Iron Cross
Por Cèdric Daurio
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Iron Cross es una antología formada por las novelas Runas de Sangre y La Estrella de Agartha, las que a pesar de transcurrir en ambientes distintos y de tener tramas diferentes, comparten un hilo rojo interno que los conecta. En efecto en las dos novelas juegan papeles determinantes personajes pertenecientes a una comunidad virtual internacional llamada Iron Cross, que tienen en común el ser poseedores de arcanos y de saberes olvidados, los que son puestos en juego para resolver los intrincados misterios que abordan. Tesoros mayas, reliquias nazis, un guerrero místico que se adueñó de Mongolia. Un thriller vibrante que te mantendrá en vilo hasta el final.
Cèdric Daurio
Cedric Daurio es el seudónimo adoptado por un novelista argentino para cierto tipo de narrativa, en general thrillers paranormales y cuentos con contenidos esotéricos. El autor ha vivido en Nueva York durante años y ahora reside en Buenos Aires, su ciudad natal. Su estilo es despojado, claro y directo, y no vacila en abordar temas espinosos. Cedric Daurio is the pseudonym adopted by an Argentine novelist for a certain type of narrative, in general paranormal thrillers and stories with esoteric content. The author has lived in New York for years and now resides in Buenos Aires, his hometown. His style is stripped, clear and direct, and does not hesitate to address thorny issues.
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Iron Cross - Cèdric Daurio
Índice General
Prefacio
Runas de Sangre
La Estrella de Agartha
Del Autor
Sobre el Autor
Obras de CèdricDaurio
Coordenadas del Autor
Sobre el Editor
Prefacio
IRON CROSS (Cruz de Hierro) es una antología formada por las novelas Runas de Sangre y La Estrella de Agartha, las que a pesar de transcurrir en ambientes distintos y de tener tramas diferentes, comparten no solo la pertenencia al género del suspenso romántico de origen histórico, sino también algunos de sus personajes y un hilo rojo interno que los conecta. En efecto en las dos obras juegan un papel determinante personajes pertenecientes a una comunidad virtual internacional llamada Iron Cross, que tienen en común el ser poseedores arcanos y de saberes exo y esotéricos, en gran medida olvidados, los que son puestos en juego para resolver los intrincados misterios que abordan.
Ambas novelas pueden ser leídas en forma totalmente independiente y en cualquier secuencia. Yo he optado por presentarlas juntas en éste libro en el orden en que fueron escritas.
A pesar de que a veces se la asocia con condecoraciones otorgadas durante el período nazi y la Segunda Guerra Mundial, la Cruz de Hierro o Cruz Negra es mucho más antigua y constituía el símbolo de la Orden de los Caballeros Teutones, contemporáneos de los Caballeros Templarios y Hospitalarios durante las Cruzadas a Tierra Santa, y más tarde en las guerras libradas por los Teutones en Europa Oriental. El diseño moderno fue creado por encargo del Rey Federico Guillermo III de Prusia en 1813, con motivo de las guerras napoleónicas.
Buena lectura.
Runas de Sangre
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NOTAS DEL AUTOR:
1. El alfabeto rúnico utilizado en todo el libro es el denominado Futhark Antiguo.
2. No existiendo traductores en línea al nórdico antiguo que resulten confiables, los textos de inscripciones se han traducido utilizando el islandés actual, considerado el más cercano a la antigua lengua de los vikingos. Del islandés se han transliterado al sistema rúnico mencionado en el punto 1.
3. Las runas eran mucho más que un sistema de escritura. Cada a de ellas tenía asociadas una cantidad de significados mágicos. En cada Episodio se ha agregado al nombre del mismo la runa que de acuerdo al autor mejor ilumina su contenido y el significado seleccionado. A continuación se ha insertado el Futhark Antiguo con los significados escogidos.
ÍNDICE
Elenco de personajes
Futhark Antiguo
Episodio 1- Markland
Episodio 2- Yucatán
Episodio 3- La serpiente emplumada
Episodio 4-El Martillo de Thor
Episodio 5-Heimdall
Episodio 6- Wewelsburg
Episodio 7- Kingigtorssuaq
Episodio 8- Las runas de Upernavik
Episodio 9- Helluland
Episodio 10- Buenos Aires
Episodio 11- Iron Cross
Episodio 12- Nueva York
Episodio 13- Nunavut
Episodio 14-Yellowknife
Episodio 15- Ottawa
Episodio 16-El mensaje
Episodio 17- Lakshmi
Episodio 18-Totenkopfringe
Episodio 19-Barrio Chino
Episodio 20-El Sol Negro
Episodio 21- La Gruta
Episodio 22-Sobre gurúes y discípulos
Episodio 23-Un lugar en la Taiga
Episodio 24-Rikers Island
Episodio 25-La Conexión
Episodio 26- Kukulkán
Episodio 27-El Tesoro de los Mayas
Episodio 28- Aprestos de Guerra
Episodio 29- Hombre acorralado
Epílogo
Dramatis personæ
Siglo XI
Bjarni Holgersson: Marino noruego, timonel de un drakar.
