Promisorio Destino
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El autor analiza con vehemencia el desbarajuste social de la humanidad; y centra su sentir en encontrar con ayuda de la ilusin, un sendero promisorio que la ubique dentro de un nuevo destino.
Esa obra junto con INCIERTO DESTINO Y ACIAGO DESTINO libros continuados del mismo autor, caminan dentra de la sencillez desplegando el valor y la moral; para que en algn momento puedan servir a los educados de la naciones, a encontrar el nuevo orden que la sociedades estn necesitando.
Yo tuve un sueo.Un mundo ordenado y maravilloso, surgi de la esperanza y del amor.
Entonces, todo fue mejor.
Alfonso Gallego Herrera
Colombiano. Estudios: colegio militar cooperativo, colegio Virrey Solís, colegio Antonio Nariño de Bogotá y Universidad de Santiago de Cali. Casado con seis hijos. Titulo: periodista, sin ejercer. Emigrante nacionalizado y apasionado por el tema extraterrestre. Tres de los ocho libros escritos “incierto destino”, “aciago destino” y “promisorio destino”, hacen un seguimiento respetuoso al tema seres de luz. Con mucha humildad cultivé la pasión por escribir, no fue fácil, sin títulos, herencia ni patrimonio, la responsabilidad del hogar se impuso, más sin embargo, le quite tiempo al tiempo para liberar mi pasión. Si soy digno de escribir mi autobiografía, también lo puedo ser para escribir mi epitafio: Aquí yace quien logró liberarse de lo que no le servía.
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Promisorio Destino - Alfonso Gallego Herrera
Copyright © 2011 por Alfonso Gallego Herrera.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2011913467
ISBN: Tapa Dura 978-1-6176-4776-5
ISBN: Tapa Blanda 978-1-6176-4774-1
ISBN: Libro Electrónico 978-1-6176-4773-4
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
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340155
ÍNDICE
Introducción
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Conclusión Final
INTRODUCCIÓN
Por razón de proceder de la vida, el deterioro del hombre fue moldeando una desajustada moral, llena de egolatría, vasallaje, ambición, irrespeto y terquedad. Las leyes básicas de la creación, que conviven en el plano físico y astral del ser humano, fueron desbordadas por un irreversible conformismo personal, que se anidó en la riqueza, comodidad, y poder. El hombre de hoy, sacrificó todo por una innecesaria terquedad; y actualmente, vive dentro de cambios religiosos, políticos, económicos, sociales, espirituales, educacionales, y de moral; que está convirtiendo al ser humano, en entidades dura de cerviz.
Promisorio Destino, centra su temática, en la necesidad de demostrar que debemos encontrar nosotros mismos, soluciones a los problemas. La poca fe, que hay en la humanidad, de que alguien, encuentre cambios radicales, sin tener que valerse de las armas o la sevicia destructora; no ha sido concebida por el hombre. Este libro, Promisorio destino, con palabras sencillas, quiere sumergir las inquietudes humanas, dentro de la conciencia del lector; con la esperanza que cada inteligencia, se aparte de las truculentas verdades, que nuestro egocentrismo despliega, dentro de la vida.
Como fue dicho en los dos libros anteriores Incierto destino, y Aciago destino
esta obra, también, está libre de adoctrinamiento religioso, o político. Su contenido, sólo busca inquietar las fibras de los sentimientos de cada lector, para que aflore en él, la certeza de su propia realidad; y descubra el desgano moral, espiritual, y social; que le está robando a la humanidad, la oportunidad de un mundo mejor.
El pensador, no busca exaltación de grandeza, ni anhela el más mínimo postulado personal; porque su deseo, aparte de soñar con un nuevo orden social
, es lograr que la humanidad entienda, que es obligación de todos vivir en armonía y paz.
Con este tercer libro, Promisorio destino
, el autor desea llevar al lector hacia una trama vital, real y concluyente; donde el amor y el respeto, sea la esencia que obligue al hombre de hoy, a meditar y sentir, que está haciendo naufragar el destino de la raza humana, dentro del oleaje temperamental y desquiciado de la terquedad.
Ciertamente, no hemos comprendido, que la esfera terrestre en que vivimos, y viajamos por el universo, nos regala armonía y paz; para que nuestro caminar por la vida, nos guíe por ese sendero. Al haber el hombre zonificado el planeta, él mismo creó culturas, religiones, y sistemas políticos.
