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Situación Y Problemática Lingüística En La Traducción Del Náhuatl Al Español En Morelos
Situación Y Problemática Lingüística En La Traducción Del Náhuatl Al Español En Morelos
Situación Y Problemática Lingüística En La Traducción Del Náhuatl Al Español En Morelos
Libro electrónico125 páginas1 hora

Situación Y Problemática Lingüística En La Traducción Del Náhuatl Al Español En Morelos

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Este libro va dirigido a todos aquellos estudiantes de lenguas o de traduccin, acadmicos,
traductores, amantes del nhuatl y, por supuesto, a los hablantes de esta maravillosa
lengua que quieran volver a recordar y seguir enriqueciendo sus conocimientos sobre lo
que encierran esta cultura y lengua vernculas. Este libro ha constituido para m un desafo,
porque pese a que es vasta la informacin sobre la historia, fi losofa y lengua nahuas en
estados como Guerrero, Puebla, Veracruz, Distrito Federal, etc., me cost trabajo encontrar
sufi ciente informacin de aqu de Morelos. Sin embargo, vali la pena el esfuerzo para
recopilar una parte y crear esta obra. Uno de los aspectos importantes de este libro estriba
en la explicacin de cmo se podran traducir los poemas, leyendas y cuentos en nhuatl
de manera que no pierdan el sentido del mensaje original, pero que a su vez sean claros
y se ajusten al mundo extralingstico y lengua actual para su comprensin.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento5 mar 2012
ISBN9781463316068
Situación Y Problemática Lingüística En La Traducción Del Náhuatl Al Español En Morelos
Autor

Luz María Cervantes Guzmán

Nací el 22 de septiembre de 1984 en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. Mis padres son Ismael Cervantes Pérez y Luz María Guzmán García y soy la primogénita de 3 hermanos. Mis estudios primarios fueron en el Colegio Morelos. Luego ingresé al Antiguo y Benemérito Colegio Santa Inés donde cursé la secundaria. Durante mis estudios en esta institución desarrollé habilidades en el campo de la música y la danza. Formé parte de la estudiantina y el coro del colegio presentándonos a los respectivos concursos a nivel local, y no hubo ningún evento cultural y dancístico al que no acudiese. Al terminar mi tercer año de secundaria me incliné por los idiomas y la gastronomía. Me decidí a estudiar un diplomado de gastronomía en la Escuela de Gastronomía Cultures, al mismo tiempo que tomaba un curso de francés en la Alianza Francesa de Cuernavaca. Ahí gané un concurso de gastronomía junto con mi grupo con el postre llamado “mousse à la mangue” en el evento de la conmemoración de la revolución francesa. Al terminar mi diplomado realicé la preparatoria abierta, y al mismo tiempo tomé un curso de italiano en el Angloamericano de Cuernavaca. Viendo que crecía cada vez esa cosquillita de estudiar algo relacionado con los idiomas, decidí estudiar la Lic. en Idiomas con especialización en traducción e interpretación en el Centro Universitario Angloamericano de Cuernavaca en 2006. Durante mis estudios superiores se me presentó la oportunidad de certifi carme en inglés, francés, italiano y alemán. Como amante de la danza nunca dejé de aprender nuevos ritmos y técnicas e ingresé a la Academia “Mareva” de Cuernavaca en el 2007, y ahí quedé embelesada con los bailes tahitianos y hawaianos. Me presenté con la academia varias veces en el Teatro Morelos y el Teatro Ocampo. Varios meses después me empecé a interesar por la danza del vientre, y fue entonces cuando dejé las maravillosas aparimas tahitianas y las melodías hawaianas por la sensualidad del bellydance ingresando en el 2009 al estudio “Hafl a” de Cuernavaca. Al concluir mis estudios universitarios me llamó la atención el origen y trayectoria de las lenguas indígenas de Morelos, en especial el náhuatl, como tema para mi tesis. Posteriormente en agosto de 2011 me titulé con mención honorífi ca al presentar mi tesis intitulada “La situación y problemática lingüista de la traducción del náhuatl al español en Morelos”.

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    Situación Y Problemática Lingüística En La Traducción Del Náhuatl Al Español En Morelos - Luz María Cervantes Guzmán

    Índice

    PRÓLOGO

    INTRODUCCIÓN

    CAPÍTULO I

    CAPÍTULO II

    CAPÍTULO III

    CAPÍTULO IV

    CONCLUSIÓN

    ANEXOS

    BIBLIOGRAFÍA

    A mis padres por creer en mí y por haberme

    brindado su apoyo incondicionalmente.

