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Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista: cinco ensayos
Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista: cinco ensayos
Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista: cinco ensayos
Libro electrónico303 páginas4 horas

Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista: cinco ensayos

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Las investigaciones presentadas realizan análisis historiográficos que permitieron a los marineros, militares y religiosos estructurar saberes coloniales y aplicarlos al mundo mesoamericano. Las ideas colombinas, la búsqueda de Oriente, la analogía entre Tenochtitlan y Venecia, el misterioso origen de los mexicas y las profecías sobre la llegada de
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 sept 2022
ISBN9786075396873
Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista: cinco ensayos

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    Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista - Samuel Maynez Champion

    Imaginarios_Occidentales_portada.jpg

    Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista: cinco ensayos

    ———•———

    Colección Historia

    serie fundamentos

    Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista: cinco ensayos

    ———•———

    María de Guadalupe Suárez Castro

    Miguel Ángel Segundo Guzmán

    Coordinadores

    secretaría de cultura

    instituto nacional de antropología e historia


    Suárez Castro, María Guadalupe y Miguel Ángel Segundo Guzmán (coords.)

    Imaginarios occidentales en las crónicas del descubrimiento y conquista: cinco ensayos [recurso electrónico] / coord. e introd. de María Guadalupe Suárez Castro, Miguel Ángel Segundo Guzmán. -- México : Secretaría de Cultura, INAH, 2022

    2.8 MB. : ilus.,; – (Colec. Historia, Ser. Fundamentos)

    ISBN: 978-607-539-687-3

    1. México – Historiografía 2. América – Descubrimiento y exploraciones – Españoles 3. México – Historia – Conquista, 1519-1540 – Fuentes 4. Pueblos indígenas – Primer contacto con europeos I. Segundo Guzmán, Miguel Ángel, coord. II. t. III. Ser.

    LC F1296 S83


    Primera edición: 2022

    Producción:

    Secretaría de Cultura

    Instituto Nacional de Antropología e Historia

    D. R. © 2022 Instituto Nacional de Antropología e Historia

    Córdoba 45, col. Roma, C. P. 06700, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México

    informes_publicaciones_inah@inah.gob.mx

    Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad

    del Instituto Nacional de Antropología e Historia de la Secretaría de Cultura

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción

    total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,

    comprendidos la reprografía y el tratamiento informático,

    la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización

    por escrito de la Secretaría de Cultura / Instituto

    Nacional de Antropología e Historia

    ISBN: 978-607-539-687-3

    Hecho en México

    SCINAH21negro

    Índice

    ———•———

    Agradecimientos

    Introducción

    María de Guadalupe Suárez Castro y Miguel Ángel Segundo Guzmán

    Los imaginarios del Oriente en la Edad Media: paradigmas de lo americano

    Guy Rozat Dupeyrón

    Más allá de la Nueva España, más allá de la China: la tierra incógnita septentrional

    Salvador Alfredo Álvarez Suárez

    Tenochtitlan en el imaginario veneciano

    Samuel Maynez Champion

    Regiones de alteridad en las crónicas de América: estrategias para visibilizar el misterioso origen de los mexicas

    Miguel Ángel Segundo Guzmán

    La profecía de Chilam Balam en las relaciones del siglo XVI: contexto histórico y función escatológica

    María de Guadalupe Suárez Castro

    Agradecimientos

    ———•———

    A los autores, con quienes hemos trabajado por años el desarrollo de propuestas de lectura de las crónicas. Por los múltiples espacios académicos y las innumerables reuniones de investigación y difusión en las que tratamos de pensar históricamente los relatos de la Conquista.

    A los organizadores del Congreso Internacional de Etnohistoria, en sus diferentes ediciones, por ser receptivos a la presentación y discusión de las propuestas que permiten reflexionar sobre estos temas y de esa forma seguir haciendo etnohistoria.