Con el reparto que hizo el hombre de la esfera terrestre, fundamentó fronteras, y formas de comportamiento, que dieron vida a muchos conflictos a lo largo del tiempo.
Por fuerza de lógica, se hizo del planeta, un maremágnum de pasiones, que en abierto clamor, está pidiendo un nuevo orden, y una autoridad justa que controle con firmeza el devaneo de la ambición, prepotencia y terquedad de caudillos y gobernantes, que dentro del croquis geopolítico del planeta; pretenden hacerse amos.
En el correr de las páginas de esta trilogía de libros, el autor, acomoda situaciones de la vida cotidiana, y ficción; para encadenar realidades, y poder meter al lector, dentro del desquiciamiento moral que vive; y le haga sentir a su inteligencia, que el título de civilización, le está quedando grande a la humanidad; porque en desesperada locura, está cometiendo muchos desatinos; despropósitos que sin pena ni gloria, le está robando el propósito a Dios.
Promisorio destino, tercer libro, no pretende aleccionar la inteligencia del mundo, ni entregarse como autoridad única; pero sí anhela llevar a cada corazón, un rayo de amor y luz; con la intención, que algún día pueda germinar un buen sentimiento en la humanidad; capaz, de despertar la unificación moral y espiritual, que traiga la esperanza de crecer una confraternidad, dentro del universo, sin valorar las riquezas como una urgida necesidad para alcanzar un nuevo orden.
CAPÍTULO I
-Las silentes horas de la alborada, envolvían la oscuridad, trayendo el presagio de un frío amanecer; mientras la ciudad dormía, al amparo del silencio. Ni los densos nubarrones, ni el húmedo y calante viento de la madrugada, habían impedido la acostumbrada caminata, alrededor del iluminado parque, del fornido hombre, que a paso moderado, cargaba en sus hombros, el transcurrir de cinco décadas de existencia. Una vida, que a fuerza de lealtad, orden y buenos hábitos, le estaba regalando fortaleza física, y una claridad en sus pensamientos.
La fría mañana, no parecía hacer mella al fornido hombre de mediana estatura, rostro viril, tez trigueña, ojos negros, y un pausado caminar; quien enfundado en una deportiva sudadera, marcaba el ritmo de sus pasos, por los desolados parajes del parque.
La iluminación de mercurio, daban confiabilidad a los caminos donde diariamente, niños, jóvenes y adultos; derrochaban a plenitud las horas.
La ciudad con los años, había adquirido un esplendoroso desarrollo arquitectónico. Nuevas estructuras surgieron en el centro financiero de la ciudad. La belleza de las áreas turísticas, por muchos años se habían convertido en un poderoso imán, que atraía visitantes de todas partes del mundo, quienes venían en busca del magnetismo fantasioso, y el calor Floridano; que como patrimonio, recorría la península. El palpitar del pasado, había sido absorbido por nuevas y fabulosas recreaciones, que junto al verdor, la brisa, el sol, y mar; emancipaban los sentimientos de propios y extraños.
La locación, que otrora, fue parte del sentir del hombre que caminaba por el parque; habían sido cubiertas, por nuevas dimensiones urbanísticas.
Larry, el fornido caminante, llevaba cuarenta y seis años viviendo en la misma ciudad, donde se suscitaron esplendorosos eventos que reseñaron para la vida del mundo, capítulos grandiosos, que por varios años hicieron de su vida, un brillante hombre público.
Después de la pérdida de sus progenitores, por razón sentimental, nunca quiso abandonar el lar paterno; y en espera de serenar su agitada vida pública, fijó su residencia permanente en la casa de sus padres, donde formalizó un estilo personal de vida; después de haber concluido su labor como Coordinador especial del Fideicomiso Nobel; noble entidad, que asesoró por más de veinte años, llevándola con amor a un victorioso término, cumpliendo con aquella encomendada misión; la cual, hizo posible, que la humanidad encarara un nuevo sentimiento de amor, que en muchas formas, formalizó un mejor futuro para las sociedades.
Ahora en su retiro, había acomodado la soledad, compenetrándose en el mundo de los libros; para intelectualizar la personalidad, y estar al día en los acontecimientos del planeta.
Habían transcurrido veinticinco minutos, desde el inicio de la caminata, cuando comenzó a sentir en su cuerpo, un intenso desasosiego como si una imantación, estuviese ocurriendo en cada centímetro de la piel. La sensación duró hasta el momento que escuchó la conocida voz.
