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La dignidad del habla andaluza
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La dignidad del habla andaluza
Libro electrónico155 páginas1 hora

La dignidad del habla andaluza

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El habla andaluza ha sido ridiculizada durante siglos, estereotipada por el tópico de la chacha graciosa, del fullero simpático, o del analfabeto ramplón. Series de televisión, películas de cine, chistes y libros han consagrado el tópico que denigra a nuestra forma de hablar, lo que, al final, ha tenido tristes consecuencias psicológicas y sociológicas sobre la población andaluza. Sin embargo, lejos de lo que creen esa mayoría que nos desprecia, el habla andaluza, además de hermosa, tiene una base culta, sensible y adornada de mil matices, fruto de miles de años de evolución lingüística.
El objetivo de la obra es defender con rigor la corrección y dignidad del habla andaluza. La primera parte tiene un gran trasfondo psicológico y supone una vía de autoestima para superar las múltiples situaciones de desprestigio que soporta el habla andaluza. En una segunda parte se complementa con la base lingüística que la fundamenta. Por último, hay una tercera parte poética y lírica que enaltece a Andalucía y a lo andaluz, en general.
Una obra fundamental para aquellos que deseen conocer las características y la dignidad del habla andaluza desde una triple perspectiva complementaria, la psicológica, la lingüística y la lírica. Una obra de referencia tanto para curiosos y estudiosos de la lengua, como para todos aquellos que se han visto ridiculizados por su habla y deseen poseer argumentos que defiendan con propiedad su corrección y dignidad.
Una obra para superar tópicos y desprecios y que fundamenta la singularidad de una de las hablas más hermosas e influyentes en todo el mundo hispanoparlante.
IdiomaEspañol
EditorialLid Editorial
Fecha de lanzamiento3 may 2018
ISBN9788417558413
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    La dignidad del habla andaluza - María Nieves López González

    PRÓLOGO

    A principios de 2017, propuse a mi amiga Nieves López que impartiera una conferencia en defensa del Habla Andaluza en la biblioteca de Tocina y Los Rosales (localidad de la que soy alcalde en la actualidad), con motivo de la celebración del Día de Andalucía. La conferencia fue un éxito, que se repitió pocos días después en un centro docente de Sevilla. Apareció entonces inexorablemente, con la lógica de una cosa lleva a la otra, la idea de pasar a papel la palabra dicha.

    Nuestra afición común por la escritura, hizo que nos conociéramos meses antes, en los que habíamos compartido pequeños relatos como blogueros, así como algunos otros que presentábamos a concursos.

    Nieves tiene un saber que va más allá del que pueda adquirirse a través del estudio de la licenciatura de Filología Hispánica. Su profundo conocimiento, solo puede ser fruto de una pasión; la Lengua. Además de su cualificación académica, hay que añadir la sublime creatividad, profundidad y sensibilidad de sus escritos, cuestión que involucrará al ávido lector, pues Nieves es una mujer pasional que pone «el alma» en cada frase. Si añadimos su amor a Andalucía, y que es mujer de no callar ante la injusticia, tenemos el compendio perfecto para la causa andaluza: la defensa de Andalucía y su habla.

    Todos hemos sido testigos, de cómo a través de los medios de comunicación ha habido un uso tendencioso del habla andaluza. Lo usaba el gracioso, el cuenta chistes, el bruto, el señor mayor que busca novia y era objeto de burla. Desgraciadamente, cuando el habla andaluza se incorpora a una parrilla televisiva o radiofónica, es para aportar humor a dicho espacio. La persona culta, el presentador del telediario, los comentaristas o tertulianos, el héroe, el sabio, todos hablan un castellano «estandarizado», que no es natural de Andalucía. Somos bombardeados por mensajes subliminales que han calado en la sociedad y que carecen de base académica alguna, que nos transmiten que hay una forma correcta de hablar, la de las personas cultas, el castellano «estandarizado»; y, una forma incorrecta, la de las personas incultas, en nuestro caso: el andaluz.

    El habla andaluza, es sin duda, el mayor rasgo diferencial de un andaluz, y por ello, distintivo, por el que nos identifican en cualquier parte del estado español a poco de pronunciar un sonido. Si lo primero y lo principal que se identifica de los andaluces, es su habla, y está asociada popularmente (de forma incorrecta) con «hablar mal», con incultura, tenemos un grave problema. Si el habla es inculta, el hablador también lo es. Nos enfrentamos al gran engaño, silenciado y obviado de forma involuntaria (quiero creer), por los medios de comunicación y los poderes públicos.

    Diversos autores mantienen que dicha asociación ha generado un complejo de inferioridad conocido como el Complejo Andaluz, que es observable en muchos andaluces que se esfuerzan en minimizar las características de su habla, renunciando así, de una forma bastante evidente, a la autenticidad propia, perdiendo la armonía en el discurso al mezclar el castellano estandarizado con rasgos del andaluz que terminan aflorando a pesar de que se intentan evitar, y generando en ocasiones situaciones ridículas que no ayudan a dar valor al habla andaluza.

    Desde el sistema educativo, poco se ha hecho para explicar nuestra habla y su origen, y en muchas aulas, fue corregida de forma errónea. La fuente de alimentación del complejo ha sido subliminal, con el uso de la herramienta más poderosa para la persuasión, el ejemplo, el que hemos visto principalmente en los medios de comunicación (en los propios dibujos animados) o en los docentes que cambiaban patéticamente su forma de hablar al cruzar «la mágica» puerta del aula, para parecer vallisoletanos, o al menos, intentarlo. En esas edades tempranas, se anclan la mayoría de nuestras creencias falsas o verdaderas, las mismas que marcarán todas nuestras conductas y decisiones.

