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Tus ojos, Tu vida, MI MUERTE
Tus ojos, Tu vida, MI MUERTE
Tus ojos, Tu vida, MI MUERTE
Libro electrónico299 páginas1 hora

Tus ojos, Tu vida, MI MUERTE

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Información de este libro electrónico

La realidad nunca ha sido su ventaja, imaginó al amor entre sus letras mientras veía su final. El final que consiguió por elegirla desde el día en que se cruzaron la mirada, o quizá fue desde antes, no lo sabe precisamente. En sus ojos pudo descubrir la vida, y en sus ojos, pudo disfrutar su muerte. Esa muerte de lo mucho que la quiso, que lo dejó siendo un fragmento en las estelas de su historia tan sagrada. Ahora sabe que, si el amor llega a acabar, sus letras siempre la recuerdan, y esas letras sabrán destruir su ausencia.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 dic 2018
ISBN9788417741198
Tus ojos, Tu vida, MI MUERTE
Autor

Ismael Calle Marulanda Tane

Ismael Calle Marulanda es un ingeniero electrónico nacido en la ciudad de Pereira, Colombia. Se ha desempeñado como desarrollador de software en algunas empresas y actualmente se encuentra cursando estudios de Maestría en Ingeniería Eléctrica. Más allá de su rol como ingeniero, su forma de pensar algo práctica y metodológica, y su campo de trabajo no tan cercano a la literatura, desde hace mucho tiempo ha manifestado una gran pasión por la composición musical y la poesía; al menos sus cantos para grupos corales en el área religiosa, así lo evidencian. Aunque para ello deba utilizar sus toques de empirismo. Con diferentes facetas para desenvolverse en una esfera con oxígeno, Ismael Calle quiere conquistar un reino más allá de sus fronteras, expresando lo que siente a través de las palabras.

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    Tus ojos, Tu vida, MI MUERTE - Ismael Calle Marulanda Tane

    192

    PRÓLOGO

    Escribir nunca ha sido fácil, ni siquiera para los escritores profesionales, por eso encontrarse con una persona que desea publicar un libro de poesía me anima muchísimo, porque esto solo puede ser un excelente síntoma de bienestar cultural.

    Los poemas que encontrarás en este libro no son los de un poeta consagrado a la literatura, pero sí son los primeros versos de quien algún día creará frases perdurables. Lo que Ismael Calle nos ofrece en sus poemas es una vivencia de amor que se ha quedado en sus fibras vitales, ya rotas por las penas. Uno siente que quien escribe solo se dirige a un corazón determinado, pidiendo perdón a cada tramo por sentir lo que siente, luchando por amar y no amar, al final, se deja sentir una queja convulsiva con tintes de existencialismo futuro, en el que se acepta la ausencia de la persona amada porque tal vez lo más importante es jamás haber sellado ese amor con la posibilidad efectiva de la realización.

    A una nueva voz que surge así, con deseos de depurar un sentimiento encarnado, no se puede más que escuchar con atención:

    El olor a café se trepa por mis venas, infestando mi existencia de nostalgia.

    Yo sé que el corazón ha sido hecho para amar…

    ¡Ah! Pero tú con tus colores infinitos,

    Tus virtudes absolutas y tus ojos tan del cielo,

    Has dejado un gran abismo en todas partes,

    Un agujero negro que no conoce el fin…

    Trato de llenarlo.

    Una existencia que se infesta de nostalgia, ¿de qué se puede llenar? Sus propios poemas parecen responder con viva voz: con amor. Sin más, sus palabras se entregan de manera sincera a todo público, logrando su cometido si sirven para hacer sentir a otros que el dolor que provoca el amor no es sino un alimento necesario al corazón humano.

    Edwin Alexander Giraldo Garzón

    Pereira, 18/11/18

    INTRODUCCIÓN

    Nunca soñé con publicar un libro. Sí me había apasionado por la escritura y la poesía desde hace mucho. De hecho, en mis composiciones musicales trataba de bosquejar la inspiración que por momentos presenciaba; también en viejos cuadernos de la universidad había guardado algunas frases, como el resultado de los sentimientos que disfrutaba mientras veía pasar las horas. Pero las circunstancias particulares que van naciendo de la mano de la cotidianidad nos hacen descubrir emociones que nunca pretendimos encontrar, ni mucho menos manifestar. Sentimientos inimaginables por personas que de repente se instalan en nuestros días sin pedirlo y transforman para siempre nuestro mundo, llegando a ser muy estimadas por sus extraordinarias cualidades y su capacidad para asentar su obra en lo más indiferente de nuestra insensibilidad. Personas que de la misma forma también se van, siguiendo su camino sin decir adiós, dejando una huella imborrable, una necesidad patente de su presencia y un vínculo inseparable.