Knut, Lars, Kjell, Holger: miembros de la tripulación del drakar
Mactzil: joven yucateca, esposa de Bjarni.
Quecholli: jefe de la aldea uxmaleña y padre de Mactzil.
Anenerk: joven esquimal, nueva esposa de Bjarni.
1939
Lothar von Steinfurt: joven recluta de las SS.
General von Knobelsdorff : Comandante del castillo de Wewelsburg.
Sven Heidenstam: científico sueco, jefe de la expedición a Groenlandia.
Schmitt, Schneider, Gulyas: Miembros de la expedición.
Visvaldas: Pescador lituano.
Nuiana: Mujer de Lothar, madre de Inekunak
Época actual:
Nancy Zhang :( Zhang Liang).
Lucas Colombo: marido de Nancy.
Xu Huan: madre de Nancy.
Margarita Zhang: hermana menor de Nancy
Xu Cheng: tío de Huan, guía de Nancy.
Zhang Hung: padre de Nancy.
Jack Berglund: runólogo norteamericano.
Lakshmi Nania Dhawan: novia de Berglund.
Ingimar Ragnarsson (Ingo): académico islandés.
Ludwig Metzler: miembro de Iron Cross.
Nuvuk Steinfurt: nieto de Lothar.
Dietrich Haushofer: alias Dieter Wiligut: Guía alemán
Anila Ragnarsson: hija de Lakshmi e Ingo
Chuck O’Brien: cartógrafo de Makkovik. Su mujer Ivonne.
Keneisha Sullivan: directiva del FBI, jefa de Lakshmi.
Jorge Chehab: magnate mejicano.
Teresa Cifuentes: arqueóloga, nieta de Jorge Chehab.
Marcelo Ferrand: esposo de Teresa Cifuentes.
Leila Chehab y Gonzalo Cifuentes: padres de Teresa Cifuentes
Gervasio Guerrero: chofer de Jorge Chehab.
FUTHARK ANTIGUO
RUNAS y sus significados Mágicos
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_01.gif Fehu: ganado, riqueza, abundancia
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_02.gif uruz: cambio inesperado
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_17.gif thurisaz: conflicto
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_05.gif raidho: viaje, evolución
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_06.gif kenaz: revelación
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_08.gif wunjo: armonía, placer
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_09.gif hagalaz: ira de la naturaleza, fuerza sin control
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_10.gif nauthiz: restricción, confusión
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_11.gif isa: frustración, agravio
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_12.gif jera:cosecha
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_16.gif sowilo: el sol. exito, honor, salud
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_18.gif barkano: nacimiento, fertilidad, deseo
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_24.gif dagaz: despertar, aparición
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_23.gif othala: propiedad ancestral
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_22.gif ingwaz: crecimiento, alivio
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_21.gif laguz: mar
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_19.gif ehwaz: transporte
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_17.gif tiwaz: honor
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_04.gif algiz: protección , escudo
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_14.gif perthro: secreto, significado incierto
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_07.gif gebo: intercambios, regalos
EPISODIO 1
Markland
1040 d.C.
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_01.gifCAMINABA PESADAMENTE por el efecto combinado del cansancio, el frío y el persistente viento blanco que levantaba la nieve que había caído toda la noche y seguía cayendo. Sabía que si se le aflojaban las piernas y caía en el suelo ya no volvería a levantarse y se congelaría en minutos. Buscaba con desesperación la choza construida por él mismo y los restantes tripulantes del drakkar bajo en comando del Jarl Eirikr Gunnarsson la temporada anterior, a la que esperaba hallar siguiendo el contorno de la costa, algo que un marino siempre recuerda con detalle.
Bjarni Holgersson se arrastraba por la nieve espesa que le ocasionaba gran fatiga para dar cada paso y sabía que en un tiempo breve debería parar en cualquier lado porque las piernas simplemente no le responderían. Ya no se hacía ilusiones respecto a su destino pues había oído innumerables historias de marinos cuyo rastro se había perdido en esas tormentas blancas en tierra y cuyos cuerpo eran hallados al año siguiente con el deshielo, o bien no eran encontrados nunca.
