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Entre dos billonarios
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Entre dos billonarios
Libro electrónico77 páginas1 hora

Entre dos billonarios

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Información de este libro electrónico

Sarah Palmer vive en su propia burbuja. Su vida consiste en su trabajo en el café, chatear con sus amigos e intentar ser una persona integra guiada por lo aprendido en la escuela católica. 

Pero su hermanastra Ethel es todo lo opuesto. 

Cuando Ethel convence a Sarah de meterse a una fiesta fingiendo ser desnudistas, su mundo comienza a desmoronarse. Esto comienza a cambiar todo lo que creía saber de sí misma y no sabe como detenerlo. 

Lo que se suponía sería una noche de traspasar una propiedad privada y diversión, rápidamente se volvió en una aventura inesperada con un apuesto extraño. Tristán Locke es perfecto. Demasiado perfecto. Y Sarah está a punto de aprender que si algo es demasiado bueno para ser verdad, generalmente lo es. 

Entre dos billonarios es la primera parte de una serie de tres libros. 

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento14 ago 2017
ISBN9781507183915
Entre dos billonarios

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    Entre dos billonarios - Sky Corgan

    CAPÍTULO UNO

    ¡Bien! ¡Lo encontré! Entró Ethel gritando a mi habitación con una sonrisa de oreja a oreja, como si éstas fueran las mejores noticias que hubiera escuchado.

    Yo me quejo mientras giraba la silla de mi computadora. ¿Acaso no sabes tocar la puerta?

    Aparentemente no. Suele entrar en el momento que se le da la gana, sin importar cuantas veces le de un sermón. Cualquier persona pensaría que ella es la dueña de casa, pero no es así. Nuestros padres son los dueños. Aunque para serles honestos, ella sí llegó aquí primero; mi madre y yo nos mudamos aquí hace un par de años cuando su padre y mi madre se casaron.

    ¿Y? Ethel se sienta en mi cama poniéndose cómoda. 

    Hay un tipo rico que tendrá una fiesta este fin de semana. Ella me mira esperando algo, como si pensara que soy capaz de leer su mente. 

    ¿Y? No puedo ocultar lo molesta que estoy. No es que estuviera haciendo algo importante, solo chateando con amigos, pero eso no es lo importante. Podría haber estado desnuda y ella entra como si nada. 

    Ese es el lugar donde conoceré a mi esposo millonario. Ethel mueve su cabeza como si la respuesta fuera obvia. 

    No pude evitar reírme. Adelante, hazlo.

    Lo haré. Y tú irás conmigo.

    ¿Qué? Eso era algo nuevo para mí. La verdad es que no estoy interesada en lo más mínimo, pero también sé que no tengo otra opción más que escucharla. Y para eso fue que vino a mi habitación, para revelar su malévolo plan.

    Sí. Tú y Lisa. Quizás todas tendremos un esposo rico. Responde ella mientras nos imagina con un Príncipe Azul a nuestro lado. A veces me pregunto cómo es que sobrevive viviendo entre tanta fantasía; su vida es como una montaña rusa de esperanza sin razón y decepción. Tal vez no tendría que preocuparse por encontrar un esposo rico que la mantenga si tuviera un trabajo.

    Lo del esposo rico es cosa tuya, sonrío condescendientemente mientras giro mi silla para verla a la cara. Sé que se tomará su tiempo en mi habitación.

    Toda mujer quiere un esposo rico, suspira mientras continúa soñando.

    Si tú lo dices. No tiene sentido discutir con ella, ya que luego tendría que soportar una charla sobre por qué casarse con un millonario es la mejor opción. Las respuestas son obvias, pero eso no es lo que quiero para mí. Quiero vivir de mi propio trabajo y sin tener que depender de un hombre.

    En cualquier caso cuento contigo, ¿verdad? Ella se acomoda en la cama mirándome fijamente. Sus ojos oscuros son tan grandes, que es difícil no contagiarse de su entusiasmo.

    No estoy muy interesada, digo dudando.

    Oye. Ni siquiera has escuchado mi plan. Hace un gesto con su mano y deja caer su cabeza a un lado de forma exagerada. Toda una diva.

    Iluminame entonces. Me cruzo de brazos esperando algo completamente descabellado.

    Parece ser que este tipo celebra fiestas cada tantos meses, y la seguridad no es muy estricta.

    Eso no suena a cómo un tipo rico las haría. ¿Estás segura que no es una fiesta en un barrio bajo?. Quise molestarla.

    Podrías guardar silencio y escucharme por un segundo. Su temperamento sale a brote.

    Sé que no vale la pena decir algo más, así que solo hice el gesto de cerrar mis labios mientras le sonreía. Existe una línea bastante delgada entre jugar y pelear con ella, y lo descubrí hace ya mucho tiempo; cuando nos mudamos. Esos eran días horribles, aunque ahora sí puedo controlarla.

    En fin. Exasperada muestra su descontento; aunque se va tan rápido como llega. Supongo que podríamos entrar sin problemas si fingimos ser desnudistas.

    Levanto una ceja sabiendo que caminaba sobre esa fina línea con mi escepticismo. Yo. Fingir ser una desnudista. Era para morirse de la risa. Yo soy la epítome de integridad; de la integridad que se encuentra en una niña de escuela católica, y en un sentido bastante literal. Antes de que nuestros padres se conocieran, yo asistía a una escuela católica para niñas. No fue hasta que su padre convenció a mi madre que yo necesitaba aprender como sobrevivir entre el resto de las personas que me cambiaron a una escuela pública mixta. Me sentía como un pez fuera del agua. Y en realidad pienso que nunca me adapté del todo. Tal vez por eso me siento incómoda todo el tiempo. Aunque ya no se puede hacer nada. Todo lo que sé es que tomé mucho de los valores de la escuela católica conmigo; solo he besado a un chico en mi vida, y ni en sueños tendría sexo con un hombre antes de casarme. Tan solo la idea de vestirme como desnudista solo para entrar a una estúpida fiesta me parece absurdo.

    Vamos Sarah, será divertido. Ethel se acerca a mí aún sentada en la cama. ¿Acaso nunca te has querido ver sexy?

    No. Nunca. Niego con la cabeza reforzando mi respuesta. Lo sexy le da a los hombres la impresión equivocada. Lo sexy puede meterte en problemas.

    Buuu, que aburrida eres. La frustración superaba el enojo que mostró hace un momento. Ella sabe que no ganará esta discusión., y yo no cederé.

    Tienes a Lisa. Puedes ir con ella y luego contarme todo cuando vuelvan. Trato de calmarla con una sonrisa.

    Ella se para derecha. ¿Sabes qué? Tú nunca experimentarás nada de lo que la vida puede ofrecer si continúas dentro de esa caparazón que tú misma creaste. Junta sus dedos y formó un caparazón con sus manos.

    Yo me siento perfectamente bien dentro de esta caparazón. Eso es lo que quise decir, pero solo

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