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Veredas de la docencia
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Libro electrónico120 páginas1 hora

Veredas de la docencia

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Nos preparamos para enseñar, pero es la vida quien nos enseña a través de las experiencias que nunca dejamos de aprender. En la docencia, al portar la flama de la enseñanza, cada uno toma su camino, toma su vereda, y forja poco a poco su preciada carrera

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 may 2024
ISBN9798224603794
Veredas de la docencia

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    Veredas de la docencia - Caza De Versos

    VEREDAS DE LA DOCENCIA

    Un maestro trabaja para la eternidad, nadie puede decir dónde acaba su influencia

    -H. Adams

    Los siguientes escritos corresponden a las experiencias de estudiantes y docentes egresados de la Escuela Normal Pablo Livas

    Cerebrum, cor et voluntas

    VEREDAS DE LA DOCENCIA

    Nos preparamos para enseñar, pero es la vida quien nos enseña a través de las experiencias que nunca dejamos de aprender. En la docencia, al portar la flama de la enseñanza, cada uno toma su camino, toma su vereda, y forja poco a poco su preciada carrera

    AUTORES

    Domingo Pereyra García

    Magaly Anahí Sánchez de la Cruz

    Anjelmira Ríos García

    Iván Mejía Jasso

    Rubi Adriana Garza Coronado

    Miranda Sánchez Ibarra

    Kristal Yesbeth Ramos Rivas

    Madeline Ruiz Mata

    Briceida Lucio Torres

    Andrés Aarón Carmona Arrona

    José Antonio Torres Samaniego

    Jonathan Leonel Gutiérrez Lozano

    Angel Oropeza Chapa

    René Andrés Torres Maldonado

    Emily Guadiana Domínguez

    Cassandra Jaquelin Moreno Mendoza

    Elda Riojas

    Alexa Landín de Llano

    Lesly Zharick González García

    Narda Elisa Espinosa Zúñiga

    Yocksy Aracely Alejandro Ovalle

    Jannet G. Flores Camacho

    Ivi Desire Campos Romero

    Evelyn Nohemí Rivas Sánchez

    Jazmín Rodríguez Zúñiga

    Samantha Garza González

    Nadia Elizabeth Vidaurri López

    Danna Estefanía Gutiérrez Hernández

    Angela García Ruíz

    Ana Cecilia Reyes Zacarias

    Laura Alicia González Reyes

    Aldo Trinidad Sánchez García

    Dana Judith Armendariz Contreras

    Emily Espinoza Arévalo

    Brenda Berenice Meléndez Gómez

    Tania García Robles

    José Bazaldúa Mendoza

    Alejandro Benjamín Silva Flores

    VEREDAS DE LA DOCENCIA

    En memoria de

    Maestro Javier Arturo Solís Montemayor

    Maestro Juan Guillermo Ibarra Castellanos

    Gracias por dejar huella en sus familias, estudiantes y nuestra noble institución

    VEREDAS DE LA DOCENCIA

    Primera generación

    Domingo Pereyra García

    Sabinas Hidalgo, Nuevo León

    En mi hogar había pocos recursos, mis padres se dedicaban al campo y no tenían la posibilidad de brindarnos muchas oportunidades a todos los miembros de la familia. La mayoría de mis hermanos trabajaba en diferentes cultivos o cuidando ganado.

    En aquella época, cuando era adolescente, papá y mamá debido a mi interés por seguir estudiando me comentaron que harían lo posible para que pudiera cumplir aquel anhelo. Realmente hicieron hasta lo imposible. Al principio tenía en mente diversas opciones para llevar a cabo mis estudios, entre ellas se encontraba la docencia, y luego de analizar la situación de mis padres y la mía de manera personal, opté por llevar a cabo mis esfuerzos en esta carrera para convertirme en maestro.

    Al principio me tuve que mudar a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, e iniciar mis estudios en la Escuela Normal Miguel F. Martínez ya que en Sabinas Hidalgo aún no se realizaba la apertura de la Escuela Normal Pablo Livas.

