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Prohibido Olvidarlo: Medios de comunicación, deporte y sociedad
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Libro electrónico179 páginas1 hora

Prohibido Olvidarlo: Medios de comunicación, deporte y sociedad

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Sus amigos dicen que escribía con letra de tango. También dicen que era tradicionalista, pero al mismotiempo,un amante insobornable de la bohemia. Fue un vocero del sentir popular, y se identificó con la clase media y republicana. Se convirtió en un símbolo indiscutido de la unidad nacional. Creyó en Dios, pero una vez se enojó con él. Protagonizó los momentos más rutilantes de la radiofonía y televisión chilena. Por esto, y por mucho más, Julio Martínez Prádanos es na de las personalidades más fascinantes de Chile en los últimos 70 años.

Esta investigación se sustenta en base a entrevistas a familiares, amigos y compañeros de labores del histórico comunicador, a lo que se suma una exhaustiva revisión bibliográfica. La obra también considera notables aportes de la psicóloga deportiva Renata Almada, del psicólogo Leonardo Lagos, y de los sociólogos Darío Quiroga, Axel Callís y lberto Mayol, quienes contribuyeron a descifrar al personaje,y a conocer su influencia deportiva y social.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 sept 2023
ISBN9789564062709
Prohibido Olvidarlo: Medios de comunicación, deporte y sociedad

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    Prohibido Olvidarlo - Enrique Corvetto Castro

    PROHIBIDO OLVIDARLO

    © 2023, Enrique Corvetto Castro.

    ISBN: 9789564061719

    eISBN: 9789564062709

    Asesor de contenido: Alex Carrasco Retamal.

    Colaboración editorial: Joan Sandoval Zambrano.

    Primera edición: Mayo 2023.

    Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en parte, tampoco registrada o trasmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mediante mecanismo fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo escrito por el autor.

    Imprenta: Donnebaum.

    Impreso en Chile/Printed in Chile.

    Índice

    Cronología

    Introducción

    Prólogo I: Un creador de emociones

    Prólogo II: Vamos a lo nuestro

    El Temuco de Julio

    Construcción de su personalidad

    El quiebre

    El otro Julio Martínez

    Fiesta universal

    Justicia divina revelada

    Una singular ayuda a Jorge Toro

    Su mejor amiga, la radio

    Llegar al alma e identidad nacional

    El aprendiz y el maestro

    Pensamiento político, pero no un político

    Epílogo

    Un raro año 75

    Vieja escuela

    La tradición de la tertulia

    Revista Estadio

    Por el placer de habernos conocido

    Una propuesta en el aire

    Cosa de vehículos

    JM, Pelé, y el partido perfecto

    Gajes del oficio

    Influencia y legado

    El último adiós

    Agradecimientos

    Reconocimientos

    Bibliografía

    Testimonios

    Medios de comunicación

    Cronología

    1923. El 23 de junio, en Temuco, nace Julio Martínez Prádanos.

    1941. Muere su padre, José Martínez.

    1945. El 18 de septiembre debuta en la Radio Prat.

    1946. Se incorpora al diario La Hora.

    1949. Ingresa como redactor a la sección de deportes en Las Últimas Noticias. Estaría hasta el 16 de enero de 1997.

    1949. Se une al staff de panelistas de la Radio Agricultura hasta 1968. Vuelve en 2002.

    1950. Ingresa como cronista a la Revista Estadio. Estaría en la mítica publicación hasta 1979.

    1955. El 1 de febrero nace su único hijo, Julio Martínez Colina. La madre de su hijo es Irene Colina Ilabaca.

    1956. Cubrió periodísticamente las Olimpiadas de Melbourne, Australia.

    1962. Relató el Mundial de Chile.

    1964. Se casa con Norma González.

    1966. Cubre el Mundial de 1966 en Inglaterra. Este año ingresa a Canal 13.

    1968. Se suma a Radio Corporación y participa del programa Tribuna Deportiva.

    1970. Participa como panelista en el programa de Canal 13 A esta hora se improvisa, el que concluye en septiembre 1973.

    1974. Realiza la cubertura del Mundial de Alemania.

    1976. Fallece su madre, Julia Prádanos.

    1976. Participa en Radio Cooperativa.

    1978. Es parte del programa Deporte Total de Radio Minería, hasta 1998.

    1980. Interviene en el programa televisivo Almorzando en el Trece. También lo hace en 1993 y 1999.

    1988. Recibe el Premio de la Academia Chilena de la Lengua.

    1993. Remodelan la tribuna de prensa del Estadio Santa Laura de Unión Española y la nombran Julio Martínez.

    1993. La Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi) le otorga el premio Hombre de Radio.

    1994. Es reconocido con el Premio Embotelladora Andina.

    1995. En octubre, recibe el Premio Nacional de Periodismo.

    1999. Trabajó en Radio Monumental hasta el 28 de febrero de 2002.

    2002. Fue columnista para el sitio electrónico Terra. Este año, y en el contexto del mundial Corea-Japón, redactó artículos de opinión para el diario La Segunda.

    2007. Recibe el premio nacional Historia del Fútbol por parte del Instituto de Historia y Estadística del Fútbol Chileno (IHE).

    2008. Falleció el 2 de enero del 2008.

    2008. El 5 de julio es publicado en el Diario Oficial, que el Estadio Nacional se llamará Julio Martínez Prádanos.

    A Eloísa González González, mi querida abuela (Q.E.P.D), quien fomentó en mí el cariño por la lectura y el trabajo.

    A mi abuelo, Enrique Corvetto Cisternas, quien me inculcó la pasión por la historia y el deporte.

    A mi esposa Patricia, y a mis hijas Valentina y Luciana.