    Al doctor Cuauhtémoc Velasco Ávila, director de Etnohistoria, por ser siempre accesible y promover la difusión de los resultados de las investigaciones realizadas dentro y fuera de su Dirección.

    A la Comisión de Publicaciones de la Dirección de Etnohistoria, particularmente a Yatzil Canedo. En la Comisión Central Dictaminadora de Publicaciones a Arturo Lozano, a Yolanda Mondragón y a la Dra. Patricia Gallardo Arias. A producción editorial del inah.

    Por último, nuestro reconocimiento a todos los no mencionados, pero no por ello inexistentes. Gracias por haber participado de alguna u otra manera durante el proceso.

    Los coordinadores

    Introducción

    ———•———

    Nos encontramos inmersos en la evocación de los 500 años de las expediciones europeas en América, y particularmente en la antesala de la conquista de México, un acontecimiento denso en discursos y significaciones, con un gran peso en la construcción de la narrativa histórica del Estado-nación mexicano y con una alta resonancia en la historia universal.

    La conquista es un hecho fundacional porque se ubica en el centro del relato de lo mexicano, de sus orígenes, de su pasado, y se incrusta en el presente. Desde hace siglos hay una gran cantidad de producción historiográfica, apiladora de capas y capas de un discurso que media entre lo que aconteció, lo que los europeos escribieron sobre lo que ocurrió (crónicas del descubrimiento y la conquista), la memoria de los descendientes de las sociedades vencidas (la llamada historiografía de tradición indígena) y nuestra visión actual, sin omitir las crónicas generales, los compendios elaborados por las órdenes religiosas, la visión extranjera y, sobre todo, la narrativa decimonónica.

    La conquista de México se ha constituido como el origen de un gran discurso que sostiene tanto la identidad colectiva en el relato de lo nacional como la historiografía que piensa y escribe sobre ella, pero también ha dado lugar a la creación de los llamados hoyos negros de la conquista.¹ Estos hoyos negros son poderosos agujeros que capturan en su interior los discursos que sostienen tanto el origen mitológico como los imaginarios establecidos sobre ella, y crean bucles que constantemente se reinician para impedir salir de su ámbito de operación (tanto a los mitos como a los imaginarios) y otorgar sentido de temporalidad al acontecimiento, por lo que no dan cabida a interpretaciones alternas al discurso historiográfico tradicional,² que no sólo se circunscriben a este contexto histórico, sino que se remontan unos años antes, hasta el momento de las grandes expediciones. Ejemplifiquemos tan sólo con el caso de Cristóbal Colón, quien visto como un héroe de la ciencia y el progreso de una época, ha sido objeto de una historiografía que, empeñada en bajarlo del pedestal en el que se encontraba, ha terminado por caricaturizarlo, en cuanto a su visión plana o esférica de la tierra se refiere, debido a graves omisiones historiográficas, lo que ha traído como consecuencia la creación de mitos y anacronismos y una falta de capacidad para comprender a cabalidad el llamado descubrimiento de América.

    Las estrategias para abandonar esos hoyos negros consisten en pensar historiográficamente el suceso. Por un lado, entender los marcos del saber en el que los europeos estaban inmersos, aquellos productores de escritos que vivían, pensaban y actuaban en el marco de una geografía, una cosmografía y una cosmovisión muy distintas de las que conocemos; y por el otro, leer esos mismos escritos dentro del contexto colonial, es decir, dentro de un espacio de control social en donde se generaron formas históricas de saber y verdad, lo cual implica la necesidad de repensar la lógica profunda tanto del descubrimiento como de la conquista".³

    Las crónicas que representan el pasado se organizan en el nuevo presente de las sociedades indígenas que se encontraban en proceso de transformación debido al dominio hispánico. Esas crónicas también construyen una nueva memoria para los sometidos. Desde esa perspectiva, en este libro se pretenden explorar las diversas vetas intelectuales que se utilizaron para representar la alteridad indígena en el siglo xvi en las crónicas, a lo largo de las cuales se escribió entonces un saber teológico sobre el vencido, verosimilitud para entrar en la historicidad de Occidente; en los relatos se otorgó el sentido para pensarse en el mundo del saber de la época. Desde su condición de sometimiento sociológico, el pasado indígena pagano se convirtió en página en blanco para re-escribir su historia, reelaborada a partir de su saber y adaptada a las formas de verdad de los nuevos dueños de la tierra, en el marco del dominio español.

