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Mazorra Leyenda Original
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Libro electrónico71 páginas29 minutos

Mazorra Leyenda Original

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"Mazorra: Leyenda Original" es más que una simple narración; es el fruto de la voluntad inquebrantable y el impulso creativo de su autor. Inspirado por una invitación tardía a un certamen literario en Chile, el autor se vio enfrentado a un desafío apremiante: crear una obra que capturara la imaginación y tocara las fibras del alma en un período de tiempo limitado.

Esta obra escrita en verso por el gran poeta ecuatoriano Juan León Mera, recopila la leyenda de Mazorra, un español que animado por su deseo de riqueza, llevó a la muerte a cientos de personas que trabajaron como esclavos en sus minas, fábricas y campos. Al final, la Providencia juzgó tal inhumanas condiciones al fragor del Tunguragua...

"Mazorra: Leyenda Original" no es solo una obra de ficción; es un testimonio del poder de la creatividad y la pasión, y un recordatorio de que a veces las mejores obras pueden surgir en los momentos más inesperados y bajo las circunstancias más desafiantes.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 abr 2024
ISBN9791223033197
Mazorra Leyenda Original

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    Mazorra Leyenda Original - Juan León Mera

    PREFACIO

    La necesita indudablemente esta leyenda.

    El autor vio por casualidad en Los Andes, periódico de Guayaquil, una invitación de La Estrella de Chile para el certamen literario que acaba de verificarse en Santiago. Al día siguiente recibió un ejemplar de la misma invitación suscrita por La Redacción de esta revista; pero tanto Los Andes, como la esquela, le llegaron atrasadísimos.

    El certamen debió cerrarse definitivamente el 1 de septiembre, y hecha por el autor la cuenta del plazo que le quedaba, atendiendo al día en que debía partir de Guayaquil el vapor para estar en Chile en la fecha citada, apenas podía contar con dos semanas, las cuales debían ser absorbidas por las atenciones, a la sazón recargadas, de un laborioso empleo público.

    Resolvió, pues, no escribir cosa alguna, pues nunca se ha preciado de improvisador.

    Sin embargo, no había contado con otra voluntad poderosa. Una persona, para él carísima, le puso en el empeño de forjar la leyenda para el certamen, y hubo de rendirse a tal exigencia.

    Robó entonces algunas horas al descanso de cada noche y escribió el MAZORRA A pluma corrida y sin volver la vista a lo que dejaba trazado. De igual manera se hizo la copia que fue remitida a Santiago, la cual se concluyó pocos momentos antes de que partiese el correo.

    Conservaba inédito el autor un corto romance que con el mismo título había escrito años atrás, y creyó hallar en él una de las condiciones exigidas en la invitación que publicó Los Andes, a saber, que la leyenda había de estar sujeta a la moral católica; pero, fuera de la idea principal, eso trabajó, antes que ser provechoso, le sirvió a veces de estorbo, y hubo de hacerlo todo nuevo.

    Corrido más de un mes después de la remisión de la leyenda, supo, no sin alguna extrañeza,

    que el plazo para el concurso, que debió cerrarse definitivamente el 1 de septiembre, se había prolongado por sesenta días más, lo cual mejoraba la condición de los que podían aprovecharlo, que no la de quienes habían escrito apremiados por la estrechez del tiempo, y cuyas obras estaban ya en camino.

    El resultado del certamen se sabe ya: MAZORRA ha merecido mención honorífica.

    No so crea que las líneas anteriores vayan encaminadas a desarmar la crítica, en gracia de la festinación con que ha sido forjada la leyenda; al contrario, el autor se confiesa culpado de temeridad por haberse presentado al concurso con una obrilla trabajada en pocas horas. Y sin tratar de disminuir su falta ante los ilustrados y competentes jueces que han dado el fallo ni ante el público que también va a ser juez y fallar, da a luz su trabajo dejándole a posta sin lima ninguna y tal como ha sido visto en Chile.

    Facilius est camelum per foramen acus transire, quam divitem intrare in regnum coelorum. (Mateo 19:24)

    Ubi enim thesaurus vester est, ibi et cor vestrum erit. (Lucas 12:34)

    A MI ESPOSA

    Tú lo mandas,

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