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Emociones en el Tiempo
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Libro electrónico64 páginas1 hora

Emociones en el Tiempo

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Historias cortas narradas con un sentimiento sensual y erótico a la vez que inocente, en las cuales el lector se involucra con cada personaje y camina junto con estos en un tortuoso torbellino de emociones.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento30 nov 1998
ISBN9781483517742
Emociones en el Tiempo

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    Emociones en el Tiempo - Marichú Flores Lira

    Emociones en el tiempo

    MARICHÚ FLORES LIRA

    Agradecimientos

    Ilustración de portada: Fernando Flores, Compás cuaternario, óleo sobre tela.

    Copyright, María de Jesús Flores Lira

    A mis amados hijos Arturo, Joao y Giovanni por su amor, apoyo y comprensión, y especialmente porque siempre creyeron en mí.

    A la memoria de mi tío Luis Sandi:

    Aún siento tu mirada siempre atenta y la calidez de tu sonrisa cuando desnudaba mi alma y te hacía partícipe de mis sueños. A ti, tío, por tus palabras de aliento; porque me enseñaste a no avergonzarme de expresar mis sentimientos; por el cariño que siempre me diste; porque donde quiera que te encuentres, persista tu sonrisa.

    En el amor todas las contradicciones

    de la existencia se funden y se pierden

    R. Tagore

    Prólogo

    El amor, el amor siempre presente en nuestras conversaciones cotidianas; en una tarde de café, en la comida familiar; entre la bohemia, el cigarro y una copa de vino; como confidencia de encuentros prohibidos, como fantasías surrealistas con su sensualidad y su erotismo, con sus torbellinos pasionales, con su filantropía...el amor, siempre el amor, presente a cada instante en los seres humanos. El amor en sus distintas facetas y manifestaciones, pletórico de energía, con su magia y misticismo más allá de lo físico. Como un sentimiento de tal fuerza que envuelve, que alimenta, que destruye cuando es malentendido; que traiciona, que tolera, que cede. Que se puede convertir en el eterno paraíso o en un infierno cotidiano. El amor...el amor que da vida, el amor que mata; el que aprisiona y desgarra, el que da libertad para volar. El que no ve ni escucha, el que se siente y se transmite, el amor de cada día, el que sufre y padece, el amor, siempre el amor, ayer, hoy y mañana como una lección para aprender.

    Emociones en el tiempo

    Encuentros y desencuentros

    Alicia esperó; siempre esperó inútilmente el momento en el cual José Luis la tomara entre sus brazos y le dijera que la amaba, que el tiempo no había transcurrido, que iniciarían una vida diferente, nueva, llena de esperanzas, de amor y sueños compartidos. Que serían la pareja que una vez soñara con crecer en la misma dirección.

    Acurrucada en su sillón favorito, frente a la chimenea, con escasa luz en la habitación, con las manos cruzadas sobre su regazo y la mirada fija en el fuego que silenciosamente consumía los leños, Alicia dibujaba una melancólica sonrisa en aquel rostro que alguna vez fuera lozano.

    José Luis había traicionado su amor de adolescente, su amor de juventud, su amor de mujer madura. Amor que se consumía en su fuego interno al igual que los leños de la chimenea: en silencio.

    En su inocencia, había pensado que él, algún día, despertaría de su conciencia dormida, pero nunca fue así. Alicia se había enfrentado a muy temprana edad ante una vida que no le correspondía vivir todavía. Dedicó ésta a desempeñar su rol de madre y esposa. Nunca imaginó que, además, como parte de su desarrollo como ser humano tenía que vivir su vida como mujer, porque ese rol era desconocido para ella.

    Con el paso del tiempo comprendió muchas cosas. ¡Cuánta razón tuvieron sus hijos! Fue egoísta consigo misma al no brindarse la oportunidad de crecer como mujer. Se fundió en un miedo abrasador, adormecedor, que había fincado sus redes sin inhibirse y de manera inagotable. Establecida en la prisión que ella misma había construido en su mente, abandonó la batalla y se desprendió del mundo deforme que no comulgaba con sus fantasías ni con su realidad. Irreverentemente abandonó todo lo que le ocasionara rabia, tristeza o frustración. Cada huella en su rostro era un recuerdo latente, una experiencia vivida al desamparo de ella misma. Muchas veces, a través del tiempo, se encomendó al Señor para no permitir que su alma se llenara de podredumbre, pero fue escasa su fe. Como pordiosera de la vida, porfiaba en cada circunstancia que el destino le pusiera enfrente, por dolorosa que ésta fuere. Tropezaba, caía y se levantaba; huía, se alejaba y regresaba con proyectos nuevos, con decisión. Su vida era un torbellino de eternos encuentros y desencuentros, pero su fe era escasa y sus miedos crecían cada vez más. Se sublevaba y resurgía con uno y mil propósitos por cumplir en un caudal de sueños y fantasías; era entonces cuando renacía la fe que se alejaba

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