    A mis hermanos Ma. Gabriela e Ismael con todo cariño.

    A mis profesores de la carrera de Licenciatura

    en Idiomas por su comprensión y apoyo.

    A mis asesores Mtra. Marta Pou Madinaveitia,

    C. Marco Antonio Tafolla y Mtro. Juan Nicanor Nájera Alarcón

    por haberme brindado sus valiosos conocimientos,

    así como su tiempo y esfuerzo.

    Gracias

    PRÓLOGO

    La sangre azteca que por nuestras mexicanas venas corre suele opacar en nuestra conciencia colectiva el vestigio cultural de una civilización que en su momento fue grande y esplendorosa en los alrededores del desaparecido lago de Tezcoco, la cultura tolteca; habría mucho qué decir en torno a esta civilización, pero para lo que nos interesa en este breve, he de mencionar sólo su inicio, su época de esplendor y su misterioso desvanecimiento humano y animal.

    Había una vez un grupo de peregrinos que llegaron de no se sabe dónde y se establecieron en un lugar incierto ubicado por algunos historiadores en Panutla, mientras que otros lo centran en lo que ahora es Tampico, pero otros lo sitúan en la Huasteca potosina y alguien más en el ahora Estado de Morelos, por lo que sea, ese lugar, si bien no tiene una ubicación cierta, sí goza de un nombre en el que concuerda una mayoría de arquéologos: Tamoanchan, ahí se asentó eventualmente este grupo humano para pasar después a Tula y de ahí a Teotihuacan, aunque otros investigadores mencionan que fue al revés: de Teotihuacan a Tula, mas de cualquier modo, lo importante aquí es mencionar que ese grupo de peregrinos, guiado por su dios Quetzalcoatl, llegó, se estableció y extendió por el territorio del valle de México hacia los siglos V-IX de nuestra era, se organizó política y socialmente, recreó su espacio y ambiente, construyó verdaderos monumentos arquitectónicos y pictóricos dignos de admiración, algunos de los cuales permanecen aún en nuestros días y después, como por abducción extraterrestre, desapareció dejando, en herencia para quien llegara a ocupar nuevamente ese lugar, todo lo que pudieron hacer; ¿qué pasó? ¿A dónde se fueron? ¿Por qué? Son preguntas que a la fecha no pueden ser resueltas satisfactoriamente.

    La milenaria cultura de la que en el párrafo anterior se ofrece una somera monición en forma de cuento o leyenda es la ya mencionada cultura tolteca. "Tolteca: artista, discípulo, abundante, múltiple, inquieto. El verdadero artista: capaz, se adiestra, es hábil; dialoga con su corazón, encuentra las cosas en su mente…", nos describe Miguel León Portilla acerca del vocablo nahua toltécatl, artista porque sabe modelar las cosas que toma entre sus manos de tal manera que, al transformarlas, deja maravillados a quienes contemplan la obra; discípulo, como heredero de la doctrina y enseñanza del dios Quetzalcoatl; abundante, inquieto, prolífico como fruto del diálogo sostenido con su propio corazón, que ha rumiado, sugiere León Portilla, el legado espiritual del mundo náhuatl, transformándose el mismo artista en un yoltéotl, corazón endiosado. He aquí en apretado resumen la esencia de la toltequidad, característica de la que viene a cuento hablar aquí dado que es el seno en el que se gestó el idioma que es el centro de atención en este libro: el idioma náhuatl, que como el sonido claro y puro del paso del agua expresa en alto la mística percepción del hombre nahua respecto del cosmos: lo divino, lo humano y lo que no es humano ni divino que sirve de mucho para representar a los dos anteriores, recordemos a propósito de esto último, por ejemplo, a Quetzalcoatl, nombre del místico y mítico personaje en el que confluyen los nombres de dos animales, uno de aire y otro de tierra -cielo y suelo unidos bajo la conexión de dos nombres dados a dos animales-, el quetzal y la serpiente, encarnando lo humano y lo divino a la vez, lo terrestre y lo celeste, dando lugar y paso a lo que los cristianos llamaríamos perfecto, santo, sagrado.