-¡Amigo, amigo! Soy yo, Algah. Al instante la figura de un rubio hombre, se materializó dentro de una proyección, al lado del caminante.
-¡Dios mío! Si es usted, Algah. Dijo emocionado. Cuantos años han pasado sin saber de ustedes. ¿Porqué, me han olvidado, recriminó al amigo, que en la proyección se movía a la par, de sus pasos.
-Larry, interrumpió el hombre de la proyección. La alborada está llegando, y no tenemos mucho tiempo. Sólo deseo saber, si es posible que el próximo sábado, lo podemos recoger, para que vayamos a conversar al islote, donde hemos ido en otras ocasiones. ¿Qué dice ? preguntó la suave voz del hombre de la proyección, con un poco de apresuramiento.
-Claro que sí, contestó el fornido hombre sin pensarlo. Tengo muchas cosas que contarles.
-No se diga más, respondió el hombre rubio de la proyección; estaremos aquí, a las dos de la madrugada el sábado, en la parte central del parque. Gracias amigo. Nos veremos pasado mañana.
Inmediatamente, la proyección fue cortada, y la figura desapareció. La laxitud que quedó en el sentimiento del caminante, desembocó un lejano recuerdo. Más de diez años, habían pasado sin saber nada de sus amigos de Ruhez; esos tres personajes, que por más de siete años, estuvieron en permanente contacto con él, ayudándolo en su público trajinar, cuando era un joven de veintitrés años.
Cuántas cosas hermosas vio y vivió junto a ellos, cuántas cosas importantes aprendió, que le ayudaron a fructificar un nuevo orden de amor, que modificó el sentimiento de las sociedades. Muchas cosas hubo que hacer en aquellos días, pensaba, mientras los pasos lo llevaban de regreso a casa.
Cuántos viajes con mis amigos, a través de los continentes, y alrededor del planeta; cuántos personajes públicos del mundo, entrevisté para concretar la misión, que el destino demandaba de mí. Reinas, Reyes, gobernantes y personajes de todas las regiones del planeta, supieron de mi persona, cuando mis amigos con su tecnología, preparaban a las naciones para que el mundo entero me viera y me escuchara, desde el platillo volador, que estaba detenido en la órbita del planeta; el día que me dirigí a las naciones y gobiernos del mundo, en el Momento espiritual.
Realmente en mi mocedad, viví momentos maravillosos y sublimes, que sin yo saberlo eran el inicio de un sano propósito: insinuar al mundo la llegada de un nuevo orden espiritual. El hombre caminaba concentrado en sus pensamientos; haciendo una somera introspección, de todos aquellos eventos que marcaron pautas en su vida, y que por humildad para consigo mismo, evitaba recordar.
Los cálidos rayos del nuevo día, comenzaron a traspasar los densos nubarrones; iniciando el proceso de otro amanecer. La vida despertaba a una nueva oportunidad; todo se desplegaba bajo la euforia de la existencia, cada grupo se regocijaba al compás de su propio palpitar, lanzando odas de felicidad. Los seres humanos, entraban al diario trajín, donde se abría a su propia realidad; caminando en los aciertos, o trastrabillando con sus equívocos.
El nuevo día había llegado; dos horas hacía que Larry, había salido de la casa, para hacer la caminata mañanera, por los caminadores del parque; Parque, que años atrás, con su intervención, la comunidad había logrado que el gobierno, lo construyera, en el mismo sitio, donde treinta y dos años atrás, él tuvo contacto por primera vez, con los viajeros del espacio, sus amigos del planeta Ruhez.
Al retornar a casa, saludó a la señora que cuidaba de su hogar, quien desde la cocina lo vio llegar; y con prontitud sirvió el rutinario café, que solía tomar, antes de bañarse, y un rato después, bajar a la biblioteca, donde pasaba largas horas leyendo, y preparando su biografía.
Aquel jueves de finales del mes de enero, después de regresar y tomar el tinto
, subió a la alcoba y se tendió en la cama, con las manos entrelazadas por detrás de la cabeza; y mirando la quietud de las aspas del viejo ventilador de su cuarto, como tantas otras veces había hecho, cuando tenía una inquietud o incertidumbre, dentro de su espíritu.
