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Agresores sexuales de niñas, niños y adolescentes
Agresores sexuales de niñas, niños y adolescentes
Agresores sexuales de niñas, niños y adolescentes
Libro electrónico576 páginas6 horas

Agresores sexuales de niñas, niños y adolescentes

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Información de este libro electrónico

Analiza la personalidad de los agresores sexuales, así como su infancia, sus características de comunicación y su lenguaje corporal; pero, también, propone modelos de tratamiento y prevención.
De lectura obligatoria para psicólogos, abogados, fiscales, jueces y otros actores judiciales, así como para aquellos profesionales que toman entrevistas testimoniales en la cámara Gesell o hacen peritajes psicológicos y psiquiátricos. También, psicopedagogos, docentes y todas aquellas personas que sospechan están conviviendo con alguien que podría llegar a abusar de algún niño/a a su cargo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 may 2024
ISBN9786316516282
Agresores sexuales de niñas, niños y adolescentes

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    Agresores sexuales de niñas, niños y adolescentes - María Cecilia López

    Agresores sexuales de niñas, niños y adolescentes

    María Cecilia López

    Agresores sexuales de niñas, niños y adolescentes

    María Cecilia López

    1ᵃ edición, abril de 2024

    ISBN: 978-631-6516-28-2

    Arte de tapa: Mariana Gabor

    Diagramación: Mariana Cravenna

    Corrección: Silvina Crosetti

    © Editorial Maipue, 2024

    Tel.: 54 (011) 4624-9370 / 4458-0259

    Zufriategui 1153 (1714) – Ituzaingó

    Pcia. de Buenos Aires – República Argentina

    Contacto: promocion@maipue.com.ar / ventas@maipue.com.ar

    www.maipue.com.ar

    Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723.

    Libro de edición argentina.

    No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por otro cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el consentimiento previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