Con los ojos entrecerrados y las pestañas y cejas llenas de escarcha apenas ya veía donde caminaba, de modo que se orientaba en forma intuitiva tratando solamente de evitar que su rumbo se torciera.
Una fuerte ráfaga de viento casi lo tumba por el suelo y apenas pudo recuperar un precario equilibrio agitando sus brazos en el aire. Entonces lo vio fugazmente. Delante de él un montículo blanco surgía del suelo como una gran piedra de forma oval. El viento arrastró por un momento parte de la nieve dejando al descubierto algo que a Bjarni se le antojó un leño, sólo para taparlo de inmediato con más nieve. La visión hizo renacer la esperanza en el hombre que ya estaba a punto de entregarse a su destino. Apresuró su paso y al cabo de unos momentos llegó al montículo blanco. Con desesperación raspó la cubierta nívea y allí efectivamente vio debajo un madero. Lo reconoció de inmediato, era parte de un cuaderna del drakar que se había quebrado en una colisión con un arrecife y había sido reemplazada por otra fabricada por el carpintero de a bordo con madera de un gran abeto abatido por los tripulantes. Con la cuaderna rota el mismo carpintero había improvisado una puerta para la choza que habían construido en el mes y medio de estadía en esa parte de la costa. Bjarni forcejeó con la puerta hasta que finalmente la misma cedió y pudo ingresar en el interior de la precaria cabaña.
La oscuridad era completa, de modo que el marino debió dejar la puerta de leños entreabierta a expensas de permitir que el frío exterior se colara dentro del recinto. Cuando sus ojos se adaptaron a la oscuridad pudo reconocer la vivienda andando a los tumbos por su interior. Finalmente pudo encontrar una vela y elementos para encender el fuego que había ordenado dejar el Jarl Eirikr justamente previendo la posibilidad de que algún tripulante regresara a la choza.
La expedición organizada por el Jarl (miembro de la familia real) Eirikr Gunnarsson había partido de Brattalid en Groenlandia en el verano del año 1040 D.C. En un recorrido directamente hacia el noroeste había arribado a las costas de lo que es hoy el norte de Canadá, a las que el marino Leif Eriksson había denominado Helluland y de la que había dado cuenta en sus Sagas Groenlandesas. Leif había seguido la ruta descripta por Bjarni Herjolfsson, primera constancia de presencia de los marinos nórdicos en territorio americano, en un viaje que habría tenido lugar en el año 1002 D.C.
A continuación Leif y sus hombres atravesaron la bahía Groswater y luego navegaron en dirección sur bordeando las costas de la península de Labrador. En sus desembarcos en ésta exploraron su interior cubierto de bosques por lo que llamaron Markland a esta zona. Al continuar su ruta hacia el Sur llegaron a lo que denominaron Vinland, que se hallaría ubicado en lo que es hoy Newfoundland, en Canadá. El establecimiento vikingo de L´Anse aux Meadows, la constancia más antigua comprobada de la presencia de europeos en América, provendría de esas actividades exploratorias.
Eirikr y sus hombres habían seguido los pasos de Leif para lo cual habían partido en dos drakkars de Groenlandia. Las naves se habían luego separado en medio de una violenta tempestad en el mar, y mientras el drakkar comandado por Eirikr había cumplido con la misión exploratoria prevista por el organizador el otro, dirigido por Bjarni Holgersson se había extraviado y no fue nunca más visto ni su presencia registrada en las sagas nórdicas, asumiendo los marinos supervivientes que se había hundido en la borrasca.
En realidad la nave quedó a merced de los vientos durante dos semanas agónicas, en las que la tripulación padeció frío, sed y hambre, y en la que desparecieron dos de los tripulantes, sin duda engullidos por el océano. Eventualmente los marinos avistaron las costas y pudieron acercarse y finalmente desembarcar en ellas. Allí permanecieron un mes reparando el drakkar, y fue en el curso de dichas reparaciones que cambiaron varias cuadernas averiadas con otras construidas a partir de madera de árboles nativos. Durante su estadía construyeron varias chozas con madera, piedras y tierra, para las que utilizaron los restos de madera desechados de la nave. Una de ellas es la que encontró Bjarni en forma providencial tiempo más tarde. Luego del período de reparación decidieron continuar su viaje, pero dado que ya la temporada estival llegaba a su fin en vez de emprender el retorno a Groenlandia pusieron proa al sur intentado huir del duro invierno de esas latitudes y hallar climas más cálidos.
