Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El viajero del tiempo y la Inquisición (Libro 4)
El viajero del tiempo y la Inquisición (Libro 4)
El viajero del tiempo y la Inquisición (Libro 4)
Libro electrónico260 páginas3 horas

El viajero del tiempo y la Inquisición (Libro 4)

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Dejemos que Lucky Campo descubra algo nuevo sobre sus habilidades. Dejemos que los chinos encuentren ésto como algo de extraordinario valor para su país. Lo que comenzó como algo bueno se ha convertido en una maldición. Parece que la vida de Lucky está llena de sorpresas y el dilema ahora es saber cómo tratarlas a todas. El amor de su vida vive en una época diferente, mientras Lucky sigue disfrutando de los lujos del presente. La Inquisición está a punto de sellar esos pensamientos. Los sacerdotes españoles no entienden nada acerca de Lucky, el mago del rey. Mientras las plagas siguen avanzando, se convencen más y más de su brujería.

   La vieja banda todavía sigue con Lucky y como siempre, le guardan las espaldas, pero ¿queda tiempo suficiente? ¿Pueden superar las brutales tácticas de Quiang Shan, el director de la Policía Secreta China? ¿Quién es el que traicionó a Lucky? Y ¿dónde está la princesa?

Viajaremos desde los dinosaurios a las piramides y de ahi a la Inglaterra del siglo XII y de vuelta a Astoria. Ah, querida vieja Astoria. La vida nunca es aburrida con Lucky mientras viaja a través de los portales del tiempo.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento21 mar 2017
ISBN9781507178010
El viajero del tiempo y la Inquisición (Libro 4)

Relacionado con El viajero del tiempo y la Inquisición (Libro 4)

Libros electrónicos relacionados

Ciencia ficción para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para El viajero del tiempo y la Inquisición (Libro 4)

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El viajero del tiempo y la Inquisición (Libro 4) - Joe Corso

    Tambien de Joe Corso

    La Colección del Viajero del Tiempo

    El Viejo y el Rey

    La Colección del Club Starlight

    La Venganza de John W

    El Tesoro de Lafitte

    La Colección de Lone Jack Kid

    Tiroteo en Cheyenne

    El Portal del Tiempo

    El Regreso

    La Colección de Historias de Fuego Engine 24

    Tommy Topper y la Princesa Pixie

    EL VIAJERO DE TIEMPO

    Y

    LA INQUISICIÓN

    (Libro 4)

    DE JOE CORSO

    El Viajero del Tiempo y la Inquisición

    (Libro 4)

    Copyright 2016 de Joe Corso

    Publicado por

    Editorial Black Horse

    Cubierta de Marina Shipova

    Traducido por Mª Carmen Olivero

    Editorial Black Horse

    www.corsobooks.com

    Esta novela es un trabajo de ficción. Nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o, si reales, usados de forma ficticia. Ninguna parte de este libro no puede ser reproducida o transmitida de ninguna forma o por ningún medio electrónico o mecánico, incluyendo su fotocopia, grabación, o cualquier sistema de almacenamiento o de recuperación de información, sin el expreso permiso por escrito del autor o el editor, excepto cuando la ley lo permita.

