La Pareja Perfecta

Por Valentín López

Con sabidura se puede acercar a la perfeccin pero nunca llegar, pues esta no es finita. La perfeccin es un estado del ser y no mental, adems es diferente para cada persona.
Es la imperfeccin la que hace que la vida sea maravillosa, misteriosa, interesante y necesaria. La diferencia en opiniones, creencias, gustos, percepciones son bsicas para mantener viva la flama de cualquier relacin.
En el espacio de la conciencia lo perfecto no existe, pues todo lo es. As, en el sol el calor no existe pues todo es caliente y en el mar el agua tampoco existe, slo es.
No intentes encontrar la perfeccin en tu pareja, solo sigue a tu ser que te llevara a ella, ya que la perfeccin existe desde que inicias ese caminar, pues est en ti, siempre ha estado all.
Ama, perdona, se bondadoso.
Concntrate en Dios y la vida, ms que en la propia Iglesia. Ve la vida como un todo, como unidad. T eres parte de ella. No te esfuerces por ser otro, nicamente fluye y s.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 23 mar 2012
• ISBN: 9781463322397

Valentín López

Valentin nació en la ciudad de México en 1964, realizo estudios de Ingeniería Química y administración en el IPN e ITESM en México. Ha colaborado para tres empresas multinacionales y ha ocupado diversas posiciones de nivel dirección, ha viajado por más de 20 países en tres continentes. Su pasión por la lectura lo motivo para escribir y compartir algunas ideas sobre su visión sobre algunos conceptos y leyes universales para entender el verdadero sentido de formar una “pareja perfecta”.

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CONTENIDO

Agradecimientos

El origen de este libro

La Perfección

Fundamentos de la perfección

EL ARTE DE LAS RELACIONES

EL ARTE DE LAS RELACIONES

LAS RELACIONES VITALES

La familia

Las leyes universales de la vida

EPÍLOGO

La separación

La última nota

Agradecimientos

Agradezco con todo mi amor a mi esposa María Elena, por su infinita comprensión ante mis desatinadas ideas sobre la vida y ante mi forma tan cruel de enfrentar la realidad, por los eventos que hemos vivido juntos, por su paciencia, por entenderme y escucharme en los momentos más conmovedores durante nuestros casi veinticuatro años de casados.

A Carlos Valentín y a Crhistian, mis hijos, quienes han sido siempre extraordinarios y han mantenido una calidad humana auténtica, que con su talento artístico y su amor han contagiado de sensibilidad a la familia. A Ana Gabriela, quien ha llegado a nuestras vidas para cambiar nuestra percepción de padres y seres humanos.

A mis hermanos: a Norberto, que con sus primeros años de ejemplo y liderazgo abrió el camino para enseñarme a ser siempre mejor en todos mis asuntos personales; a Alicia, quien con su fortaleza me mostró que todo es posible en esta vida; a Cande, que con su cambio de pensamiento hizo que la expresión del amor se transformara; a Irma, por su valentía y coraje para realizar lo que todo mundo critica, porque al final sólo cree en ella y en lo que piensa.

También a Marisol, por su bondad y su paz; a Azucena, que con su magia avanza sin alardear en el andar de la vida; a mi padre, a quien veo como el ser que siempre tuvo palabras de aliento y amor; a mi madre, que en paz descanse, quien me dio las alas para volar y el espíritu sensible hacia los cosas intangibles; a mi hermano Alfredo, que con su joven sabiduría me iluminó para romper los esquemas y, así, poder aventurarme más allá de mis alcances.

A mis amigos del trabajo, con quienes he aprendido y convivido por más de 20 años: Patricia Villar, Arturo Camacho, Alejandra Gutiérrez, Gastón Garduño, Sunil Shenoy, Marisa Domínguez, Ricardo Cadena, Aimé Rangel, Verónica Pozos, Edith González, Luz María Lemus, y todos aquellos que me inspiraron para la creación del presente libro.

El origen de este libro

En la sala ejecutiva de una de las líneas aéreas más importantes de México, observaba que la gente tenía algo en común: todos estaban concentrados en sus computadoras o con una Blackberry, leían, enviaban mensajes y hacían llamadas telefónicas. Parecía como si sólo hablaran o pensaran sobre negocios. Nadie hablaba de su familia o de sus hijos ni mucho menos de lo buena que es la vida o lo felices que habían estado el fin de semana anterior. Sería inadecuado no hablar de negocios, pensé. Cualquier persona en esa sala podría considerarse ocupada y preocupada, pero desenfocada del verdadero motivo de la vida: aprender a vivir.

Trabajé en un corporativo en New Jersey, ahí el ambiente no era muy diferente: todos siempre estaban concentrados en sus tareas, había pocas oportunidades de intercambiar ideas y vivencias familiares. Las explicaciones a esas actitudes quizá tenían que ver con la cultura y con códigos de ética mal enfocados

Seguí observando dentro de la sala de espera, contemplaba los rostros cansados de la gente, con miradas agobiadas y angustiosas, estresadas y con poca alegría en su expresión. Hasta diría que en esa sala se percibía un ambiente pesado, con vibras negativas.

