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Rutina adolescente: No necesito enemigos
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Rutina adolescente: No necesito enemigos
Libro electrónico338 páginas5 horas

Rutina adolescente: No necesito enemigos

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Información de este libro electrónico

Richelle relata una parte de su adolescencia convertida en rutina, de la que trata de escapar. Pero junto a sus amigos y el tiempo, se convierten en esclavos de sus propios planes y de los ajenos. Una novela donde los amigos también pueden ser enemigos.

IdiomaEspañol
EditorialMagali Pool
Fecha de lanzamiento7 ene 2014
ISBN0896041661795
Rutina adolescente: No necesito enemigos
Autor

Magali Pool

Soy psicóloga con un diplomado en RH. Siempre he querido tener un espacio para compartir mis ideas e intereses, pues me encanta escribir y sobre todo dar mi opinión.Actualmente estudio una maestría en el ámbito educativo, y he escrito los siguientes libros: : “El misterio de los hechizos”, “Historias antirrománticas”, “Cómo no tener novio”, “Acordándome de mí", entre otros.

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    Rutina adolescente - Magali Pool

    Mi fiesta se aproximaba, mis amigos y yo estábamos ocupados en los detalles, entregando invitaciones, reservando para los parientes lejanos…, hasta que por fin llegó el día.

    No estaba feliz como el resto, salvo porque estaban mis amigos y el niño que inexplicablemente empezaba a gustarme (Leandro). El ambiente era de los años 70, no muy original, pero la mejor época en la historia. Quería una fiesta donde no hiciera falta una máquina del tiempo, volver al ambiente despreocupado.

    Desde la misa sentí que cumplía con un compromiso, no era por mis creencias, sino por las costumbres. Yo buscaba algo diferente, pero ni modos, de vez en cuando yo debía darles un poco de gusto a mis padres. Gracias a ellos tenía lo que tenía…y lo que quería.

    Era increíble que de aquella forma tuviera que presentarme en sociedad…, pero lo acepté, no hubo mayor problema.

    Al salir, un auto clásico de aquella época nos esperaba. Aún no sé de donde lo sacaron, eso si, fue una grata sorpresa; el interior me deslumbraba, yo esperaba una limusina o un helicóptero, seguramente Julieta se había encargado de ese regalito. ¡Cuánto lamenté tener otros autos favoritos!, realmente lo sentí por Julieta, no encontraba fecha para pasear en él. Además, seguramente era un cacharro reciclado.

    En la fiesta había más gente que en la iglesia, cualquiera diría que era de esperarse. El lugar fue en una sala de fiestas dentro del hotel de mis padres. Ante tanta música y algarabía, como un carnaval lleno de soledad y desinterés, movido por la sociedad dispuesta a vivir el momento y a recordar lo más significativo; Leandro me llevaba de la mano. Lo miraba a los ojos y él a mí, pero con sólo saber que bailaríamos como lo ha hecho cualquier quinceañera me decepcionaba, y deseaba estar con él en otro momento sin ser tan hipócrita, porque dar sonrisas falsas saca arrugas principalmente en el alma.

    Toda la gente a nuestro alrededor, difícil de identificar, gritaba y aplaudía como si fuera el mejor día de mi vida. ¡Aproveché a lucirme! Aunque brillaba más en otras ocasiones.

    Cuando la fiesta por fin empezó, Sara parecía muy entusiasmada, era misteriosa por su manera de confesar algunas cosas.

    ——Lo último que hubiera deseado es una fiesta, prefiero invertir mi dinero.

    ——¿Qué estás diciendo? ¡No hay mejor inversión que la diversión! ——le contestó Indira, mientras que Julieta era la inexplicable.

    ——Tu fiesta esta muy <> como para seguirla desperdiciando con tu flaqueza ——me dijo al notar que estaba angustiada porque les reclamaba que se mantuvieran en su lugar. En fin, traté de escuchar a mis amigos y pasarla bien, no tenía más opciones. Varios compañeros de clase estaban ahí, ellos sólo me decían: <>.

    Las típicas palabras que dijeron mis padres y padrinos pasaron desapercibidas para mí. Cortar el pastel, y dar las gracias fue lo más fácil.

    Mi padre sería el primero que bailaría conmigo, después Leandro, Santiago y por último otros chicos amables.

