ientras escribía esto, corría un aire con aroma de épica en algunas partes del planeta. Hombres uniformados se repartían los últimos trofeos del Mundial de Catar y sus cronistas cantaban las glorias de Messi, el de las piernas lentas, y Mbappé, el Titán de la Galia, no en estrofas romances como hubiera sido de agradecer, sino para más inri, el equipo entero era absorbido por los preparativos exquisitos de la fiesta Hombres del Año, entrega de premios de la que (si habitas en la Tierra y te queda aún la intención de estar mínimamente conectado al mundo) ya habrás tenido noticia.
Uno de los nuestros
Dec 22, 2022
2 minutos
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