    El libro pone énfasis en contextualizar los saberes que permitieron pensar lo americano: es un ejercicio de interpretación desde un añejo saber que se piensa y somete por su eficacia para apropiarse de lo diferente, como una estrategia del conocer. En el libro aparecen saberes de distintas épocas que van dialogando con el proceso de enunciación durante el cual se repiensan, y ello permite establecer su continuidad. Imaginarios eficaces para pensar. Una de las características del proceso civilizatorio de Occidente es que ha pensado su tradición, se ha reinventado en sus distintas versiones para poder pensar el mundo y sus simbolismos. Desde ahí su continuidad en sus transformaciones: la ecología del saber es estable hasta que colapsa y se reinventa, se recicla y permite tener actualidad en el presente. La presencia del pasado permite pensar lo nuevo. En el proceso de la conquista de América esa fue la marca que organizó las tradiciones, que colonizó con el pasado en el marco de sus saberes, aprehendió las formas de la alteridad indígena.

    El presente libro ilustra, a través de cinco ensayos, una línea de investigación⁴ que se propone contextualizar el contenido que sostiene las ideas colombinas, la búsqueda de Oriente, la analogía entre Tenochtitlan y Venecia, el origen de los mexicas y las profecías sobre la llegada de los españoles en Yucatán, todas ellas contenidas en las crónicas sobre el descubrimiento y la conquista de México; así como encontrar contradicciones entre los discursos que las sostienen para generar rupturas historiográficas, y por lo tanto entender la temporalidad que nos separa de los acontecimientos en torno a los que surgieron y reinterpretarlos en su justo contexto de producción e interpretación, y no como meros soportes de la historia de la nación mexicana. Un horizonte que pretende historizar el acto de escribir, el momento en que se generan la escritura y la interpretación que permitió inscribir el discurso sobre la llamada invención de América.⁵ Con base en ello, este libro se enmarca dentro de los trabajos del seminario Repensar la conquista, es decir, pretende ser una aportación a la reflexión que desde hace más de 15 años se ha venido haciendo sobre las bases en las que se asienta no sólo la historia nacional, sino también la de los llamados descubrimientos.⁶

    Los autores de este libro han trabajado intensamente para resolver las siguientes preguntas: ¿cómo fue imaginada América por los europeos?, ¿cómo representaron sus experiencias por el Nuevo Mundo?, ¿cuáles fueron las tradiciones intelectuales que se apropiaron del evento?, ¿cuál fue el peso de su tradición para enunciar lo americano frente al peso de la observación vivencial? Un primer eje, del cual se partió para dar respuestas, fue trabajar sobre el conocimiento y el discurso que en el siglo xvi se tenía sobre el saber del mundo, particularmente de lo Oriental: el conocimiento acumulado como saber de la época acerca de otras tierras lejanas, extrañas.⁷ Un segundo eje consiste en reflexionar sobre la historicidad de las prácticas intelectuales que sostienen el saber que se encuentra en las crónicas de América, lo cual implica la necesidad de analizar el background (bagaje cultural) de los conquistadores, los imaginarios y los saberes que llegaron de Europa y que se convirtieron en el primer espacio de experiencia para el Nuevo Mundo. El tercer y último eje es tener presente el ejercicio del poder que se desplegó sobre las sociedades conquistadas para representar en el marco del nuevo dominio sus añejas formas de vida; en otras palabras, es un intento de historizar las representaciones de lo americano.