    Pero Leandro no estaba, seguramente fue al baño o no sé adónde, porque no aparecía. Mientras tanto, el show ya había empezado y Santiago tuvo que ocupar su lugar. Traté de impedirlo, pero estábamos en medio de la multitud que veían atentos el espectáculo.

    Santiago estaba ebrio, bailaba errónea y excesivamente junto a mí mientras la gente gritaba <<¡BESO!>>, <<¡BESO!>>.

    ——¿Por qué bebiste? ——le pregunté susurrándole al oído, disimulando la rabia.

    ——¡Necesito valor! ——me respondió como dando un pretexto.

    ——¿Desde cuándo necesitas valor para bailar? ¡Eres un excelente bailarín! ——le reclamé.

    ——El valor que no tengo es para decirte que el único regalo que te traje son mis sentimientos.

    ——Lo sé, y te lo agradezco; no era necesario traerme algo material, aunque me extraña de ti porque eres muy detallista.

    ——No es todo lo que puedo darte, aún hace falta más.

    No entendí que quería decirme, pero entre más era el grito de la multitud no escuchaba lo que decía, ¡hasta que me besó en la boca! Fue un momento de pánico y euforia, la gente gritaba cada vez más…No quería pensar en el resto de las explicaciones que tendríamos que dar. De pronto, sentí dos manos frías agarrando las mías, y al mismo tiempo quitando las de Santiago, ¡era Leandro! Parecía que me gritaría e incluso me golpearía, por lo que me resistí a que me tocara; todos estábamos bailando, y sin hablar continuamos, mientras Santiago salía de la pista. Afortunadamente, el atentado aparentó estar montado, así que respiré y me tranquilicé.

    Leandro bajaba los ojos, me acercaba cada vez más a él, quien poco a poco se alejaba, estaba enojado y si no fuera <>, ni siquiera hubiera bailado conmigo.

    La gente no paraba de gritar. Julieta, Sara e Indira murmuraban. El novio de Indira sólo se reía sin importar que fuera ofensivo. Mis padres habían visto los ensayos, y no eran muy accesibles comprendiendo mis problemas. Por mi parte era mejor aprovechar el momento para aclarar las cosas, con lo complicado que resultaba Leandro, si no era en ese momento nunca lo sería.

    ——Leandro, ¿por qué no estabas listo? ——le pregunté, disimulando, como si no pasara nada.

    ——¿Que Santiago y tú se besaron en la boca?

    ——¡Sí!, nunca lo pensé…Está borracho. Te juro que no tuve nada que ver.

    ——No tienes por qué jurarme nada, no hace falta.

    ——Tienes razón, ¿a celosos machistas como tú?, ¡es una locura!

    ——¿Por qué dices eso? Ni estoy celoso ni soy machista.

    ——No lo discutiremos ahora. Además, te hice una pregunta.

    Él no contestó, por lo que comencé a reírme con él para despistar a la gente, hasta que me abrazó; en verdad éramos más inexplicables que Julieta. Creo que el gusto por los enigmas y las aventuras me mantenían cerca de todos mis amigos, olvidándome de lo mentirosos que solíamos ser algunas veces.

    Estaba confundida, pero a la vez satisfecha de que se rompiera la monotonía. Tenía que haber variedad.

    Mi padre estaba más enojado que Leandro, yo misma noté su esfuerzo por controlarse, su sonrisa no me engañaba como a los demás; él me exigiría una explicación. Todo ese tiempo estuve contando los segundos y aunque debí mirarlo a los ojos, mi padre miraba hacia otra parte; no podía soportar aquella mirada de castigo. Sin querer vi también a mi madre, quien desesperadamente me hacía señas para que viera los ojos de mi padre. Tuve que obligarme a insinuar culpabilidad ante él. Bajé la cabeza, sólo así me perdonaba. A pesar del malentendido, él no dejó de sonreír en toda la fiesta.

    El espectáculo continuó, después del vals seguía una coreografía y <>. Nuestra ropa era vistosa como nuestro sentido del humor. Sara, Indira, Santiago, Leandro y Julieta participaron, todos estábamos felices aunque después llegara una serie caótica para enfrentar.

    La fiesta fue toda mía. No fue precisamente como mi familia quiso, ¡pero sí como yo quise!, sin necesidad de planearlo.

    Terminamos bailando una canción de ABBA, mi favorita: The winner takes it all, pero al público no pareció gustarle, parecía que les daba sueño.

    Fotografías y grabaciones se quedaron para recordar aquella experiencia cada vez que lo deseara, pero la verdad es que no tengo idea de dónde estén en este momento.