    Índice

    Prólogo

    Introducción

    PRIMERA PARTE. Diagnóstico general

    Capítulo 1. Definiciones

    Abuso sexual en la infancia

    Agresión sexual

    Agresor sexual

    Parafilias

    Trastornos parafílicos

    Pedofilia

    Pederastia

    Pedófilos

    Pederastas

    Incesto

    Hebefilia

    Grooming

    Explotador sexual infantil

    Explotación sexual de NNyA

    Violencia sexual

    Violencia vicaria

    Capítulo 2. Mitos

    Son individuos de aspecto horrible

    Actúan impulsados por fuertes deseos sexuales

    Son individuos antisociales

    Tienen bajo nivel intelectual

    Son alcohólicos o drogadictos

    Tienen historias de abuso sexual en sus infancias

    Pertenecen a una clase socioeconómica carenciada

    Se encuentran en circunstancias socioambientales desfavorables

    Pueden identificarse a simple vista

    Solo pertenecen a familias altamente disfuncionales

    Están enfermos

    Tienen cura

    Capítulo 3. Simbología pedófila

    Capítulo 4. Pornografía infantil y tráfico sexual

    Cifras y porcentajes

    Pornografía infantil y la deep web

    Perfil del consumidor de pornografía infantil

    Capítulo 5.Psicología del agresor sexual de NNyA

    Perfil psicológico

    Características de personalidad

    Infancia

    Capítulo 6. Clasificación de agresores sexuales de NNyA

    Según sus metas

    Según sus preferencias

    Según sus apodos

    Según su preferencia por edad

    Según su impulsividad

    Según su meta

    Según su grado de crueldad

    Según su reincidencia

    Según sus víctimas

    Según la edad del abusador

    Según su género

    Según su rol familiar

    Según su rol social

    Según su psicopatología

    Según su estado civil

    Según su personalidad

    Capítulo 7. Clasificación del abuso sexual contra NNyA

    Incesto

    Abuso sexual endogámico

    Abuso sexual exogámico

    Abuso sexual ocasional

    Abuso sexual crónico

    Violación

    Manoseos

    Masturbación

    Penetración con objetos

    Penetración con dedos

    Contacto bucogenital

    Presenciar actividades sexuales

    Voyeurismo

    Exhibicionismo

    Fotografiar a niños/as

    Exhibición de material pornográfico

    Miradas libidinosas

    Comentarios fuera de lugar

    Conversaciones sexuales abusivas

    Acoso sexual

    Matrimonio infantil

    Prostitución infantil

    Grooming

    Capítulo 8. Tipos de violaciones

    Homicidio sexual

    Violación por ira

    Violación por poder

    Violación sádica

    Violación por recompensa sexual

    Capítulo 9. Modus operandi

    Selección

    Acorralamiento

    Seducción

    Abuso propiamente dicho

    Adoctrinamiento

    Develamiento

    Retractación

    Capítulo 10. Características de las esposas de los pederastas

    Testimonio de las esposas

    Características de las madres de los niños/as abusados

    Capítulo 11. Las víctimas

    Psicología de los niños/as abusados

    Indicadores de abuso sexual

    Capítulo 12. Hipótesis explicativas

    Modelos unifactoriales

    Modelos multifactoriales

    Modelo basado en las distorsiones cognitivas

    Modelo psicodinámico basado en la psicología profunda

    SEGUNDA PARTE. Evaluación

    Capítulo 1. Instrumentos de evaluación

    1. Escala de Molest

    2. Escala de Identificación con Niños Revisada

    3. Escala Revisada de Cribado para Intereses Pedófilos

    4. Escala de Sexo con Niños

    5. Escala de Interés en el Abuso Infantil

    6. Cuestionario de Actitudes y Comportamientos Relacionados con Internet

    7. Inventario de Actividades Relacionadas con Niños y Sexo

    8. Escala de Creencias sobre Niños, Internet y Sexo

    9. Pletismografía peneana

    10. Medidas basadas en los tiempos de latencia

    Capítulo 2. Test gráficos

    Capítulo 3. Entrevista psicológica

    Entrevista semidirigida

    Detección de rasgos psicópata-perversos en la comunicación verbal

    Indicadores de mentira en el lenguaje verbal

    Indicadores de mentira en el lenguaje corporal

    Análisis comparativo de entrevista a progenitor pedófilo

    y entrevista a madre protectora

    TERCERA PARTE. Tratamiento y prevención

    Capítulo 1. Alternativas de tratamiento

    Confinamiento en prisión

    Tratamiento quirúrgico

    Tratamiento hormonal

    Capítulo 2. Tratamiento psicológico

    Programa para agresores adultos

    Programa para agresores adolescentes

    Programa para niños/as que han abusado sexualmente de otros niños/as

    Capítulo 3. Prevención

    Conclusiones

    Anexo 1. Programa de tratamiento para ofensores sexuales

    Anexo 2. Caso práctico

    Tratamiento basado en la psicoterapia psicodramática

    Breve presentación del caso

    Períodos iniciales de tratamiento

    Período medio de tratamiento

    Fases avanzadas de tratamiento

    Algunas consideraciones desde la teoría psicoanalítica

    Anexo 3. Simbología pedófila

    Anexo 4. Dibujos de agresores sexuales

    Bibliografía

    Lo que siempre había anhelado, que los

    demás lo amaran, le resultó insoportable

    en el momento de su triunfo,

    porque él no los amaba, los aborrecía. Y supo de repente

    que jamás encontraría satisfacción en el amor,

    sino en el odio, en el odiar y ser odiado.