    Todos los derechos reservados

    CONTENIDOS

    Capítulo uno.......... Página 5

    Capítulo dos.......... Pagina 7

    Capítulo tres.......... Página 15

    Capítulo cuatro....... Página 21

    Capítulo cinco........ Página 24

    Capítulo seis.......... Página 33

    Capítulo siete......... Página 36

    Capítulo ocho......... Página 39

    Capítulo nueve........ Página 43

    Capítulo diez.......... Página 46

    Capítulo once......... Página 58

    Capítulo doce......... Página 65

    Capítulo trece......... Página 68

    Capítulo catorce...... Página 76

    Capítulo quince....... Página 79

    Capítulo dieciséis..... Página 82

    Capítulo diecisiete.... Página 87

    Capítulo dieciocho.... Página 89

    Capítulo diecinueve... Página 94

    Capítulo veinte......... Página 100

    Capítulo veintiuno...... Página 105

    Capítulo veintidós....... Página 112

    Capítulo veintitrés....... Página 116

    Capítulo veinticuatro..... Página 121

    Capítulo veinticinco...... Página 126

    Capítulo veintiséis......... Página 130

    Capítulo veintisiete........ Página 139

    Capítulo veintiocho....... Página 142

    Capítulo veintinueve...... Página 143

    Capítulo treinta............. Página 147

    Epílogo...................... Página 153

    UNO

    Durante una audiencia en el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, el Director del FBI Robert Mueller fue interrogado acerca de los programas de espionaje en Pekín dirigidos por os Estados Unidos. Fue educado pero firme, señalando que podía dar pocos detalles de un asunto no clasificado. Joel Brenner, el director de la Oficina Nacional de Contrainteligencia, dijo que los servicios de inteligencia de China estaban llevando a cabo una campaña muy agresiva para obtener los secretos militares estadounidenses.

    Mueller estaba preocupado ante la idea de que los chinos hubieran decidido catapultarse superando a los Estados Unidos, no sólo en términos de tecnología militar, sino también en productividad económica. Hemos reiterado muchas veces que el llamado robo de secretos militares estadounidenses es infundado y estas acusaciones se deben a motivos ocultos, dijo Qin Gang, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.

    Qin Gang. El hombre cuyo nombre significaba fuerza, justo como la posición que él ocupaba. Los chinos dan a sus hijos nombres con significado y normalmente, de forma curiosa, los nombres encajan.

    El director de la Policía Secreta de China era Qiang Shan, que signifca montaña fuerte y su nombre, como el de Qin Gang, le quedaba muy bien. Qiang Shan era un hombre tan grande como un toro – era alto, y mostraba un cuerpo muscular y fuerte. Su entrenamiento diario consistía en al menos una hora de artes marciales más otras dos o tres horas de entrenamiento con pesas y cardio. Su ceño permanentemente fruncido, junto a su 1,95 metros de estatura, hacían que su presencia fuera intimidante – un oponente formidable incluso antes de decir una palabra. Era un hombre que actuaba esperando un resultado con un estilo de pelea que imitaba los movimientos de los animales mientras se centraba en no malgastar su energía. Qiang Shan se consideraba a sí mismo como el más competente practicante de este estilo externo y más particularmente, del Shaolinquan, caracterizado por movimientos rápidos y explosivos, centrados en la fuerza física y la agilidad.

    Era eficiente, competente, ambicioso e implacable. Los derechos humanos no eran algo que le importara. Terminar el trabajo era... y si eso incluía la tortura y la mutilación, así debía ser. Qiang Shan era muchas cosas, algunas no muy agradables, pero también era una dicotomía. Ante todo, era un patriota. Amaba su país. Nada era más importante que su país. Y así era ahora, con miedo, que estaba leyendo el informe que le acababa de dar su delegado, Quon Zhixin. Detallaba una reunión que Shan había tenido hacía tres años.

    Traducido, el nombre de Quon Zhixin significa brillante, hombre de ambición. Quon Zhixin era sin duda bastante ambiciosos, pero también cuidadoso. Anhelaba el puesto de su jefe. Pragmatismo era la clava. La única esperanza real de asegurarse ese puesto era de dos maneras – si Qiang Shan era ascendido o... si de algún modo sufría una muerte prematura. Qiang Shan no estaba interesado en ser parte del Politburro y su Comité Permanente, ya que sus miembros no siempre tenían la libertad de tomar decisiones en política, y Shan no tendría poder y libertad así que disfrutaba de su actual posición. No, cualquier tipo de ascenso o de movimiento lateral tendría que ofrecer algo que le excitara, y así las posibilidades de Zhixin de ocupar la posición de Shan y ocupar sus zapatos se esfumaban en el aire. Quon Zhixin era consciente de que el compromiso del partido de mantenerse en el poder significaba adaptarse continuamente a las circunstancias cambiantes y comprometerse mucho más con los otros participantes en el proceso político cuando era prudente hacerlo. Él era quien tendría que hacerlo.