Qué sorpresa fue haber tenido noticias de mis amigos, nunca imaginé después de tanto tiempo, volver a tener contacto con mis tres amigos Algah, Penelgah, y Lualgah. Tantos años, y ahora de súbito, vuelvo a saber de ellos.
Con una sonrisa en los labios pensó en ellos, evocando momentos y situaciones que dieron valor espiritual a su vida; y lo llenó de plenitud, conciencia y amor.
La imagen de su amigo tomó posesión en su mente, mientras sus ojos miraban fijos el centro del ventilador. Inmediatamente, dedujo que su amigo lo había buscado, por algo muy importante. Qué será, Dios mío, dijeron sus labios para sí. Unos momentos después su consciente, volvía a la realidad. Entonces, bajó los brazos los cruzó sobre su pecho, mientras cavilaba. ¿Qué me querrá decir Algah? Inconscientemente, se mordió el labio inferior. Tal vez, haya surgido algo que lo preocupa. ¡Bueno! Lo mejor será esperar hasta el sábado. Se dijo para si.
Lentamente se levantó de la cama, y se preparó para bajar a la biblioteca. La biblioteca, que en otrora fue la alcoba de sus padres, y que él, había convertido en el centro intelectual de sus inquietudes; mantenía en las paredes, cuadros, fotos y adornos, que fueron el personal gusto de su progenitora.
Al entrar a la biblioteca, tomó de la mesita de entrada el periódico del día, que la señora ama de llaves, había colocado; como lo venía haciendo por muchos años. Mientras miraba los titulares de las principales noticias, caminaba lentamente hacia su escritorio.
A cuatro columnas, el periódico daba la noticia del fallecimiento, del Secretario general, de las Naciones Unidas.
Los ávidos ojos, recorrieron las cuartillas que daban la noticia, del deceso del Secretario general, del organismo mundial.
Él, había conocido personalmente, al fallecido diplomático, y era conocedor de sus logros y capacidad; y por quien sentía un profundo respeto. Un sentido momento de dolor, lo entristeció. ¡Qué mal momento, para que haya acaecido este luctuoso percance!—Pensó con tristeza. Bien sabía que muchas relaciones internacionales, se iban a deteriorar a raíz de este suceso; puesto que el fenecido Secretario de la ONU, había creado pautas y términos de congelamiento, en las candentes conversaciones del impasse económicos, que estaba atendiendo, dentro de las Naciones Unidas. Parece que van a llegar momentos difíciles para el mundo, sobre todo, con la discordia mundial que se está creando por causa del petróleo; y que ya estaba sobre el escritorio del fenecido Secretario, necesariamente, habían puntos delicados y peligrosos, que no auguraban arreglo inmediato. Ahora, cada parte trataría de sacar ventaja de la situación. Todo esto, se estaba degenerando en un foco de ambición y terquedad, que comenzó acondicionar la tranquilidad económica del mundo.
Esta noticia tan común, de que un personaje del mundo fallezca, traía el escozor de la incertidumbre; porque este hombre, era un punto clave, un peón de brega
en la seguridad del planeta. Nadie, se atrevió a vaticinar para esos días, una pacífica convivencia.
¡Qué amargo desatino, Dios mío! Esta detención de las negociaciones, junto con la intolerancia y la fatalidad, van a fraguar para el mundo, inesperados reveces. ¡Qué hacer, Padre amado! Estas interrogaciones quedaron ancladas dentro del espíritu del hombre que leía el periódico.
CAPÍTULO II
-Unos minutos hacía que Larry había llegado al parque, donde concertó la cita con su amigo Algah.
La luna en el infinito desplegaba el plateado resplandor; vientos gélidos recorrían el ramaje de los árboles, mezclándose con el silencio y la oscuridad; mientras la sombra fantasmal de los árboles, parecía danzar al compás de la brisa de la madrugada.
Una sombra ovoide con diminutas y titilantes luces, comenzó a descender en el campo deportivo. Un ahogado sonido de centrífuga, se desvaneció, hasta convertirse en un audible ronroneo.
La nave en silencio, parecía una agazapada sombra en el centro del campo, sólo delatada por la brillantez metálica, que la claridad de la luna, proyectaba sobre el ovoide techo.
La puerta de la nave se abrió, a la vez que una angosta rampa salió del piso del platillo. La luz mortecina que provenía del interior de la nave, dejo entrever una violeta penumbra; que no permitía distinguir nada, mirando desde el exterior.
