comunas que no crecen ni reducen pobreza —en adelante, no dinámicas—². 

    El estudio comenzó con doce mujeres dispuestas a participar³ a las que se les invitó a una serie de cinco entrevistas distanciadas cada seis meses (entre octubre de 2012 y agosto de 2014). Sin embargo, a lo largo del tiempo algunas fueron desertando, quedando solo ocho. Los motivos exactos de deserción son desconocidos, aunque se puede suponer que se deben a la desmotivación, a la falta de incentivos, o a la incomodidad que en ocasiones provoca hablar de temas personales. 

    De las mujeres que participaron del estudio a lo largo de todo el período, tres viven en la comuna de Rinconada, Región de Valparaíso; una en Peñalolén y una en Recoleta, Región Metropolitana; otra en Máfil y dos en Río Bueno, Región de Los Ríos. Laura, Francisca, Andrea, Marisol, María, Estela, Sandra y Olga⁴ son las jefas de hogar de estas familias que intentan superar su condición de pobreza. 

    Marisol vive en Peñalolén, tiene 39 años y es madre soltera de cuatro hijos. Fue mamá por primera vez a los 16, después de haber abandonado sus estudios para ayudar a su madre que estaba sola. Marisol tiene un negocio de comida rápida en la casa de su madre, pero su pasión es la peluquería, por lo que se ha capacitado con cursos de FOSIS y en INFOCAP. En 2014 comenzó un curso pagado para seguir perfeccionándose. Si bien tiene casa propia, después de haber participado de comités de vivienda y tomas de terreno, actualmente pasa la mayor parte del tiempo donde su madre, ella es su principal ayuda. 

    María vive en Recoleta, tiene 24 años y es madre de mellizos de 7 años y de una niña de 2 años. Actualmente, está separada del padre de sus hijos, pero él le paga el arriendo de la casa donde vive. Quedó embarazada a los 16 y desertó del colegio, pero el año 2014 decidió retomar sus estudios porque considera que no tener 4° medio realmente la ha perjudicado para salir adelante. Si bien le gustaría tener casa propia, no tienen capacidad de ahorro, vive de los aportes que le entrega su ex pareja y del dinero que recibe por parte del IEF.

    Laura es dueña de casa, tiene 28 años y está emparejada con Darío, de 38, que trabaja como jardinero. Tienen tres hijos, de 10, 8 y 3 años, y viven en Rinconada. Ambos llevan años ahorrando para la casa propia, y a pesar de haber logrado juntar los montos solicitados, aún no saben cuándo podrán vivir en su vivienda definitiva. A los 25, Laura logró terminar 4° medio, ya que sus estudios los abandonó en 8° básico. 

    Francisca tiene 44 años, está emparejada con Juan, de 48, con quien tiene cuatro hijos, de 18, 10, 5 y 3 años. Ambos han emprendido un negocio en el Santuario de Santa Teresa de Los Andes vendiendo figuras religiosas y frutos secos. Francisca dejó de estudiar en 8° básico y nunca ha retomado; ahora tienen casa propia en Rinconada, después de años de ahorro.

    Andrea tiene 27 años. A los 16 abandonó sus estudios para dedicarse a ser mamá, por lo que solo terminó la enseñanza básica. Actualmente, es madre de dos hijas y está emparejada con Pablo, de 41. Él solía trabajar como minero, pero se enfermó del corazón y tuvo que abandonarlo. Ahora trabaja de camionero y viaja por el país y a Argentina. Desde hace cuatro años tienen casa propia en Rinconada. 

    Estela, de 40 años, vive en Máfil y está casada hace veintitrés años con Luis. Son padres de dos hijas, la mayor de ellas quedó embarazada a los 16. Luis trabaja en el municipio. Estela ha realizado cursos de poda y capacitación en negocios, gracias a lo cual comenzó un emprendimiento de venta de ropa que lleva desde

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