El castigo sin venganza
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Fragmento de la obra
Jornada primera
(Salen el Duque, Febo y Ricardo.)
Ricardo: ¡Linda burla!
Febo: ¡Por extremo!
Pero, ¿quién imaginara
que era el duque de Ferrara?
Duque: Que no me conozcan temo.
Ricardo: Debajo de ser disfraz,
hay licencia para todo;
que aun el cielo en algún modo
es de disfraces capaz.
¿Qué piensas tú que es el velo
con que la noche le tapa?
Una guarnecida capa
con que se disfraza el cielo.
Y para dar luz alguna,
las estrellas que dilata
son pasamanos de plata,
y una encomienda la Luna.
Duque: ¿Ya comienzas desatinos?
Febo: No, lo ha pensado poeta
de estos de la nueva seta,
que se imaginan divinos.
Ricardo: Si a sus licencias apelo,
no me darás culpa alguna;
que yo sé quien a la Luna
llamó requesón del cielo.
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El castigo sin venganza - Félix Lope de Vega y Carpio
Félix Lope de Vega y Carpio
El castigo sin venganza
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Créditos
Título original: El castigo sin venganza.
© 2024, Red ediciones S.L.
info@linkgua.com
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-195-1.
ISBN rústica: 978-84-9816-175-5.
ISBN ebook: 978-84-9897-197-2.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 49
Jornada tercera 87
Libros a la carta 127
Brevísima presentación
La vida
Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 1562-Madrid, 1635). España.
Nació en una familia modesta, estudió con los jesuitas y no terminó la universidad en Alcalá de Henares, parece que por asuntos amorosos. Tras su ruptura con Elena Osorio (Filis en sus poemas), su gran amor de juventud, Lope escribió libelos contra la familia de ésta. Por ello fue procesado y desterrado en 1588, año en que se casó con Isabel de Urbina (Belisa).
Pasó los dos primeros años en Valencia, y luego en Alba de Tormes, al servicio del duque de Alba. En 1594, tras fallecer su esposa y su hija, fue perdonado y volvió a Madrid. Allí tuvo una relación amorosa con una actriz, Micaela Luján (Camila Lucinda) con la que tuvo mucha descendencia, hecho que no impidió su segundo matrimonio, con Juana Guardo, del que nacieron dos hijos.
Entonces era uno de los autores más populares y aclamados de la Corte. En 1605 entró al servicio del duque de Sessa como secretario, aunque también actuó como intermediario amoroso de éste. La desgracia marcó sus últimos años: Marta de Nevares una de sus últimas amantes quedó ciega en 1625, perdió la razón y murió en 1632. También murió su hijo Lope Félix. La soledad, el sufrimiento, la enfermedad, o los problemas económicos no le impidieron escribir.
Personajes
El duque de Ferrara
Febo, criado del Duque
Ricardo, criado del Duque
El conde Federico, su hijo ilegítimo
Batín, lacayo del conde Federico
El marqués Gonzaga, de Mantua
Rutilio, criado del Marqués
Aurora, sobrina del Duque de Ferrara
Casandra, la Duquesa de Ferrara
Lucrecia, criada de la Duquesa
Floro, criado
Fabio
Una Mujer
Lucindo, criado
Albano, criado
Cintia, mujer del pueblo
Jornada primera
(Salen el Duque, Febo y Ricardo.)
Ricardo ¡Linda burla!
Febo ¡Por extremo!
Pero, ¿quién imaginara
que era el duque de Ferrara?
Duque Que no me conozcan temo.
Ricardo Debajo de ser disfraz,
hay licencia para todo;
que aun el cielo en algún modo
es de disfraces capaz.
¿Qué piensas tú que es el velo
con que la noche le tapa?
Una guarnecida capa
con que se disfraza el cielo.
Y para dar luz alguna,
las estrellas que dilata
son pasamanos de plata,
y una encomienda la Luna.
Duque ¿Ya comienzas desatinos?
Febo No, lo ha pensado poeta
de estos de la nueva seta,
que se imaginan divinos.
Ricardo Si a sus licencias apelo,
no me darás culpa alguna;
que yo sé quien a la Luna
llamó requesón del cielo.
Duque Pues no te parezca error;
que la poesía ha llegado
a tan miserable estado,
que es ya como jugador
de aquellos transformadores,
muchas manos, ciencia poca,
que echan cintas por la boca,
de diferentes colores.
Pero dejando a otro fin
esta materia cansada,
no es mala aquella casada.
Ricardo ¿Cómo mala? ¡Un serafín!
Pero tiene un bravo azar,
que es imposible sufrillo.
Duque ¿Cómo?
Ricardo Un cierto maridillo
que toma y no da lugar.
Febo Guarda la cara.
Duque Ése ha sido
siempre el más cruel linaje
de gente de este paraje.
Febo El que la gala, el vestido
y el oro deja traer
tenga, pues él no lo ha dado,
lástima al que lo ha comprado;
pues si muere su mujer,
ha de gozar la mitad
como bienes gananciales.
Ricardo Cierto que personas tales
poca tienen caridad,
hablando cultidiablesco,
por no juntar las dicciones.
Duque Tienen esos socarrones
con el diablo parentesco;
que, obligando a consentir,
después estorba el obrar.
Ricardo Aquí pudiera llamar;
pero hay mucho que decir.
Duque ¿Cómo?
Ricardo Una madre beata
que reza y riñe a dos niñas
entre majuelos y viñas,
una perla y otra plata.
Duque Nunca de exteriores fío.
Ricardo No lejos vive una dama,
como azúcar de retama:
dulce y morena.
Duque ¿Qué brío?
Ricardo El que pide la color;
mas el que con ella habita
es de cualquiera visita
cabizbajo rumiador.
Febo Rumiar siempre fue de bueyes.
Ricardo Cerca habita una mujer,
que diera buen parecer
si hubiera estudiado leyes.
Duque Vamos allá.
Ricardo No querrá
abrir a estas horas.
Duque ¿No?
¿Y si digo quién soy yo?
Ricardo Si lo dices, claro está.
Duque Llame pues.
Ricardo Algo esperaba,
que a dos patadas salió.