    Patrick Süskind, El perfume. Historia de un asesino

    Prólogo

    ¹

    En los últimos tiempos, hay quienes pretenden incluir a la pedofilia y a la pederastia dentro de las nuevas orientaciones sexuales, como una nueva forma de amor y ya no como un delito. Se insiste en naturalizar las prácticas sexuales entre adultos y niños/as interpretándolas como un derecho en nombre de la libertad humana, negando la asimetría en la fuerza, la astucia, el grado de conocimientos y el poder entre ambos. Y no solo eso, existen personajes públicos que se dan el lujo de defender impune y abiertamente el consumo de películas de contenido pornográfico con NNyA (niños, niñas y adolescentes) desestimando el sufrimiento y la violencia explícita ejercida contra menores de edad que son drogados para soportar todo tipo de aberraciones. Aunque haya leyes y todo un marco legal a favor de la protección internacional de los derechos del niño/a, en nombre de un patriarcado en decadencia aún se abala el sometimiento de todos los derechos de la infancia cada vez que se pretende revincular a un niño/a con quien lo ha violado física y psicológicamente. Livianamente se desestiman los diagnósticos realizados por profesionales de excelencia, a pesar del testimonio de las víctimas; y por momentos daría la sensación de que la única forma en que se puede condenar a estos sujetos es cuando ellos mismos se declararan culpables. Tanta impunidad repugna. Se necesitan más espacios de capacitación a profesionales que implementen los excelentes programas que ya existen para el tratamiento de ofensores sexuales. Falta mucho por hacer; especialmente a nivel social. Los agresores sexuales de NNyA no siempre han sido abusados ni son víctimas de infancias traumatizadas; frecuentemente, se trata de sujetos misóginos que odian a las mujeres y a todo lo que ellas amen; incluidos a sus propios hijos… Este libro es un pequeño aporte para animar a que más profesionales puedan no solo generar espacios de investigación y tratamiento sino, también, elaborar muchas más estrategias de prevención. Resulta extraño o al menos llamativo que dada la prevalencia del ASI (abuso sexual en la infancia) casi ninguno de los autores más renombrados de la psicología y del psicoanálisis infantil haya abordado el tema –o tan siquiera lo haya mencionado– como la etiología de muchas de las patologías históricamente tratadas. Es sorprendente que Melanie Klein, Winnicott, Aberastury, Mannoni, Aulagnier, Bleichmar, García Reinoso, Bion, Sullivan y otros reconocidos profesionales de la salud mental de Argentina –quienes han tratado con niños/as durante toda su carrera– no solo evitaran abordar este tema sino que ni siquiera lo tuvieran en cuenta como una posible causa de muchos de los ataques de pánico, fobias, masturbación compulsiva, discapacidad intelectual, psicosis y otros tantísimos trastornos psicológicos acontecidos en la infancia. Llama la atención que durante más de un siglo ninguno de los más grandes intelectuales de la psicología haya tratado a un niño/a abusado sexualmente o a un agresor sexual ni haya compartido su experiencia en alguno de sus libros o en algunas de sus clases en la facultad… O quizás sí lo hayan tratado, pero cometiendo el error de enfocar su problema desde una perspectiva basada en la ideología patriarcal predominante en la época, impregnada por el tabú del incesto y la figura idealizada del padre, como Freud lo hizo a principios del siglo XX: Freud descubrió que muchos de sus pacientes habían sido abusados sexualmente por sus nodrizas, parientes y padres. Esto significó un escándalo y un gran hallazgo del que muy pronto tuvo que retractarse adjudicándolo al ámbito de la fantasía; posiblemente, por lo horroroso que le hubiese sido admitir que muchos de sus amigos a los cuales él apreciaba (y necesitaba para crecer en su carrera incipiente) eran abusadores sexuales de NNyA. Desde entonces, se desestimaron los recuerdos del paciente incestuado y fueron reinterpretados básicamente como inexistentes o, peor aún, como un producto del deseo edípico de los niños/as de cinco años con ganas de tener sexo con sus padres... Teorías como estas arruinaron generaciones enteras obligando a millones de víctimas de abusos sexuales a tener que callarse la boca para no ser considerados locos o pervertidos, cuando los verdaderos perversos, cuando los verdaderos pedófilos, pederastas y agresores sexuales continuaban disfrutando de la vida libres y exentos de culpa y castigo, gozando de la impunidad otorgada por un sistema judicial corrupto y avalados por toda una sociedad científica que, ostentando neutralidad para evitar complicarse la vida, optó por racionalizar el problema relativizándolo como algo propio de la naturaleza humana. Parecería que todo el mundo se hubiese confabulado en considerar a la niñez desde una perspectiva adultizada sin tener en cuenta las mínimas nociones básicas de fisiología y psicología evolutiva, sin tener en cuenta el abordaje del abuso sexual desde una perspectiva de género, sin tener el más mínimo sentido común, desvalorizando por completo al niño/a y siempre dando supremacía al adulto; como si ser adulto fuese garantía de tener salud mental o de ser buena persona. Por suerte, a pesar de todo, estamos en una época histórica globalizada en la que cada vez se tiene menos miedo de hablar, y esto se ve reflejado en los datos estadísticos: en el mundo, uno de cada cinco NNyA ha sido abusado en su infancia, lo que equivaldría a decir que en la actualidad estamos conviviendo con una quinta parte de la población: con más de 1500 millones de sobrevivientes de traumas sexuales. Ya nadie puede mirar para el costado, estas cifras son un indicador irrefutable de la imperiosa necesidad que existe en abordar este flagelo desde todas sus aristas: tanto desde las víctimas como desde los victimarios. No se puede trabajar tan solo con los niños/as sin abordar la fuente del problema; en este caso, los adultos perversos. Aunque esto represente un desafío –ya que por las características de personalidad estos sujetos se niegan a hacer terapia–, es momento de comenzar a elaborar estrategias comunitarias que legitimen los programas con psicoterapia obligatoria no solo para aquellos agresores que cumplen condena sino, también, para cualquier sospechoso de haber abusado a un niño/a. A su vez, es momento de desarrollar campañas de prevención masivas para alentar a la población a que sepa identificar y pueda denunciar a cualquier sospechoso de explotación sexual infantil sin ser sometido a prácticas revictimizantes por parte de un sistema judicial negacionista. Estamos en un momento histórico en el que debemos cuidarnos entre todos; porque, aunque no lo sepamos, todos conocemos a un sobreviviente y a un agresor.