    Introducción

    En febrero de 2022, ya habían pasado más de 14 años de la muerte de Julio Martínez. En aquel veraniego mes, y mientras Rusia inició su invasión a Ucrania, un registro audiovisual de once segundos comenzó a circular de manera inusitada en las redes sociales. En él, Julio Martínez reflexionaba en torno a los efectos que trae consigo un conflicto bélico: ¿Usted cree que alguien gana una guerra?... La guerra la pierde la humanidad, buenas noches", remataba su intervención el sempiterno comunicador.

    Pero, tras esos escasos segundos de reflexión que vieron y escucharon cientos de miles de personas en el video, el comunicador compartía solapadamente una pena familiar. Poco se sabe que el padre del periodista llegó a Chile huyendo de los horrores de la Primera Guerra Mundial, por lo tanto, Martínez sabía en carne propia las consecuencias que acarrea una guerra: muertes, éxodos obligados y separación de seres queridos.

    El video escaló a tal popularidad, especialmente en twitter, que el fenómeno fue considerado como noticia por diversos medios de comunicación. Sin embargo, a la luz de este especial hecho cabe preguntarse: ¿por qué, en el contexto de un conflicto entre naciones europeas, el video de un comunicador de deportes fallecido ya en 2008 era viralizado y recordado?

    Julio Martínez Prádanos fue más que un periodista deportivo. Se instaló como una de las figuras más rutilantes e influyentes en la sociedad chilena. Quizá por esto el histórico comunicador con 62 años de trayectoria, califica holgadamente como un clásico de clásicos de la industria cultural chilena. Primero deslumbró en la radio, luego en prensa, y más tarde, a mediados de los 60, en la pantalla chica. Implantó su propio sello con un tono pausado al hablar, incluso exagerando ciertas palabras y relevando adjetivos hasta casi quedar sin aire. Estas características, más su efervescente popularidad, hizo que su figura en la actualidad –a más de 15 años de su muerte– se siga recordando. El trazado de la vida de Martínez marca también la evolución de los tiempos y del país. Vivió los mandatos de doce presidentes de la República. La lista va desde Arturo Alessandri Palma hasta Michelle Bachelet Jeria. Prácticamente su nacimiento coincidió con el de la radiofonía nacional. Martínez fue testigo del paso tecnológico del disco al casette, y de éste al CD. También vivió el surgimiento de la televisión chilena, además de la llegada del internet y de los medios digitales a comienzos del nuevo milenio¹.

    Cubrió periodísticamente olimpiadas, como la del 56 en Melbourne. Estuvo presencialmente en los mundiales de fútbol de Brasil en el 50, de Chile en el 62, en Inglaterra el año 66, y en el de Alemania en el 74.

    Su figura pasó la barrera de lo estrictamente deportivo, ya está dicho, pues se instaló como un agente de mediación, de paz y de aceptación transversal por parte de las audiencias y ciudadanía.

    Esta investigación pretende explicar su actuar, descifrar qué hay detrás del personaje, cuáles eran sus miedos y alegrías, y qué realmente se encubre tras las icónicas frases como justicia divina, o de su célebre discurso en la primera Teletón del año 78. Bajo este sello, el de aproximarse a conocer su perfil y dimensionar su influjo social, la obra posee relevantes aportes de reconocidos profesionales del área social.

    Usted está a punto de comenzar a leer crónicas históricas sobre la vida de uno de los personajes más relevantes y particulares del medio cultural, deportivo y social chileno. El que entendió que el fútbol era más que un deporte, y que el respeto y la tolerancia debía primar por sobre las diferencias. Del hombre machista y amante de la noche y la tertulia. Del fiel amigo que ayudaba sin miramientos. Del ególatra. Del abuelo querendón, y del hincha de la Unión Española hasta la médula. Aquí, con ustedes, Julio Martínez Prádanos.


    1 Con el boom de los medios digitales, Martínez trabajó escribiendo columnas de opinión para el medio www.terra.cl

    Prólogo I: Un creador de emociones

    Adentrarse en el alma de Julio Martínez es una tarea apasionante.

    El hombre más querido del país, el mejor periodista del siglo pasado, el dueño de la palabra y el buen verbo, el creador de emociones, el juez en las discusiones futboleras, el gran mensajero en tareas nobles, conocido por su voz inconfundible, sus vivaces ojos verdes y su cabeza rara.

    Sin embargo, de los aspectos internos poco se supo.

    Fui seguidor, admirador, colega, contertulio y jefe de Julio Martínez. Y me distinguió con su amistad. Mis primeros recuerdos de él me ponen junto a una radio de corriente alterna, alimentada por el generador que permitía la ordeña industrial en la lechería y quesería de la lejana hacienda donde me crie. Se perdía de repente la onda corta, pero ahí estaba ese niño, que era yo, esperando su palabra en el programa vespertino de deportes.

    Ese interés se acrecentaba en vísperas de Nochebuena. La tarde del 24 de diciembre tenía lugar el tradicional mensaje navideño de Jota Eme, que casi siempre me dejaba llorando y que por cierto tenía bastante más sintonía que los mensajes presidenciales.

    Mi primer contacto con él fue, siendo adolescente, en el Estadio Braden (ahora El Teniente), en Rancagua. Era un partido sin mucha importancia, pero atractivo por las buenas campañas que estaban cumpliendo O´Higgins y Green Cross. Lo vi pasar hacia la caseta de transmisión, y le quise hablar. Quería agradecerle por haber leído en su programa una carta que le envié desde el campo para contarle los progresos que se habían producido en la secretaría del estadio de El Toco, en Pichidegua, con la incorporación de una mesa de pimpón. Me acerqué, y me arrepentí. Volví a mi asiento avergonzado por mi timidez.

    Mi primer encuentro cercano con él fue en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica. Fue a dar

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