Asesinar al Presidente. Asesinatos presidenciales e intentos de asesinatos

Por Nicholas L. Vulich

¿Quiere conocer la verdadera historia en torno a los hombres que asesinaron a los presidentes?

“Asesinar al Presidente” ofrece un análisis breve y fascinante de los presidentes que murieron, los motivos y el estado mental de los asesinos y la reacción de los ciudadanos ante los asesinatos.

Entre los protagonistas encontrará a: 

Charles Julius Guiteau, el hombre que disparó contra James Garfield. Dijo a las autoridades: “Estaba en la cama … y pensaba en la situación política y por mi cabeza cruzó la idea de que si el Presidente desaparecía todo iría mejor….” Y, posteriormente, durante el juicio añadió: “Imagino que me convertiré en Presidente. Algunas personas creen que soy un hombre tan capaz como el presidente (Chester A. Arthur) lo es ahora”.

John Schrank, el hombre que disparó contra Theodore Roosevelt dijo: “Vi en un sueño al presidente McKinley colocado en un ataúd señalando con el dedo a un hombre vestido con ropas de monje en quien reconocí a Theodore Roosevelt. El presidente fallecido dijo: “Este es mi asesino, vengad mi muerte”. Y luego disparó e hirió al candidato del Partido Progresista, al Alce Macho.

John Wilkes Booth, el asesino del presidente Lincoln, escribió en su diario tan sólo varias noches antes de morir: “Tengo un alma demasiado grande para morir como un criminal…..”.

Las historias narradas son sorprendentes.

Las semejanzas entre cada uno de los asesinatos le hará pensar. La mayor parte de los asesinos se enteró del itinerario que iba a seguir el presidente leyendo el periódico. Leon Czolgosz, el asesino del presidente McKinley, dijo a las autoridades: “Hace ocho días, mientras estaba en Chicago, leí en un periódico de Chicago que el presidente McKinley iba a visitar la Exposición panamericana de Buffalo. Aquel día compré un billete y llegué aquí decidido a hacer algo, aunque todavía no sabía qué. Pensé en disparar contra el presidente….”.

Esta es la historia de los asesinatos, narrada de la forma más fidedigna posible utilizando las palabras de los testigos, los asesinos y aquellos que realizaron algún intento de asesinato.

Este es un libro breve, tan sólo tiene 108 páginas, de fácil lectura y que hará que usted quiera investigar y saber más sobre este capítulo oscuro de la historia estadounidense.

Algunos datos son bastante explícitos, como la información ofrecida por el cirujano Charles Taft al describir cómo trasladaron al moribundo Abraham Lincoln a Petersen House, “la sangre brotaba de la herida, cada vez más y más deprisa” a medida que caminaban. Y por la noche, sujetó la cabeza del presidente moribundo para que la sangre y el tejido cerebral siguieran saliendo y para evitar la formación de coágulos.

Otras partes del libro le harán reír. Giuseppe Zangara, el hombre que intentó matar a Franklin Roosevelt era tan bajo que tuvo que subirse a una silla plegable para ver bien al presidente electo, y luego declaró que “decidí matarle y hacerle sufrir… porque me duele el estómago”.

No espere ni un minuto más. Haga el pedido de este libro hoy mismo y en menos de dos horas conocerá la verdadera historia de los asesinos de los presidentes. 

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 1 abr 2016
• ISBN: 9781498940948

Vista previa del libro

Gracias por haber comprado este libro. Esta obra ha sido creada para ofrecerle un breve resumen de un aspecto de la historia estadounidense. Aunque ningún libro podrá ofrecerle toda la información de la que se dispone en torno a los asesinatos presidenciales, se ha hecho todo lo posible para ofrecer aquí todos los datos relevantes que usted necesita conocer para comprender los hechos que tuvieron lugar en el momento en que se cometió cada uno de los asesinatos. Nuestro objetivo es ayudarle a comprender los hechos históricos presentándolos de forma sencilla.

Si encuentra los contenidos útiles, por favor, considere la posibilidad de dedicar unos minutos para darnos su opinión en Amazon.

Sus comentarios ayudarán a otros lectores a decidir si este libro puede serles útil en el viaje que realizarán para comprender esta parte oscura de la historia estadounidense. Al mismo tiempo, sus comentarios me ayudarán a encontrar errores u omisiones que aparezcan en este libro para rectificarlos lo antes posible.