Simplemente mi ser sabía que no quería ser como ellos ni pertenecer a ese mundo vacío, lleno de deberes relacionados con el avance profesional y con poca atención a los asuntos importantes y transformadores.

Es aquí donde finalmente decidí hacer realidad mi pensamiento, compartir mis ideas no únicamente con mis amigos, sino con todos aquellos que en algún momento de mi vida los consideré antipáticos, o que jamás me han aceptado. Pero más importante aún es compartir mis reflexiones con mi esposa Malena, mis hijos Carlos Valentín y Crhistian, y con mi hija Ana Gabriela.

Este no es un libro perfecto, ni tiene esa intención, más bien es un libro para compartir ideas y sentimientos, es un camino para entender que la perfección está en la imperfección y viceversa.

La Perfección

Fundamentos de la perfección

La esencia de la perfección

Cuántas veces hemos pensado en la perfección de las cosas, de una pareja de novios o de esposos, de una amistad entre dos amigos o amigas, o en la que existe en el trato ejemplar entre padres e hijos. Todas estas relaciones funcionan o dejan de hacerlo por principios, creencias, valores o reglas universales.

No importa qué tan bien o mal te lleves con tu pareja, lo cierto es que esa relación es la manifestación de ti mismo. Eres parte de este vínculo y al ser parte, tú estás en él y por lo tanto eres responsable de todo aquello que enriquece o empobrece la relación.

También es cierto que si la relación con tus padres y hermanos es ejemplar, será un hecho que la relación con tus amigos, amigas, colegas de trabajo, novia, novio, esposa o pareja, tendrá más posibilidades de ser exitosa, aunque nunca perfecta.

Frecuentemente, podemos tener buenas relaciones con la mayoría de las personas pero no con nuestra pareja; pueden existir diversas razones, pero si consideras que tú has hecho lo que te corresponde, como ceder, perdonar, evitar, disculpar, y has sido flexible pero la situación sigue siendo la misma, entonces cambia de pareja. Tu pareja no cambiará, si eso es lo que esperas. De otra forma, acepta a tu pareja con toda su bola de incertidumbres y angustias y aprende a vivir de esa manera.

Cuando observas a una persona que es conflictiva en su trabajo, seguramente ha actuado del mismo modo con su familia y con su pareja, ¿cuál será el acto de magia que lograría que esta persona conflictiva no lo fuera con su pareja? Por supuesto que ninguno, lo que pasa es que esta persona está llena de amargura, enojo, envidia, y seguramente eso es lo que irradiará; en cambio, una persona feliz emitirá felicidad, buena vibra y energía positiva, no hay más.

Si sufres con alguien es porque quieres. ¿De qué otra manera te lo pueden decir o cómo lo quieres escuchar? Repito, sufres porque quieres. No busques respuestas diferentes, si estás sufriendo con alguien, déjalo. Es cierto que nadie te hace sufrir, pero también es cierto que nadie te hace amar, por lo tanto, tú amas o sufres porque tú lo deseas. El éxito de las relaciones es parte del éxito en la vida y es el camino para una vida llena de abundancia material y espiritual.

El concepto perfección es parte elemental en el pensamiento de una pareja y por supuesto en el éxito o fracaso de su relación; asimismo, podemos afirmar que la perfección es relativa en este nivel de conciencia, donde el pensamiento manda y la conciencia se somete; además de que no puedes verla, sólo puedes vivirla. La perfección es percibida en forma diferente por cada individuo y como tal debe aceptarse.

Ésta sólo existe cuando se asciende a otro nivel de conciencia o de energía, donde la presencia es, donde el nivel de vibración se manifiesta en la forma que es y no se altera por diferencia de opiniones, pues éstas no existen.

El camino hacia la perfección

¿Cuántas veces al día o a la semana hablamos de perfección? Sin duda es una palabra con un gran significado. La perfección es algo natural y al ser natural es generada de forma espontánea, sin embargo, para entenderla hay que mirarla desde una perspectiva holística, como un todo, nunca en partes. Cuando contemplamos una flor recién abierta podríamos coincidir en su perfección, sin embargo, al mirarla después de varios días coincidiríamos en que marchita luce fea e imperfecta.

Hay que notar que una misma cosa puede lucir de maneras distintas en tiempos diferentes. La perfección es un estado inestable en este plano de conciencia, sólo existe en momentos como lo hace la plenitud, es un estado mágico, es un algo subjetivo, poco sensorial pero muy significativo. Si partimos del hecho de que el universo es perfecto, entonces todo lo que está contenido en él es perfecto. No puede existir permanentemente algo imperfecto dentro de lo perfecto, el universo se renueva en forma continua y siempre persigue el equilibrio.