    ¹ N. del E. En este libro, se utiliza el género masculino como genérico para evitar una sobrecarga gráfica al escribir el femenino y el masculino en cada ocasión. Esta decisión responde únicamente a una simplificación en la lectura, dado que desde nuestra editorial promovemos la igualdad de género en todos los ámbitos.

    Introducción

    ¿Qué puede pasar por la mente de un pedófilo? ¿Qué lleva a una persona a querer abusar sexualmente de un hijo? ¿Cómo son las esposas de este tipo particular de agresores sexuales? ¿Se puede tratar este tipo de problemática o la única solución es la cárcel? Este libro será de mucha utilidad a los psicólogos, pero especialmente a los abogados, fiscales, jueces y otros actores judiciales, como aquellos profesionales que toman entrevistas testimoniales en cámara Gesell o hacen peritajes psicológicos y psiquiátricos; también, para psicopedagogos, docentes y para aquellas personas que sospechan están conviviendo con alguien que podría llegar a abusar de algún niño/a a su cargo.

    La idea de este libro surgió luego de muchos años de entrevistar a agresores sexuales como parte de mi trabajo como psicóloga especializada en ASI y como perito de parte de las víctimas. También, la idea de este libro surgió ante la escasa bibliografía específica, ya que si bien existen infinidad de libros sobre agresores sexuales de personas adultas, en contraparte a esto casi no hay libros dedicados a la investigación de los agresores sexuales de NNyA, y los pocos que hay dedican la mayor parte del texto a realizar un recorrido histórico de la pedofilia en la sociedad o a hacer un análisis exhaustivo del marco legal; pero, poco y nada se hace referencia a una investigación profunda a nivel psicológico de esta problemática.

    En esta oportunidad, en cambio, se hará foco en investigar sobre las causas de la pedofilia y la pederastia en la violencia de género, en la infancia de los agresores sexuales de NNyA, y en el origen y desarrollo de sus rasgos de personalidad narcisistas, psicópatas y perversos. También, se analizará en detalle y con ejemplos prácticos de entrevistas las características de comunicación de estos sujetos haciendo hincapié en una serie de falacias de las que suelen valerse, para las cuales se brindarán sugerencias argumentativas acerca de cómo poder impugnarlas en el ámbito judicial. Todo esto, sin dejar de lado el análisis de las estadísticas en torno a este tipo de casos y a su vinculación al contexto social y a temas relacionados con la trata y el tráfico de NNyA. Por último, se compartirán programas de tratamiento y prevención.

    Se hará hincapié en todos estos temas a lo largo de tres partes:

    En la primera parte, llamada Conceptos generales, la cual consta de doce capítulos, se abordan los siguientes temas con relación a los agresores sexuales: definiciones; mitos; simbología pedófila; pornografía infantil y tráfico sexual; psicología del agresor sexual de NNyA; clasificación de los agresores; clasificación del abuso sexual contra NNyA; tipos de violaciones; modus operandi; características de las esposas y parejas de los pederastas y de las víctimas e hipótesis explicativas.

