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Se necesita un marido
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Libro electrónico139 páginas1 hora

Se necesita un marido

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Información de este libro electrónico

La doctora Olivia Martin necesitaba un marido... ¡Y deprisa! Después de haberse ofrecido generosamente a ser madre de alquiler, se quedó embarazada y sola, ¡justo antes de una reunión con su familia!
El experto en seguridad Lucas McCall se ofreció a ayudar a la hermosa doctora. Después de todo, no podía dejar en la estacada a una damisela en apuros. Solo que esta damisela en particular, con sus suaves rizos rubios, brillantes ojos azules y un niño de camino, hacía que el pulso se le acelerara. Se dijo a sí mismo que debía centrarse en su misión: ¡Proteger a Olivia y a su propio corazón!
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ago 2019
ISBN9788413284095
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    Se necesita un marido - Rebecca Daniels

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

    Editado por Harlequin Ibérica.

    Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Núñez de Balboa, 56

    28001 Madrid

    © 2000 Ann Marie Fattarsi

    © 2019 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Se necesita marido, n.º 1189 - agosto 2019

    Título original: Husband Wanted--Fast!

    Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.

    Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

    Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

    Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

    ® Harlequin, Bianca y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.

    ® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

    Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

    Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.

    Todos los derechos están reservados.

    I.S.B.N.: 978-84-1328-409-5

    Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Créditos

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Si te ha gustado este libro…

    Capítulo 1

    SERVICIO Confidencial de Acompañantes? Sí… Yo, uh, estoy interesada en contratar un hombre.

    Lucas McCall se detuvo en seco delante de la puerta abierta del despacho de la doctora Olivia Martin. ¿Servicio de escolta? ¿Había oído bien? ¿Acababa de decir ella que quería contratar a un hombre?

    El corredor estaba a oscuras, solo iluminado por la luz que salía por la puerta. Ya era tarde, casi las diez, y la clínica de maternidad Monte Rainier estaba casi desierta, con solo el personal de guardia. Aun así, Lucas miró a su alrededor mientras se acercaba a la puerta. Estaba allí a cargo de la seguridad de la clínica, no para cotillear lo que decían los médicos.

    –No, no tengo ninguna preferencia en particular. La verdad es que no tiene importancia.

    Ella estaba hablando en voz baja y Lucas se tuvo que esforzar para oírla.

    –No, no lo entiende, no me importa el color de su cabello.

    Parecía impaciente. Lucas volvió a mirar arriba y abajo del corredor. Seguramente, aquello no era lo que parecía. Tenía que haber alguna otra explicación, una broma, ¿un proyecto de investigación? ¿Por qué una mujer como ella tendría necesidad de contratar a un hombre?

    –Mire, no me está escuchando. Todo eso no importa. Solo necesito a alguien por unos días. Una semana, todo lo más. Y pago bien.

    Lucas se movió sin hacer ruido acercándose más a la puerta. Se daba cuenta de la agitación que había en la voz de ella y él también se estaba sintiendo un poco agitado. Estaba encontrando aquello difícil de tragar. ¿Olivia Martin estaba dispuesta a pagar para tener compañía masculina?

    –No, no –dijo ella suspirando y como respondiendo a una pregunta–. Créame, no es para eso para lo que los llamo. No me importa si es lo que dice todo el mundo al principio… Bueno, se equivoca, no me siento avergonzada y no soy su querida. Mire, se lo crea o no, no quiero contratar a alguien para… Bueno, para eso.

    Lucas soltó el aire que estaba conteniendo en los pulmones. Eso. Ella no quería contratar a alguien para eso. Gracias a Dios.

    –Si dejara de hablar por un momento y me escuchara… Sí, bueno, no me cabe duda de que ya ha oído todo esto antes, señor, pero aun así… No, no tengo nada contra los rubios, no tengo nada en contra de ningún color de cabello en particular, lo único que estoy buscando es a alguien que, bueno, que haga de…

    Ella bajó más aún la voz y, por un momento, Lucas pensó que había colgado. Se acercó un poco más, lo justo como para echar un vistazo disimulado al interior. Ella estaba sentada detrás de su mesa con el teléfono en una mano y con la otra se pellizcaba el puente de la nariz.

    –Oh, mire –dijo ella agitando la cabeza–. Olvídelo, olvide que le he llamado. No, no, no importa. He cambiado de opinión.

    Colgó de un golpe, con tanta fuerza que él dio un respingo y retrocedió varios pasos hacia la sombra. Se apoyó en la pared, cerró los ojos y respiró profundamente. Hacía mucho que no salía con nadie, ¿pero podían haber cambiado tanto las cosas en ese tiempo? ¿Era así como las chicas conocían a los chicos en la actualidad? ¿Contratando sus servicios?