El navío, perteneciente a la clase llamada snekkja, era de dimensiones más reducidas que la mayoría de los drakkars oceánicos y estaba diseñada más bien para la guerra y las incursiones en poblados costeros. Tenía una eslora de 18 metros, una manga de 2,5 metros y su calado era de sólo 70 centímetros; tenía veinte filas asientos de remos y su tripulación era de 39 hombres, incluyendo 38 remeros y el timonel, que era precisamente Bjarni. Los tripulantes tenían obviamente otras funciones a bordo además de la propulsión a remo.
Con esta embarcación prosiguieron huyendo del frío y los temporales Luego de varios días recorriendo el litoral de Markland decidieron desembarcar para reaprovisionarse de agua fresca y carne. Establecieron un campamento transitorio en la desolada costa y se internaron en la floresta que comenzaba a un par de cientos de metros de la playa para dedicarse a la caza. Bjarni iba a la cabeza de uno de los grupos de cazadores y no habían aun hallado ninguna presa, cuando un ruido sordo llegó a sus oídos. Rápidamente comprendieron que los sonidos provenían de otro de los grupos de cazadores que se había internado en el bosque en una ruta paralela para maximizar las posibilidades de hallar presas. Aunque los ruidos llegaban amortiguados por la vegetación pudieron discernir gritos entre ellos. Bjarni y sus cuatro acompañantes se largaron en la dirección de los sonidos atravesando el bosque a pesar de los obstáculos puestos por los árboles y el sotobosque, conscientes de que el grupo de sus compañeros liderado por el segundo de Bjarni, un gigante llamado Knut, podía hallarse en peligro.
Al llegar a un claro en la arboleda vieron un espectáculo que les heló la sangre. Los vikingos estaban rodeados por un número impreciso pero grande de hombres armados con lanzas y otras armas que los acometían por todos lados; ya al menos dos de los marinos habían caído, uno de los cuales yacía inmóvil mientras que el otro aun luchaba desde el suelo, describiendo grandes círculos con su espada para mantener a los salvajes alejados.
Knut combatía con cuatro hombres a la vez y en el momento en que lo vieron acababa de partirle a la cabeza a uno de ellos con su filosa hacha de combate. Numerosos atacantes yacían en el suelo, muertos o heridos.
Bjarni no necesitó más que mirar a sus hombres; sin mediar palabra se arrojaron sobre los salvajes, que tomados por la espalda apenas atinaban a defenderse. Las espadas y hachas de los cinco nuevos participantes en la lucha se abrieron un sangriento camino sembrado de cadáveres hasta llegar al núcleo donde Knut y sus hombres se defendían. Completamente rebasados los indígenas se dieron finalmente a la fuga, dejando unos veinte cuerpos en el suelo. Varios de los vikingos los siguieron por la espesura.
- Has llegado justo a tiempo Bjarni.- Dijo Knut con obvias señales de agotamiento y su cuerpo lacerado por múltiples heridas.- No hubiéramos durado mucho tiempo más. Estos skraelings saben luchar.
Skraeling era la denominación despectiva que los noruegos daban a los nativos de las tierras recién descubiertas. Era similar al utilizado para llamar a los Inuits con que se hallaban en contacto en Groenlandia
Bjarni dio a uno de sus hombres la orden de tocar la trompa para hacer regresar a los hombres que habían seguido a los nativos.
-Los atacantes pueden regresar en cualquier momento. No debemos dividir nuestras fuerzas.
Uno de los hombres se acercó a Bjarni dándole cuenta de las bajas habidas en el combate.
-Kjell ha muerto, y Lars está malherido. Debemos llevarlo al campamento para tratar de curarlo. Los demás están llenos de heridas pero sin peligro.
Bjarni dio la orden de cargar a los compañeros heridos mientras el cargaba a Knut, amigo de su niñez. Llamó al último de sus hombres que permanecía en el sitio de la batalla rematando a los atacantes caídos, de acuerdo con las brutales costumbres de la época.
-Apúrate. Debemos reunir nuestras fuerzas y reembarcarnos de inmediato. Los skraelings van a volver en mayor cantidad y no podremos luchar con ellos.
Al llegar a la playa levantaron rápidamente el campamento, cargaron sus pertrechos en el drakkar y acomodaron a Lars en el mismo. Como el snekkja era reducido y liviano lo empujaron por sobre la playa y lo hicieron a la mar. Bjarni apresuró a sus hombres a que subieran a la nave mientras el cubría la retaguardia espada el mano. Nerviosamente observó movimientos en las ramas bajas de los arboles más próximos. De reojo vio que ya el drakar flotaba en el agua y Knut ya había ascendido al mismo.