    03

    ENFRENTANDO LA REALIDAD

    Al día siguiente, domingo, mis padres me exigieron una explicación por el escándalo del cual sólo la familia y los amigos se enteraron, ellos habían visto los ensayos. Con eso era suficiente para un gran encierro y crisis económica temporal.

    Estaba asimilando lo ocurrido en mi habitación, hasta que escuché el grito de mi padre: <<¡Richelle!>>.

    Caminé hacia la cocina para escucharlo, ya era costumbre.

    ——¿Yo? ——fue la primera pregunta que esbocé. Apenas podía hablar, pensar y caminar.

    ——¿Qué pasó, qué hice? ——pregunté tardíamente, por si era algo malo, y tratando de recordar.

    ——Sabes perfectamente lo que hiciste ——escuché de la voz estricta de mi padre.

    ——¿Qué no hoy es lunes? ¡Deberías estar trabajando, papá! Hoy tenías una cita muy importante.

    ——¡Es una pena que no sepas ni el día! ——dijo mi madre como declamando una tragedia… o amenazándome.

    ——No me gustó que bebieras exageradamente en una ocasión que debió ser especial para ti, ¿así piensas vivir el resto de tu vida? ——me preguntó mi padre frente a frente.

    ——¡No! ¿Cómo crees?, sabes que cumplo con mis responsabilidades, cometo errores como cualquiera pero no tan grandes como para arrepentirme, al menos no hasta ahora. Además tengo que despejarme un poquito de la escuela y el alcohol me ayuda ——le respondí más despierta y en la realidad.

    ——¡Quienes piensan así son los borrachos!, y tú eres una niña decente con un gran futuro como para desperdiciar tu tiempo.

    ——¿Soy una niña? Vaya, la fiesta de ayer no sirvió.

    ——¡Esa fiesta no significa que hagas lo que se te da la gana!, ¡no mientras vivas en esta casa y comas de esa comida que ves en la mesa! ——exclamó mi madre agobiada; mientras yo daba un salto.

    ——Si de eso se trata, ¡debería trabajar y se acabó! ——dije sin perder la cordura.

    ——Sabes que no es fácil trabajar, además, ¿qué sabes hacer?

    Pareciera que mi madre estaba feliz de humillarme, mas conmigo eso no funcionaba.

    ——Muchas cosas: bailo, hago acrobacias, diseño mi propia ropa… Y podría tener mi propio negocio, es de familia, ¿no?

    ——¿Serás dueña de un circo? ——replicó mi padre, sin variar de humor.

    ——Vivo en uno, pero si tuviera el mío viajaría por el mundo.

    ——¿Estás ebria aún? ——mi madre insistió en hacerme entrar en razón——. ¡Cuando menos algo tienes que estudiar!

    ——Aún no sé lo que quiero…

    ——¡Pero quieres trabajar, y no sabes ni qué vas a estudiar! Las cosas son muy sencillas: trabajas de mesera mientras estudias, pagas la renta de tu departamento y tu comida, ¿de acuerdo? ——interrumpió mi padre.

    ——Aún no sabes qué pasa contigo, no estás consciente de las cosas, por eso antes de que arruines tu vida sin marcha atrás, ¡piensa! ——agregó nuevamente mi madre.

    ——¡Pero estoy joven y necesito un poco de libertad y diversión! Además siempre hay otras opciones…

    ——¿Y no te la brindamos? ¿Te amarramos con cadenas?

    Mi padre estaba furioso, y a mi juicio no debió estarlo.

    ——¡No me castigues!, ¡yo siempre obedezco!

    ——Pero no hemos terminado, ¿qué pasó ayer con tu amiguito?

    ——Absolutamente nada, no fue una falta de respeto como ustedes creen, sólo estaba un poco ebrio. No hay nada nuevo, todo volverá a la normalidad. Lo prometo.

    ——Eso lo sabremos después ——dijo por último mi madre mientras se alejaba hacia la sala para ver su programa favorito.

    Mi padre era impulsivo, apostaba que nunca cumpliría con sus amenazas; como era la hija única, era la consentida. Ricarda hacía lo que tenía que hacer, pero no por eso dejaba de escuchar.

    Mis padres se preocupan más por las noticias que por mí. Después de desayunar fui a mi cuarto, las cadenas que me ataban eran emocionales. No era la primera vez que discutía con ellos, ni la última vez que les hacía la misma promesa; tenían mala memoria.