    Habían pasado tres años desde su divorcio, pero terminar con un matrimonio de siete años le había dejado una impronta duradera. Después de Pam no estaba seguro de poder volver a confiar en una mujer. Sabía que no todas eran tan manipuladoras ni intrigantes como su ex esposa, pero no estaba seguro de poder decir cuál lo era y cuál no. En su momento había creído que Pam lo amaba, había creído que la podía salvar de una vida sin amor y que lo necesitaba, pero de lo que ella se había enamorado y lo que necesitaba era de su cuenta corriente.

    Lucas había tardado demasiado en admitir lo que estaba sucediendo, demasiado en ver cómo ella podía usar su amor contra él, en cómo ella podía maniobrar para conseguir lo que quería. Él había estado ciego a todo eso, tratando de decirse a sí mismo que lo que tenía que hacer era darle tiempo, que ella se daría cuenta de que el matrimonio era más que querer cosas, que tenerlas o conseguirlas. Pero el día en que le quedó dolorosamente claro lo muy equivocado que había estado fue cuando descubrió lo del niño.

    Ella no fue capaz de comprender por qué él se molestó tanto. Incluso cuando nunca habían hablado acerca de comenzar una familia, él había dado por hecho que, algún día lo harían. Cuando recibió una llamada de rutina del médico con respecto a una factura de una intervención practicada a su esposa, se preocupó inmediatamente. Pam no le había contado nada y nunca se había quejado de que se encontrara mal. Estaban a punto de comenzar un viaje de vacaciones alrededor del mundo y él quería que ella estuviera bien de salud. Empezó entonces a preguntarse si ella no le estaría ocultando algo, si tal vez no se encontraría bastante bien como para viajar, pero que no quisiera decirle nada para no preocuparlo.

    Pero se equivocaba. Debía haber parecido un perfecto idiota cuando llegó a casa lleno de preocupación. Cuando le contó lo de la llamada de la clínica, ella se puso a reír como si fuera una broma. Pam llevaba meses preparándose para ese viaje y descubrir que estaba embarazada no solo había sido algo inesperado, sino molesto. No había querido irse de viaje con la figura estropeada ni tener que arrinconar toda la ropa nueva que se había comprado.

    Al principio, él se quedó demasiado impresionado para reaccionar. Siempre había sabido que Pam podía ser muy egocéntrica, pero aquello era demasiado incluso para ella. Le había dicho que era poco razonable, que ella había visto ese viaje como una segunda luna de miel, un tiempo que necesitaban para estar juntos. Ese viaje era algo especial y ya podrían tener hijos en otro momento.

    A la mañana siguiente, Pam se fue a ese viaje, pero lo hizo sola. Él se quedó para marcharse de la casa y ayudar a los abogados a redactar un divorcio que ella aceptara. Había sido inútil enfadarse con ella. Pam nunca había pretendido ser otra cosa que lo que era, una mujer vana y egoísta. Había sido él quien había visto cosas que no existían en realidad, tan centrado en su intento de hacer de caballero salvando a una dama en apuros que se había olvidado de mirar por sí mismo. A partir de entonces había habido algunas mujeres en su vida, pero se había cuidado mucho de mantenerse a distancia emocionalmente. En lo que se refería al amor, no confiaba en su buen juicio, no confiaba en que viera lo que había de verdad en ellas.

    –¿Hola? ¿Acompañantes de Calidad?

    Lucas abrió de nuevo los ojos. Otro servicio de acompañantes. ¿Es que esa mujer se había vuelto loca?

    Ciertamente, las apariencias podían ser engañosas. Siempre había pensado que Olivia Martin sería la última mujer en el mundo que tuviera que pagar por tener compañía masculina. Alta, esbelta, inteligente, hermosa… ¿qué hombre en su sano juicio no querría estar con ella? Él llevaba solo un par de semanas sustituyendo a Gus en el turno de noche, pero se había fijado en ella desde la primera vez. Era una mujer impresionante, con su largo cabello rubio siempre sujeto por un moño en la base de la nuca. No era ni arrogante ni condescendiente, como la mayoría de médicos que conocía. Había sido cordial y amigable con él desde el primer momento. Encontrarse con ella en la sala de médicos se había transformado en una agradable rutina todas las noches, algo que él había incluso llegado a desear intensamente.

    Lucas se volvió y miró a la puerta abierta. Hacía mucho tiempo desde la última vez que había conocido a una mujer con la que realmente

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