Si quiere hacer algún comentario o tiene alguna pregunta, no dude en ponerse en contacto conmigo en la dirección de correo [e-mail] Cualquier corrección será abordada en futuras ediciones.

Índice

Introducción

Abraham Lincoln

Las premoniciones de Lincoln sobre su asesinato

La conspiración de John Wilkes Booth

Booth piensa en el asesinato

El fatídico día

Matar al presidente Lincoln

Traición en la noche

Persecución y captura de los conspiradores

James Garfield

El sufrimiento del presidente

Charles J. Guiteau – Asesino

Juicio de Charles J. Guiteau

William McKinley

La declaración del asesino

El presidente sufre

Juicio y ejecución de Leon Czolgosz

John F. Kennedy

Lee Harvey Oswald

La Comisión Warren

Los intentos de asesinato de presidentes

Andrew Jackson

Abraham Lincoln

Theodore Roosevelt

Herbert Hoover

Franklin D. Roosevelt

Harry Truman

Gerald Ford

Ronald Reagan

Otras obras de Nicholas L. Vulich

Introducción

El asesinato de líderes políticos no es algo que se produzca sólo en los Estados Unidos.

Shakespeare forjó su carrera relatando historias de intrigas políticas, magnicidios y asesinatos. Pensemos en César, Hamlet y Macbeth. La reina Victoria sufrió casi una docena de intentos de asesinato durante sus más de sesenta años de reinado. El asesinato del archiduque Francisco Fernando fue uno de los muchos factores que hicieron que Europa se precipitara a la Primera Guerra Mundial.

En Estados Unidos, cuatro presidentes han perdido su vida por las balas de asesinos. Quince presidentes, además de estos, han sido víctimas de intentos de asesinato y circulan teorías sobre conspiraciones en torno a la muerte de otros dos.

Esto supone que sólo veintidós presidentes no se han visto afectados por la sombra del asesino.

Esta obra va a examinar, en primer lugar, los magnicidios de presidentes y las circunstancias que rodearon estos hechos y, en segundo lugar, varios otros intentos de asesinato de los que fueron víctima nuestros líderes políticos.

En la mayoría de los casos, se ha identificado totalmente al asesino. En otros casos, como en el del asesinato del presidente John F. Kennedy, abundan las teorías conspiratorias pero las pruebas en torno a las mismas son circunstanciales en el mejor de los casos.

Desde el asesinato de Abraham Lincoln, la gente ha intentado hallar grandes conspiraciones en lugar de examinar únicamente los hechos. En el caso de Lincoln, se ha sugerido que el secretario de la guerra, Edwin M. Stanton, tuvo algo que ver con su muerte. El razonamiento que se daba era que a Stanton no le gustaban las políticas laxas de Lincoln en relación con la reconstrucción del Sur.

Mary Todd Lincoln creía que el vicepresidente Andrew Johnson mató a su marido. Se ha hablado de muchos otros posibles autores, incluida la Iglesia Católica Romana, un intento confederado de revancha e incluso de un grupo de miembros de la banca internacional.

Pero, esto no termina ahí.

En 1980 la escritora Clara Rising convenció a la familia de Zachary Taylor para que se exhumara su cuerpo a fin de buscar pruebas de algún tipo de acto criminal. No se encontraron.

Se cuentan teorías similares sobre la muerte de Warren G. Harding. Harding enfermó y murió tan sólo una semana después mientras viajaba por Alaska y la región noroeste del Pacífico. La explicación oficial fue que murió de un infarto de corazón o de una hemorragia cerebral. Como consecuencia de la negativa de la Sra. Harding para permitir que se realizara la autopsia, hay teorías conspirativas que dicen que ella lo mató. Véase The Strange Death of President Harding[1] (1930) de Gaston B. Means.

Pero, las conspiraciones se tratarán en otro libro. Este libro narrará los hechos.

Nicholas L. Vulich

Davenport, Iowa (2013)

Abraham Lincoln

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3 de marzo de 1865. Abraham Lincoln cabalgaba hacia Petersburg, en el estado de Virginia, acompañado por su guardaespaldas William Crook. Se dirigían allí para reunirse con el general Ulysses S. Grant que acababa de tomar Petersburg.

Crook describió la horrible escena que observaron al recorrer el campo de batalla, todavía puedo ver a un hombre con un orificio de bala que le atraviesa la frente y otro con ambos brazos cercenados. A su alrededor había cadáveres esparcidos y la carnicería propia de la guerra.

Al día siguiente, el 4 de marzo, Lincoln y Crook emprendieron viaje