Los Titanes

Por M.A. Spinatelli

Este libro trata de una fantasa mitolgica.
En la mstica tierra donde seres fantsticos son los guardianes del absoluto.
El seor de los abismo a despertado con sus seres infernarles, criaturas de la obscuridad, la guerra ha sido declarada a todas las comarcas que abarca hasta los blancos montes. El gran Titn, intrpido guerrero, hijo de las nubes desciende del altsimo azul, su misin salvar al mundo del caos, conjurar a todos los guerreros que se extienden ms all del horizonte.
Titanes descendern enviados por el prvido Jpiter.
Esta historia llega a nuestro mundo, donde dos personajes humanos son escogidos por las deidades, estos son llevados por un sueo a la mstica tierra; all se encuentran con increbles realidades que deben enfrentar.
Todo este mundo donde la magia es, la sabidura, sus dilogos filosficos; dejando un velo mstico donde el hombre queda en la senda de la duda, de lo real a lo irreal.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 25 nov 2013
• ISBN: 9781463367916

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Copyright © 2013 por M.A. Spinatelli.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2013918153

ISBN:            Tapa Blanda                  978-1-4633-6790-9

                     Libro Electrónico           978-1-4633-6791-6

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Fecha de revisión: 22/10/2013

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En las blancas espesuras de los montes reflejase los pálidos rayos de un sol agonizante, más allá el murmullo de las cascadas donde aguas caen en un monótono quejar de arpegios.

La luz de un relámpago se deslumbra y el intrépido grujir de las matas se oye.

Duende en formas efímeras se aglomeran en un circulo donde solo giran, sus vestiduras parecen alas al viento, sombreritos cubren sus cabezas en forma de cono, de un gris oscuro una melodía los envuelve, todos en un ritual elevan sus voces en una letanía.

Un enorme estruendo se escucha donde toda la tierra treme, asustados con la sorpresa reflejada en sus rostros, no saben que ocurre, indefensos se ocultan entre la espesa floresta.

Una enorme nube se refleja en el cielo de un vivo azul como un cristal, esta va descendiendo a tierra donde destellos de pequeñas estrellitas se abren como pétalos de una flor para luego desvanecerse.

La imagen de un hombre se hace, es el gran Titán hijo de las nubes, guerrero del Olimpo. Fascinados los duendes observan como blancas estatuas, la colosal figura de aquel hombre del espacio, los atemoriza. El gran Titán se inclina ante la mística tierra en una reverencia, es el saludo a la diosa Deméter, la divina de toda la creación. Luego su mirada abarca la inmensidad de aquellos blancos montes, su voz grave resuena en un eco donde todo vibra, fluye en su manifestación.–Yo intrépido guerrero del tiempo llegado del altísimo azul vengo a conjurar a todos los guerreros de estas tierras que se extienden mas allá del horizonte, mi misión es salvar al mundo del caos, titanes descenderán enviados por el próvido Júpiter.

Luego el silencio se hace largo donde la soberana quietud se impone en el lugar.

Los duendes van saliendo de la maleza; el Titán los observa diciéndoles – Vigilen! no olviden que son los guardines de la mística tierra, el mal acecha, el Señor de los abismo a despertado con sus abominables criaturas, vigilen!

Envuelto en el esplendor del azul vivo su figura se desvanece.

Todo el lugar vibra en su intensidad, las aguas de las cascadas se precipitan al rio como notas sutiles de un arpa tocada por mágicas manos, los montes se cubren de un verde luz salpicadas por rojas florecitas como gotas de roció en la nada.

Los duendes aun aturdidos quedan en aquel atardecer donde el único lenguaje fue el hechizo de un silencio.

Todo era regocijo en el despertar de la mañana, los duendes felices con gran algarabía cantan y hacen sus tareas; el murmullo de aguas soñolientas derraman su esencia sobre las abruptas rocas. Atentos en su trabajo arman una tienda para recibir a los dioses guerreros.

A lo lejos ruidos llegan de la floresta, ramas se abren como abanicos y de ella un hombre surge, muy alto y fuerte, su cabello del color del bronce, este le cae sobre los hombros, su aspecto altivo; este se inclina en un saludo ante los duendes, estos responden con un silencio. El joven confuso y admirado por la belleza de aquella tierra y de ver aquellos duendes que indiferentes ante su presencia han quedado.

Con voz vacilante el Gigante les habla–Yo vengo en nombre de las deidades del Olimpo, traído por medio de un sueño, soy de otro tiempo, vengo a reunirme con los titanes guerreros.

Los duendes se miran y murmuran en coro–no es tiempo aun, como humano no deberías haberte adelantado a ellos.

El Gigante consternado ha quedado, su mirada se pierde en los blancos montes, luego camina unos pasos para sentarse en la húmeda hierba.

Los duendes indiferentes, ignorando la presencia de aquel extraño, siguen en su trabajo, como si nada hubiese ocurrido.

Cuando el sol se apaga tras los blancos montes el cielo se cubre de negros nubarrones, el viento agita sus alas en su fuerza donde la naturaleza se doblega. La luz de un intenso azul se abre entre la oscuridad de las nubes, la forma de una estrella aparece, sus puntas se abren en ángulos a medida que va descendiendo a tierra.

Absortos los duendes y el Gigante ante aquel fenómeno.

Al posar su luz se hace más intensa y de ella surgen los titanes, eran reales, no un sueño, venidos del altísimo azul.

Maravillados ven aquellos guerreros enviados por el próvido Júpiter. Los titanes se inclinan a la madre tierra en una reverencia, es el homenaje a la divina Deméter, diosa de toda la creación, los guerreros forman un circulo y con voz unísona dicen –todos somos uno–luego se apartan y dando un paso al frente se van pronunciando.–Yo Hermes que lego la sabiduría a los hombres a través de los siglos.–Yo Prometeo el que robo el fuego del cielo y hoy perdonado.–Yo Orfeo el poeta que con mi lira las aguas se detienen en su curso y las fieras se amansan.–Yo Hércules con el poder de la fuerza donde ningún obstáculo se impone.

–Yo Apolo hijo del sol donde toda sombra huye.

–Yo el gran Titán que guía a los ejércitos del altísimo, hijo de las Nubes; con mi espada de fuego. Hemos venido a la mística tierra con una misión, salvar este mundo del horror, donde el caos se ha desatado. Luego levantan sus espadas donde sus miradas se elevan al altísimo y todos en coro repiten—todos somos uno—

Nuestra batalla será combatiendo al señor de los abismos, este ha despertado con su ejército de las profundidades mas tenebrosas, los abominables y otras criaturas que ya rondan por secas tierras.

El Gigante más alejado muestra su admiración y asombro ante aquella escena, sus pensamientos fluyen voraces llevándolo a la confusión, el tan solo un humano en aquel mundo desconocido y fantástico.

El gran Titán lo observa, su penetrante mirada lo inhibe, la voz hermética del guerrero le llega como un eco lejano, diciendo–humano que vienes de otra dimensión, transportado por medio de un sueño, elegido por el próvido Júpiter, tu misión será luchar junto a nuestros hermanos titanes. Combatiremos al poder del señor de los abismos y sus abominables criaturas, siervos del mal.

El gigante inmutable no se atreve hablar, sus pensamientos confusos, donde se pregunta, todo esto es un sueño, o delirio de la