Una clase media en vilo, paralizada y desprotegida
La dueña del café El Beneficio, en el centro de Coyoacán, llega a su negocio, donde el aire se impregna de olor a canela y, al ver la desolación del lugar, suelta: “¡Está terrible! ¿No sé qué vamos hacer? Estamos casi sin gente; entendemos la situación, pero la bronca es que no hay gente y hay que pagar sueldos, renta, luz… lo que me preocupa es que puedo aguantar cierto tiempo, pero… ¿y luego?”.
En su rostro hay incertidumbre. Le preocupan las medidas preventivas ante la propagación del covid-19, que incluyen sobre todo el aislamiento social, así como el cierre comercios.
Poco antes de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador declarara la emergencia sanitaria, en el café las mesas estaban vacías, si bien algunos empleados conservan su entusiasmo en el lugar en el que Proceso entrevista a Gonzalo Hernández Licona, exsecretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
“La gente no puede cerrar. Si la obligamos a hacerlo va a verse muy afectada porque es gente sin ahorros.Va al día y requiere un apoyo adicional a los programas sociales que ya tenemos… Cuando se piensa en el empresario, muchas veces se piensa en Car-los Slim, pero en realidad estamos hablando de
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