    La segunda parte, denominada Evaluación, de tres capítulos, incluye los siguientes temas: instrumentos de evaluación; test gráficos y cómo deben realizarse las entrevistas psicológicas a los agresores sexuales.

    La tercera parte, llamada Tratamiento y prevención, de dos capítulos, se tratan los siguientes temas: alternativas de tratamiento; programas de tratamiento específicamente diseñados para agresores adultos, para agresores adolescentes y para niños/as que abusan de otros niños/as. También, se hablará de prevención.

    Finalmente, se compartirán cuatro anexos: el primero, con un programa nacional de tratamiento para ofensores sexuales; el segundo, con un caso práctico; el tercero, con parte de la simbología pedófila y, el cuarto anexo, con algunos dibujos realizados por pedófilos y pederastas.

    PRIMERA PARTE

    Diagnóstico general

    El objetivo de la primera parte del libro está centrado en aclarar algunos términos que suelen resultar confusos; en desmitificar una serie de mitos en relación con los agresores sexuales de NNyA; en compartir parte de la simbología pedófila para saber detectarla a tiempo; también, se hablará sobre la clasificación y la psicología de los agresores sexuales, las maneras en cómo abusan, su modus operandi, y algunas de las características de sus esposas y sus víctimas. Por último, se realizará un análisis exhaustivo de sobre las distintas hipótesis explicativas acerca del origen de la personalidad pedófila en estos sujetos.

    Capítulo 1

    Definiciones

    Generalmente, solemos denominar a los agresores sexuales de NNyA como pedófilos o pederastas; sin embargo, a la hora de poder explicar qué significan estos términos no sabemos definirlos con exactitud. Si bien antiguamente a estos sujetos se los denominaba perversos sexuales, en la actualidad, se habla de ellos como quienes padecen de un trastorno parafílico. Para evitar confusiones, a continuación, nos centraremos en definir una serie de palabras y conceptos asociados a este tema.

    Abuso sexual en la infancia

    Si bien durante mucho tiempo se ha nombrado al abuso sexual contra NNyA como abuso sexual infantil, es importante aclarar que –dado el avance en las posturas respecto de este tema y considerando que el adjetivo calificativo infantil no hace otra cosa más que minimizar y subestimar lo que en realidad es un acto de violencia aberrante cometido por un agresor que lejos de ser infantil tiene consciencia de su delito–, hoy en día se lo suele denominar como abuso sexual en la infancia (ASI).

    A continuación, compartiremos la definición de la Organización Mundial de la Salud,² que suele ser considerada por todos los autores especialistas en el tema como la más completa:

    Se considera Abuso Sexual en la Infancia a involucrar a un niño/a en actividades sexuales que no llega a comprender totalmente, a las cuales no está en condiciones de dar consentimiento informado, o para las cuales está involutivamente inmaduro y tampoco puede dar consentimiento, o en actividades sexuales que transgreden las Leyes o restricciones sociales. El abuso sexual en la infancia se manifiesta en actividades entre un niño/a y un adulto, o entre un niño/a y otro que, por su edad o por su desarrollo, se encuentra en posición de responsabilidad, confianza o poder. Estas actividades –cuyo fin es gratificar o satisfacer las necesidades de la otra persona– abarcan, pero no se limitan a: la inducción a que un niño/a se involucre en cualquier tipo de actividad sexual ilegal, la explotación de niños/as a través de la prostitución o de otras formas de prácticas sexuales ilegales y la explotación de niños/as en la producción de materiales y exhibiciones pornográficas.

    De esta definición se desprende que a la hora de valorar la presencia de abuso sexual en un niño/a debemos tener en cuenta la existencia de tres aspectos fundamentales: la diferencia de poder, de conocimientos y de necesidades satisfechas. Respecto de esto, Irene Intebi³ dice lo siguiente:

    1. Diferencia de poder:

    El desequilibrio de poder implica que el agresor/a controla a la víctima y que el encuentro sexual no ha sido planeado ni realizado de manera consensuada. Este desequilibrio puede deberse a relaciones de parentesco, vínculos jerárquicos y de autoridad, a la diferencia de estatura, tamaño corporal y/o fuerza física que permite que el agresor/a pueda manipular al niño, niña o adolescente mediante la intimidación y/o la coerción física y/o emocional, mediante sobornos, promesas o engaños.

