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Piñones en Berlín
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Libro electrónico96 páginas1 hora

Piñones en Berlín

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Piñones en Berlín nos relata la impactante y conmovedora historia de dos jóvenes amigas en los crueles años de la Segunda Guerra Mundial. Sara Jankelevich, judía de nacionalidad alemana, y Guacolda, de origen chileno, se conocen siendo aún niñas en el conocido barrio de Charlottenburg, en el centro de Berlín. Desde ese momento, entablan una insoluble amistad basada en la generosidad y el respeto mutuo. Sin embargo, la guerra llega a sus vidas como una aplanadora destruyendo todo lo bueno que tienen a su alrededor. Juntas, con valentía y determinación, deberán hacer frente a la miseria, la hambruna y las enormes pérdidas humanas que provocó el mayor y más cruel conflicto de la historia de la humanidad.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 mar 2024
ISBN9788410682740
Piñones en Berlín

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    Piñones en Berlín - Eugenio Zaldívar

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    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Eugenio Zaldívar

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    ISBN: 978-84-1068-274-0

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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    Prólogo

    Comienzos del año 1939, la sombra de la incertidumbre y el pánico ante la inmediación de una posible guerra recorre Europa y se instala en el corazón de millones de ciudadanos que —con el recuerdo aún demasiado vivo del trágico conflicto que azotó el mundo a comienzos del siglo XX— presencian con pavor cómo la humanidad se aproxima a uno de los eventos más significativos, funestos y mortíferos de toda la historia de la humanidad. Desencadenada por la invasión nazi de Polonia, la Segunda Guerra Mundial fue un conflicto que cambiaría como nunca antes la historia geopolítica del mundo y que involucró a más de treinta países durante los años 1939-1945, enfrentando como principales beligerantes a las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) contra los Aliados (Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y la Unión Soviética).

    La devastación y las pérdidas resultantes son casi incalculables; se estima que murieron entre 60 y 80 millones de civiles y soldados, casi un 3% de la población mundial en aquel momento. Al menos 6 millones de hombres, mujeres y niños judíos fueron macabramente asesinados en los campos de exterminio nazi. Ciudades arrasadas, paisajes carbonizados, medios de transporte destruidos, bombardeos constantes y casi diarios, desplazamientos masivos, hambre, muerte, y miedo, mucho miedo ante el incierto rumbo que tomaría este conflicto y su consiguiente desenlace.

    En este contexto, y cuando miles de personas trataban de aprovechar cualquier oportunidad para emigrar de su Alemania natal, una niña de pocos años de edad emprende, junto a sus padres adoptivos, un viaje desde Chile con destino a Berlín, donde tratará de desarrollar su vida en la ciudad que se convertirá en el núcleo de este atroz conflicto. No obstante, junto a sus pocas pertenencias personales, decide llevar consigo algo que dejaría en Berlín un recuerdo constante y permanente de sus raíces, de su cultura, de sus orígenes chilenos; algo que, a su vez, la ayudaría a ella y a su inseparable amiga a sobrevivir durante esos interminables días en los que la oscuridad se cernía sobre el cielo de lo que una vez fue una gran ciudad.

    Cuando pensábamos que conocíamos los aspectos más aterradores de la Segunda Guerra Mundial, Eugenio Zaldívar nos ofrece la oportunidad de conocer los horrores de esta guerra desde una visión novedosa y peculiar. En estas páginas, nos adentraremos en el conflicto desde el punto de vista de dos jóvenes amigas que, con valentía y entereza, contemplan con espanto cómo todo a su alrededor se destruye y, con ello, parte de sus vidas. Como él mismo indica: «Son los horrores de la guerra contados por alguien que los vivió, no por una charla de un catedrático». Sin embargo, y a pesar de la idea que nos podamos haber hecho hasta ahora, este no es un libro pesimista. Nos embarcaremos en un recorrido despiadado y doloroso, sí, pero también conoceremos lo mejor del ser humano: la generosidad, la fortaleza, el amor, la amistad y, sobre todo, la esperanza.