Las primeras flechas cayeron cuando Bjarni corría hacia la embarcación y los skraelings salían de la cobertura que les brindaba el bosque marítimo y se aproximaban hacia él con sus lanzas prestas para arrojárselas. Uno de ellos, un hombre joven y pequeño ganaba distancia y buscaba cerrarle el camino hacia el mar mientras que otro, más grande y con atuendo vistoso que hacían presumir un jefe preparaba su venablo para lanzarlo de muy corta distancia. Bjarni afrontó al indígena joven que era la amenaza más cercana. El presunto jefe ya hacía el movimiento en vaivén de su brazo para arrojarle la lanza mientras Tore, el miembro más joven de la expedición soltaba la cuerda de su arco.
Todo ocurrió en forma simultánea. La lanza del skraeling se clavó en el hombro izquierdo de Bjarni, el jefe de los nativos se desplomó con una flecha en la mitad del pecho y el indígena joven se abalanzó sobre su presa. Bjarni, presa de un dolor intenso apenas pudo levantar su pesada espada y de un tajo cercenó la cabeza de su valeroso oponente. Vagamente percibió que mientras se derrumbaba sobre la playa unos brazos lo levantaban y lo arrojaban a bordo del snekkja.
Cuando se despertó se encontraban ya en altamar. Knut percibió que estaba parcialmente lúcido y se acercó.
-Esta vez estuvo cerca Bjarni.
-Demasiado cerca. ¿Cuánto tiempo estuve sin sentido?
-Seis días y seis noches. Hemos desembarcado para cargar agua y te dejamos a bordo. Por un momento creímos que no te repondrías.
-¿Cómo están los demás?
- Desafortunadamente Lars murió por sus heridas. Lo sepultamos al bajar.
-¿Y como ves la mías?
-Las hemos conseguido mantener limpias. Veremos cómo puedes mover el brazo cuando se cicatrice. Algunos músculos se habrán desgarrado.
-¿Por dónde estamos?
-No tenemos idea. La costa está lejos. No creo que ningún noruego haya jamás navegado tan al sur.
El suave cabeceo del drakkar adormeció nuevamente a Bjarni que no conservó registro de la navegación.
EPISODIO 2
Yucatán
http://www.vikingrune.com/wp-content/plugins/rtranslator/images/1_06.gifCUANDO BJARNI DESPERTÓ finalmente sus primeras impresiones de la realidad fueron los sacudones que el fuerte oleaje que la proximidad a los arrecifes de coral impartía al snekkja, el agradable calor con el que un sol de una fuerza para él desconocida arropaba su cuerpo dolorido, y los gritos de sus hombres, típicos de los momentos de maniobras en el mar. Divisó a Knut cerca de él, impartiendo instrucciones al resto de los marinos.
-¿Qué ocurre viejo amigo?
-¡Ah! ¿Has despertado? Bien ya era hora.
-¿Qué quieres decir?
-¡Hombre! Has dormido durante diez días seguidos. Hemos debido alimentarte y darte de beber mientras delirabas.
-¿Hemos navegado diez días? ¿Dónde nos hallamos?
-Imposible saber. La última vez que desembarcamos fue hace cuatro días. Nos dedicamos a cargar agua dulce y cazar, pero fuimos atacados por los skraelings y debimos huir.
-¿Y ahora qué ocurre?
-Intentamos desembarcar en esa caleta que parece ofrecer resguardo de las olas y los vientos. Se aproxima una tormenta.
-¿Cómo es que hace tanto calor?
-Hemos navegado siempre hacia el sur. El clima aquí es más cálido. Ahora te dejo porque nos estamos acercando a la orilla y aún hay barreras de rocas a flor de agua.-Dijo Knut refiriéndose a los arrecifes de coral, nueva experiencia para los marinos nórdicos.
Cuando se hallaron en tierra comenzaron a bajar del drakkar los elementos para establecer un campamento provisional. Bjarni descendió ayudado por dos de sus hombres y se sentó en una arcón depositado en la arena; mientras los tripulantes se afanaban en las tareas de desembarco el herido se dedicó a contemplar el bosque, distante unos doscientos pasos, por eso fue el primero que los vio. Unos hombres de pequeña talla y piel color del bronce comenzaron a emerger de la fronda y a acercarse lentamente, mientras observaban fijamente y con obvia curiosidad a los marinos y sus desplazamientos. Uno de los recién llegados estaba recubierto por lo que parecía la piel de un animal de color anaranjado pero cubierta de extrañas manchas; el jaguar americano no se encontraba entre las fieras conocidas por Bjarni, de modo que éste lo observó extrañado. En ese momento Knut divisó a los visitantes, y alarmado por todas las experiencias previas gritó a los marinos.
