Alo largo de los cinco años de Andrés Manuel López Obrador en el poder se fueron desvaneciendo las esperanzas de llevar a Enrique Peña Nieto y su círculo cercano a rendir cuentas por los casos de corrupción que mancharon su sexenio.
En el discurso del mandatario de la 4T el expresidente que reside en Madrid pasó de ser un corrupto, investigado por “operaciones irregulares y posiblemente constitutivas de delito”, a un demócrata que “respetó la voluntad del pueblo de México”.
De hecho, la llamada Cuarta Transformación dejó intocada a la mayor parte del grupo de poder del expresidente: las carpetas de investigación no se han judicializado. los pocos casos que han llegado ante la justicia se han caído o se están tambaleando, los grandes contratistas siguieron recibiendo los contratos más importantes y varios de los cuadros políticos se integraron a la Cuarta Transformación vía el Partido Verde Ecologista de México.
El gobierno de López Obrador tuvo bajo investigación a uno de los contratistas más importantes de Peña Nieto: el empresario mexiquense José Miguel Bejos, conocido por ser su amigo de golf y cuyo primo, Francisco Javier García Bejos, fue subsecretario en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en el sexenio pasado.
Al mismo tiempo que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) abría un expediente contra Miguel, sus empresas Grupo Promotor de Desarrollo e Infraestructura (Grupo Prodi), Opex Perforadora. Perforadora Profesional Akal-I, Mota-Engil -una transnacional de