    Desvanecidos los toltecas en el tiempo y el espacio, años después llegaron los aztecas, otro grupo de peregrinos que acudió tarde a la repartición del territorio del valle de México (ca. s. XIV d.C.) pero que supo movilizarse y formar alianzas con los pueblos vecinos de tal manera que en pocos años pasó a ser, de un pueblo arrimado que nadie quería, a lo que ellos concibieron como El Pueblo del Sol, con dominio más o menos desde el actual San Luis Potosí por el norte de México hasta el actual Nicaragua por el sur y de costa a costa. Con respecto a lo que inicialmente sugiero hablando de los aztecas, es de reconocerse que gracias a su permisividad, a su valoración o a su espíritu parasitario, se puede tener noticia de lo que hubo anteriormente a ellos en Mesoamérica. Es sabido que su propia cosmovisión los llevó a destruir la memoria histórica de los pueblos vencidos y aún la suya propia prestos a elaborar otra cuya novedad era un mexicacentrismo, es decir, una historia donde figurara el pueblo azteca como algo sumamente destacado, imponente Pueblo del Sol. Pues bien, a pesar de esa destrucción de códices y todo lo que hablara de historia anterior a ellos, fueron preservados algunos elementos, y es precisamente esta actitud la que califico como permisividad, mas su espíritu parasitario lleva en consecuencia la valoración de todo aquello que les pareció útil para sus fines: construcciones, pictografía, mitos, leyendas, instrucciones morales, educación, etc., y que ya estaba a disposición de ellos, recordemos aquí, por ejemplo, la ciudad de Teotihuacan, ciudad deshabitada a la llegada de los aztecas, o las ciudades de Tezcoco, Huexotzinco o Cholula, verdaderos centros de sabiduría y/o ceremoniales. Bien podríamos decir que independientemente del grupo denominado mexica o azteca, tenemos mucho de lo cual enorgullecernos, algo que es mucho más que la sangre guerrera y valerosa de aquellos: la sapiencia, la creatividad, la cuenta de los tiempos, la nobleza moral transmitida, como se ha dicho, por el lenguaje cuyos rasgos están siendo felizmente desenterrados y/o sacados de las entrañas del tiempo y del espacio.

    Me parece sumamente alentador que las nuevas generaciones de investigadores –como Luz María Cervantes- tengan a bien revalorar en su justa dimensión nuestro pasado indígena, ello –de alguna manera u otra, tarde o temprano- les conducirá y nos ayudará a sus lectores a comprender algunos rasgos de nuestro ser cultural, al menos en la parte central de nuestro país, por su calidad que justifique una mejor forma de vida, quizá incorporar algunos otros y, por último, resignificar algunos de los hábitos nuestros en los que se encarnan reminiscencias de lo antiguo, como el sincretismo religioso, por ejemplo, característica por la que no tenemos problema en mezclar elementos provenientes de una cosmovisión con elementos contradictorios al mismo, como ha sido el caso hasta nuestros días de incorporar nuevas divinidades al panteón propio, hecho que ya se practicaba desde antes de la conquista española y se sigue realizando, pensemos, por ejemplo, en el culto a la santa muerte combinado con la veneración a san Judas Tadeo, lo primero va contra la doctrina cristiana en general y lo segundo que proviene del cristianismo católico pero cuya combinación de cultos no encuentra mayor objeción sobre todo entre grupos de personas que simple y sencillamente dan rienda suelta a su poca instruida espiritualidad.

    Desde mi punto de vista este libro es un excelente pretexto para que el lector contemple destellos del mundo náhuatl conservado desde el periodo mesoamericano inmediatamente anterior a la conquista española hasta nuestros días, pues, como dice Luz María al inicio de su libro, aún hay comunidades de lengua y cosmovisión nahuas –por ejemplo Tetelcingo-, así como estudiosos de renombre –v.gr. Ángel María Garibay y León Portilla.

    Sin más preámbulos pues y para dar paso a la lectura y el deleite de este trabajo, concluyo esta breve presentación felicitando en mucho a Luz María por dos razones: la primera tiene que ver con su decisión de ponerse a investigar, sintetizar y escribir con gran parte de la seriedad que su persona le permitió; esto es algo que ya casi no veo entre los estudiantes de últimos cursos y próximos a la titulación que prefieren vías relativamente más fáciles para obtener el grado académico correspondiente; segunda razón: por haber abordado el tema que abordó, a saber, el tema de la cultura náhuatl a través del idioma procedente de la misma conectado, según su creatividad, con la traductología. Enhorabuena por esta nueva escritora y le deseo éxito no sólo en este proyecto

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