La figura de un hombre rubio, de dulce sonrisa, apareció en el vano de la puerta. El brillo de la túnica semi-metálica y el escamado diseño, refractaba la luz violeta del interior, y el resplandor de la luz direccional, que se reflejaba sobre el terso rostro del navegante; creando una azulosa aura, en entorno de la figura.
El rubio hombre, del platillo volador, miró a Larry y con gentil ademán de su mano derecha, lo invitó a subir a la nave.
La corpulencia del invitado se hizo notoria al pasar por el lado de Algah.
Ya dentro de la nave dio media vuelta, y con efusivas palabras saludó a su amigo; a la vez, que el rubio levantaba sus manos, para impedir ser tocado por la mano del recién llegado, que se había extendido.
-Disculpe amigo, pero es mejor que en este momento, nuestras pieles no se toquen; podríamos dar nacimiento a enfermedades desconocidas para ustedes y para nosotros, debido al aislamiento ambiental, que han tenido nuestras conformaciones celulares. ¿Cómo ha estado, querido amigo? Varios años de tu mundo, sin verlo; más ello, no quiere decir que nos hemos olvidado de usted. Nos complace, que no haya cambiado, y siga siendo una entidad de elevada espiritualidad.
-Gracias amigos, refiriéndose también a Penelgah y Lualgah, que sabía estaban en los controles, por no haberme olvidado, y venir a recogerme.
-Por favor siéntese amigo, vamos a partir, estaremos de regreso antes de que lleguen los primeros rayos del sol. No queremos llamar la atención.
-Sumisamente, Larry buscó la silla en el centro de la nave, la cual se fue desdoblando al salir del piso, y convertirse en una confortable silla. Como todo esto le era conocido, el invitado no se inmutó, y vio como el cinturón de la silla rodeaba su talle, al momento de sentarse; luego escuchó los sonidos hidráulicos de la rampa al camuflarse, y la puerta al cerrarse herméticamente.
El zumbidos de las pequeñas antenas direccionales que salían, y de las dos centrífugas que iniciaban la aceleración, le indicaba al corpulento hombre, la preparación del despegue; mientras los tres tripulantes desde sus puestos de mando, se concentraban en la partida.
Escasos minutos habían transcurrido, cuando sintió que el cinturón de seguridad lo liberaba; indicando que ya estaban en el sitio indicado.
La puerta de la nave se levantó, y al instante se escuchó el murmullo de las olas, al estrellarse con las rocas que sobresalían en la arena. La densa espuma blanca, danzaba con el oleaje, al amparo del plateado reflejo de la luna.
Larry, se quedó en la silla, mientras los tripulantes giraban sus sillas para hacer frente al visitante. Entonces, pudo ver con claridad el rostro de sus tres amigos, quienes lo miraban con atención; puesto que su físico, había cambiado. Ahora, él, era un adulto de cincuenta años de edad, totalmente diferente al joven de veintitrés años que habían conocido.
Lualgah, fue el primero que habló, y con su voz metálica dijo:
-Amigo mío, ¡cómo ha cambiado! Usted es una entidad muy diferente al jovencito que conocí, haciendo una caminata deportiva.
-Sí, en verdad he cambiado mucho; pero ello, no ha cambiado mi afecto por ustedes.
-No es necesario que lo diga amigo, replicó Penelgah. En el efluvio de su aura, se siente su cariño por nosotros. En verdad, yo también pienso lo mismo que Lualgah, usted, ahora, es una persona totalmente diferente, al joven de hace treinta y dos años. Parece que la dimensión gravitatorio o los nutrientes orgánicos del planeta, acelera el proceso biológico de los humanos.
-Sí, creo que eso es, dijo pensativo Larry.
O posiblemente sea la ley del karma, sentenciada para nosotros.—Dijo a continuación.
Ya veo, que en ustedes no ha habido cambios físicos notables, dijo el visitante. Todos ustedes lucen, como la primera vez que los conocí.
Mientras la conversación ocurría, Algah, miraba y escuchaba con suma atención; luego esperó que hubiera un silencio para decir:
-Gracias a Dios, usted sigue siendo un hombre limpio, justo y ecuánime; con un nítido karma espiritual. Ello, nos complace, de otra forma no hubiésemos podido contactar con usted. Sabemos que en su mundo, no sólo se cambia físicamente, sino, moralmente, a medida que el ser humano comienza a encontrar altibajos, en la relación con el prójimo, y la problemática de la vida.