    Desde esta perspectiva pretendemos discutir, particularmente para el público inmerso en la etnohistoria, los planteamientos de la historiografía tradicional con base en una lectura crítica de fuentes a partir de la cual se pueda decodificar el proceso de invención de lo americano, y en el discernimiento no sólo de lo occidental y lo mesoamericano –como tradicionalmente se ha propuesto– sino agregar otras categorías de análisis para esta crítica, a saber: lo oriental, conforme a los dos primeros ensayos que conforman este libro; los paralelismos simbólicos, que se pueden advertir en el tercer ensayo, y por último el discurso escatológico franciscano visible en los ensayos cuarto y quinto de este libro.

    El imaginario es un concepto que atraviesa todos los ensayos del presente volumen, por lo cual ha sido elegido para darle título a este conjunto de discursos que se encuentran en las llamadas fuentes etnohistóricas y que nos muestran cuál era el sistema cognitivo que los europeos utilizaron para pensar-actuar en su realidad. Sobre el mismo concepto, en esta obra estamos cercanos a la propuesta de Gilbert Durand hecha en el contexto de la escuela francesa de la segunda mitad del siglo xx. Imaginarios concebidos como espacios mentales que dan sentido al mundo, entendidos, a decir de Durand, como el "capital pensante del Homo sapiens",⁸ y que construyen, como lo ha propuesto Dan Sperber, una enciclopedia del mundo,⁹ debido a que tras su capacidad de pensar y comprender la realidad se convierten en saber y tradición. Esta imaginación, no en el sentido de ficción, sino de explicación simbólica, se manifiesta tanto biológica como culturalmente¹⁰ para otorgar sentido al mundo en que se vive, y de manera particular pa­ra el momento que enfrentaron los europeos al llegar, observar, conocer, interpretar y representar lo americano en las crónicas del descubrimiento y conquista de América.

    A lo largo de estos cinco ensayos nos damos cuenta, entonces, de cómo desde ese capital pensante del imaginario europeo sobre la alteridad se fueron creando diversos significados en torno a América: las geografías orientales del proyecto de Cristóbal Colón, los elementos cartográficos de la invención de América, Tenochtitlan y Venecia como ciudades gemelas, la digresión sobre el origen y la antigüedad de los mexicas desde la simbólica occidental y la profecía del sacerdote Chilam Balam, por lo que a continuación presentamos cada uno e invitamos al lector a reflexionar a partir de las propuestas presentadas al público y las premisas a partir de las cuales se pueden comenzar a resolver los problemas de lectura, crítica e interpretación que hallamos en la escritura de las llamadas fuentes etnohistóricas.

    El primer ensayo, Los imaginarios de Oriente en la Edad Media: paradigmas de lo americano, de Guy Rozat Dupeyrón, se propone mostrar la influencia de la concepción que tenía Occidente sobre Oriente, tanto en la mentalidad de los reyes españoles cuando decidieron financiar el viaje de Cristóbal Colón como en las crónicas acerca del llamado descubrimiento de América, escritas por el propio Cristóbal Colón, y para el caso novohispano en particular por Hernán Cortés, sin ser exclusivo de él, pues los mismos elementos discursivos que crearon un imaginario colectivo se pueden leer en todas aquellas obras escritas durante la época virreinal temprana. De acuerdo con Edmundo O’Gorman, América no fue descubierta, sino inventada, y para ser inventada –nos dice el autor de este ensayo– se nombra con base en una analogía (la India) utilizando el método del bricolaje, en el sentido de reconstrucción. La idea de bricolaje, tomada no de Claude Levi-Strauss, sino de Michel de Certeau, particularmente cuando éste insiste en el proceso de creación historiográfico con la interpretación de interpretaciones como mecanismo fundamental de producción histórica. Ahora es tiempo de preguntarse por los elementos a partir de los cuales se realizó esta reconstrucción, y que se encuentran en los relatos, precisamente sobre la India, hechos por Pitágoras, Aristóteles, Plinio, Flavio Josefo, Solino, Suetonio, Quinto Curcio, Marco Polo y, en particular, los historiadores de Alejandro, cuyas hazañas militares nos recuerdan las de los conquistadores españoles formados no con base en la ideología humanista o renacentista, sino en la escolástica medieval, pero ansiosos por llegar a territorios donde existían el oro, las piedras preciosas y las especias, y donde los gobernantes en turno los esperaban para que así fuera cumplida la profecía sobre su llegada y la entrega de su pueblo.

