Las ferias de Madrid
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Sin embargo, es obvio que en Las ferias de Madrid predominan los caballeros y las damas.
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Las ferias de Madrid - Félix Lope de Vega y Carpio
Félix Lope de Vega y Carpio
Las ferias de Madrid
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Créditos
Título original: Las ferias de Madrid.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: info@linkgua.com
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-318-4.
ISBN rústica: 978-84-9816-204-2.
ISBN ebook: 978-84-9897-735-6.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 61
Jornada tercera 115
Libros a la carta 159
Brevísima presentación
La vida
Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 1562-Madrid, 1635). España.
Nació en una familia modesta, estudió con los jesuitas y no terminó la universidad en Alcalá de Henares, parece que por asuntos amorosos. Tras su ruptura con Elena Osorio (Filis en sus poemas), su gran amor de juventud, Lope escribió libelos contra la familia de ésta. Por ello fue procesado y desterrado en 1588, año en que se casó con Isabel de Urbina (Belisa).
Pasó los dos primeros años en Valencia, y luego en Alba de Tormes, al servicio del duque de Alba. En 1594, tras fallecer su esposa y su hija, fue perdonado y volvió a Madrid. Allí tuvo una relación amorosa con una actriz, Micaela Luján (Camila Lucinda) con la que tuvo mucha descendencia, hecho que no impidió su segundo matrimonio, con Juana Guardo, del que nacieron dos hijos.
Entonces era uno de los autores más populares y aclamados de la Corte. En 1605 entró al servicio del duque de Sessa como secretario, aunque también actuó como intermediario amoroso de éste. La desgracia marcó sus últimos años: Marta de Nevares una de sus últimas amantes quedó ciega en 1625, perdió la razón y murió en 1632. También murió su hijo Lope Félix. La soledad, el sufrimiento, la enfermedad, o los problemas económicos no le impidieron escribir.
Personajes
Guillermo, buhonero
Pierres, buhonero
Lucrecio, caballero
Adrián, caballero
Claudio, caballero
Belardo, viejo
Violante, dama, su hija
Patricio, su marido
Dos muchachos
Un Muchacho que vende aguardiente
Tres villanos
Roberto, caballero
Leandro, caballero
Alberto, caballero
Eufrasia, dama
Teodora, su criada
Eugenia, dama
Un Escudero viejo
Isidro, lacayo
Un Ladrón
Un Alguacil
Eugenia, dama
Estacio, paje
Fregona
Hombre, embozado
Moreno
Dos criados
Jornada primera
(Salen Guillermo y Pierres, buhoneros.)
Guillermo ¿Que en esa acera pusiste
tu aparato y tienda, Pierres?
Guarda que el lance no yerres
que en la de enfrente tuviste.
No te fue mal otros años
con el puesto que te di.
Pierres Antes, por ganar, perdí;
hay un provecho y mil daños.
Guillermo Pues la luz, ¿no es de importancia?
Pierres Sí, pero tiene aquel lado
descubierto y me han robado
la mitad de la ganancia.
Guillermo ¡Qué bien nos dio de comer
el amigo!
Pierres ¡Largo cuenta!
A fe que tiene pimienta,
pero no para beber.
Conocíle yo en Amberes,
pobre y de bellaco talle,
que vendía por la calle
hilo, antojos y alfileres,
y agora está rico a costa
de nuestras pobres haciendas.
Guillermo ¿Descubriremos las tiendas?
Pierres Ganar quieres por la posta.
Guillermo Mal me fue por la mañana.
Pierres Descubre, que dio la una.
Guillermo Espero mejor fortuna
si esta tarde no se gana.
(Descubren las tiendas, y sale Lucrecio.)
Lucrecio ¡Oh, pesia tal con el pesado yugo,
que a fuerza quiere ya romper el cuello
y que ha de ser un vulgo mi verdugo!
Colgada veo de un sutil cabello
toda la fuerza del cabello mío.
Rómpase ya, que gusto de rompello
Maldiga Dios aqueste desvarío
de ferias o de diablos, que me tiene,
antes que entre el invierno, helado y frío.
Todos los años por aciago viene
la fiesta de este santo, como martes,
y para todos es fiesta solene.
(Sale Adrián.)
Adrián ¿Úsase, por ventura, en otras partes
aquesta negra feria o borrachera,
grande invención de un bachiller en artes?
Paréceme esta plaza a la quimera,
compuesta de oro, paños y cebollas:
aquí cuelga un tapiz; allí, una estera.
También se venden perlas como pollas,
y como rica seda, verde esparto,
camas de campo y coberteras de ollas.
Lucrecio ¿Dónde bueno, Adrián?
Adrián Cansado y harto.
Lucrecio ¿De ver la feria?
Adrián Más de huir la feria.
Lucrecio ¿Huir? ¡Mala señal!
Adrián No tengo un cuarto.
Lucrecio ¡Por Dios, que ha sido general miseria!
En cueros he quedado.
Adrián Así nacistes;
tendréis menos calor.
Lucrecio Y más laceria.
Contadme, pues, las ferias que le distes
a la señora doña
Adrián Quedo; basta,
no la nombréis.
Lucrecio ¿Parece que la vistes?
Adrián Dile de ferias una gran canasta.
Lucrecio ¿Qué tantas fueron?
Adrián No, la cesta sola.
Lucrecio Empeñado quedáis.
Adrián Mucho se gasta.
Lucrecio ¡Ah, quién fuera serpiente que la cola
metiera en los oídos al encanto
de un: «¡Dadme ferias, dadme ferias!». ¡Hola!
¿Qué es aquesto, señor? ¿Dice algún santo,
algún doctor, algún antiguo o nuevo,
que esto tenga razón?
Adrián De vos me espanto.
¿No lo recibe el vulgo? Yo lo apruebo,
que pone leyes como el rey.
Lucrecio ¡Ah, carga
de vil pobreza, que a los hombros llevo!
Reciba el vulgo que la calza larga
llegue al tobillo, y la camisa, al hombro
adobada y tiesa, que parezca adarga;
y los sombreros, como yo los nombro,
panes de azúcar, y que chico y grande
se igualen en vestir, que no me asombro,
todo lo sufro bien; pero no mande
que la feria de aquél que compra y vende
tan recibida entre mujeres ande.
Si el otro vende y compra, no se entiende
que, porque él lo dé sin alcabala,
aquella ley aquésta comprende.
Si mi dama quiere alguna gala,
para