Bajo el sol jaguar
Por Italo Calvino y Esther Calvino
5/5
()
Información de este libro electrónico
Italo Calvino
Italo Calvino nació en 1923 en Santiago de las Vegas (Cuba). A los dos años la familia regresó a Italia para instalarse en San Remo (Liguria). Publicó su primera novela animado por Cesare Pavese, quien le introdujo en la prestigiosa editorial Einaudi. Allí desempeñaría una importante labor como editor. De 1967 a 1980 vivió en París. Murió en 1985 en Siena, cerca de su casa de vacaciones, mientras escribía Seis propuestas para el próximo milenio. Con la lúcida mirada que le convirtió en uno de los escritores más destacados del siglo XX, Calvino indaga en el presente a través de sus propias experiencias en la Resistencia, en la posguerra o desde una observación incisiva del mundo contemporáneo; trata el pasado como una genealogía fabulada del hombre actual y convierte en espacios narrativos la literatura, la ciencia y la utopía.
Autores relacionados
Relacionado con Bajo el sol jaguar
Títulos en esta serie (32)
La jornada de un escrutador Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Seis propuestas para el próximo milenio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas ciudades invisibles Calificación: 5 de 5 estrellas5/5De fábula Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El vizconde demediado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesColección de arena Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El caballero inexistente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl barón rampante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl caballero inexistente Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La especulación inmobiliaria Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Si una noche de invierno un viajero Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPalomar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNuestros antepasados: El vizconde demediado / El barón rampante / El caballero inexistente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMundo escrito y mundo no escrito Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los amores difíciles Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPor qué leer los clásicos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorrespondencia (1940-1985) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Punto y aparte: Ensayos sobre literatura y sociedad Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El sendero de los nidos de araña Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Por último, el cuervo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa entrada en guerra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa nube de smog Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El camino de San Giovanni Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBajo el sol jaguar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La gran bonanza de las Antillas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Orlando furioso: narrado en prosa del poema de Ludovico Ariosto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa hormiga argentina Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los libros de los otros: Correspondencia (1947-1981) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un optimista en América Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesItalo Calvino: Universos y paradojas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
Selva oscura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa nube de smog Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Punto y aparte: Ensayos sobre literatura y sociedad Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El desfile del amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos libros de los otros: Correspondencia (1947-1981) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El camino de San Giovanni Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos dos tórtolos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorrespondencia (1940-1985) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La vida de hotel Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Obras completas, XV: El deslinde, Apuntes para la teoría literaria Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La vida desnuda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPalmeras de la brisa rápida Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El ojo en la nuca Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa lámpara de Psique Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa gran bonanza de las Antillas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Señor Kafka Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVidas perpendiculares Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Discursos desde la juventud contemporánea Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNo estoy aquí Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAtlas del eclipse Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPájaros a punto de volar Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Vidas de vidas: Una historia no académica de la biografía. Entre Marcel Schwob y la tradición hispanoamericana del siglo XX Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn optimista en América Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJuegos florales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Josefine y yo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Bella dama nocturna sin piedad: Antología de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna afición peligrosa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Marinero raso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa piel de zapa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Vidas minúsculas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Ficción general para usted
Poemas de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crítica de la razón pura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La Ilíada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vaya vaya, cómo has crecido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Animales mágicos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fortuna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Cómo habla un líder?: Manual de oratoria para persuadir audiencias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5100 cartas suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Arsène Lupin. Caballero y ladrón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Iliada: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cartas Filosoficas de Séneca Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mito de Sísifo de Albert Camus (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Rebelión en la Granja (Traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La riqueza de las naciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La llamada de Cthulhu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poesía Completa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito - (Anotado) / (Ilustrado): Incluye ilustraciones / Dibujos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mañana y tarde Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Grandes esperanzas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mercader de Venecia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Bajo el sol jaguar
1 clasificación0 comentarios
Vista previa del libro
Bajo el sol jaguar - Italo Calvino
Índice
Nota preliminar
Esther Calvino
Bajo el sol jaguar
El nombre, la nariz
Bajo el sol jaguar
Un rey a la escucha
Créditos
Nota preliminar
En 1972 Calvino empezó a escribir un libro sobre los cinco sentidos.
Cuando murió en 1985, sólo había terminado tres de los cinco cuentos: «El nombre, la nariz», «Bajo el sol jaguar» y «Un rey a la escucha». No cabe duda de que, si él hubiera podido completarlo, este libro sería hoy diferente. Considerando su obra anterior y las conversaciones que sobre estos cuentos mantuvimos, creo que no se hubiera limitado a escribir dos cuentos más, los que faltan, sobre la vista y el tacto. Sé que dudaba entre dos posibilidades: la de escribir un texto-ensayo de introducción como en Nuestros antepasados [Siruela, 2004], o, más probablemente, la de dar a la obra una estructura portante como en Si una noche de invierno un viajero [Siruela, 2006], en cuyo caso se hubiera tratado de un marco-novela, o sea otro libro.