    2. Diferencia de conocimientos:

    Si una de las partes implicadas (el agresor/a) tiene conocimientos más avanzados acerca del significado y los alcances del comportamiento sexual, se pueden considerar abusivos los hechos investigados. El mayor grado de conocimiento puede deberse a que evolutivamente está más desarrollado o a que es más inteligente que su víctima. Esta cuestión se presta a polémicas en relación con el tope de edad que se establece para determinar que un niño/a haya sido victimizado/a (…) no existen dudas cuando la persona involucrada en estos comportamientos tiene algún tipo de retraso madurativo o de minusvalía física o emocional. En estos casos no importa si la víctima tiene la misma edad o si es mayor que el agresor.

    3. Diferencia de necesidades satisfechas:

    Es sabido que en los casos de abusos sexuales a niños, niñas y adolescentes el objetivo de los comportamientos no es la gratificación sexual mutua. Lo habitual es que el agresor/a esté satisfaciendo exclusivamente sus propias necesidades sexuales. Esta gratificación diferencial ocurre más allá de que el agresor/a consiga excitar sexualmente a la víctima.

    Agresión sexual

    Respecto del significado de la agresión sexual, Ospina⁴ la define como:

    Una agresión sexual se entiende como: todo acto que se ejerce sobre otra persona, para imponer una conducta sexual en contra de su voluntad, mediante el uso de la violencia física, psíquica o moral. También, implica la realización de un acto de naturaleza sexual, en condiciones de indefensión, atentar contra el normal desarrollo de la sexualidad y/o vulnerar las condiciones sexuales plenas de salud y bienestar físico o psíquico (…)

    La agresión sexual, atenta contra la libertad, la integridad y la formación sexuales, al igual que constituye una forma de violencia, que involucra diferentes tipos de ataques (de naturaleza sexual), que son perpetrados en contra de mujeres, hombres, niños/niñas y adolescentes y que genera repercusiones para las víctimas, para los testigos, al igual que puede causar efectos desestabilizadores profundos en comunidades y poblaciones en su conjunto.

    Agresor sexual

    Respecto del agresor sexual, Ospina lo define como:

    Según Urra (2003),⁵ son personas con inmadurez psicosexual, que buscan autoafirmar su yo inseguro, que se caracterizan por tener un alto grado de hedonismo y una muy baja resonancia emocional. Además, suelen ser delincuentes en otras áreas, por lo que son proclives a la violencia contra las mujeres y emplean todo aquello que les sirve para racionalizar la agresión, como elemento facilitador del mismo.

    Es todo sujeto que somete sexualmente a otra persona (sea mujer u hombre, en edad adulta o no), para someterla/o a cualquier tipo de conducta sexual, (sea acceso carnal violento o violación, lo que implica penetración) o para tocamientos, exhibicionismo, sexo oral o anal, etc.

    Los agresores sexuales pueden sentir atracción hacia la conducta sexual agresiva por sí misma, por la descarga que en ese momento les da, pudiendo utilizar tal agresión como expresión de sus sentimientos negativos (vergüenza, rabia o resentimiento) o como parte de un estilo de afrontamiento ineficaz y en esa medida, cumple una función psicológica para el agresor.

    Parafilias

    Comúnmente, se define a las parafilias como desviaciones sexuales.

    Antiguamente, la pedofilia estaba incluida dentro de una larga lista de las llamadas desviaciones sexuales, las cuales, con el paso del tiempo pasaron a denominarse parafilias⁷ y más adelante, trastornos parafílicos.⁸

    El origen etimológico del término parafilia proviene de las palabras griegas para (al lado de, o desviación) y filis (afinidad o inclinación por algo). Así, de esta manera, el significado de parafilia sería afinidad por algo incorrecto.

    En la actualidad, ya no se considera a las parafilias como una enfermedad (un problema de salud física o psicológica de origen orgánico o genético) sino más bien como un trastorno (una alteración en el funcionamiento normal de la mente, el cuerpo y la conducta que impacta sobre distintas áreas de la personalidad y produce alteraciones en el estado del ánimo, los vínculos o la percepción, por ejemplo).