-¡Skraelings! ¡Pronto a las armas!
-¡Alto!- La voz de Bjarni se oyó en medio del silencio producido por la sorpresa.- No parece que vengan con propósitos de atacarnos.
Laboriosamente se levantó de su improvisado asiento a pesar del dolor que le producía la herida, y se acercó al hombre recubierto por la piel, que le pareció el jefe de la comitiva que había aparecido en la playa. El hombre llevaba, aparte de la piel que tanto llamaba la atención de Bjarni, un tocado de plumas de ave en la cabeza. Aunque los demás nativos también portaban estos tocados, eran mucho más sencillos que el del presunto jefe, que además llevaba una especie de bastón enjoyado en su mano; Bjarni no vio en el objeto ninguna utilidad como arma, de modo que presumió que se trataba de un objeto ceremonial, quizás con el propósito de evidenciar su posición de mando.
El hombre se acercó a Bjarni y le tocó el pecho en un gesto de exploración. Alarmado Knut levantó su hacha pero Bjarni lo paró con un gesto de su mano la que a su vez acercó al tocado de plumas del indígena, el que sonrió, sin duda interpretando que el gesto del noruego indicaba admiración.
Al relajarse las tensiones ambos conjuntos de hombres se aproximaron.
Aunque los noruegos no tenían forma de saberlo, habían llegado a la Península de Yucatán en cuya zona norte se hallaba en su apogeo el reino de Uxmal, situado en el actual Estado de Mérida. Uxmal pertenece al período clásico maya extendiéndose al posclásico. Para la época del arribo de los navegantes la zona había sido conquistada por emigrantes nahuas, procedentes del Altiplano Central de México, los que introdujeron sus hábitos religiosos y el culto a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada; por ello la región estaba en un período de cambio cultural y político. La zona a la que habían arribado era el litoral oceánico que estaba bajo el dominio de Uxmal.
Ya habían estado tres meses en el pequeño poblado de casas de estuco y madera con techos de palma, compuestas en lo general de los dormitorios, la cocina y un almacén, con otras dependencias como baños y talleres situados en el exterior de las mismas. La población era de unas doscientas personas, que se dedicaban a cultivar pequeños huertos, en general de baja productividad por la sobreexplotación de la tierra.
Ya habían comenzado a entenderse en forma rudimentaria por señas y algunas palabras mayas que los marinos habían aprendido. El jefe de la aldea llamado Quecholli, que era efectivamente quien los había recibido en la playa vestido de jaguar, les había destinado un par de chozas que los noruegos habían ampliado, y les había cedido a un par de hombres para ayudarlos en sus menesteres. Varios de los miembros de la tripulación habían tomado mujeres de la aldea como compañeras y estaban construyendo sus propias chozas en zonas un poco más apartadas.
Bjarni, ya totalmente repuesto de su herida, aunque el brazo izquierdo no tenía la misma movilidad anterior, era aceptado en la casa de Quecholli y participaba de los eventos que éste organizaba en ocasión de las visitas de personas del interior, obviamente sujetas a su señorío, quienes le llevaban diversos alimentos y objetos, sin duda en carácter de diezmo o impuestos.
La hija mayor de Quecholli, una bonita joven llamada Mactzil estaba evidentemente interesada en Bjarni, quien era unos veinte años mayor pero añoraba como todos sus compañeros la compañía femenina. Las penurias pasadas desde la lejana partida de Groenlandia y los enfrentamientos armados con los skraelings de Markland eran ya un recuerdo borroso para los nórdicos que habían sido acogidos con tanta hospitalidad.
Bjarni exigía a sus hombres que mantuvieran su estado físico y realizaban prácticas de combate en forma semanal. Asimismo habían reparado el drakkar con el que salían a navegar por las costas aunque sin alejarse mucho.
En una de esas oportunidades estaban llegando de regreso a las playas donde habían arribado la primera vez cuando el joven Tore indicó a sus compañeros una columna de humo elevándose por encima de las copas de los arboles más altos del interior.
-¡Viene de la aldea!- Exclamó alarmado Knut.
Aunque venían navegando a la vela hasta ese momento, Bjarni dio orden de tomar los remos para apresurar el regreso y averiguar la razón del fuego.
Cuando atacaron en la playa el olor a quemado llegó a sus fosas nasales. Bjarni se alegró de haber llevado sus armas en la embarcación.
-¡Síganme!- Dijo mientras partía a la carrera por la arena hacia el interior.
Al llegar el corazón se le estrujó. Parte de la aldea estaba en llamas, cuerpos yacían desparramados por el suelo, mientras unos guerreros desconocidos con sus cuerpos pintados de negro con cenizas perseguían a los pobladores desesperados.