Bueno amigo, quiero decirle que lo hemos vuelto a buscar, porque su mundo está necesitando una persona como usted.
En verdad, todo el trabajo que usted hizo hace diez años atrás, cuando terminó su compromiso con el Fideicomiso Nobel, después de veinte años de arduo trabajo; dejó en el corazón de su gente un grato recuerdo.
A raíz, de su actuación en el Momento espiritual, muchos pueblos del mundo, han modificado significativamente la forma de vivir, de conocer a Dios, y respetar al prójimo; encontrando paz espiritual, y edificando sanas costumbres. Desgraciadamente, mucha gente no se pudo liberar del estereotipo materialista, y no pudo detener el avance de la prepotencia, la ambición y el odio.
Es muy difícil hacer entender al ser humano, con palabras, que necesita hacer cambios fundamentales, para crear un nuevo orden. Su gente, querido amigo, es un pueblo muy duro de cerviz, muy difícil hacerlo razonar, dentro de su arrogancia, su egoísmo y pretensiones; para que comprenda, que necesita enfrentarse a nuevos cambios.
-Larry, miró desconcertado a su amigo. Nunca había visto esa firme decisión en él, hasta el punto de modificar la dulzura de su rostro.
-¿Qué usted quiere decir? Preguntó con curiosidad el invitado.
-No, amigo, no me mal interprete. Lo que deseo decir es que su mundo en estos momentos, va a necesitar de alguien en quien creer; alguien, cuyas cualidades sobrepasen en honor y poder, las costumbres, resabios y terquedades. Esa entidad, no debe tener un pasado disonante
; no debe tener resquicios de moral, por donde la miseria humana pueda vilipendiarlo o manejarlo.
Es necesario que haya una entidad de mando con palabra firme y precisa; con poder de acción y de convencimiento, que haga pensar a los pueblos y gobiernos, que alguien dio una orden justa, y debe ser acatada.
-Amigo Algah, dijo apaciblemente Larry. Parece que usted está considerando, lo que en mi mundo se llama dictadura o totalitarismo a nivel mundial.
-¡NO amigo! Exclamó con profunda seriedad. No puede haber gobierno o gobernante en ninguna nación, capaz de imponer lo que usted dice a nivel mundial. Todas las naciones se vendrían encima, en anarquía.
Amigo, usted debe recordar, lo que usted y su abuelo Jaime, muchas veces señalaron, que para bien de la humanidad, el hombre había idealizado un Organismo poderoso, integrado por un centenar de naciones; con la apremiante misión, de encontrar caminos que estabilicen el orden y la paz en el mundo.
Con mucho orgullo su abuelo y usted, ponderaron una confiabilidad al Organismo mundial, llamado Naciones Unidas. Foro, en el que su abuelo y usted, cada quien en su momento, formularon compromisos con la humanidad.
Des afortunadamente, este organismo ha sido manejado por el poder económico de naciones ricas; que han impuesto un margen de su voluntad, para crear conveniencias. Ello, ha hecho perder la personalidad al organismo, que ha redituado un descrédito en la competitividad, para convertirlo en una entidad burocrática. De esta constante se valen los gobiernos conflictivos, para pasar por alto las recomendaciones de las Naciones Unidas. ¿Entiende usted, por donde quiero ir?
-¡Claro Algah! Ya entiendo lo que usted quiere decir. Las Naciones Unidas, necesitan un líder fuerte, firme, capaz y poderoso; que no se deje manejar, ni desobedecer.
-Exactamente, amigo; eso es lo que quiero decir. El organismo mundial, está necesitando en este momento de alguien inteligente, ecuánime, justo, firme y lleno de espiritualidad.
Tres pares de ojos, miraban al fornido hombre, sin parpadear, concentrados en lo que se estaba hablando. La metálica voz de Lualgah, se escuchó:
-Nadie puede ser mejor que usted amigo, dijo con profunda seriedad.
-Sí, usted es el hombre indicado, sentenció Penelgah.
La madurez de Larry, pareció hundirse en la sorpresa.
