Abrumado Por El Amor

Por Hayden Templar

¡Descubre un romance apasionante de la mano de Storm y Laken en este intrigante historia! Storm es el experto en solucionar problemas, el hombre al que acudir cuando las cosas se complican. Su último encargo: limpiar el nombre de una celebridad envuelta en un escándalo de asesinato. Pero esta vez, necesita más que solo su astucia. Necesita a la genio legal Laken a su lado. Laken, una abogada experimentada con una personalidad tranquila y un pasado marcado por la pérdida, se ve envuelta en el mundo de intriga y peligro de Storm. A medida que trabajan juntos para proteger a la estrella, surge una chispa entre ellos, una atracción innegable a pesar de la diferencia de edad. Se encuentran atrapados en Las Vegas con el problemático actor, cuyo comportamiento imprudente amenaza con arruinarlo todo. Mientras Storm y Laken navegan por aguas turbulentas, deben enfrentar sus propios sentimientos, luchando contra los fantasmas del pasado de Laken y la posibilidad de un futuro juntos. ¿Podrá su conexión recién descubierta resistir la tormenta de escándalo y sospecha, o se desmoronará bajo el peso de un amor pasado? ¡Sumérgete en esta historia llena de pasión, misterio y romance y descúbrelo tú mismo!

• Idioma: Español
• Editorial: Hayden Templar
• Fecha de lanzamiento: 1 may 2024
• ISBN: 9798224982981

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CAPÍTULO 1

Emerger del ascensor y adentrarse en el bullicioso plató era como cruzar a una dimensión desconocida, un reino al que no pertenecía.

A pesar de mis años como abogado en los estudios de Hollywood, la energía vibrante del plató me hacía sentir como un forastero, un intruso en un mundo de opulencia y glamour.

La llamada urgente de un hombre llamado Storm me había arrancado del trabajo rutinario en mi despacho y me había lanzado al centro de la acción.

Con cada paso apresurado hacia el escenario, mi mente se inundaba de preguntas e incertidumbres. ¿Qué me esperaba al otro lado de esas puertas? Y lo más importante, ¿cómo me desenvolvería en este territorio desconocido? Estaba más acostumbrado a ser un personaje en segundo plano que se mezclaba con el paisaje.

Llevaba cuatro largos años lidiando con las secuelas de la muerte de Peter, un vacío abismal que ninguna hazaña legal o éxito profesional podía llenar.

Diecisiete años de amor y compañía habían sido arrebatados en un abrir y cerrar de ojos, dejándome a la deriva en un océano de dolor e incertidumbre. No estaba seguro de por qué pensé en él en ese momento.

Me acerqué a la figura cuya silueta apenas se dejaba ver por el fulgor intenso de las luces del escenario, y un estremecimiento de anticipación recorrió mis venas.

Era Storm, el enigmático hombre con quien me habían encargado encontrarme. Había escuchado hablar de él, pero nunca antes había tenido el placer de conocer al "solucionador".

Storm poseía una estatura imponente, con anchos hombros y una confianza innata en su porte. Su semblante era impasible y enigmático, pero sus ojos parecían revelar una profunda melancolía.

Aunque su físico recordaba al de un guardaespaldas, irradiaba elegancia con su traje oscuro. Su cabello negro enmarcaba su rostro, añadiendo un toque de misterio a su atractivo, mientras que sus labios carnosos formaban una línea decidida que aumentaba su aura enigmática.

Avancé hacia él con paso lento, sintiendo cómo mi corazón latía con más fuerza con cada paso. Sin embargo, sabía que no tenía motivos para temer en esta ocasión.

A pesar de la aparente serenidad que emanaba Storm, no pude evitar percibir un deje de inquietud en la tristeza de sus ojos.

Deteniéndome a unos metros de distancia, nuestros ojos se encontraron. Experimenté una cálida sensación en mi pecho, algo que no había sentido en años.

Mis pupilas se dilataron al contemplar la imponente figura de Storm, mi curiosidad se avivó y sentí cómo el rubor coloreaba mis mejillas.

¿Acaso puede notar cómo mi rostro se torna rosado?

Storm, imponente, se alzaba como una figura solitaria en medio del caos del plató. Su porte era estoico y su mirada indescifrable, pero irradiaba un aura innegable de autoridad y liderazgo.

Aunque no lo conocía personalmente, sabía que era él. Nuestros ojos se encontraron y en ese instante fugaz, sentí como si entre nosotros hubiera un destello de comprensión.

Storm me hizo un leve gesto de reconocimiento, apenas perceptible, antes de darse la vuelta y alejarse.

Lo seguí, sin saber qué esperar. Mientras caminábamos, compartió conmigo lo sucedido y lo que planeaba hacer.

Me explicó que la situación era delicada y que necesitábamos actuar con rapidez y eficacia.

Me conmovió su capacidad de compasión, a pesar de las situaciones terribles en las que se encontraba con frecuencia. No había perdido su humanidad.

El plan era simple: yo celebraría una conferencia de prensa y abordaría el incidente sin entrar en detalles específicos.

Sí, había un cadáver, pero el actor no tenía ninguna implicación, dejando a la policía la determinación de la causa de la muerte.

Luego, ellos llevarían al actor a un lugar apartado para esperar que la situación se calmara. El estudio sugirió un retiro en el desierto, en Auburn, a las afueras de Las Vegas.

Era un plan meticulosamente diseñado que requería una danza orquestada de engaño y discreción. El objetivo era proteger la frágil reputación de uno de los valiosos actores del estudio.

La conferencia de prensa, la estratégica divulgación de información y la retirada encubierta al desierto eran piezas de un complejo rompecabezas que debíamos manejar con precisión y delicadeza.

Me sorprendió su habilidad para idear esto en tan poco tiempo, pero su reputación le precedía.

Con cada palabra que salía de su boca, la gravedad de la situación se apoderaba de mí, arrojando una sombra de duda y aprensión sobre mis pensamientos.

La prensa podía ser implacable y muy inquisitiva, y estaba lista para tender trampas con declaraciones fáciles de desmontar. Me preparé para lo que vendría.

En medio del caos y la incertidumbre, sentí un destello dentro de mí, una chispa de desafío o quizás una determinación creciente. Por primera vez en años, experimenté una sensación de propósito.

Me resultó irónico pensar que, después de todo, yo también podría ser actor, aunque de una manera diferente, capaz de contar historias y representar un papel de manera convincente.

Me quedé desconcertado cuando pasamos por el camerino de los actores sin detenernos, y el peso de la responsabilidad volvió a caer sobre mí como una losa. Ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar con el actor.