A su vez, nuestro planeta es perfecto, existe todo, absolutamente todo lo que se necesita para la materia viva y no viva, es casi imposible decir que existe imperfección en nuestro planeta. Los seres humanos afectan el equilibrio del planeta pero la tierra lucha continuamente por mantener el equilibrio: temblores, lluvias, huracanes, calentamientos y todo tipo de fenómenos naturales ocurren con la intención de recuperar el terreno perdido con la raza humana.

Si hablamos de un ser humano, sabemos que es perfecto desde su concepción, que la forma en que es creado uno a uno es impresionante. Tal es la perfección, que todavía no existe máquina capaz de reproducir la capacidad de un ser humano, ni siquiera la de un órgano vital. Nuestro cerebro está hecho a la perfección, su capacidad es inmensa, gracias a él existen las actividades sensoriales, motoras y de integración, fundamentales para el cuerpo humano y sin las cuales se consideraría un vegetal. Entonces, si el cerebro es perfecto ¿por qué nuestras actitudes, acciones y emociones no lo son? Difícil respuesta.

Lo cierto es que la diversidad de pensamientos y actitudes, la intensidad y variedad de emociones, es lo que hace perfecta a una persona. La naturaleza sabia nos hizo únicos, nos hizo diferentes y eso es parte de la perfección humana, cada quien percibe un mundo diferente, cada uno percibe los olores, los colores, la temperatura, los gustos y preferencias sobre ciertos alimentos en forma diferente. Gracias a esta perfección existe la diversidad, existen puntos de vista diferentes y esto verdaderamente es enriquecedor y estupendo. No podría imaginar a una gran empresa de computadoras haciendo el hardware y el software de cada aparato de manera diferente, sería una locura, una fortuna, simplemente sería inconcebible. Para el caso de una simple computadora, la similitud es perfección, para el caso de un ser humano, la diversidad es perfección.

El cerebro es el sistema operativo del ser humano en donde se corren los programas, se envían señales, se coordinan movimientos, se procesa información y se arrojan respuestas. El ser humano funciona de forma similar a una computadora. Imagina una computadora nueva sin ningún tipo de programa cargado, es muy probable que la capacidad de la máquina esté limitada sin estos programas y sea ineficiente, pero no por ello deja de ser perfecta. En un ser humano los programas se van cargando con el tiempo, pero éstos son dinámicos y se van ajustando de forma automática de acuerdo con el nivel de aprendizaje y experiencia vivida, este dinamismo permite que a lo largo del tiempo, algunas creencias cambien y otras se mantengan.

Si un niño naciera aislado en sus primeros años de vida, seguramente la velocidad de procesamiento de datos sería muy lenta en comparación con un niño expuesto a la sociedad de la tecnología en la que vivimos. Las creencias de ambos niños serían totalmente distintas, los criterios crearían una diferencia abismal y esto haría que los cerebros funcionaran de forma diferente, pero a pesar de ello, no dejarían de ser perfectos.

Los pensamientos cambian y pasan de imperfectos a perfectos y viceversa. Esto depende de su estado y de todo aquello que acontece en un momento determinado. Esos pensamientos también son influidos por la historia de la persona y fuertemente por su adn. La genética reproduce pensamientos originados por vivencias de antepasados, así como sucede con gestos o hábitos heredados y con rasgos físicos similares entre abuelo y nieto.

La pareja perfecta

La aseveración no hay pareja perfecta es una realidad. Sólo hay parejas con diferentes historias y realidades o niveles diferentes de desarrollo y evolución. Cada pareja tiene una historia diferente, es única y especial, eso ya es divino.

La pareja perfecta no existe ni existirá bajo nuestro contexto de vida y valores. Por otro lado, las parejas perfectas deberían existir como una consecuencia natural de nuestra perfección individual y colectiva, sin embargo, nosotros mismos no somos naturales porque caminamos en sentido contrario a nuestra propia naturaleza: cuando crecemos nos vamos separando de nuestra esencia original; es decir, de nuestra vida infantil, por lo tanto, no aceptamos que nuestra pareja sí sea perfecta.

Es por ello que, si individualmente somos perfectos, entonces tendríamos que ser perfectos como pareja, pero al carecer de autenticidad solamente fingimos, complacemos, mentimos y tratamos de evitar verdades que causen dolor y es entonces como vivimos en una falacia y hacemos aún peor la relación de la pareja.

El amor de pareja existe en el principio y el fin, el problema es que estamos ciegos y buscamos el amor en lugares y tiempos diferentes a los que vivimos y con personas que no están con nosotros.

Nos enamoramos en un inicio de alguien maravilloso y cuando se va por algunas diferencias que existen, nos damos cuenta de que, a pesar de que lo amábamos, ya es demasiado tarde para reparar cualquier daño profundo que se hubiera causado, es entonces cuando el amor de la pareja se termina.

Analicemos el concepto de perfección desde su