    Y ahora, Quon Zhixin entendía algo más. Sabía con seguridad que el informe que Qiang Shan tenía en sus manos podía ser su entrada al puesto de director.

    DOS

    Tan pronto como volvieron de la Inglaterra del siglo XII, Lucky y Mickey decidieron visitar a Jack Kinsey en La Central. Kinsey no sabía cómo agradecer a Lucky por haberle conseguido su prestigioso puesto de trabajo. Una relación que comenzó entre dos archienemigos terminó siendo una gran amistad, aunque en un principio fuera coaccionada. Lucky había forzado a Jack a confesar, declarando que era un co-conspirador junto a Dirk Sommerville colaborando con un terrorista trayendo tres maletas con explosivos al país para intentar detonarlas en tres de las mayores ciudades de los Estados Unidos. La razón por la que Jack ayudó a Sommervile era simple. Dinero. Pero no era algo superficial como la pura codicia. Necesitaba el dinero para costear el tratamiento médico de su joven hijo que estaba enfermo. El trato fue éste: Lucky se aseguraba de que Jack se convirtiera en el Director de La Central, pero Kinsey nunca debía traicionar a Lucky, nunca debía venderle a sus enemigos, sin importar quienes fueran, cualquiera que fuera la cantidad de dinero que se le ofreciera. Funcionó. Jack Kinsey era el gran hombre, con un gran sueldo y Lucky ahora tenía un gran amigo en un lugar grande, enorme. Eran un equipo y funcionaba.

    Mickey y Lucky salieron del portal del pasillo, no lejos de la puerta de la oficina de Jack Kinsey. Jack era el conducto a través del cual fluía toda la información – el hombre que lo sabía todo. Si había algo nuevo de lo que informar, él lo contaría. Mickey abrió la puerta y entró derecho, sorprendiendo al hombre sentado en su escritorio. Jack miró hacia la puerta automática que Kinsey insistió en cerrar tras Mickey y sonrió, feliz de verle. La puerta era inteligente, con una capa de protección, permitiendo que sólo una persona entrara  antes de que se cerrara y volviera a su lugar. Mickey se dio la vuelta hacia Lucky. Los dos y Jack se quedaron mirando, sin decir nada, sólo mirando a Lucky. Éste miraba a Mickey, después a Jack y entonces su cabeza se movió de uno a otro.

    ¿Qué? preguntó Lucky. Parece que hubierais visto un fantasma.

    Mickey sacudió su cabeza. No puedo creer lo que acabo de ver. No, no es un fantasma.

    Mickey, todavía sacudiendo su cabeza, dijo, No puedo creer lo que acabas de hacer. Acabas de atravesar la puerta, una puerta cerrada.

    Venga ya, dijo Lucky.

    Jack comenzó a hablar. Como una aparición. Acabas de atravesar la puerta como un fantasma. No es broma, Lucky. Me ha entrado un escalofría al verlo.

    , añadió Mickey, ha sido raro. Hazlo de nuevo, dijo sonriendo. Nada podía con Mickey. Estaba curado de espando.

    Vamos y hazlo de nuevo, insistió Mickey. Atraviesa a puerta. Sólo que esta vez hazlo desde aquí, desde dentro de la oficina. Hazlo dejando la oficina. Venga... inténtalo.

    Lucky se giró y caminó unos cortos pasos hacia la puerta y ¡plum! Se golpeó justo con ella. Lo intentó una vez más, pero no había forma de que pudiera cruzar la pesada y sólida puerta de roble.

    Debéis haber tenido alucinaciones. No puedo atravesar esa puerta. Lo intentaré una vez más.

    Lucky coloco sus manos contra la puerta y empujó, pero no ocurrió nada. Entonces la golpeó un par de veces sin suerte. La puerta era sólida.

    ¿Veis? No ocurre nada. Debéis haberlo imaginado.