-¡A ellos!- Gritó Bjarni mientras avanzaban a la carrera sobre el campo de batalla. Los agresores no esperaban ser atacados desde sus espaldas y desde el principio no pudieron oponer resistencia a la formidable carga de los vikingos armados de espadas y hachas de metal y provistos de escudos circulares que les defendían de las rudimentarias armas de madera y piedra de sus rivales. La ola de los nuevos participantes en la contienda iba avanzando dejando detrás de sí un tendal de enemigos caídos cubiertos de sangre. Finalmente los atacantes remanentes quisieron darse a la fuga pero fueron perseguidos y exterminados sin piedad por los noruegos y los defensores de la aldea que habían visto llegar el arribo providencial de aquellos.
Al terminarse la refriega Quecholli, que había quedado muy herido, juntó sus fuerzas para ir a recibir a sus providenciales salvadores. Se acercó a Bjarni y se puso de rodillas frente a él y luego su frente tocó el suelo, en una evidente señal de sometimiento. La razón era evidente, sin la llegada de los marinos la totalidad del pueblo hubiera sido arrasada y sus habitantes muertos.
Bjarni miró nerviosamente en su derredor explorando los rostros de los pobladores que comenzaban a regresar a la aldea de los bosques vecinos donde se habían refugiado. Al ver a Mactzil entre la multitud su gesto se relajó. La muchacha vino corriendo a los brazos de su padre y luego a los de Bjarni, que la estrechó con fuerza.
Al hacer el balance del combate determinaron que cuarenta y dos aldeanos, incluyendo la mayoría de los defensores había muerto; otros cincuenta se hallaban heridos y la mitad del poblado había sido incendiado y sería necesario reconstruir las viviendas; Tore había recibido heridas leves. Los atacantes habían dejado setenta y dos caídos, entre los muertos en combate y los luego rematados por los pobladores llenos de odio.
Esa noche Bjarni y Mactzil durmieron juntos por primera vez, con el consentimiento de Quecholli.
Con su lenguaje de señas y palabras de ambos idiomas intercaladas, el vikingo y la muchacha habían comenzado a comunicarse en forma elemental pero efectiva.
La joven le explicó que el ataque había sido protagonizado por los xiues, invasores procedentes del norte que habían ido subyugando a todas las aldeas del reino de Uxmal, con frecuencia exterminando a los pobladores mayas originarios, quemando sus poblados y apropiándose de sus mujeres y huertos.
Poco a poco Bjarni fue entendiendo el rol que él mismo y sus hombres tenían en el imaginario de los aldeanos de origen maya, y que explicaban la recepción que se les había brindado. La religión maya estaba basada en varios dioses, uno de las cuales era Kukulkán, la Serpiente Emplumada, una de las deidades más frecuentemente adoradas en México y América Central, con ese nombre u otros alternativos como Quetzalcóatl.
Según las leyendas mayas Kulkulkán había arribado a Yucatán procedente de algún mítico sitio más allá del océano y había procedido a fundar el pueblo maya. Sus características físicas respondían a las de los escandinavos por su gran talla, su físico robusto, su cabello y barbas rojas y su gran violencia en el combate. La posesión de las mortíferas armas de metal había probado a los aldeanos de la procedencia divina de sus visitantes, los que además eran conscientes que debían sus vidas a la oportuna llegada de los extranjeros.
Bjarni y la muchacha hicieron el amor durante toda la noche y el día siguiente, terminándola de convencer de la naturaleza sobrehumana del hombre.
A los dos días Quecholli se acercó a la choza ocupada por su hija y el extranjero. Su semblante era serio y era evidente que su presencia tenía una motivación trascendente. A través de Mactzil le hizo entender que deseaba que Bjarni le acompañara, pues tenía el propósito de mostrarle algo muy importante. El diálogo, traducido en ambos sentidos por la muchacha fue el siguiente.
-¿Qué es eso tan especial que deseas mostrarme?
-No te lo debo anticipar. Te lo explicaré cuando lo estemos viendo. Sólo están al tanto de su existencia pocas personas vivas.
-¿Y porque quieres mostrármelo a mí, que soy un extranjero?
-Ya no eres extranjero, al haberte desposado con mi hija. Ahora estás emparentado con el principal clan de nuestra etnia. Pero además, luego de la lucha de días pasados tuve un sueño en el que recibí el mensaje de que tú debías conocer nuestro secreto, pues eres el hombre que deberá defenderlo.
-Entonces quiero que Mactzil nos acompañe, para que ella también lo conozca y me explique de que se trata.