    Las parafilias son comportamientos sexuales no convencionales en los que el placer se obtiene a partir de ciertos objetos, personas, actividades o situaciones atípicas y no generan un impacto negativo en el sujeto ni en su entorno, ni tendrían por qué tratarse clínicamente. Según el Manual Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5), el término parafilia denota cualquier interés sexual intenso y persistente distinto del interés sexual por la estimulación genital o las caricias preliminares dentro de relaciones consentidas o con parejas física y psicológicamente maduras.

    Se han identificado más de 540 parafilias. Por ejemplo:

    Hibristofilia: deseo sexual hacia delincuentes o personas peligrosas.

    Masoquismo: conducta sexual en la que se obtiene excitación y placer a través del propio dolor físico o psíquico, la humillación, la dominación y el sometimiento.

    Masoquismo: la persona logra conseguir placer sexual causando y recibiendo humillación y dolor.

    Fetichismo: excitación sexual relacionada al uso de partes corporales no genitales, como los pies, por ejemplo, o ante elementos inanimados, como prendas de vestir o zapatos.

    Voyeurismo: tendencia a sentir una excitación al ver a otras personas realizando actividades sexuales o desvistiéndose mientras se está desprevenido.

    Trastornos parafílicos

    Los trastornos parafílicos se diferencias de las parafilias por los efectos que producen en la vida del sujeto y sus víctimas. Se definen de la siguiente manera:

    Los trastornos parafílicos son parafilias que si producen malestar, daños y un deterioro tanto personal e interpersonal dado que siempre implican un problema legal dado que generan daños físicos, emocionales, psicológicos y sociales. La pedofilia y la pederastia son considerados trastornos parafílicos dado que de manera directa o de manera indirecta dañan a los niños/as.

    Las parafilias son trastornos sexuales cualitativos caracterizados en general por:

    Actividad sexual con humanos, con sufrimiento propio o de la pareja.

    Usos de objetos no humanos para la excitación sexual.

    Actividad sexual reiterada con parejas que no aceptan el tipo de relación planteada.

    Actividad sexual con menores.

    Algunos de los trastornos parafílicos más conocidos son:

    Zoofilia: la persona tiene relaciones sexuales con animales.

    Coprolalia: la excitación sexual se logra defecando sobre la otra persona o haciendo que la pareja defeque sobre ella.

    Afixiofilia: la persona llega a la satisfacción sexual a través de la disminución de la respiración de manera individual o junto a otro, quien procede a taparle la nariz y la boca con bolsas plásticas, cuerdas, etcétera.

    Odaxelania: la excitación sexual se logra al morder a la pareja o siendo mordido por otro.

    Formicofilia: la excitación sexual se deriva del hecho de ser mordido por pequeños insectos tales como hormigas, por ejemplo; también, de que estos se le introduzcan en los orificios genitales.

    Urofilia: la excitación sexual se produce por la visión de una persona que orina, siendo orinado por otra persona.

    Esplacnofilia: atracción y deseo sexual por las entrañas y órganos internos de animales o de personas. Esta práctica suele estar relacionada con el canibalismo, lo que también puede llevar al sujeto a comer vísceras de seres vivos.

    Necrofilia: conducta sexual de la persona que tiene relaciones sexuales con cadáveres humanos.

    Exhibicionismo: tendencia recurrente a exponer los genitales frente a otras personas por sorpresa.

    Froterismo: la excitación sexual la obtiene rozando el pene con el cuerpo de la mujer vestida aprovechando situaciones en las que se agolpa mucha gente (autobuses, multitudes, trenes, etcétera).

    Pedofilia: preferencia o predominancia persistente del interés por realizar actividades sexuales con niñas y niños.

    En referencia a los trastornos parafílicos, el doctor Brown⁹ dice:

    Los trastornos parafílicos pueden perjudicar gravemente la capacidad de mantener una relación sexual recíprocamente afectuosa. Las parejas de las personas con un trastorno parafílico pueden sentirse como un objeto o como si no tuvieran importancia o no fueran necesarias en la relación sexual (…) La mayoría de las personas con parafilias son hombres y muchos tienen más de un tipo de parafilia.