    Estuve como foráneo, tres meses en la Escuela Normal Miguel F. Martínez. Posteriormente, me dieron la opción de integrarme a otra institución de mi municipio natal. Fue así que en noviembre llegué a la Escuela Normal Pablo Livas, la cual se acababa de fundar. Mis compañeros en aquel tiempo, obviamente siendo estudiantes, eran Francisco J. Montemayor, Javier Arturo Solís Montemayor, Edelmira Durán, Delia Guadiana, Socorro Cervantes, Norma Morton, Laura Ema Saldaña y Sofía García Cuéllar. En mi grupo, con todos me llevaba muy bien, pero mi mejor amigo era Javier Arturo Solís Montemayor, hicimos una gran amistad.

    Desde que ingresé me sentí decidido por concluir, pues sabía el esfuerzo que estaban haciendo mis padres para que pudiera estudiar. Las asignaturas más complicadas para mí eran ética y filosofía, requerían el doble de mi dedicación. En aquel tiempo, desde que empezamos siendo estudiantes trabajábamos en los planteles escolares de la localidad, el gobierno nos pagaba sesenta pesos al mes, era muy poco.

    Los años en que me desempeñé como estudiante normalista fueron muy agradables, aprendí demasiado, tanto de los catedráticos como de mis compañeros y estudiantes en los planteles escolares donde me tocó practicar.

    Egresé en junio de 1951 gracias a mis padres y al empeño que realizaba al acudir a clases. Saliendo estuve trabajando en una escuela durante todo ese ciclo escolar en Sabinas Hidalgo, es decir, hasta 1952. En ese momento me otorgaron una plaza en Aramberri, Nuevo León. Allá me pagaban cuatrocientos pesos, fue mayor el sueldo teniendo mi nombramiento. A la edad de 22 años comencé trabajando como director ya que en la escuela donde me asignaron no contaban con uno, por lo cual debía de cumplir con el puesto directivo y docente. Todos los miembros del personal eran mayores que yo, lo cual me causó cierto temor, pero lidié con ello. La edad no determina tus capacidades.

    Me seguí preparando, pagué mis estudios en la Escuela Normal Superior Moisés Sáenz Garza con mi sueldo, lo cual me abrió más oportunidades de trabajo.

    En Aramberri duré dieciocho años trabajando, tanto en educación primaria como en secundaria, ahí conocí a mi esposa. Junto a los maestros Rubén de Luna y Eliud Galván, fundé la secundaria Pablo Livas en el municipio.

    En aquel lugar, recuerdo que, en mis inicios, brindé clases a un estudiante de escasos recursos proveniente de una comunidad llamada El Nacimiento de nombre Eufemio Porras. Al salir de la secundaria el estudiante tenía la convicción de estudiar para convertirse en maestro. Yo me encontraba estudiando en la Normal Superior por lo cual me había trasladado a Monterrey y ahí me enteré que se había abierto la convocatoria del examen de admisión para ingresar a la Escuela Normal Miguel F. Martínez. De inmediato mandé una carta a Aramberri para que enviaran al niño a presentar el examen. Se hizo lo posible para que el alumno se trasladara a Monterrey y pudiera presentar. Por desgracia, la aplicación concluyó días antes. Debido a esto, me acerqué con el director y le comenté que el alumno tenía un excelente promedio y que era el primer lugar de su generación. Abogué para que le dieran una oportunidad; a veces solo necesitamos eso.

    Eufemio obtuvo uno de los promedios más altos en el examen de admisión. Comenzó a estudiar en la institución y logró concluir. De hecho, siguió estudiando, se pudo superar y ayudar a su familia. Esa es una de las tantas anécdotas que tengo en mi memoria. Me llena de satisfacción haber podido ser parte de su proceso de enseñanza y haber influido en su vida para bien,

    Luego de aquella época en Aramberri llegué a Bustamante, Nuevo León, donde también estuve laborando como directivo, en este caso durante seis años. Después regresé a Sabinas Hidalgo donde duré doce años, ocho como director y cuatro como inspector. Tuve la dicha de fundar la secundaria Leona Vicario en el municipio que me vio nacer. Los maestros que formaban parte de la planta docente en aquel momento eran Martín Guadalupe Elizondo, Francisco Montemayor Vedia, Epifanio Hernández, Javier Guzmán, María Elena Román, María Elena Montemayor y María Elena Ramos García.

    En 1989 regresé a Aramberri como inspector, estuve trabajando cuatro años. Posterior a ello me jubilé, en aquel momento cumplí cuarenta y cinco años de servicio y tenía sesenta y tres años de edad.

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