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A JAVÄH
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Libro electrónico127 páginas29 minutos

A JAVÄH

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Información de este libro electrónico

¡OH EVA! SOY MORTAL COMO LOS DÍAS
EN QUE NECESITABA DEL AIRE, PARA NACER
PARA CORRER; HOY TE NECESITO.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento13 abr 2013
ISBN9788468641409
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    Vista previa del libro

    A JAVÄH - William Alva

    A

    Javáh

    2da Edición

    ¡Oh Eva!

    Soy mortal

    como los días

    en que necesitaba

    del aire

    para nacer,

    para correr;

    hoy te necesito.

    El Soplo de aquella Costilla

    Entre veredas marchaba por lados distintos

    de salto en salto

    y el pensamiento rondaba,

    agitado;

    sin llamarlo

    como soplo, llegó lo divino

    como viento aéreo y precioso

    que llega desde el cielo,

    aquello que no se compra

    ni se vende.

    Necesidad de vida al lado de alguien

    de abrazarte;

    y habitar en esta tierra casi baldía

    y nacer

    como nacen los árboles

    así de chiquitos, así

    tan verdes y llenos de vida

    así para crecer

    para creer;

    como nacen las almas

    así para crecer los dos

    como nace el amor,

    así para crecer.

    Pasaba el viento enseñoreado

    antes de ir al lugar,

    antes de dejar de ser lo mismo,

    pasaba la brisa atenta

    sobre la arena

    allí donde reposaba tu pensamiento,

    allí donde estabas

    donde aquella costilla

    se hizo belleza y pensamiento.

    Necesitaba de ese Edén

    de ese conflicto aprendizaje

    de esa vitalidad perdida

    de esa sonrisa,

    de tus lágrimas y ayuda.

    Necesitaba de ese empuje

    de ese cariño idóneo

    de ese beso,

    de tus manos, ánimo y dulzura.

    Eres esa bendición celestial

    que pedía arrastrado al Creador,

    cuando con lágrimas limpie el suelo

    con la boca pegada al cemento,

    suponiendo ser David al pedir

    testificando la fe.

    ¿Llegaría ese ángel?

    No de aquellas que mutilaban mi sed,

    no de aquellas que desgarraban la piel

    y pisaban el corazón.

    ¿Llegaría eso sublime?

    No como azúcar para diabetes,

    no como río indecente, escanciado al litoral

    ensuciando el paisaje.

    Alimentaba mi tiempo con sollozos

    madrugada tras madrugada

    en brazos maternos y contristados

    en brazos que no se cansan de entender.

    Necesitaba de ese comprender,

    aquello que no podía poseer

    aquello no fugaz

    aquello libre y no libertino;

    eso excelso y trascendente.

    El hálito de la moza

    renovada en doncellas oraciones

    gráciles como piel de ternura,

    resoplaba a distancia alejada;

    casi llena de hierba proterva

    son mis horas huecas.

    ¿Qué preguntabas Sabá?

    Acaso reina preguntaste sobre la sinuosa

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