    Entonces, ¿los dos lo imaginamos? Venga ya, se realista Lucky. Los dos no hemos podido imaginarlo, dijo Jack. Vimos lo que vimos. Ocurrió. Atravesaste la puerta.

    Vamos a pensar un minuto, intervino Mickey. Vamos a empezar por el principio y resolver esto, sugirió. Ahora, ¿qué estabas pensando cuando entraste en la habitación? Quiero decir ¿en qué estabas pensando justo en el instante en que entraste en esta habitación?

    En nada realmente, contestó Lucky. Mi mente estaba preocupada, ocupada pensando en las cosas que quería pedirle a Jack. Sólo estaba revisando las cosas de las que necesitaba hablar.

    ¿Estabas nervioso? preguntó Mickey.

    Venga Mickey. ¿Cuándo fue la última vez que me viste nervioso?

    Está bien, entonces, si los nervios no funcionan, entonces lo opuesto a estar nervioso es estar relajado. ¿Estabas tranquilo entonces?

    Eso crreo, balbuceó Lucky.

    OK, dijo Mickey mientras lo estudiaba. Lucky, ven a donde yo estoy.

    Lucky se acercó a Mickey y se colocó frente a la puerta cerca de él. Mickey señaló con dos dedos a sus ojos.

    Mírame, Lucky.

    Lucky le miró y esperó a que continuara.

    Respira hondo.

    Lucky hizo lo que le dijo.

    Bien. Ahora respira de nuevo. Eso es. Respira profundo. Ahora déjalo salir. Respira de nuevo. Ahora, cuando te sientas completamente relajado, levanta tu mano y toca la puerta, mandó Mickey.

    Lucky se quedó allí, inhalando, exhalando, inhalando, exhalando, dispuesto a relajarse. Esto era fácil para él; era la disciplina subyacente de su entrenamiento de artes marciales. En un momento, entró en un completo estado de calma.

    Jack Kinsey se levantó y rodeó su escritorio, posicionándose para ver mejor. Mickey estaba al lado de Lucky; Jack se colocó al otro lado. Los dos esperaron.

    Lucky levantó su mano derecha y la acercó para tocar la puerta... sólo que... no la tocó – su mano la atravesó, rebanándola como un cuchillo caliente en la mantequilla. Lucky miraba atentamente mientras su mano atravesaba la puerta como si no estuviera allí. Era consciente de lo que estaba haciendo. Cerró los ojos y comenzó a experimentar.

    Creo que lo tengo, dijo Lucky, con los ojos todavía cerrados. Es casi como auto-hipnosis. Tengo que convencerme a mí mismo para conseguir un nivel de relajación profundo – como un nivel alfa.

    Lucky abrió sus ojos. Quitó la mano y colocó la cara dentro de la puerta. Estaba viendo la habitación contigua. Se echó para atrás, respiró profundamente y atravesó la puerta hacia la habitación de al lado. Lucky miró la habitación y entonces observó a la secretaria de Jack, preguntándose si había visto algo. Ella estaba ocupada escribiendo un informe. Cuando levantó la vista, vio a Lucky mirándola, tan tranquilo como podía estar, sólo allí de pie, mostrando una sonrisa. Sin saber lo que hacer, ella simplemente le sonrió y volvió a su ordenador y al informe que estaba escribiendo.

    Lucky abrió la puerta y volvió a la oficina de Jack.

    Bien, dijo Lucky mientras se acercaba a los dos hombres, "no tenía ni idea de que podía hacer esto. He estado sintiendo algunas cosas extrañas durante un tiempo, pero no podía explicarlo, no tenía ni idea de lo que significaban, sentía como un cosquilleo, como lo que se siente en una noria o en una montaña rusa cuando estas bajando en la parte más inclinada. Hasta ahora, por lo que sabían todos mis enemigos, tenía limitaciones. No podía ir a cualquier lugar que quisiera, así que no era una gran amenaza para ellos. Ese encuentro con Koros, cuando me hizo prisionero en su castillo, en esa mazmorra, ahí es cuando descubrí que podía crear un portal de la nada, casi sin esfuerzo. No podía imaginar que podría hacer algo así al principio."