    Por consiguiente, no pude contener cada palabra que escribí sobre ese amor, que independientemente del momento y la persona, llega a introducirse en nuestra esencia para modificar toda perspectiva. Un amor tan complejo en sus definiciones e interpretaciones, que acompañado de la ilusión y su felicidad, en su realismo trae consigo pizcas de dolor y sufrimiento; dualidad entre egoísmo y abnegación. Cuando nos aferramos desmedidamente a una persona sin importar los efectos, por satisfacer las propias conveniencias, y a la vez, renunciamos a todos los deseos, por respetar su libertad.

    Las horas que pasé escribiendo entre canciones tristes y noches revestidas de ausencia, dieron como resultado mi primera obra literaria que aquí presento.

    Tus ojos, tu vida, mi muerte

    Son tus ojos, es tu vida, es mi muerte,

    Lo que busco a cada instante sin razón.

    Entre sábanas gastadas de nostalgia

    Con las manchas de un herido corazón.

    Yo te elijo y me muero por tenerte.

    Si te tengo moriría mucho más

    Desde el cielo que reposa en tu mirada,

    Mismo cielo que resuelve mi final.

    Tantas ganas de quererte y de tenerte

    Cuando quiero lo que tengo y tú no estás.

    Son tus ojos, es tu vida, es mi muerte,

    Lo que auspicia la más necia dualidad.

    Pues te amo y te aborrezco, por momentos.

    Te suprimo si te pienso casi siempre.

    Hoy te oculto y se inquietan mis adentros.

    Si te olvido, te recuerdo de repente

    Y es por eso que te olvido todo el tiempo...

    Son tus ojos, es tu vida, es mi muerte.

    Te odio

    Te odio, en verdad te odio,

    Odio el dolor que me causa verte.

    Odio los suspiros incontrolables que provocas.

    Odio amarte así en silencio, así tan fuerte,

    Muriendo cuando escucho una palabra de tu boca.

    Odio querer olvidarte sin respuesta,

    Odio buscar una excusa para encontrarte,

    Odio saber lo mucho que me cuesta

    Poder respirar sin recordarte.

    Te odio... y también me odio.

    Odio hacerme el fuerte ante tus ojos,

    Odio ignorar todo esto que aquí siento.

    Odio intentar odiar tanto lo que odio

    Y a la vez amarte tanto en el intento.

    Odio amar el odio que te tengo,

    Odio ser feliz en mis desgracias.

    Cuando todo ese dolor que me preparas,

    Se destruye al publicarse tu presencia.

    Odio así el frío de tu ausencia,

    Al saber que tantas cosas nos separan.

    Es morir cada segundo, a conciencia,

    Y disfrutarlo mientras siento tu mirada.

    Alegrías en tristezas

    Camuflo en la sonrisa mil sollozos,

    De alegrías, de tristezas, de dolor.

    Derramo con mis ojos tus colores

    Y la dicha que produce la aflicción.

    Soy feliz en cada sueño destrozado,

    También lloro a carcajadas por tu amor.

    Es la dualidad que cubre mis pecados,

    Es la vida que me da tu corazón.

    Sin embargo, lo disfruto más que nada

    Y lo sufro por las grietas del dolor

    En los actos de sus almas desalmadas

    Que arremeten con crueldad y compasión,

    En antónimos sinónimos de nada

    Al tenerte y no tenerte en mi canción...

    Hoy te digo, amor mío, no te vayas.

    Si lo haces, cierra fuerte por favor.

    Aunque nunca te asomaste a la ventana,

    Y jamás te apareciste en mi balcón.

    Nada te puedo dar

    Yo no puedo darte nada,

    Solo un poco de café con mis palabras más sinceras,

    Con fragancias de nostalgia y sus sabores clandestinos.

    Si lo aceptas, me tendrás en cada gota.

    De otra forma se invalidará mi oferta…

    ¿Para qué quieres la vida que he guardado en lo imposible?

    Si con todas tus migajas puedes construir mi mundo.

    Sé que no me necesitas,

    ¡Yo no puedo darte nada!

    Ni embarcarte a las estrellas que se acaban en tus ojos.

    Pues mis manos hoy se encuentran fusionadas en condena

    Y mis pies se han sujetado a los pantanos.

    Impedido estoy por mis desgracias para decorar tu edén,

    ¡Y es difícil afrontarlo!

    Aunque no alcanzo a ser siquiera sombra de tus partes más estrechas…

    Yo no puedo darte nada,

    Solo un poco y mucho más.

    No puedo negarlo

    Y es que no puedo negarlo.

    Su figura, sus ojos, su pelo, su rostro, su cuerpo;

    Deslumbraban a cualquiera.

    Muchos se rendían ante la ilusión de sus encantos.

    Enceguecidos por las hormonas, distraídos por la dopamina que causaba.

    Por la serotonina, por la adrenalina que producía

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