Los hijos de Caín: El rescate
Por Cesar Whaite
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Los hijos de Caín es una corporación mercenaria secreta, dedicada a eliminar gobiernos en planetas escasamente poblados, débiles, y a capturar nativos de esos planetas para llevarlos al mercado de esclavos. Los hijos de Caín tienen un enemigo implacable, la corporación Minera espacial (Minespa), líder galáctica en minería espacial, aleaciones exóticas, cibernética e inventores gravíticos.
Cesar Whaite
Soy venezolano; detesto la guerra y lo que los hombres (y mujeres también) son capaces de hacer por ella, la guerra, en particular matar inocentes y culpar a los demás. Socialista convencido de que, otro mundo es posible y es el socialismo el que nos llevará a ello. Leo como loco, es decir, rápido y de todo, aunque prefiero la ficción y en particular, la ciencia ficción. Mi autor favorito de todos los tiempos, por supuesto, Isaac Asimov.
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Los hijos de Caín - Cesar Whaite
Título original: Los Hijos de Caín: El rescate
Ilustración de cubierta: C. E. Whaite
© 2013 César E. Whaite. Todos los derechos reservados.
ISBN: 9781301311866
cewhaite@gmail.com
takos.wordpress.com
Prólogo
Los hijos de Caín es una corporación mercenaria secreta, dedicada a eliminar gobiernos en planetas escasamente poblados, débiles, y a capturar nativos de esos planetas para llevarlos al mercado de esclavos. Sus fundadores tomaron el nombre de aquél nefasto personaje de la Biblia que mató a su hermano y designaron a sus líderes con los nombres de los hijos de aquel, para ocultar sus verdaderas identidades.
Los hijos de Caín cuentan con el apoyo irrestricto de la corporación Terracorp, el mayor y más poderoso consorcio industrial militar de la galaxia, a la que prestan sus funestos servicios a cambio de altísimas remuneraciones y favores en el mundo de la política galáctica.
Los hijos de Caín tienen un enemigo implacable, la corporación Minera espacial (Minespa), líder galáctica en minería espacial, aleaciones exóticas, cibernética e inventores de los sistemas de propulsión gravíticos, además del sistema de transporte molecular. Todo ello gracias a un descubrimiento fortuito del método para colectar y transformar la energía cósmica, que les proporcionó los medios necesarios para el desarrollo de los sistemas gravíticos y los viajes interestelares.
Punto de partida
La nave de Lemej, la tercera en llegar a Génesis, satélite sede de Los hijos de Caín, fue la última en atracar en la bahía correspondiente al armador, escoltada por dos naves de protección. Una vez dentro del satélite, Lemej se encontró más tranquilo. La operación que les habían encomendado, era peligrosa y ellos, Los hijos de Caín tenían algunos enemigos interesados en el mismo operativo comercial que se traían entre manos.
Los otros le esperaban en la sala de conferencias del armador cercana al puente de comando. Lemej se tomó el traje por las solapas, les dio un tirón para ajustar el fino y extravagante tejido a su cuerpo y salió de su nave para caminar al encuentro de sus dos hermanos: Yrad y Janoc. Ninguno de los tres había nacido con esos nombres, sino que los asumieron al llegar a poseer el control total del negocio, después de una serie de golpes aventureros en los que siempre moría alguien a cargo de algo y así subieron la escalera corporativa Janoc Copperstein, Yrad Silverstein y Lemej Goldstein.
No hubo saludos ni comentarios cuando Lemej tomó asiento en su poltrona de comando.
-Tenemos trabajo. --Anunció sin mucho protocolo--. Uno de nuestros amigos ha puesto la vista en un pequeño planeta minero y nos ha pedido ayuda.
-¿Ayuda? --Intervino Yrad--. Querrás decir que nos han contratado.
-En efecto. --Respondió el refinado Lemej--. Es preciso resolver un asunto, rápidamente, antes de que otras corporaciones intervengan. Detrás de esto hay mucha gente interesada en lo mismo que nosotros y si logramos resolverlo, ganaremos un montón enorme de dólares universales... --Lemej hizo una pausa para crear expectativa-- ...con los que podríamos comprarnos varias corporaciones que producirían gran parte del material que requerimos en nuestras operaciones, incluso hasta un planeta minero, o dos, para nosotros mismos.
-Definitivamente Lemej --Janoc parecía duro de entendederas--, demasiadas palabras para algo que debería ser sencillo.
-Así es. --Lemej le miró con una extraña sonrisa--. Tenemos trabajo. Tú Janoc, tendrás que llevar en tu nave a un oficial renegado de la Organización de Planetas Unidos (OPU), que representará los intereses de nuestro... --casi dijo cliente--, amigo.
-Siempre he trabajado solo y sin supervisión, bien lo sabes, porque así ha sido desde antes de que tomáramos las riendas de este negocio. --Janoc no estaría a nivel social con Lemej, pero ni era cabeza dura ni tenía la lengua de adorno--.
-Son las condiciones establecidas por nuestro poderoso amigo. Solo cuando estéis en el espacio profundo, lejos de cualquier mirada indiscreta, te dará las coordenadas del planeta Lerma. Una vez allá, harás lo que tengas que hacer, como de costumbre, eficientemente.
Lemej contempló a Yrad por algunos segundos largos. A pesar de los años que llevaban juntos, Yrad siempre le inspiró desconfianza. Estaba dispuesto a lo que fuese, con tal de sustituirle y dirigir la corporación. Lo que en realidad quería Yrad, era disfrutar de todas aquellas cenas y fiestas refinadas, donde la elegancia y el poder era lo único que importaba. No tenía Yrad, la cualidad para aquella tarea, mientras que Lemej, había sido preparado justamente para llevar a cabo ese trabajo.
-Yrad, en esta ocasión deberás viajar con el convoy de Janoc. --Lemej vio de inmediato la mueca de desagrado en la cara del otro--. Son, de nuevo, consideraciones del amigo. Podrás llevar el contingente acostumbrado, pero volarás dentro de la formación de transporte y no tendrás control sobre esa parte de la misión. Serás, por decirlo de alguna manera, un pasajero más.
-¿De cuántos efectivos dispondré? --Preguntó Yrad, ya que su trabajo consistía en organizar la toma del poder, del planeta al que fuesen--.
-Según la información suministrada, cincuenta mil hombres serán suficientes.
-¿Cuán confiable es esa información? --Preguntó--.
- De nuevo, son datos proporcionados por nuestro amigo.
-Entonces la población debe ser poca. --Insistió Yrad--.
-No lo sabemos a ciencia cierta. --Le respondió el líder cabeza de la corporación--. Hay una sola ciudad en el planeta, con unos diez mil habitantes, la mayoría espaciales y los pocos nativos son sus... --Lemej casi utiliza la palabra equivocada--... sus sirvientes. Se sabe que viven en estado semisalvaje y no disponen de tecnología avanzada. Sus armas dejaron de funcionar hace mucho tiempo y viven de la caza y el cultivo con herramientas arcaicas.
-Serán presa fácil. --Dijo Janoc, que después de descargar a los mercenarios, cargaría las naves para el viaje de retorno, con los nativos que lograse capturar, para la fase más rentable del negocio, el mercado de esclavos--.
-Y tú --quiso saber Janoc-- ¿qué piensas hacer?
-Muchacho --le respondió cariñosamente, cosa que hacía siempre--, si ustedes logran salir de esta misión con éxito, podremos comprar una propiedad que persigo y,