En unas notas escritas pocos días antes de caer enfermo –cuando había comenzado a pensar en la estructura general del libro– Calvino se refirió a la importancia del marco y lo definió así el 2 de septiembre de 1985:
Hay una función fundamental, tanto en arte como en literatura, que es la del marco. Marco es aquello que señala el límite entre el cuadro y lo que está fuera de él: permite al cuadro existir, aislándolo del resto, pero recordando a la vez –y en todo caso representando– todo aquello que del cuadro permanece fuera de él. Podría arriesgar una definición: decimos que es poética una producción en la que cualquier experiencia singular adquiere evidencia destacándose de la continuidad del todo pero conservando como un reflejo de aquella vastedad ilimitada.
En realidad, sería preferible considerar Bajo el sol jaguar no como algo que Calvino comenzó y no terminó, sino meramente como tres cuentos escritos en diferentes períodos de su vida.
Esther Calvino
Bajo el sol jaguar
El nombre, la nariz
Como epígrafes de un alfabeto indescifrable, la mitad de cuyas letras han sido borradas por el esmeril del viento cargado de arena, así quedaréis, perfumerías, para el hombre sin nariz del futuro. Seguiréis abriéndonos las silenciosas puertas de vidrio, amortiguaréis nuestros pasos en las alfombras, nos acogeréis en vuestro espacio de estuche, sin ángulos, entre los revestimientos de madera laqueada de las paredes, vendedoras y patronas arreboladas y carnosas como flores artificiales seguirán rozándonos con los redondos brazos armados de vaporizadores o con el ruedo de la falda al estirarse de puntillas sobre los taburetes: pero los frascos, las botellitas, las ampollas con sus tapones de vidrio piramidales o facetados continuarán tejiendo en vano de un anaquel a otro la red de acuerdos consonancias disonancias contrapuntos modulaciones progresiones, nuestras sordas narices ya no captarán las notas de la gama: los aromas almizclados no se distinguirán de los cítricos, el ámbar y la reseda, la bergamota y el benjuí permanecerán mudos, sellados en el calmo sueño de los frascos. Olvidado el alfabeto del olfato que elaboraba otros tantos vocablos de un léxico precioso, los perfumes permanecerán sin palabra, inarticulados, ilegibles.
Una gran perfumería podía suscitar vibraciones muy diferentes en el alma de un hombre de mundo: como en los tiempos en que en los Champs Elysées mi carruaje se detenía con un brusco tirón de riendas delante de una conocida enseña, y yo bajaba precipitadamente, entraba en la galería de espejos dejando caer a un tiempo capa sombrero de copa bastón guantes en las manos de las muchachas que acudían en seguida a recogerlos, y Madame Odile venía a mi encuentro como volando sobre el falbalá: «Monsieur de Saint-Caliste! ¿Qué buenos vientos? ¿En qué, decidme, podemos serviros? ¿Una colonia? ¿Una esencia de vetiver? ¿Una pomada para rizar los bigotes? ¿Una loción que devuelva al cabello su verdadero color de ébano? ¿O bien», y pestañeaba acomodando los labios en una sonrisa maliciosa, «es un añadido a la lista de regalos que cada semana mis repartidores entregan discretamente en vuestro nombre, en direcciones ilustres y oscuras desparramadas por todo París? ¿Es una nueva conquista la que estáis por confiar a vuestra fiel Madame Odile?».
Y como yo, agotado por la agitación, callaba y me retorcía las manos, las muchachas empezaban a agitarse a mi alrededor: una me quitaba la gardenia del ojal para que ni siquiera su débil fragancia turbase la recepción de los perfumes, la otra me extraía del bolsillo el pañuelo de seda para que estuviera preparado a absorber las gotas de los muestrarios entre los cuales debía escoger, la tercera me vaporizaba con agua de rosas el chaleco para neutralizar el hedor de cigarro, la cuarta me pasaba una pincelada de laca inodora por los bigotes para que no se impregnaran de las diversas esencias trastornándome las narices.
Y la señora: «¡Ya veo, es una pasión! ¡Hace mucho que me la esperaba! ¡Monsieur no puede ocultarme nada! ¿Es una gran dama? ¿Es una reina de la comedia? ¿De las variedades? ¿O durante una despreocupada excursión al demi-monde habéis resbalado inesperadamente en el sentimiento? Pero ante todo, ¿en qué serie la clasificaríais: es dama de jazminados, de frutales, de penetrantes, de orientales? ¡Dímelo, mon chou!».
Y una de las vendedoras, Martine, me hacía ya cosquillas debajo de la oreja con la yema del dedo mojado en pachulí (y mientras tanto empujaba debajo de mi axila el aguijón de su pecho), y Charlotte me tendía para que lo oliera un brazo perfumado de acacia (en otros tiempos con aquel sistema había recorrido yo un muestrario entero dispuesto sobre su cuerpo), y Sidonie soplaba en mi mano para hacer evaporar la gota de eglantina que había depositado (entre sus labios se asomaban los pequeños dientes cuyos mordiscos yo bien conocía), y otra a quien nunca había visto, una chiquilla nueva (que en mi preocupación apenas rocé con un pellizco distraído) me tomaba como