    El segundo ensayo, intitulado Más allá de la Nueva España, más allá de la China: la tierra incógnita septentrional, de Salvador Alfredo Álvarez Suárez, comienza por examinar la historiografía de la identidad asiática que Cristóbal Colón otorgó a América, que en términos modernos inició en 1836 con la publicación de la obra Examen crítico de la historia de la geografía del Nuevo Mundo escrita por el barón Alexander von Humboldt, quien hace aparecer a Colón como una figura de talla universal. Existen, sin embargo, otras investigaciones aparentemente más analíticas sobre cosmografía, cartografía, etcétera, de las cuales deriva una menospreciada tesis asiática colombina que, además, repite argumentos obsoletos con base en temáticas ya superadas, tales como la esfericidad y la medida de la tierra, y una gran Asia. Las ideas primigenias que originaron estas temáticas se encuentran en aquellos que habían sido considerados como autoridades, no así fuentes, para los estudiosos de la cartografía del siglo xv, como Estrabón, Ptolomeo, la carta de Toscanelli, los mapas de Martelus y Marco Polo, y que serían retomados primero por los portugueses y después por Cristóbal Colón. La imagen de un Asia inmensa no sólo fundamentó el proyecto de navegación presentado por Colón a los Reyes Católicos, sino también la explicación e interpretación de todos los grandes descubrimientos: la búsqueda de Colón, Cortés y todos los conquistadores de la época del Asia legendaria. La operación historiográfica consistente en reducir al personaje Colón al estatuto de representante de una episteme premoderna, o precientífica, permite evacuar el problema asiático del discurso sobre los descubrimientos y, por ende, del discurso sobre la conquista.

    El tercer ensayo, de Samuel Maynez Champion, Tenochtitlan en el imaginario veneciano, se propone encontrar los motivos por los cuales ha trascendido un paralelismo simbólico entre Tenochtitlan y Venecia, con base en el análisis de cuatro mapas publicados a lo largo del siglo xvi. El Mapa Cortesiano, publicado en Núremberg en 1524, tiene como base el que fuera realizado por un soldado de Hernán Cortés a partir de los mapas descritos en la segunda Carta de relación. El segundo mapa, que se encuentra en la obra De todas las islas del mundo (1528), de Benedetto Bordone, cambia la imagen de Tenochti­tlan en comparación con el anterior, en el cual predominaban los tzompantlis y los cuerpos mutilados; con la publicación de este segundo mapa de Tenochtitlan se inicia, a decir del autor, la creación de un inconsciente colectivo sobre esta ciudad como un lugar idóneo para vivir. El tercer mapa aparece publicado en 1556 en el tercer volumen de la obra De la navegación y viaje, escrita por Giovanni Battista Ramusio; derivado del primero, este mapa presenta detalles geográficos que permitieron la alteración de las relaciones ontológicas entre Tenochtitlan y Venecia. Por último, en el cuarto mapa, publicado en 1576 en la obra de Tomaso Porcacchi Las islas más famosas del mundo, Tenochtitlan adoptó la fisonomía de Venecia. A partir de ese momento Tenochtitlan y Venecia se idealizaron, con base en sus condiciones geográficas, como ciudades gemelas que presentaban un paralelismo simbólico (catedral, escudo), un mito fundacional compartido (Venecia compuesta por las 12 tribus refugiadas ante el embate de los germanos y Tenochtitlan como resultado de una peregrinación), pero un devenir histórico completamente distinto que con el correr del tiempo sufre los embates del agua, la suciedad, la peste y el turismo; empero, como podemos ver en la actualidad, mientras Venecia conserva su estilo acuático, la antigua Tenochtitlan es víctima de la urbanización.