    Las investigaciones en el estudio de la motivación en psicología, ponen de relieve la importancia que tiene para un individuo, creer en sus aptitudes a la hora de afrontar sus metas. Está constatado que la autoestima, creer en tus propias aptitudes, afecta de forma decisiva al éxito en el desarrollo de cualquier ser humano. Lo que es extrapolable a un colectivo al que se pertenece, y en el caso que nos ocupa, a la Comunidad Autónoma. Personalmente, creo que la creencia falsa del «hablar mal» y el llamado Complejo Andaluz, resta autoestima y potencial de forma colectiva e individual a los andaluces. Todos hemos escuchado a un entrenador de fútbol, mencionar en alguna ocasión, que hay que tener confianza en el equipo, que tiene que creer en sí mismos. Saben que el factor de la motivación de un colectivo, o comunidad a la que se pertenece, es fundamental para la consecución de las metas. Cualquier complejo, en este caso el andaluz, afecta en mayor o menor grado a la autoestima y, por lo tanto, a las capacidades individuales o colectivas de los andaluces. Henry Ford dio en la clave cuando señaló la importancia de la autoestima, con una de sus frases más célebres «Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto».

    Es difícil imaginar el daño que, a lo largo de la historia, ha creado a Andalucía, la asociación popular del habla andaluza con hablar mal, con incultura. Y más difícil aún, imaginar el desarrollo alcanzado y las posibilidades futuras del pueblo andaluz sin dicha asociación subliminal.

    Acabar con un engaño injusto, que generó un complejo dañino, que limita las capacidades del pueblo andaluz, es el gran propósito de este libro. Nada más, y nada menos. Aunque los lingüistas lleven décadas insistiendo en la corrección del andaluz, hay que reconocer que poco ha calado hasta ahora en gran parte del Estado Español incluyendo a Andalucía, donde el latiguillo de que hablamos mal y que «nos comemos letras» parece una cadena perpetua. Lo académico en nuestro caso, no ha tenido repercusión social ni política, por la complicidad involuntaria de los medios de comunicación, e incomprensible de las autoridades políticas.

    Necesitamos a lingüistas que den repercusión mediática de forma sencilla a las conclusiones académicas, que pongan el habla andaluza en el foco del debate, que defiendan nuestra habla como parte de una cultura, que desarmen pata a pata la falsa y muy dañina creencia de que hablar andaluz, es hablar mal, y que generen conocimiento, pues es desde la ignorancia con respecto al habla andaluza, desde donde se mantiene la falsa creencia. Personas que creen conciencia en los medios de comunicación, en los centros docentes y a los poderes públicos, obligados a contribuir a cambiar una realidad que perjudica a Andalucía y limita su desarrollo.

    Nieves López es sin duda, una de las lingüistas que viene a desempeñar con determinación esta importante labor, y que consigue con esta obra, fruto de una investigación ardua de la que he sido testigo afortunado, romper el falso mito, el complejo y sus máscaras. Viene a despejar los nubarrones de la falsa creencia, para dejarnos ver la belleza y singularidad de una de las hablas más hermosas y más influyentes en todo el mundo hispanoparlante.

    Francisco José Calvo Pozo

    Alcalde de Tocina-Los Rosales (Sevilla)

    NOTA DE LA AUTORA

    Eres lo que crees ser. Solo cuando se desate el miedo.

    Una mirada cansada, una sonrisa forzada, un semblante triste, unos pasos lentos y rutinarios, el dolor de la vida. Esta es la actitud que, por inercia, solemos tomar cuando las cosas no van en la dirección «estipulada como correcta».

    Socialmente, nos enseñaron a mirar determinados prototipos sin percatarnos del valor del «yo», de la propia persona. Convencionalmente, se estableció que siguiendo al «prototipo» somos más válidos como personas; o en el caso de no imitarlo, ser sumiso. Desde que tenemos conciencia se nos imponen modelos a seguir. Como si el mero hecho de ser únicos e irrepetibles no tuviese valor alguno.

    Si no encajas en lo establecido como modelo, no se te reconoce valor alguno. ¿Y por qué la fijación de una «superioridad» a la que seguir o imitar? ¿Interesa marcar algo superior? ¿Y quién fija los criterios de esa superioridad? ¿Con qué lógica? ¿Con qué sentido? ¿Es que acaso no interesa que cada uno saque o aporte lo mejor de sí mismo? ¿De su auténtico yo? ¿Interesa más educar en la jerarquía? ¿Interesa educar en la sumisión sin cuestionarnos ni siquiera las raíces de este «marketing en jerarquía»?

    El canon de superioridad se nos mete en la conciencia con fuerza, desde antes de empezar a hacer uso de ella. Y así es como se nos inculca que nuestra habla, el habla andaluza, es «inferior», que hay otra superior a la que debemos imitar y seguir, cual súbitos de algo ajeno a nuestra personalidad. Es lo que se conoce como «supremacismo lingüístico». Y es entonces cuando comienza a correr peligro nuestra dignidad. Una vez más, la dignidad de los andaluces en juego. Son tantas las veces…

    Y es que no se puede seguir alimentando falacias que no hacen más que fomentar el hecho de quedar expuestos al ridículo, al chiste y a la gracia, despojándonos de valores profundos que nada tiene que ver con este esperpento, con el que tantas veces nos identifican injustamente.

    «¡Los andaluces solo entienden de fiestas!», una imagen un tanto jocosa que choca enormemente con el cansancio de quien ya no puede más. Y no puede más porque lleva en sus espaldas y en sus brazos largas horas seguidas de trabajo, día tras día, en unas condiciones climáticas que suponen un riesgo para la salud. Los jornaleros andaluces saben muy bien lo que es sentir en su cuerpo el mareo y la sensación de que una lipotimia puede venir en cualquier momento. Y no pueden más porque las arterias se le

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