-¿Qué pretenden amigos? Exclamó sobresaltado. Yo no soy un hombre de política, y sobretodo, no tengo ningún poder político que me respalde, para ser el líder de las Naciones Unidas. Además, yo veo muy remota la posibilidad de formar parte de la directiva, puesto que no trabajo para ningún gobierno.
Una disimulada y maliciosa conspiración, afloró en los labios de los tres tripulantes del platillo volador
.
-Amigo, dijo Algah. ¿Se enteró usted, que murió de un fulminante ataque cardíaco, el Secretario general de las Naciones Unidas?
-Sí señor lo leí en los periódicos del jueves pasado, y pensé, que el deceso ocurrió, en un des afortunado momento.
-Claro que sí amigo; quedaron sobre el escritorio del Secretario fenecido, muchos problemas sin resolver; ahora, las partes contendientes van a afianzar la decisión de no ceder; esto dará como resultado, que el mundo social y económico entre en un estado de inquietud y alerta; que tras bastidores se ponga en peligro la paz. Yo creo amigo que este es el momento preciso para que usted vuelva a la vida pública.
-¡Cómo! Exclamó desconcertado. ¿Con qué poder de persuasión y con el respaldo de cuáles gobiernos? Preguntó con presteza.
-Calma amigo, calma. Usted bien sabe que nuestra tecnología está muy avanzada; ya usted lo ha visto, el poder que usted necesita, se lo daremos nosotros. En otras palabras, volvemos a ofrecerle nuestra tecnología; así, como lo hicimos con su abuelo Jaime, y usted. Además, la postulación como Secretario general de las Naciones Unidas, la presentaremos nosotros, en su debido momento.
Su historial de hombre público, ante el mundo, no tiene mancha; usted es bien conocido de los gobiernos y sociedades. Tenga por seguro, que más de uno, se alegrará de saber nuevamente de usted; no toda la humanidad se ha olvidado del Momento espiritual; muchos le darán su apoyo sin condición. Quiero hacerle una pregunta amigo Larry.
¿Desea usted encarar una nueva misión? Creemos que es hora de continuar estableciendo bases, para reafirmar el nuevo orden espiritual, dentro de su mundo. Posiblemente, con esta nueva misión se concluya, el destino de su karma, y se inicie el destino Promisorio de la humanidad
.
Si usted acepta, le puedo asegurar que ni mis amigos, ni yo, nos moveremos del planeta tierra, hasta que usted haya concluido su misión, dentro del Foro mundial. No importa cuanto tiempo le tome, iniciar la nueva casta
. Entonces, ya no nos habrán de necesitar.
-¿Qué quiere decir con eso de . . ., cuando yo inicie la nueva casta? Muchas veces usted me ha hablado de esto, sin darme explicación. Preguntó aturdido y con inocencia, el fornido hombre.
La sonrisa maliciosa y llena de picardía de los tripulantes, al ver la reacción inocente, de un hombre de cincuenta años; complació al rubio y sus dos compañeros.
-Todo esto que le he dicho, vendrá a su encuentro, no tenga inquietud; porque todo será para bien de su mundo y nuestro mundo. Ese es el compendio final, por el cual usted y nosotros hemos trabajado.
¿Acepta usted, lo que le pregunté antes?
Los negros ojos de Larry, miraron el rostros de sus tres amigos.
Cada uno de ellos, reflejaba una ansiedad que se hizo notoria. Entonces, comprendió la grandeza de estos tres seres espirituales, que ansiaban entregarlo todo, para ver al planeta tierra unificado y lleno de amor y paz.
-Claro que sí, amigos. Yo como ustedes estoy en este mundo para glorificar un deseo de mi destino. La aceptación, pareció brotar del corazón del hombre, que en medio de tres entidades superiores, le ofrecía un gozo al destino. Dios, me ha regalado una maravillosa vida, libre de cualquier miseria humana; y mi espíritu ha caminado dentro de mí, bajo mi condición espiritual, replicó. Desde muy joven, hubo en mí, adoración y respeto por todo lo que encierra mi mundo. Cómo entonces, ahora, voy a desdeñar este camino tan directo para ayudar a mi prójimo. No tendría sentido mi vida, si yo despreciara esta oportunidad, de tener la ayuda de ustedes tres, para hacer algo esencial para mi mundo. Sí, amigos. Lucharé con amor una vez más, por levantar la moral y la dignidad de mi gente; seré claro, honesto, justo y fuerte; porque ya he entendido que eso es lo que mi planeta tierra