-Imposible. Este secreto es sólo para tu conocimiento. Además, no necesitarás ninguna explicación. Sólo te pido que no comentes nada con tus hombres de esta visita.
A las mañana siguiente temprano salieron los dos hombres, sin que los demás habitantes se percataran de su ausencia. Llevaban agua y comida para dos días, de modo que esto le advirtió a Bjarni que el viaje sería largo. Quellochi caminaba con alguna dificultad por las heridas recibidas en el ataque a la aldea y al noruego le había quedado dolorido el brazo que había recibido heridas en Markland.
Atravesaron grandes distancias del bosque que cubría la zona, el que se iba progresivamente tornando más denso. En oportunidades Quellochi perdió el rumbo y debieron retornar sobre sus pasos.
-He venido solamente dos veces antes. -Explicó.- Con mi padre cuando me trajo a conocerlo, ya que él era mi antecesor como jefe del clan. Luego traje al gran sacerdote de Uxmal que deseaba conocer el sitio.
Esa noche hicieron un campamento en la espesura, encendiendo una fogata para ahuyentar a los predadores. Bjarni se preguntó si los jaguares se encontraban entre ellos.
Al mediodía de la segunda jornada Quellochi se detuvo frente a una colina cubierta de vegetación. La presencia de esa elevación ya había llamado la atención del marino, ya que el resto del viaje se había llevado a cabo en una zona llana, desprovista de colinas.
-Hemos llegado.- Dijo el nativo.
-¿Dónde está lo que deseabas mostrarme? Sólo veo esta pequeña colina.
Como respuesta Quellochi tomó su hacha de piedra y comenzó a raspar la superficie del montículo. Debajo de las enredaderas apareció un área plana de piedra. Lo que llamó la atención de Bjarni fue el aspecto artificial de la misma. Con su espada se unió a los esfuerzos de su suegro y de a poco fue surgiendo una plataforma formada por grandes piedras talladas en forma plana. Las distintas piedras se unían entre sí en forma perfecta a través de angostas ranuras rellenas de tierra y raíces.
Limpiar toda la superficie del montículo hubiera sido una tarea imposible para sólo dos hombres, de modo que Quellochi, una vez captada la atención de su acompañante, se trepó hasta la cúspide de la elevación y recomenzó el trabajo de limpieza. De a poco fueron descubriendo lo que sin duda era una figura antropomórfica, la que luego fue tomando la forma de una cara de perfil tallado en bajorrelieve en la piedra. Luego de un agotador esfuerzo ambos hombres bajaron para descansar en la base. Quellochi dirigió su brazo a la figura que habían limpiado y dijo.
-Kukulkán.
-¿Quieres decirme que éste era un templo dedicado a Kukulkán?
El jefe asintió. Luego de remover parte de la cobertura vegetal de la figura de la parte superior del templo, Quellochi guio a Bjarni nuevamente a la base del mismo. Allí comenzó a excavar en varios sitios hasta que finalmente pareció haber encontrado lo que hallaba en una parte muy cerca del suelo. El marino se unió a sus esfuerzos y pronto dejaron al descubierto unos escalones de piedra.
-¿Pero qué me muestras Quellochi? Estos son sólo escalones.
Efectivamente se trataba de los angostos escalones comunes en las pirámides mayas. El jefe tribal le hizo indicaciones de que siguieran cavando y Bjarni decidió prestarle atención. Poco a poco fueron dejando al descubierto varios peldaños de la escalera que conducía a la cumbre del templo; en un momento Quellochi hizo señas de parar el trabajo, y ante la mirada intrigada del noruego comenzó a rascar con el dedo índice la unión entre dos piedras del tercer escalón. Poco a poco se fue delineando una separación en los peldaños que alcanzaba tanto en longitud como en ancho aproximadamente el largo de un brazo humano. Evidentemente se trataba de un sector separado del resto de la escalera. Ambos hombres comenzaron a empujar hacia adelante ese sector y Bjarni vio con asombro que se desprendía del resto de la escalera dejando a la luz un agujero oscuro aproximadamente cuadrado y perfectamente definido.
Quellochi extrajo una antorcha que traía preparada en su morral y comenzó a frotar dos elementos de piedra para encender fuego. Luego de un largo rato consiguió encender ramas secas y con ellas la antorcha. De inmediato se introdujo en el agujero en la base del templo seguido de Bjarni.
A la luz brillante de la antorcha el marino pudo ver que la angosta entrada se ensanchaba notablemente debajo del nivel de tierra, dando lugar a un túnel donde progresivamente pudieron incorporarse. Bjarni constató por la dirección en