    Sin que pasara mucho tiempo escuché sonar el teléfono en mi habitación, según el identificador de llamadas era Julieta; verdaderamente preferí no contestar, tal vez se encolerizara, pero se le pasaría.

    Inmediatamente comenzó el chat; la primera fue Indira.

    ——Richelle q demonios pasó ayer?

    ——D q?

    ——Komo q d q? Besaste a Santiago y a otros, menos a Leandro y x ultimo t mborraxas!!!!!

    ——T juro q NO ME ACUERDO de beber exageradament no C kmo pudo pasar.

    ——Nunca t abias mborraxado tanto estuvist a punto de arruinar tu fiesta.

    Otra ventana estaba parpadeando, era la de Julieta.

    ——stuv llamandt n toda la noxe para saber kmo stabas y pns k ya t habías muerto d ebriedad.

    ——Afortunadamente stoy bien, pero q pasó?

    ——Desapareciste x 1 rato y qando t ncontraron stabas desmayada, todos pnsamos q t abian drogado, pro no, stabas borraxísima.

    Enseguida recordé que estaba buscando a Leandro que iba y venía, hasta que unos compañeros de la clase me hablaron y tomé una copa.

    ——¡Es q x ir con unos MALDITOS que nunca debí invitar!… ¡Ellos me emborracharon!!!!

    ——Ellos no t dieron el alcohol en la bok querida deja d ser distraída y v a lo k vas no a bbr km alcoholica además stabas muy lejos d ellos seguramente t krías ir a LUCIR x otra parte pro terminaste en el piso casi cerca d la salida de emergencia.

    ——Buskba a Leandro y nunca me importó LUCIRME.

    ——Eso se vio, lo 1ero que transmitiste fue dsinteres, T das Qenta? Sólo xq la fiesta estuvo divertida…y x los sucesos inesperados no nos aburriste.

    Mientras la ventana de Sara parpadeaba desde hace mucho sin que le contestara:

    ——<<¿Estás bien?>>, <<¡hola!>>, <<¿hay alguien?>>, <<¡contesta!>>, <>, <<¡ya sé! Te avergüenza responder todo lo que tengo para preguntarte>>.

    ——Hola estoy bien SORRY estaba ocupada no creas q t ignoro kmo crees!!!!

    ——¡Santiago te besó! Nunca nos dijeron que había algo entre ustedes.

    ——Estaba ebrio, t enteraste???

    ——Por supuesto, se estaba cayendo, todos pensamos que se pusieron de acuerdo y que hay un nuevo romance.

    ——¡Pues se equivocan!!!, xq santiago es nuestro amigo y nada +.

    Las ventanas seguían parpadeando, Indira continuaba.

    ——Y santiago??

    ——No c, spro que no st tan crudo xq tnmos cuentas pndients.

    ——ROMÁNTICAS???

    ——Anti-románticas.

    Julieta por su parte.

    ——Leandro ha de estar muy molesto ya dile de una vez k no te gusta y k prefieres a Santiago para que el pobre no siga sufriendo x ti no le kites su juventud ya tienes muxo con quitarle lo k ha vivido:XD

    A veces, ella me hacía reflexionar, por eso la soportaba; yo no era suficientemente racional, y no era obligatorio serlo. Julieta era como una hermana mayor regañona.

    ——Mejor dile que t gusta, JULIETA.

    ——RICHELLE!!!!

    No podía con tantas interrogantes o chismes, era mejor saber qué pasaba. Me desconecté del Messenger, puesto que ya tenía ganas de hablar, y llamé a Santiago.

    ——¿Hola? ——contestó.

    ——¿Ya estás mejor?, ¿no es así?

    ——Claro, Richelle; yo te besé ayer en tu fiesta, ¡perdóname!, no fue mi intención, yo nunca quise causarte problemas.

    ——¿No? ¿Y qué te propusiste?

    ——Sólo tomé un poco de tequila, era un día especial.

    ——Un día especial para mí, ¡por eso no debiste hacerlo! ¿Sientes algo por mí? ¡Acláralo!

    ——Amistad, nada más. Cariño, te quiero mucho y sabes que somos amigos…La verdad es que me atraes, pero si no estás de acuerdo puedo superarlo.

    ——¿Quieres decir que te gusto?

    ——No lo sé, no creo ser tu tipo.