    Capítulo 1

    Un auto oficial con la bandera de Chile a los costados transita por la Unter den Linden, bajo las copas de los centenarios árboles. Miles de hojas doradas se mecen con el viento de un día frío de otoño. Desde el interior del vehículo oficial, se pueden ver los rostros cubiertos por bufandas de lana de los berlineses que caminan a sus trabajos. En su interior viaja el nuevo embajador de Chile en Alemania.

    El auto se estaciona frente al gran Adlon, el elegante y clásico hotel de Berlín, donde han pasado los grandes acontecimientos de la vida política de Alemania durante el siglo XX. Su arquitectura, imponente y sobria. Sus siete pisos se funden con el casco histórico donde está emplazado.

    Al bajarse del auto, el frío golpea su rostro. Al levantar la vista, el flamante embajador ve que, frente al gran hotel, a muy pocos minutos caminando, está la Puerta de Brandemburgo, el centro del corazón de la ciudad de Berlín. Apenas ingresa por la gran puerta, un chambelán de la Cancillería lo recibe y lo conduce a través de los imponentes recibos a un salón especialmente preparado para los distintos embajadores, que ese día harán entrega de sus cartas de presentación.

    Después de saludar a los otros miembros del cuerpo diplomático que, al igual que él, hoy serán recibidos oficialmente, Antonio se sienta en uno de los sillones. En ese minuto, se da cuenta de lo nervioso que está; incluso tiene ansiedad. Su nombramiento oficial fue solo hace una semana, por lo que tuvo que viajar de inmediato a Alemania, dejando a su familia en Chile, mientras se prepara la Embajada para el arribo de esta.

    Al mirar por una de las amplias ventanas cercanas, ve donde alguna vez estuvo el muro de Berlín, hace muchos años. Toma conciencia de que ya han pasado veinticinco años desde que él estuvo en Berlín por primera vez. En ese instante, el chambelán se acerca y le dice que ha llegado un auto oficial que lo llevará al palacio de Bellevue, la sede donde el presidente de Alemania recibe a los recién nombrados embajadores.

    Mientras recorre la ciudad, ve que Berlín ha recuperado una parte importante de su arquitectura tradicional, pero incorporando edificaciones de vanguardia, un equilibrio perfecto. Al llegar al palacio, Antonio se sorprende por lo hermoso del edificio y sus jardines. Al entrar y cruzar salón tras salón, llega a una sala especial; ahí deberá esperar solo hasta ser anunciado, rodeado por los imponentes frescos, columnas y las grandes alturas de sus techos. Una voz en su interior le dice: «Estamos de regreso en casa».

    Para Antonio, Berlín es una ciudad muy importante. Había llegado muy joven a esta ciudad como tercer secretario de la Embajada. Era la primera destinación importante en su carrera y sería muy importante en su vida personal.

    Un minuto después, se abren las grandes puertas que lo conducen a un gran salón. Un oficial en voz alta anuncia su presencia. Él avanza con paso ceremonioso. Mientras va caminando, llega el recuerdo de Sara, de lo feliz que hubiera estado si lo viera asumir tan importante cargo. En ese instante, Antonio Plaza entrega un sobre al presidente alemán, con sus cartas de presentación y nombramiento por parte del Estado chileno. Este lo saluda, concediéndole algunas palabras de bienvenida.

    Terminada la ceremonia, se le acerca el canciller y le dice —entre español y alemán— que le gustaría hablar con él unos minutos, que si lo puede esperar después de que termine la ceremonia en una sala especial. Antonio se sorprende, pero accede a la petición del canciller.

    Es conducido al exterior del palacio, donde es recibido por una Guardia de honor, quienes presentan sus respetos al nuevo embajador y tocan el himno nacional de Chile. Antonio se emociona al escuchar el himno de su

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