    En el cuarto ensayo, que lleva por título Regiones de alteridad en las crónicas de América: estrategias para visibilizar el misterioso origen de los mexicas, Miguel Ángel Segundo Guzmán conceptualiza el mundo indígena precisamente como una región de alteridad, es decir, como un espacio sobre el que los frailes de la orden franciscana escribieron un discurso escatológico en el marco del gran convertimiento, objeto de reflexión por vez primera en la reforma de la extrema pobreza que hiciera fray Juan de Guadalupe en Extremadura, de donde saldrían precisamente los primeros doce encabezados por fray Martín de Valencia. El comisario general franciscano, fray Francisco Ángeles, dio por escrito al propio Valencia una Instrucción, en la que es posible visualizar este discurso: el fin del mundo indígena y el nacimiento de una nueva sociedad, cuya historia debía escribirse. El ejemplo más claro de este discurso y de esta nueva escritura que se despliega sobre América en una serie de estrategias para visibilizar esa región de alteridad y diferencia. Se analiza el imaginario que pensaba a América como un espacio cautivo, que en un ejercicio de compensación fue liberado por la conquista; cómo se concebían los orígenes de los indios en varias tradiciones de las crónicas, todo en el marco de la verosimilitud cristiana; la organización de un imaginario salvaje sobre los orígenes de la región de alteridad para que tuvieran sentido dentro de la prosa cristiana del mundo, y finalmente el procedimiento del saber que se utilizó para explicar los recorridos por la ecúmene, a fin de asignar el sentido a los indios de la Nueva España, dentro de la lógica de la dispersión de pueblos desde el Oriente, en procesos de migración que buscaban el paraíso. Imaginarios que organizaron las crónicas americanas de la región de alteridad.

    En el quinto y último ensayo, intitulado La profecía de Chilam Balam en las relaciones del siglo xvi: contexto histórico y función escatológica, María de Guadalupe Suárez Castro nos presenta, primero, los únicos dos relatos que hasta hoy se conservan del siglo xvi, de la llamada profecía del sacerdote Chilam Balam: el de la Relación de Mérida, firmada por Antonio Palomino, y el de la Relación de las cosas de Yucatán atribuida a fray Diego de Landa. Estos relatos, escritos, uno por un encomendero y el otro por un franciscano, promovieron, por un lado, una figura mesiánica: la del adelantado don Francisco de Montejo, y por el otro, la de un profeta: Chilam Balam, y fueron utilizados en el discurso historiográfico de la conquista de Yucatán para justificar la intromisión pacífica de los españoles en la provincia prehispánica de Maní, lo que dio lugar a la creación de un mito que se conservó en la memoria colectiva. A través del análisis del contexto histórico, la autora supone que estos relatos fueron inventados al final de la década de 1540, en el momento inmediato a la asignación de encomiendas del adelantado y al intento de los franciscanos por establecer su casa conventual primero en Oxkutzcab (donde no tuvieron éxito) y luego en Maní, comandados por fray Luis de Villalpando y fray Melchor de Benavente, quienes habiendo procedido del grupo de los 12 que envió Jacobo de Tastera primero a Guatemala y luego de los cuatro que mandó a Yucatán, contaban con un plan para llevar a cabo la evangelización que partía del modelo escatológico franciscano, cuyos elementos centrales (el profeta, la profecía, el cumplimiento de la misma, el fin de los tiempos, los símbolos y las líneas maestras del cristianismo) se encontrarán en la obra de fray Toribio de Benavente, Motolinía (bajo cuyas órdenes

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