    ——¡Por supuesto que no lo eres!, yo también te quiero, pero no hay necesidad de hacer escándalos. No me veas como una opción, ahórrate el tiempo. ¿Leandro te ha dicho algo?

    ——No, no lo vi en toda la noche más que para bailar contigo y el sketch.

    ——Quiero que hables con él, está irritado, sabes que yo le gusto, pero no le hago caso…Y a veces siento que me gusta…y tienes que ser tú quien arregle esta situación. ¡No sé cómo le vas a hacer, pero hazlo!

    Estallé contra Santiago y después de cinco horas pensé que él me llamaría, o no sé, que pasaría algo porque estaba muy incómoda. Pareciera que mi petición le entró por un oído y le salió por el otro. Aunque me quedé pensando quién realmente me gustaba; Santiago no estaba tan mal, pero Leandro era más atractivo y si no le hacía caso a él que era un caballero,¿por qué habría de enamorarme de Santi?, quien era afortunado de no ser padre, y yo de no ser madre, ¿qué juzgaba? No llegué a ninguna conclusión.

    Subí y bajé las escaleras, almorcé, escuché música… Hasta que por fin Santiago llamó.

    ——Está en su casa, no quiere hablar conmigo. Dice que soy un mujeriego de lo peor y que no tengo vergüenza de hacer el ridículo.

    ——¿Le dijiste algo sobre mí?

    ——¡Claro!, por eso le llamé. Le dije que tú lo amabas y que el culpable era yo.

    ——¿Qué? Yo lo quiero, ¡no lo amo aún!, sólo siento atracción por él.

    ——¡Tú también estabas borracha!

    ——¡Oh, no! Está bien. Adiós.

    ——Richelle, perdón por los daños causados, trataré de hacer algo por los dos.

    ——No, ¡no, por favor!, déjalo así…, ya lo has hecho.

    Increíblemente empecé a llorar, no comprendía si de tristeza o felicidad, me sentí bien por unas cosas, pero mal por otras. Mal por hacer lo que no quería con tal de satisfacer a los demás; y bien por estar sola, aunque fuera en mi habitación. Necesitaba despejar mi mente, pensar mejor las cosas. Me aferré a mi almohada hasta que me quedé dormida en espera de otro día. ¡Qué mejor si era diferente!

    04

    RECORDANDO UN POCO

    Evidentemente Santiago y yo estábamos en boca de todos, los conocidos nos miraban y reían. Decir insoportable no era suficiente, quería un micrófono y dos grandes bocinas para que escucharan todas las groserías que tendría que decirles, y así no hablaran más de mí; ¡sí, nos besamos y qué! De igual manera me felicitaban porque el espectáculo que ofrecí fue vistoso y gracioso, entonces estuve orgullosa de ser importante… ¡Y que hablaran lo que quisieran de mí! Lo pasado, pasado.

    La fiesta de Indira, iba a estar desquiciadamente loca, al menos eso esperaba. Sus cumpleaños anteriores eran todo un espectáculo, las fiestas de: Navidad, Primavera, Pascua, Noche de Brujas y demás etcéteras estaban a reventar. Me era casi imposible imaginar Sus quince.

    Mis amigos y yo éramos populares por nuestras ocurrencias y travesuras; Indira era la más alocada y desafiante. Sus padres conseguían que los castigos le fueran absueltos, por supuesto que sus amigos también resultábamos beneficiados.

    Éramos un grupo establecido, y nadie más debía ingresar (excepto los novios de Indira), porque desde niños teníamos muchas cosas en común, éramos hijos únicos y nos entendíamos…Éramos como una familia, y un nuevo miembro no se aceptaba a no ser que pasara el examen de compatibilidad. De cualquier manera yo era afectuosa con los demás; Julieta, la amargada; Indira la sexy arrogante; Sara siempre estaba en el cuadro de honor, y era la que menos encajaba con nosotros, al menos sus lentes eran de contacto, y no se veía muy ñoña, a pesar de no ser tan simpática y sociable; la conocimos desde preescolar, todo porque unos niños le hacían daño e Indira la defendió, ¿qué no parece extraño? Sara le platicó a sus padres, los cuales nos llevaron de paseo, y nos dieron unos cuantos regalos; al resto de los niños ni siquiera les importaba quienes éramos, todos tenían su grupito formado por ciertas y determinadas circunstancias.

    Santiago era el niño solitario, aislado del mundo, que siempre desayunaba y jugaba

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