G uadalajara, Jal.- Tener poder, aceptación y dinero son tentaciones suficientes para los jóvenes que la delincuencia “organizada ingresa a sus filas. Y matar se vuelve “parte de su trabajo”.
El aumento de casos de jóvenes reclutados por grupos delictivos inició alrededor de 2004: contrataron a muchachos en situación de calle que eran a su vez consumidores o adictos para desempeñarse como “halcones” o distribuidores de drogas, explica Ricardo Fletes, jefe del Departamento de Desarrollo Social del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, quien ha realizado investigaciones sobre esta relación.
La red de consumo, distribución y vigilancia fue creciendo, al grado que en 2008 era más visible el negocio ilícito de la venta y distribución de drogas en el primer