    Colega, esto lleva tus capacidades a otro nivel, dijo Mickey.

    Sí, añadió Jack. Increíble. Esto significa que no hay mucho que no puedas hacer, Lucky. No sé cómo ocurrió. Realmente no me importa, pero tú y tus capacidades pueden ser atractivas para ciertas personas.

    Las únicas personas en el mundo que saben lo que puedo hacer están en esta habitación justo ahora conmigo, interrumpió Lucky, y así quedará. Tío, no tenía ni idea que las cosas raras que estaba sintiendo últimamente era algo que iba a alterar la frecuencia vibratoria de mi cuerpo... hasta el punto de permitirme... atravesar objetos sólidos. Se quedó allí de pie, asombrado por las palabras que acababa de pronunciar.

    Lucky fue hacia la máquina de café de Jack, cogió una taza y se sirvió café negro, como si eso pudiera calmar sus nervios en lugar de alterarle más. Dando la espalda a Mickey y a Jack dijo, Esto lo cambia todo. Cuando la gente descubra que puedo crear un portal, ir a cualquier lugar en el tiempo, cuando quiera, me darán caza como a un ciervo. No penséis que no lo descubrirán.

    Mickey y Jack sabían que tenía razón. Se quedaron en silencio, sin saber realmente qué decir. Las cosas habían dado un vuelco inesperado.

    De algún modo, siempre lo hacen, continuó Lucky, rompiendo el silencio, y esta vez no será diferente. Y hay algo mejor añadió, una vez lo descubran, que puedo atravesar las paredes, no estaré seguro en ninguna parte.

    Lucky miró a Mickey.

    Ya es mala suerte que no tuvieras esta habilidad cuando destrozábamos las cajas fuertes de los ricos. Hubiera hecho las cosas mucho más fáciles, dijo Mickey mientras reía. ¿Por qué estas cosas ocurren cuando no las necesitas? No me hubiera importado poder atravesar masas sólidas, dijo encogiéndose de hombros de modo nervioso.

    Lucky se sentó en una gran silla de piel frente al escritorio de Jack y se quedó callado unos momentos. Miró al exterior de la ventana, organizando sus pensamientos, y miró de vuelta a Jack.

    ¿Ha ocurrido algo mientras estábamos fuera?

    Jack sacudió su cabeza.

    No. De hecho, todo ha estado muy tranquilo desde que os fuisteis.

    Bien. Hay algunos cabos sueltos que tengo que resolver. Llámame si ocurre algo. Quiero saberlo todo, no importa si no es muy importante. ¿Comprendido?

    Jack asintió.

    Comprendido. No te preocupes. Si algo que tenga que ver contigo llega a mi escritorio, lo sabrás.

    Bien.

    En lo profundo de la tierra, en el piso más bajo de La Central, Lucky y Mickey salieron del edificio. Un hombre que trabajaba con la cámara de seguridad estaba ocupado haciendo una copia del vídeo de lo acontecido en el día. Esa cinta significaba dinero para él. Un montón de dinero.

    Su nombre era Sam Irwin. Su credencial decía Asistente delegado de Seguridad. Tenía cuarenta y ocho años, medía sobre metro sesenta y cinco  y tenía sobrepeso. Durante nueve años, había estado sentado tras un ordenador, mirando a los monitores, y el único ejercicio que hacía era el de caminar hacia su pequeña nevera que contenía doce latas de refresco. Sólo estaba sentado allí todo el día, en esa estrecha oficina, mirando a cuatro monitores, diez imágenes por monitor, con una imagen que parpadeaba aproximadamente cada diez segundos mientras comía comida basura buscando algo raro, cualquier cosa fuera de lo ordinario que pudiera significar algo grande. Raramente había algo de interés, pero en secreto él esperaba algún día poder vivir un momento a lo CSI

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1