    Si bien algunas parafilias tales como el fetichismo, por ejemplo, pueden resultar inocuas y no tener un mayor impacto negativo en la vida de los demás, efectivamente sí existen muchos otros trastornos parafílicos vinculados a preferencias y conductas sexuales que se salen de lo establecido como normal o natural porque resultan problemáticos –tanto para quien las ejercen así como para terceros– y van contra las leyes sociales establecidas, generando no solo un riego lesivo o peligro físico sino un sinfín de emociones negativas en el individuo y su entorno familiar, social, laboral, etcétera. Un ejemplo de esto es la pedofilia.

    Pedofilia

    Etimológicamente, la palabra pedofilia deriva del término griego paidophilia, y este de país-paidós (muchacho o niño); y filía (amistad).

    Desde este punto de vista, las palabras paidofilia o pedofilia, son sinónimos.

    El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría a partir de su quinta y última versión (DSM-5) incluye a la pedofilia dentro de los llamados trastornos parafílicos. Específicamente, incluye al trastorno de pedofilia bajo la nomenclatura 302.2 (F65.4) y lo describe de la siguiente manera:

    Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada de fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos que implican la actividad sexual con uno o más niños prepúberes (generalmente menores de 13 años).

    El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar importante o problemas interpersonales.

    El individuo tiene como mínimo 16 años y es al menos cinco años mayor que el niño/niños del Criterio A. Nota: No incluir a un individuo al final de la adolescencia que mantiene una relación sexual continua con otro individuo de 12 o 13 años.

    Especificar si: Tipo exclusivo (atracción exclusiva por los niños) o Tipo no exclusivo. Especificar si: Atracción sexual por el sexo masculino o Atracción sexual por el sexo femenino o Atracción sexual por ambos sexos.

    Especificar si: Limitado al incesto.

    A su vez, el doctor Matamoros¹⁰ lo define de la siguiente manera:

    La pedofilia es un concepto clínico que describe a un individuo que tiene fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican actividad sexual con niñas y niños prepúberes o algo mayores, por lo general, de 13 años estimativamente.

    Pederastia

    La pederastia es una relación sexual concreta y real entre una persona mayor de edad –hombre o mujer– y un niño o niña.

    Pedófilos

    Según el Manual DSM-5 de la Asociación Estadounidense de Pediatría, se considera a la pedofilia como un trastorno parafílico en el cual el sujeto siente un intenso y recurrente deseo y fantasía sexual hacia los niños y niñas.

    Hay niños/as que pueden sentirse atraídos o, incluso, abusar de otros niños/as; sin embargo, solo se denominan pedófilos a aquellos que tienen más de 16 años.

    Dado que los pedófilos se encuentran en un estadio previo antes de concretar el acto sexual con un niño/a (y, por lo general, ven pornografía infantil, o sea, películas en donde se comete el delito de obligar a los niños/as a tener relaciones sexuales entre ellos y con gente adulta), frecuentemente, este término se utiliza como sinónimo de pederasta; es decir, aquel que abusa sexual y activamente de un menor de edad.

    Vale desatacar que, si bien se sabe que la mayoría de los pederastas son también pedófilos, no todos los pedófilos llegan a ser pederastas.

    Pederastas

    Pederasta es aquel adulto que abusa sexualmente de un niño/a. Se trata de sujetos difíciles de diagnosticar ya que son normales en casi todos los aspectos de su vida excepto en uno: su grado de atracción por los niños/as y su actividad sexual secreta para con ellos.

    En la bibliografía clásica, el pederasta debe ser cinco años mayor que el niño/a víctima; sin embargo, en la actualidad esta diferencia de edad se ha ido achicando ya que se considera que existen factores que tienen una mayor incidencia que la edad del agresor, como, por ejemplo:

    El tamaño y la contextura del cuerpo: el agresor controla físicamente al niño/a víctima.

    El grado de dominio, poder y control: el agresor controla emocional y psicológicamente al niño/a víctima.

    El grado de conocimientos.

    Posición de responsabilidad.

    Posición de confianza.

    Gratificación sexual.

    Mientras que los pederastas llegan a mantener relaciones de carácter sexual con los niños/as, los pedófilos tan solo sienten atracción erótica por ellos.

    Los pederastas también son llamados abusadores o agresores sexuales de niños/as. En este aspecto López¹¹ dice:

    Los abusadores lejos están de ser esos sujetos con caras de locos desencajados y una guadaña en la mano que

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